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90 millas hasta el paraíso
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90 millas hasta el paraíso

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Unas fuertes manos cargaron cuidadosamente al ni?o al bote y lo hicieron subir a bordo del buque pesquero que iba a la deriva, donde Eliаn inmediatamente volviо en s?.

– ?Chiquillo, como es que has llegado aqu?? – sin esperar la respuesta del chico sin fuerzas, completamente agotado. “Solamente Dios sabe lo que habrа sufrido”, barboteaba uno de sus salvadores.

– Me siento mareado – pronunciо con una voz vibrante el peque?o tendido en la cubierta de madera.

– ?Quе acaba de decir? – exigiо la traducciоn el capitаn irlandеs.

– Se queja de que estа mareado – sin volverse respondiо un barbudo cubano, en un instante se convenciо de que el chavalito era compatriota suyo.

En la tripulaciоn hab?a muchos cubanos. Se mudaron a Miami en la еpoca de Camarioca, en el a?o ‘62 tras la crisis del Caribe, cuando Castro por primera vez declarо que la construcciоn del comunismo era un asunto voluntario y que a nadie le sujetar?a de la mano. Del puerto cubano de Camarioca empezaron a circular centenares de lanchas y yates, transportando a miles de descontentos, a tales como este barbudo. Еl era representante de una profesiоn libre y esperaba que la joyer?a lo sustentara en los EE.UU. Pero no fue as?. Un ducho experto jud?o en orfebrer?a y diamantes, examinando con su mirada experta los hаbitos y la manera del “Fabergе cubano”, como se imaginaba ser el inmigrante, con indulgencia no le ofrec?an siquiera trabajo de aprendiz, temiendo que el refugiado del hambre pudiera hasta meterse al robo, sino un aprendizaje de pago. El instructor, disgustado al examinar su pieza, profiriо en la primera clase: “Esto es algo de mal gusto y primitivo. Algo as? nadie lo comprarа.” Entonces, el joyero fallido golpeо la puerta y se hizo pescador.

Ard?a por encontrarse all?, donde le admirar?an, donde ser?a una persona respetable, pero como se suele decir, muy pronto en la vida es demasiado tarde… En la patria еl ahora pertenec?a a la “escoria”[11 - Las escorias son un subproducto de la fundiciоn de la mena para purificar los metales.] , es decir le estaba prohibido el camino a casa. En el barco, aunque sea un poquito, pero estaban mаs cerca a las costas natales, en comparaciоn con aquellos para los cuales todo el mundo estaba limitado a los barrios de la Peque?a Habana.

– ?Cuаl es tu nombre? – pregunto al ni?o un buen pescador.

– Eliаn – pronunciо el chicuelo.

– ?Cuаl es tu apellido?

– Gonzаlez… Tengo hambre, – interrumpiо el interrogatorio Eliancito.

– Todo va estar en orden con еl – reportо el pescador – Quiere comer. ?Traigan arroz con frijoles! All? en la cocina en la caldereta. Todav?a no estа fr?o.

Trajeron un plato con cangrejo. Nunca pensо que los ordinarios “moros y cristianos”, una comida que еl probо cientos de veces, puede ser tan rica. Luego le ofrecieron tostones, bananas en rodajas fritas en aceite. Este postre era el plato especial de su querida mamа.

Debe de estar cerca de aqu?, la encontrarаn otros pescadores, y pronto ellos todos juntos, еl, mamа y papа se sentarаn a la mesa a comer. Habrа en esta todos tipos de manjares, tales sabrosos como les que acaban de convidar los generosos pescadores.

A ellos, naturalmente, papа y mamа deberаn invitarles obligatoriamente hasta que queden rehartados. Mamа especialmente para ellos prepararа un pollo asado y camarones. De postre servirа mermelada de guayaba. ?Sabrosura! ?Para chuparse los dedos! El mozalbete contento se entornо los ojos en espera de inevitables exaltaciones culinarias de sus nuevos amigos.

– Habrа que dar un anuncio en “El Nuevo Heraldo”. Creo que sus familiares darаn se?ales de vida y nos contestarаn. Es que no vamos a ahijarlo – reflexionaba el sombr?o capitаn, contemplando con curiosidad al lobato orejudo, el cual iba tragando uno tras otro los pedacitos de bananas, sin masticarlos.

– Yes, sir – gesticulо el pescador – estoy seguro de que los parientes se darаn a conocer. De otra manera nos arruinaremos sustentаndole aqu?, este glotоn traga la comida, como un depоsito de cereales. Si lo incluimos, a este troglodita, en las listas de abastecimiento, toda la tripulaciоn morirа de hambre.

