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90 millas hasta el paraíso
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90 millas hasta el paraíso

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Cuba es un pa?s maravilloso donde la gente es jovial, sociable. Ellos bailan por doquier la salsa, el merengue y el reggaetоn, siempre estаn contentos para ti. No les eres indiferente. Siempre quedan agradecidos por una propina. Y si no les ofreciste mucho dinero, sus sonrisas francas no se hac?an menos deslumbrantes. Y esto, en realidad, estа estrechamente ligado con la avaricia de Miljelen respecto a los criados.

En comparaciоn con el Marmar?s turco, donde Miljelen Calan pasaba todas sus vacaciones con la difunta Greta, los balnearios cubanos pod?an darles a los turcos cien puntos de ventaja. Las mulatas y mestizas, atractivas f?sica y sexualmente, iban y ven?an por todos lados, y las autoridades y, lo mаs importante, los varones locales, de manera demostrativa, se tapaban los ojos contemplando sus cortos amores con los extranjeros. La verdad es que la polic?a se los tapaba con peque?os billetes en pesos convertibles. Una nader?a en comparaciоn con las costumbres de la Porta aliada.

Los turcos no son tan hospitalarios. Se portan sin ceremonia en sus pretensiones importunas a los turistas, y su religiоn es demasiado severa respecto a las mujeres. La cuestiоn es otra si hablamos de la santer?a cubana con su panteоn de dioses, con collares de diminutas conchas marinas y semillas de аrboles “sagrados”.

La admiraciоn de Miljelen por los dioses paganos, que se asentaron en un pa?s de catоlicos merced a los descendientes de los esclavos, tra?dos de la costa occidental de Аfrica, se explicaba fаcilmente… En la еpoca del rеgimen de Hitler, siendo joven Miljelen, ingresо en las Juventudes Hitlerianas, donde entre los ni?os se cultivaba la lealtad incondicional al F?hrer del Reich Germаnico, la fe en la superioridad racial de los arios y el respeto piadoso al culto nоrdico de Od?n, el que encabeza el panteоn de los dioses paganos.

Desde aquel entonces transcurrieron a?os y a?os, pero pocos son los individuos que pueden cambiar radicalmente su propia cosmovisiоn. Hasta bajo el influjo permanente de los golpes del destino. En cuanto a Miljelen, su nacimiento en la patria del gran teоlogo Mart?n Lutero no le imped?a amar abnegadamente al se?or del pa?s de los Nibelungos, al Rey Sigfrido, decantado por los “escaldas” a la guerrera Krimilda[2 - Krimilda es un personaje de la obra еpica germаnica el Cantar de los nibelungos] y Od?n[3 - Od?n (nоrdico antiguo (https://es.wikipedia.org/wiki/N%C3%B3rdico_antiguo) О?inn), tambiеn llamado Wotan o Woden, es considerado el dios (https://es.wikipedia.org/wiki/Deidad) principal de la mitolog?a nоrdica (https://es.wikipedia.org/wiki/Mitolog%C3%ADa_n%C3%B3rdica), as? como de algunas religiones etenas (https://es.wikipedia.org/wiki/Etenismo).], como ahora lo ve?a tan parecido al Ayaguno cubano, el dios de la guerra.

Valiеndose de los rumores que llegaron a o?dos del se?or Calan, el propio Fidel se encontraba bajo la protecciоn del dios mаs fuerte de las diecisеis encarnaciones de Obatalа, ?dolo supremo de la santer?a. Justamente por eso a еl no le da?aban las balas, ni los complots, ni las maldiciones, el pueblo lo idolatraba, a pesar de la indignante pobreza. No es extra?o, Miljelen Calan no era el primero que imaginaba a Castro, ate?sta dubitativo, como adepto de su culto.

La necesidad en la mistificaciоn se ha unido en el alma del alemаn con el abecе del anаlisis psicolоgico, despuеs de ser le?das las primeras diez pаginas del grueso tomo de Freud. La obra completa “Interpretaciоn de las visiones” еl no pudo “tragаrsela”, aunque lo le?do resultо ser suficiente para que Miljelen se creyera ser un innato psiquiatra, al descifrar los deseos escondidos de la propia nieta.

En Cuba el alemаn pod?a ayudar a Magda y el riesgo apenas ser?an cincuenta euros. En la playa don Calan contratо a uno de los gigolоs locales, con zarcillos en los dos lоbulos. El muchacho se llamaba Guillermo y le ordenо que al atardecer se presentara en la habitaciоn de su chica como si fuera un masajista para demostrarle de manera convincente todas las ventajas de la esencia masculina. Miljelen le suministrо con aversiоn un condоn, y as? Guillermo adquiriо un especial art?culo de goma.

El abuelo avisо a Magda acerca de la visita de un mago–relajador. Debido a eso, se preparо minuciosamente, literalmente dicho, se lavо con fragancias. El abuelo era tan delicado que previamente comunicо sobre su intenciоn de ir a una excursiоn a La Habana nocturna. Eso significaba que ella se quedar?a con el mago Guillermo t?te-?-t?te. ?Quer?a ella aprovechar la situaciоn? Naturalmente…

Antes de que llevara al cubano a la cama, Magda le quitо al huеsped, enmudecido y tomado por sorpresa, el sombrero de paja, de donde comenzaron a caer ciertas prendas, entre estas, el agua de Colonia y el portamonedas del abuelo. Y la videocаmara… “El macho” la pudo coger al vuelo y cuidadosamente la volviо a colocar en el puf con las palabras:

– Bitte, danke sch?n. Hard life und I am sorry… Das ist total en mobilizationen[4 - Algunas palabras tontas en alemаn e inglеs]            A lo que Magda le contestо:

– “?Cuba libre! ?Hasta la victoria siempre!”, dejо a Lаzaro en calcetines, de paso se quitо la ropa interior, y como por encanto, por la iron?a del destino, la tirо directamente en el cilindro del sombrero.

Una vez desnuda completamente la alemana, Lаzaro concibiо que el ser, que apareciо de repente del cuarto de ba?o, era del gеnero femenino. En primer lugar. En segundo lugar, no ten?a la intenciоn de armar un escаndalo por su incursiоn delictiva. Tercero, es que lo quer?a claramente…

De parte del muchacho no hab?a ni deseo siquiera, pero el miedo a veces hace maravillas…

Acabado el asunto, se vistiо apresuradamente, se cubriо la cabeza con el sombrero y se precipitо por el pasillo a la escalera, maldiciendo al cоmplice de Julio Cеsar y a la ninfa pecosa, tan аvida al amor.

No pasо un minuto siquiera y, ante la extendida y desnuda, llena de gozo y placer, Magda von Trippe, se presentо en las puertas abiertas el verdadero Guillermo. Se puso a cumplir de manera imperturbable sus compromisos pagados, lo que de ninguna manera desalentо a Magda. Todo lo contrario, la obligо a creer en la existencia del para?so en la Tierra y la convenciо de que este se extend?a en el territorio de la Isla de la Libertad.

Guillermo quedо contento de s? mismo y del condоn ahorrado…

El abuelo volviо tarde, cuando los dos pseudomasajistas ya hab?an hecho los servicios a la nieta. La puerta abierta con una ganz?a le hizo originar malas ideas y pensamientos, los cuales los compartiо con su ni?a. Solamente ahora Magda pudo recordar la extra?eza en la conducta del primer “masajista”. Le narrо al abuelo sobre su torpe intento de robar la videocаmara y, habiendo examinado sus prendas, declarо sobre la desapariciоn de un brazalete de oro, el regalo de sus padres con motivo de la mayor?a de edad.

– ?Quе apariencia ten?a este joven? – Miljelen preguntо severamente.

– Magn?fica… – respondiо Magda, y se puso a gimotear como una ni?a.

El abuelo escupiо con rabia en el piso y, habiendo descolgado el telеfono, pidiо al guardia en la recepciоn que llamara a la polic?a para declarar el hecho de un robo con allanamiento.

Los inspectores de polic?a, acompa?ados de los funcionarios del servicio de seguridad del hotel y un traductor, llegaron al cabo de treinta minutos. Ni hablar de operatividad en el caso citado.

Las declaraciones de Magda eran confusas y disparatadas. En estas no hab?a lоgica alguna. Ella reaccionaba de una manera no adecuada a las preguntas estаndares de los investigadores, como si leyera en ellas un subtexto no expl?cito sexual. Miljelen Calan, contemplando tal actitud de la nieta, estaba dispuesto a cambiar su opiniоn negativa respecto a las lesbianas desde el ?ltimo tiempo, rechazar al dios Od?n a favor del cristianismo tradicional y quemar todos los libros de Freud, salvo aquellas diez pаginas que hab?a le?do con tanta dificultad. Por fin, le llegо el turno y el alemаn cabeceо de manera positiva, cuando le preguntaron si ten?a algunas sospechas.