Todos en la cubierta se pusieron a re?r a carcajadas. Acababan de salvar a una persona y este hombrecito estaba sano y salvo…

Se re?a Eliаn. Aunque no comprendiо el significado del dicho, pero con todo el corazоn sent?a una atmоsfera amistosa y estaba contento de su salvaciоn. Los ojos de los pescadores, su temperamento alegre irradiaba la sinceridad. Esto bastaba para complacer al peque?uelo. Todo era claro como la luz del d?a. En las miradas de ellos se reflejaba un dulce sosiego y una calma contagiosa. Aunque, dicen, que incluso no todos los adultos saben leer mirando los ojos. Pero en el caso arriba mencionado, todo era muy simple. “Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderа una larga explicaciоn…”

2 de diciembre de 1999.

La Habana, Cuba. Palacio de la Revoluciоn, Residencia del Presidente del Consejo de Estado de la Rep?blica de Cuba Fidel Castro Ruz

Ellos conversaban con el Comandante varias horas seguidas, como dos viejos amigos, lo ?nico que uno de los dos era instructor por derecho. Una persona sabia, es decir, buena. Juan Miguel estaba impaciente por preguntarle algo.

– Fidel – susurrо con un sentimiento de pеrdida irremediable, – ?Puede ser probable que los yanquis no me entreguen al ni?o?

El l?der de Cuba con tristeza pasо la mano por la barba y meneо la cabeza.

– ?Si no, ordena a un grupo especial de operaciones que saquen a mi Eliancito, o dame un arma para que yo mismo lo haga! – dijo decididamente el padre del chico.

– No, la estrategia ya estа elaborada. Intervendrе en directo por la televisiоn nacional. Te ayudarе. Cuba te ayudarа. Libraremos la lucha aplicando medios leg?timos. Nos valdremos de la opiniоn p?blica internacional. Ser?a bueno si lo hiciеramos de una manera civilizada, es decir, como deber?a actuar un estado soberano, enfocar este problema quisquilloso y vencer con ayuda de Dios. Ser?a ideal si se solucionara el litigio utilizando mеtodos procesales. Teniendo en cuenta que lo suyo no se roba. Lo suyo se ha de devolver…

La madre de Eliаn falleciо. Eres el ?nico, el cual tiene el derecho de educar al chico. Pero piensa lo que estаs exigiendo. ?A quе consecuencias conllevarаn los actos de las Fuerzas Especiales cubanas en el territorio de un estado hostil? Tal decisiоn ser?a errоnea.

Comprendo tus sentimientos, pero te lo pido, compadеcete no solamente de ti, sino tambiеn de tus compatriotas. No debes imitar en todo al temerario Fidel, el cual hasta hoy estа dispuesto, siendo ya una persona anciana, a volver otra vez a las monta?as de la Sierra Maestra, habiendo un motivo insignificante, abriеndose paso por intransitables manglares y defenderse de las “hordas” de mosquitos, pensando que todos los cubanos sin excepciоn alguna son tales arrojados, como su gu?a.

Las provocaciones no acabarаn nunca. Pero no somos aquellos, los de antes. No somos gatitos ciegos y terminamos los estudios de diplomacia, la tаctica en enfrentamientos mediаticos. El pueblo ya hace tiempo que estа cansado de esa tensiоn permanente y ansia una vida pac?fica. Sue?a con la buena vecindad con todos. Y con los EE.UU. en primer lugar. Pero all? me han alistado a la legiоn de diablos junto con Sadam, Bin Laden, Kim Jong–il y Lukashenko. No quieren llevar las conversaciones conmigo. Es un circuito cerrado. Pero lo romperemos con la fuerza de la verdad. Por su peque?o ciudadano no intercede Fidel, sino Cuba. ?No quieren hablan con Castro? Entonces deberаn llevar las conversaciones con todo       el pueblo cubano, y t?, un simple joven de Cаrdenas, serаs su representante plenipotenciario…

Tras estas palabras, Fidel respirо hondo y agregо de manera confidencial:

– En mi vida he cometido muchos errores. Debido a mi propia inexperiencia, influencia del аmbito que nos rodea. Te parec?a imposible llevarlo a cabo de otra manera. Luego me arrepent?a. A veces ya era tarde. Uno de estos casos es la invasiоn de las tropas soviеticas en Checoslovaquia. No supe encontrar fuerzas para condenarla. Otro caso a?n peor, a partir de la segunda etapa de nacionalizaciоn, cuando nosotros seg?n el modelo estereotipado soviеtico comenzamos a expropiar los bienes de los guajiros. Entonces ofendimos a la gente. Luego largo tiempo pagаbamos el pato. Pero el error mаs grande de mi vida yo creo que es una historia muy antigua, que no figurо en ninguna de las crоnicas. En aquella еpoca yo era demasiado joven, era muy iracundo y ego?sta. Te lo relatarе. Ha de ser un gran secreto… A mi hijo Fidelito se lo llevaron a los EE.UU. sin autorizaciоn m?a. Eso lo hizo su madre natal, mi primera esposa Mirta Balart. Era una buena mujer y una esposa fiel. Su t?o, cоmplice de Batista, la obligо a cometer tal tonter?a. Entonces enviamos a Miami a unos muchachos atrevidos. Ellos trajeron a Cuba a mi chico. Hasta hoy d?a estoy lamentando ese episodio. No se deb?a privar a la criatura del amor maternal. Ofend? a la mujer, la cual me quer?a sinceramente, pero al mismo tiempo estaba muy apegada a los suyos y se hallaba entre tenazas de su procedencia noble.

Cre?a que costara lo que costase me pondr?a en razоn. Y siguiendo los consejos de su familia hizo una estupidez. ?Y yo quе? Le contestе con una estupidez a la suya, lo que reconozco solamente hoy d?a, transcurridos muchos a?os. Estoy castigado por eso.

Cuando Fidelito creciо, se hizo insoportable. Todo el tiempo me reprim?a porque no tuve en cuenta la opiniоn de su madre. Pero el peor castigo fue que mi peque?a Mirta nunca, jamаs, hasta la misma muerte, no se permitiо decir ni una sola mala palabra en cuanto a m?. Nada malo acerca de la persona que le privо del hijo para siempre. Ella no hizo ninguna declaraciоn sobre el secuestro a las autoridades. Hasta se enteraba de los еxitos de su criatura mediante personas ajenas, temiendo que de alg?n modo podr?a causar da?o con su atenciоn a su hijo natal. Por eso la historia no fue de dominio p?blico.

Otros no pod?an perder una ocasiоn sin que se ganaran alg?n dinero, denigrando a Fidel Castro. En los Estados Unidos eso lo hizo Juana, mi hermana natal. De Espa?a se o?a llegar acusaciones de la hija natal Alina. Me llamaba demente y difund?a rumores incre?bles. Permanec?a callada solo Mirta, la ?nica mujer ante la cual yo me siento culpable…

La Habana, Cuba,

Agosto del a?o 1947

El Malecоn como hab?a prometido el presidente Grau San Mart?n a sus protectores norteamericanos se llenо de gente apasionada justo para el mediod?a. Hasta que expirasen sus plenos poderes quedaba un a?o, pero la suerte del “demagogo de las Antillas” ya estaba predestinada. Su trono ya se tambaleaba. Los “gringos” consideraban al “colega Grau” demasiado cobarde porque este intentaba ganarse los favores no solamente ante ellos, sino ante los jefes de las bandas locales. Los gаnsteres intrusos no pod?an admitir la dualidad de poderes. Deber?an entronizar una marioneta mucho mаs segura.

El acompa?ante del presidente, “el peque?o sargento”, llevaba hombreras de coronel, el ambicioso mestizo Fulgencio Batista, con todas sus entra?as arrastrantes present?a que los planes grandiosos de los “gringos” de convertir su pa?s en un s?per-prost?bulo no han de llegar a materializarse sin su muy activa participaciоn. Por lo consiguiente, en Grau ya es hora de poner cruz y raya.

– Que empiece la marcha – San Mart?n dio la se?al a los jefes del carnaval a travеs de su encargado.

El crucero n?veo “Benjam?n Franklin” con los influyentes yanquis a bordo se encontraba a doscientas yardas de los bolardos de amarre. En el amarre, en el lugar determinado donde bajar?an los huеspedes de alto rango, por la escalerilla del buque tendieron una alfombra de pasillo, una copia alargada de la bandera nacional. A nadie se le habr?a ocurrido que, en una situaciоn de tal ?ndole se pisoteaba la bandera nacional, hubiera un subtexto pol?tico. Y cinismo, por a?adidura. Sea como sea, el suceso promet?a ser algo simbоlico.

A todo lo largo de la alfombra de pasillo sobresal?an palmas decorativas, asperjadas con un spray dorado. De estas estaban colgados, como si fueran arbolitos de Navidad, pаjaros disecados como colibr?s, pаjaros carpinteros y tocororos, as? como cajas con cigarros cubanos, bananas, caracoles y botellas de ron “Paticruzado” con mo?os en los golletes.

San Mart?n trajinaba en el muelle, como un escolar esperando a los severos y justos examinadores. Le presionaban las previstas salvas de bienvenida, la de dos ca?ones de grueso calibre. Estos hab?an sido fundidos en plena correspondencia con la еpoca de Colоn y transportados con tal motivo a la fortaleza Castillo del Morro, directamente de Madrid.

El evento, en realidad, una reuniоn a celebrarse en la cumbre, no ten?a anаlogos hasta ahora en la historia universal. Era un encuentro entre un vendedor y un comprador. Cuba serv?a de mercanc?a…

El rеgimen corrupto de San Mart?n se hizo, aunque no del todo ideal, garante de blanqueo del dinero sin riesgo de la mafia estadounidense. Cuba en los prоximos a?os ten?a todo para convertirse en base de partida de un armisticio a largo plazo entre familias de gаnsteres.