– Un barman con demasiado ah?nco intentaba detenerme hablando por hablar. Su nombre… Parece que se llamaba Julio… Julio Cеsar. ?Precisamente as?! – Miljelen tomо la iniciativa de la investigaciоn en sus manos – Еl se irritaba artificiosamente cuando yo intentaba apartarme de la barra, se ofend?a por la falta de atenciоn a su palabrer?a. Y a?n mаs, el barman hablaba mal de Fidel Castro y ped?a con insistencia propina.

La suerte de Julio Cеsar estaba echada…

* * *

El bot?n de Lаzaro constaba de un brazalete de oro y una ropa interior de color turquesa – una lencer?a con bordadura de encaje. Ven?a volando en su “Lada”, viejita, sexto modelo a la cita con Elizabeth      , camarera-vanguardista del hotel “Para?so-Punta Arenas”, una fe?cha de veinte y seis a?os, que sufr?a por la falta de atenciоn de su ex marido.

Cаrdenas es un peque?o pueblito. Dec?an que Juan Miguel se buscо una amante mucho antes de haberse divorciado de Elizabeth. ?Se separaron y todo! ?Para quе compartir un techo? La mujer dijo que еl nunca la quer?a, simplemente se compadec?a de ella. Siempre sent?a el complejo de inferioridad de su misericordia. Hasta reconociо que еl, Lаzaro, le regalо la felicidad… Elizabeth realmente por primera vez sintiо lo que era una pasiоn, sentir que era deseada, sentir ser una mujer, de la cual no se compadecen, sino que la quieren sinceramente…

Lаzaro deseaba ?nicamente solo una cosa – lo mаs rаpido posible conocer a los familiares de Elizabeth, que estaban residiendo en Miami. El t?o de Eliz, su tocayo Lаzaro le ayudar?a en los primeros d?as de estancia all?, luego еl solo se las arreglar?a. La meta estratеgica que era hacerse millonario, ya no parec?a ser una quimera.

En lo que se refiere a Eliz, dicho sea de paso, su cuerpo no era tan malo. Cabe decir, Lаzaro dispon?a de un pelotоn entero de chicas como ella. Pero precisamente ahora Eliz lo excitaba mucho mаs que todas ellas juntas. En ese aspecto, Lаzaro se asemejaba ser una ramera, la que goza del orgasmo viendo solamente los grifos de oro en el jacuzzi.

En opiniоn de Lаzaro, el apego a su ex marido Juan Miguel y al hijo Eliаn llegaba al absurdo. En sus proyectos a Elizabeth se le destinaba el punto clave, y еl, como una persona con instinto hipertrofiado de propietario, aguantaba a duras penas tal bifurcaciоn. Sin embargo, еl estaba mаs que seguro de que quedaba poco tiempo para compartir a Elizabeth con su ex familia. ?Lo viejo serа destruido para satisfacer lo nuevo!

El ladroncillo no pod?a concebir que el pasado estuviera formando el futuro, y a menudo lo estaba conduciendo. Los individuos de tipo aventurero menosprecian sus viejos pecados, no desean analizar sus errоneos modos de actuar. Creen que, al enajenarse del pasado, llegarаn mаs rаpido a la meta. Cuаl es su sorpresa cuando al final del trayecto se encuentran con el pasado, esta inesperada cita conlleva habitualmente a resultados infortunados.

Yendo camino a la “amada”, Lаzaro hizo una parada imprevista. Pudo ver una vaga silueta conocida en el senderito empedrado, al lado de la parte transitable.

– ?Quiеn lo hubiera dicho, Dayana! – lo dijo en voz alta y apretо el pedal del freno. El coche se detuvo chirriando al lado de la chica, en el pecho de la cual colgaba una mochila con un pituso. El “Lada” traqueteо unos segundos y se parо espontаneamente. El chоfer con dificultades hizo bajar el vidrio, se atrancaba la manecilla.

– ?Y en esta chatarra llevas a turistas? – expresо con iron?a la muchacha.

– Es que t? sabes – esto es provisional – sin salir del coche, Lаzaro lo comentо entre dientes, estando irritado con su ruidosa chatarra, la cual no arrancaba de ninguna manera.

– En tu vida todo es provisional – continuо riеndose del ex coinquilino la chulona – Aunque una sola vez hubieras venido a visitar a Xavier… – suavizando un poco el tono lo pronunciо Dayana con reproche. El pituso, al o?r su nombre, balbuceо algo ininteligible.

– Para quе visitarle, si acabo de verle – lanzо esta rеplica Lаzaro despidiеndose, estaba contento de que el coche hubiera arrancado. Apretо el pedal del acelerador, sin lamentarse dejо atrаs a su antiguo amor y no deseaba pensar en el destino del ser, en cuyas venas flu?a su sangre.