Dieron inicio a “la reuniоn cubana” el antiguo amigo de “Lucky” Luciano, rey del gambling[12 - Gambling – los juegos de apuestas implican arriesgar una determinada cantidad de dinero o bienes materiales en la creencia de que algo, como un juego, una contienda deportiva, etc., tendrа un resultado predecible.], el genio financiero de la mafia Meyer Lansky y el mafioso de Chicago Salvatore Giancana. Al haberse iniciado la conquista de Las Vegas y las inversiones millonarias en Nevada no imped?an a los clanes seguir pensando en el desarrollo paralelo del business. El futuro de Cuba se vislumbraba a?n mаs risue?o, que las ganancias a obtener del casino en el desierto.

Los norteamericanos ricos, sin duda alguna, preferir?an la isla de playas blancas, palmas reales y una fiesta eterna, al estado que ten?a una reputaciоn de pol?gono nuclear.       Estando alejados de la tutela de los omnipresentes federales y de la galanter?a servil del reyecillo local, esta situaciоn real apresuraba a los mafiosos a tomar lo mаs pronto posible las principales decisiones tаcticas, para que fuera aprobada la ?nica tarea estratеgica, Cuba se convertirа en un para?so en la Tierra, con una sola reserva, que el para?so es solamente para ellos.

Constantine "Cus" D'Amato, tesorero de Sam Giancana, segu?a por todos lados a su patrоn, llevando en las manos dos pesados maletines llenos de dinero en efectivo. Ese dinero se supon?a que ha de ser gastado en asuntos de la pol?tica. La comisiоn, el consejo superior consultivo de la mafia de Sicilia, aprobо la iniciativa cubana.

Viniendo en calidad de pasajeros en el crucero “Benjam?n Franklin”, la gente de “Lucky” Luciano, de Albert Anastasia, representantes de la familia de Banano, de los hermanos-extorsionistas Rocco y la estrella de “Columbia Records”, favorito de las jovencitas actrices hollywoodenses, Frank Sinatra, siempre actuando como titular de plantilla, eso mostraba la coordinaciоn de todas las familias y una plena unanimidad en cuanto a la participaciоn igual al repartir la torta cubana.

Hab?a un “pero” … Al otro lado de la bah?a de Florida, el de sobra conocido Vito Genovese, hac?a su propio solitario. Еl hab?a traicionado a Mussolini y volviо de Italia como hеroe del desembarco. Vito se sent?a defraudado, y es que еl tambiеn echо el ojo a Cuba con su potencial gigantesco de un contingente de trescientas mil rameras… Pero el principal motivo de Vito era la muy remota enemistad hacia Albert Anastasia y el deseo de ocupar la sоlida posiciоn en la jerarqu?a mafiosa, que еl hab?a cedido debido a la forzada “comisiоn de servicio”. A su ex patrоn Lucky Vito no lo tomaba en serio. En primer lugar, porque a Luciano lo deportaron a Italia, y segundo, aquel bailaba al son que le tocaba el jud?o Lansky, el cual convenciо al “capo de todos los capos”, que Vito apunta al puesto del rey… ?Pues que sea as?! Con quе satisfacciоn Vito le agujerar?a la frente a este p?caro zorro Lansky. Pero este se ocultaba tras la espalda del matоn «Bugsy» Siegel y se amparaba en la amistad con el indubitable “Lucky”, al cual hasta ahora le respetaban y tem?an.

En lo que se refiere a Lansky, Vito decidiо no apresurarse. Pero, en cuanto a Anastasia, ya no se pod?a demorar mаs. De otra manera, el jefe del clan de asesinos profesionales personalmente se las arreglar?a con еl. Vito con anticipaciоn entablо contacto con uno de los “capos” de la familia de Anastasia, Carlo Gambino, prometiеndole respaldo en el caso de que liquidara a su jefe. Pronto Alberto Anastasia desapareciо. Encontrо su muerte en una peluquer?a. Carlo Gambino encabezо su propia familia y Genovese pod?a tranquilamente dirigir la mirada a Cuba y as? impedir que Meyer Lansky gobernara indivisiblemente la isla. El rey del “gambling” estaba en guardia. Luego regalо a Batista el hotel “Nacional”, en La Habana, y prometiо pagar tres millones de dоlares al a?o reservаndose el derecho exclusivo de repartir los terrenos para edificar hoteles y casinos en el litoral cubano.

Pero hasta ese momento hab?a a?n tiempo de sobra. Casi cinco a?os. Mientras tanto, Lansky y los socios tuvieron que luchar contra Genovese. Menospreciaron su audacia. En 1948, Vito logrо entablar amistad con el nuevo presidente de Cuba, Pr?o Socarrаs. Sin embargo, las ambiciones de Vito de ninguna manera dominaban sobre su previsiоn. La victoria provisional sobre Lansky y otras familias neoyorquinas estaba dispuesta a cambiarla por un armisticio a largo plazo, con la condiciоn de que se le concedieran iguales oportunidades para blanquear los beneficios en la isla de los prost?bulos y casinos.      El acuerdo para organizar la revuelta, encabezada por el “sargento de bolsillo” de Lansky, Fulgencio Batista, Genovese lo aprobо solamente en 1952 tras el exitoso atentado contra Albert Anastasia y las palabras de Joe Bonano, que asegurо que ni Lansky ni nadie mаs se pondr?a a obstaculizar el business hotelero y el negocio de apuestas de Vito en La Habana, as? como tambiеn atentar contra la vida de su “amigo” cubano Pr?o Socarrаs. Ademаs, sabiendo las prioridades de la organizaciоn de Genovese, se declarо que la familia de Bonano no admitir?a la venta de drogas: “Uno puede relajarse sin esta mierda cuando hay tantas “terneras” y ron.”

El “leg?timo” presidente derrocado, aunque adquiriо una imagen estable de ladrоn, pod?a servir en el caso de que el dictador empezara a rebasar todos los l?mites. De tal modo, Vito convenciо a los jefes de las otras familias que ellos necesitaban a Pr?o vivo. En eso quedaron de acuerdo. En la еpoca de Batista, Vito edificо un hotel con un casino en La Habana. Transcurr?an los a?os, y el dictador no lo irritaba, podemos decir, que luego, pasados los a?os, pod?a ser ofrecido Socarrаs al feroz Fulgencio y a los colegas de la mafia. Echa un hueso al perro y se olvidarа de la pechuga de pato.

Dejо de existir la necesidad de Vito de contactar con Socarrаs, a?n porque los competidores no se resist?an a sus contactos directos con Fulgencio, sin la mediaciоn de ellos. Este galgo resultо ser un buen chico. Espacio bajo el sol hab?a para todos. Cuba era una “mina de oro”, cada a?o iba convirtiеndose en un autеntico “El Dorado”. La dictadura de Batista serv?a a todos los que ten?a dinero.

No era casual que apostaran por еl. A diferencia del ladrоn-liberal Socarrаs, el “mestizo rabioso” pod?a asegurar la entereza de las inversiones norteamericanas, aplastar cualquier heterodoxia y romper la oposiciоn en el huevo. Para estos fines dispon?a de un ejеrcito de cuarenta mil personas, armado con el dinero de la mafia.

Quien, en aquella еpoca, en 1947, en el carnaval, cuyo motivo oficial era crear el Comitе de Amistad Americano–cubana, pudo pensar que la vida del siguiente, a continuaciоn, destronado presidente de Cuba, el aristоcrata Pr?o Socarrаs, ser?a salvada, en cierto grado, gracias a la revoluciоn. En la multitud de miles de pazguatos estaba parado un altaricоn forzudo con facciones correctas de la cara y con una mirada ojimorena ardiente, al cual le estar?a predestinado encabezar la revoluciоn. Mirando el aquelarre, organizado por los gаnsteres y oligarcas, el muchacho dijo entre dientes con odio:

– Los yanquis ahora se limpiarаn las botas con nuestra bandera. Para ellos nuestra bandera es solamente una toalla en una guarida, en la que estаn convirtiendo nuestra isla…       Pasados algunos a?os, bajo la direcciоn de este joven, los cubanos expulsarаn a todos los que hoy han estado dirigiendo este carnaval ejemplar. Batista apenas se quitо de en medio, salvando su vida. Rockefeller perderа sus refiner?as de petrоleo, plantaciones de cafе y tabaco. Los latifundistas quedarаn sin los inmensos campos de ca?a de az?car. Meyer Lansky, yеndose precipitadamente, olvidarа en la isla el malet?n con quince millones de dоlares en efectivo y se despedirа de la esperanza de recuperar sus inversiones. En Cuba, el que menos sufriо de toda dicha epopeya fue Vito Genovese, pero solamente debido a que, para el momento de la marcha triunfal de los rebeldes barbudos, en julio de 1958, еl ya habrа sido acusado en la venta de drogas y encarcelado en los EE.UU. Hasta la victoria de la revoluciоn quedaban doce a?os…

Mientras que a bordo del buque de seis cubiertas los yanquis examinaban con arrogancia la infinita hilera de faroleros, bailarines con molinetes de diferentes colores y banderines acoplados de Cuba y Estados Unidos. As? mostraban la hospitalidad del pueblo hacia los huеspedes forasteros. Es verdad que los visitantes inicialmente pretend?an desempe?ar el papel de anfitriones. Estaban dispuestos a dictar a los abor?genes las nuevas reglas de la vida, cuya universalidad se demostraba no mediante referendos, sin acudir a una civilizaciоn altamente desarrollada, sino valiеndose del dinero. ?Perlas en enorme cantidad! Eso apestaba a cadаveres, pero ninguno de ellos lo notaba. En efecto tambiеn eran difuntos. Solo eran vivos nominalmente. Y no a largo plazo…

Los negros semidesnudos cuerpo arriba rompieron a golpear las congas africanas y las percusiones. Centenares de bailarinas casi desnudas, en exоticos trajes de plumas, se pusieron a agitar las nalgas al son de los tambores…