Al llegar al hotel “Paradisus Punta Arena”, se reasegurо por si acaso – no hizo parar el motor. Quiеn sabe… Con odio iba recordando sus intentos infructuosos al fallarle la llave de encendido hasta que no hubo concebido el olor de una fragancia agradable y no hubo o?do la tierna voz de Elizabeth. Ella ya hab?a saltado al asiento delantero de su coche y cerrо as? la portezuela.

– Llegaste con diez minutos de demora – le susurrо en su o?do.

– Para eso hubo causas muy sоlidas – murmurо Lаzaro, cubriеndola con besos. Hasta en este momento, despuеs de las “simultаneas”, que organizо la alemana llena de amor en el hotel “Siboney”, еl la besaba con gran placer. Su aficiоn ven?a impulsada por la comprensiоn de su completa superioridad sobre la criolla crеdula, la que deber?a convertirse en un trampol?n para su ascensiоn. Despuеs le dirа “Adiоs”, y no se pondrа a fingir su piedad hacia ella, asemejаndose de tal forma a su ex prometido. Ademаs, ella misma reconociо que la piedad solo humillaba a uno. La dejar?a abandonada sin m?nima compasiоn, en cuanto llegue la hora. Los millonarios deben tener un montоn de criollas, mulatas y “chicas” de piel negra.

– Espera, aqu? no – Eliz hizo parar a su hеroe-amante. – La mucama Lourdes trabо un l?o amoroso con un huеsped – petrolero de Rusia. Alquilо un jeep y se fue con ella a las playas del Caribe, a Trinidad. Sin dificultad alguna podemos penetrar en su bungalо… – lo pronunciо ella de una manera conspirativa, desapretando la palma de la mano y mostrando una llave magnеtica.

– Vamos – no hab?a que persuadir a Lаzaro, si se hablaba del sexo en apartamentos lujosos. De adue?arse de algo all?, еl tampoco rechazaba esa idea. Verdad es que, yendo por el camino, Elizabeth pudo convencerlo de que no lo hiciera. Ademаs, Lourdes le hizo un gran favor y ella no estaba acostumbrada a recompensar la bondad con una negra ingratitud. Еl, a su vez, aceptо lo expuesto por la amante con pocas ganas.

Un rato despuеs, ellos ya estaban en el lugar de destino. Realmente, sin ninguna dificultad, por el caminito secreto de su amiga pudieron pasar de largo la guardia por el senderito que llevaba al bungalо del hotel “Meliа Las Amеricas”.

Al entrar en la casa y viendo los enseres lujosos de sus habitaciones, Lаzaro exclamо con amargura:

– ?Por quе todo eso no es para nosotros?

– Es para nosotros, pero solo hasta las dos de la madrugada. Debo volver a Cаrdenas para las dos, de otra manera, Juan Miguel no estarа tranquilo – se puso a arrullar Elizabeth, acariciando con su mano las sobrecamas de seda de una enorme cama de dos plazas y echando una mirada “coquetona” a Lаzaro.

–As? siempre ocurre lo mismo. En este pa?s del diablo nos limitan en todo – en el tiempo y en la libertad de circulaciоn – Lаzaro se puso a cantar su vieja canciоn, arrimаndose a Eliz.

– Esta “isla del diablo”, como te expresas t? – es nuestra Patria – repuso Elizabeth.

– Y yo voy a hacer el amor con un miembro activo de la Uniоn de Jоvenes Comunistas – observо irоnicamente

– Ademаs, muy activo – a?adiо Elizabeth mientras iba quitаndose la ropa.

– Espеrate – recordо de improviso el amigo. Ahora quiso especialmente hallarse inmerso en el pellejo de un oligarca real. Te he preparado una sorpresa, mejor dicho, ser?an dos verdaderas sorpresas. Quiero ponеrtelas, sin que esto sea aplazado para despuеs y tirо a la desnuda Elizabeth una ropa interior de encaje de incre?ble hermosura. El color turquеs de esta dejо asombrada a la joven mujer, la cual pod?a ver prendas semejantes solo en los cuerpos de ricas turistas.

– ?Quе hermosura! – exclamо apasionadamente la joven, que saltо de la cama en un instante y se pegо al espejo. Volviо irradiando alegr?a, la talla le quedaba bien.

– ?De dоnde es esto?

– Ven aqu? – la tomо de la mano y le puso en su mu?eca un brazalete grande de oro con un capullo en forma de pеtalos de una orqu?dea.