Los mafiosos, uno tras otro bajaban, por la escalerilla a la alfombra de pasillo. Tronaron los ca?ones. El jefe de la secciоn de la guardia honoraria, no se sabe por quе, asustado, hizo el saludo militar. Batista dio un taconazo. A?n siendo todav?a presidente, San Mart?n llevо la mano a la visera por inercia e hizo entrega a los norteamericanos en una almohadilla la llave simbоlica de La Habana, lo que sirviо de se?al para hacer soltar fuegos artificiales y cometas. Las puertas de la ciudad, que durante toda su historia se consideraba ser una fortaleza invulnerable, en esta ocasiоn las abr?a voluntariamente a unos intrusos. La multitud alborozada sonre?a a mand?bula batiente. Los que pierden el orgullo se convierten en lacayos de los que prefieren la altaner?a, al orgullo.

La ?nica persona que no se regocijaba era un muchacho alto con pelo negro ondulado, cuya cabeza se elevaba como un pico inalcanzable sobre las coronillas de un bosque humano mixto. Acababa de cumplir 20 a?os, no se cohib?a expresаndose, y no intentaba siquiera contener su cоlera.

– ?Acaso ustedes son ciegos? ?No ocultan su desdеn hacia ese miserable payaso! – en voz alta declarо este, lo que asustо horriblemente a la gente parada al lado. Se echaron a un lado de еl, como si fuera un leproso y se desvanecieron por los lados.

Transcurridos unos instantes, junto al mozalbete ya no hab?a nadie. Los circundantes miraban con la boca abierta al hombre robusto, locuaz, estando a una considerable distancia, sin desear meterse en una discusiоn con el joven imprudente, ni a?n mаs llamar a la polic?a que hab?a inundado ese d?a El Malecоn. Sin embargo, la curiosidad ya no es s?ntoma de indiferencia.

De repente, “el gigante” sintiо el roce de una mano delicada de una chica. Le tiraba de la mano una hermosa rubia, parecida a un аngel bueno, pero muy frаgil. Lo arrastraba tras s?, apartаndole de los espectadores tuturutos.

– ?Para quе te expones a tal riesgo? – preguntо ella tras haber alejado al orador de la multitud que le rodeaba a una distancia conveniente.

– ?Te es grato ver cоmo a los cubanos los estаn convirtiendo en gente de segunda, solamente por ser mаs pobres! – pronunciо apasionadamente estas palabras el guapo joven cubano.

– No pareces ser pobre. Hablе con muchachos mаs pobres que t? – mirо la chica evaluando su ropa y el calzado.

– Soy hijo de un latifundista, pero eso no cambia nada. Toda nuestra tierra pronto lo comprarаn los yanquis a precios casi regalados. Y los que se negarаn a venderla, ellos quedarаn enterrados ah?.

– ?Hijo de un latifundista? – volviо a preguntar la joven.

– S?, soy hijo de Don Аngel Castro y Lina Ruz Gonzаlez. Me llamo Fidel Alejandro, ?y cоmo te llamas t??

– Soy Mirta D?az-Balart – se presentо la muchacha – Pero si eres hijo de un latifundista, entonces, probablemente tu familia recibiо la invitaciоn a la fiesta benеfica, que organiza el presidente San Mart?n en el hotel “Nacional” en honor de los gringos, amigos de Cuba.

– ?Los amigos de Cuba? – Fidel frunciо las espesas cejas y refunfu?о como una cobra – Cuba tiene solo dos amigos, el honor y la dignidad. Crеeme, el demagogo que lame las botas del gringo, aunque еl sea tres veces profesor, no podrа por mucho tiempo enga?ar al pueblo. Nuestro presidente es un mu?eco de cartоn piedra, el cual, de un momento a otro, ha de ser quitado de la mu?eca y lo cambiarаn por otro nuevo. Los marionetistas verdaderos le ense?arаn al nuevo mu?eco a asimilar varias cosas, ladrar lo mаs alto posible a su propio pueblo, saludar sonriendo a los due?os y sin piedad aniquilar a aquellos que atentan contra la propiedad de los norteamericanos.

– ?Siempre estаs tan furioso? ?O solamente al ver a los gringos bien mimados, mejor vestidos que t?? – Mirta interrumpiо las palabras del joven.

– ?Y t? siempre eres una tonta o te convertiste en ella en el momento cuando tomaste otro color, el de pelirrubia? – se lo dijo groseramente Fidel e inmediatamente se largо lo mаs lejos posible de la procesiоn de carnaval, y yеndose dec?a irritado, – ?Hay alguna diferencia si miramos lo que lleva puesto una persona? Se puede toda la vida llevar la misma ropa, lo principal es que estе limpia y planchada como una guerrera militar… La se?orita ofendida quedо inmоvil unos instantes, como si estuviera inmersa en una orgullosa soledad, luego lanzо al vac?o:

– ?Grosero, soy rubia natural! ?Vete al Diablo! Tengo que prepararme para la fiesta.

Habiendo tragado la injuria, Mirta se fue a casa. All? la esperaba una manicura y la modista con nueva ropa hecha. La costura del muy caro ropaje se lo pagо generosamente su t?o rico, futuro ministro del gobierno de Batista.

* * *

Aproximadamente para las ocho de la noche hacia el “Nacional” empezaron a arribar las limusinas. De la mano fаcil del presidente titular toda la еlite de cubanos, los grandes terratenientes, los pol?ticos, los militares, la bohemia vino a presentar sus respetos a los inversionistas norteamericanos. A todos les ofrec?an torta y cafе. Los camareros con lazos llevaban en las bandejas copas con champa?a francеs.

Las chicas con sombreros hongos y fraques puestos al cuerpo desnudo ofrec?an whisky escocеs. El tradicional ron cubano lo serv?an en el lobby-bar. Se supon?a que los gringos que a?n no tuvieron tiempo para probarlo, se juntar?an en la barra. Mientras los locales preferirаn beber bebidas extranjeras.

La banda de jazz ejecutaba a las mil maravillas “Sun Valley Serenade”. Frank Sinatra para el p?blico de acа no era una gran estrella, pero como animador actuaba bastante bien.

Y si no fuera as?, quiеn entonces aqu? podr?a tomar en consideraciоn a los reyecillos patrios.       Gradualmente, a eso de las doce de la noche, el papel de los cubanos se estrechо en infinitas aseveraciones y juramentos de fidelidad a las autoridades, as? como mostrar la hospitalidad a los yanquis. Ciertas esposas de los nuevos ricos, aquellas que se ve?an arreglar sus vestidos, expresaron as? su amabilidad en una muy original forma, directamente en los apartamentos del hotel. Los “gringos” estaban contentos.

Sinatra, no se sabe por quе, no invitо al micrоfono al presidente, sino al coronel Batista. El efecto de tal sorpresa hizo desembriagar a la еlite local, hab?a quedado claro a quiеn los forasteros daban preferencia. La alusiоn expl?cita era igual a una humillaciоn p?blica a San Mart?n.

– ?Se?oras y se?ores! – empezо de manera muy animada el futuro dictador con una copa en la mano. Batista no se sent?a molesto en cuanto al presidente, que se hab?a turbado. Tales minucias no le incomodaban nada. El brindis val?a mucho. ?Eso s?!… Todo ha de ser correcto. Es importante, – Me conocen a m? como un partidario acеrrimo de la democracia y adepto devoto de la ley. Estoy orgulloso de que mis convicciones las forjе en el mismo lugar donde recib? mi educaciоn. Era una academia militar que se extend?a apenas a noventa millas de nuestro pa?s, en un enorme estado amistoso, baluarte del mundo libre y un escudo seguro contra la peste comunista, nuestro gran vecino del norte, ?Estados Unidos de Amеrica! ?A la salud de nuestros amigos!

Еl terminо muy inspirado, y la multitud se puso a aplaudir. Todos menos una persona…

Mirta se equivocо cuando supuso que el padre de Fidel, don Аngel Castro Argiz, recibir?a las invitaciones para la velada en el “Nacional”. En primer lugar, don Аngel viv?a en la lejana provincia de Oriente, en segundo lugar, era un terrateniente de recursos medios, poco destacado para el p?blico capitalino, ademаs, pose?a una m?sera instrucciоn, aunque de manera muy activa abordaba la pol?tica. Tercero, siendo villano de origen, inmigrante de la paupеrrima provincia espa?ola de Galicia, Аngel llegо a alcanzar todo en la vida valiеndose de su listeza humana y las cansadas manos callosas. El ex campesino gallego se sent?a incоmodo, hallаndose entre los altaneros herederos de enormes latifundios, a pesar de tener sus abundantes cosechas de ca?a de az?car, las que se hicieron leyendas en las inmediaciones de Santiago.

Los chismosos sol?an decir que don Аngel estaba ganando hasta trescientos pesos al d?a. Esta informaciоn originaba una insana obsecuencia con relaciоn a su hijo Fidel en las almas de los condisc?pulos del ni?o en el Colegio de la Orden de los Jesuitas.

Hubo un per?odo que, a este emprendedor hombre de negocios, que pose?a la mаs lujosa y magn?fica vivienda, lo frecuentaban los politicones de Santiago. Estas conversaciones y promesas fаcilmente convenc?an al confiado don Аngel que este ofrendara considerables sumas a las campa?as electorales. Como resultado el dinero, que logrо alcanzar con sudor y noches sin sue?o, desaparec?a en la nada.

No hay mal que por bien no venga. Tras estos contactos absurdos don Аngel se puso, por fin, a prestar o?do al raciocinio y a la exhortaciоn de su cоnyuge semianalfabeta, oriunda de la provincia de Pinar del R?o, Lina Ruz Gonzаlez. La querida esposa consiguiо alcanzar el fin deseado, deshabituо a los huеspedes chinchorros y pedig?e?os y le quitо las ganas a su esposo de meterse en proyectos dudosos.

El miedo ante los engre?dos alfabetizados don Аngel lo llevaba por dentro. Por eso do?a Lina no ten?a que persuadirle para que asignara dinero a la educaciоn de los chicos. La ambiciоn por el saber se hizo culto en la familia de Castro. Los ni?os agradecidos pagaban a los padres cuidadosos con su aplicaciоn en los estudios.

El graduado del colegio catоlico “Belеn”, el hijo de don Аngel Castro y do?a Lina Ruz, Fidel, junto con el diploma de graduaciоn de la instituciоn docente jesuita recibiо del rector monse?or Savatini un diploma de despedida, en el cual se dec?a: “Fidel Castro Ruz pudo ganarse en el colegio una plena admiraciоn y el amor. Quiere dedicarse a las ciencias jur?dicas, y no dudamos que en el libro de su vida inscribirа numerosas pаginas maravillosas…”[13 - La cita del libro de Moreno Rodr?guez “Fidel Castro. La biograf?a”. Fue editado en 1959 en La Habana.]

En 1945 Fidel se hizo estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. Teniendo en cuenta el ?nico defecto de su padre, al cual pod?an embrollar los granujas de vasta cultura, y, habiendo heredado de su madre la insaciable pasiоn por los conocimientos, Fidel muy temprano se aficionо a la lectura. Hasta emprendiendo viajes lejanos, por ejemplo, hallаndose en la tempestuosa Colombia, insubordinada al rеgimen pro americano, en la mochila de uno de los l?deres estudiantiles de La Habana, cuyo apellido era Castro, apenas cab?an cuidadosamente encordeladas peque?as pilas de libros de literatura e historia. Los amigos se re?an del ascetismo y los cachivaches del joven, ya que en realidad cre?a que podr?a sustentarse por veinte centavos al d?a, sin que nada le faltara…

Risa con risa, pero en una celda solitaria, en un calabozo de la isla de Pinos – rеplica funesta de la prisiоn estadounidense de Sin-Sin – precisamente el amor abnegado a sus acompa?antes-libros, que embellec?an la reclusiоn forzada y ayudaban a olvidar el completo aislamiento, en cierta ocasiоn ese amor le salvо la vida. El celador, que hab?a recibido la orden de envenenar al caudillo de los rebeldes, se compenetrо de gran respeto al preso audaz despuеs de un caso incre?ble…

Aquel d?a en la isla se desatо un huracаn terrible. El cielo expel?a truenos y rаfagas, sollozando con una incesante lluvia tropical. Pues, en ese momento del cataclismo, cuando el agua brotо de todas las redendijas y fisuras en las cаmaras, el recluso Castro lo primero que hizo fue lanzarse a salvar sus libros. Fidel, habiendo sido advertido por el fallido asesino, rechazо el bodrio de Batista, y declarо el inicio de una huelga de hambre contra las condiciones inhumanas del mantenimiento de los detenidos.

Luego le permitirаn verse con Mirta, y ella, como siempre, se pondrа a convencerle de que reniegue de esa “lucha desprovista de sentido” y reconozca la legitimidad de la junta a cambio de la amnist?a. Fidel hizo para s? una observaciоn muy notable a partir del lejano momento del encuentro entre ellos en el hotel “Nacional”, la apoliticidad de la chica no sufriо ningunos cambios visibles. Aquella fue la primera cita de los dos. La que se hab?a dividido en dos encuentros en un solo d?a. Era un d?a de agosto de 1947. Fue muy fogoso, hasta demasiado fogoso…

– Eres t? de nuevo, y vuelves a destacarte de la multitud, no solo por la estatura, sino por un muy marcado desprecio hacia el orador – Fidel se alegrо al o?r una vez mаs la vocecita de la rubia “caquеctica” huesuda.

– Orador – eso no se refiere a еl. Es simplemente un can, que brinca en las patitas traseras esperando recibir un huesito grasoso – saludо fr?amente a la nueva conocida.

– ?T? viniste a contemplar una funciоn de circo? ?Es que t? en realidad eres indiferente a tales juergas, quе estаs haciendo entonces aqu??

– ?Puede ser que vine esperanzada de verte? – hizo pasar la conversaciоn a otro plano el “macho” – estudiante de derecho de segundo a?o, que llevaba bigotes ralos – lo que desconcertо a la estudiante de la Facultad de Filosof?a y Letras.

– ?Para quе necesitas a una tonta de nacimiento, es que nac? rubia! – con desaf?o lo dijo la chica.

– No sе por dоnde empezar. Se acumularon dos causas enteras para que yo acuda aqu? invitado no invitado.

– ?En quе sentido no invitado – no comprendiо Mirta – acaso tu familia no recibiо la invitaciоn?