En esta ocasiоn el corazоn avaro del “donante” se estremeciо en el pecho. Еl mismo se asustо de la generosidad que se adue?о de s?. No obstante, se tranquilizо ya que estaba seguro de que hab?a elegido una estrategia infalible. Ahora la chica le har?a todo, pidiera lo que pidiese. ?Ya ten?a garantizada la vivienda y el estatuto de fugitivo pol?tico en los EE.UU.!

Eliz quedо atolondrada, enmudecida.

– ?De dоnde los sacaste? – por fin, volviо a pronunciar algo.

– Yo sе que lo que tienes t? es m?o – respondiо el “hеroe”, atrayendo a la amante y se apoderо de ella en una enorme cama llena de una concupiscencia vergonzosa. Sus cuerpos se deslizaban por la seda fina, haciendo el amor vicioso, sin recordar nada – ni de la Dayana rechazada, ni del apacible Juan Miguel, ni de los dos peques, uno de los cuales a?n no ha experimentado los sufrimientos por tener la edad de dos meses, y el otro muy pronto deber?a enfrentarse a toda la maldad del mundo…

Frenado el instinto animal, Lаzaro se extendiо en la cama y extrajo de la cajita de nаcar un cigarro “Hoyo de Monterrey”. Se puso a fumar contemplando el techo y reflexionando en voz alta:

– Mi padre toda la vida estа trabajando duro, extrayendo el petrоleo del pozo, pero nunca podrа permitirse tener tal bungalо. Hasta los rusos comprendieron que el socialismo es una bazofia. Sus petroleros estаn haciendo amor con todas nuestras chicas.

– ?Y a ti, te faltan chicas? – interpuso Eliz.

– No hablo de eso. Es que antes de la revoluciоn besаbamos el trasero a los yanquis y ahora lamemos los talones de los europeos, canadienses y rusos. ?Hay diferencia alguna? Los cubanos eran y siguen siendo pobres.

– En vano lo dices ?Y la medicina gratuita, la educaciоn, la tierra, dada a los campesinos? Si no hubiera existido el embargo de los norteamericanos, ahora vivir?amos prosperando solamente a expensas de nuestros balnearios – comentо Elizabeth – Realmente ellos nos impiden hacerlo.

– ?Quе bien te ha instruido la educaciоn gratuita! – dec?a intranquilo Lаzaro y continuaba opinando, sin sacarse el cigarro de la boca – ?Para quе diablo lo necesito? ?Para trabajar de camarera? ?O lavar los platos de esos burgueses?

– No, para poder diferenciar a los jоvenes inteligentes de los groseros – Eliz reparо ofendida.

– No deber?as ofenderte – expresо Lаzaro valiеndose de un tono de reconciliaciоn – Mejor dime: ?quе tal te pareciо la ropa interior?

– Probablemente, algo de este estilo le pidiо que le comprara el joven Che Guevara a Chichita Ferreiro, su primer amor, cuando el futuro Comandante emprendiо un viaje por Amеrica Latina – Elizabeth en un instante se derritiо y continuо – ?Nunca has o?do hablar de esta historia? ?No? Ah? la tienes… Ella le dio quince dоlares y pidiо que еl le comprara un juego hermoso de ropa interior en Miami. La traves?a no resultо ser nada fаcil, no se dejо convencer por su compa?ero de viaje Alberto Granado en gastar esos quince dоlares. Hasta en el momento cuando se rompiо la moto, hasta cuando pasaban hambre, hasta cuando el Che sintiо la exacerbaciоn del asma, y Alberto exigiо este dinero para adquirir medicamentos para el Che enfermo.

– ?Y luego quе? – sonriо Lаzaro

– Y luego le escribiо que se cansо de esperarle…

– ?Eso significa, que el compa?ero Che no llegо siquiera hasta Miami, como yo ya he hecho en una ocasiоn, y volverе a hacerlo una vez mаs! ?El Che no le comprо la ropa interior a su Chichita! – se re?a Lаzaro – ?Yo la consegu? para mi chica, sin abandonar los l?mites de Cuba! Piеnsalo bien, quе puedo traerte cuando llegue a Miami por segunda vez. Mejor ser?a si yo te llevara all?. Solamente ah? mis capacidades serаn apreciadas. En Cuba no tengo ningunas perspectivas, no hay amplios horizontes… A propоsito, ?dоnde metiо el Che aquellos quince dоlares?

– Parece que se los dio a una familia necesitada de inmigrantes pol?ticos peruanos.                   – ?Quе mаs se puede esperar de un fanаtico! Quisieron construir un para?so sin dinero, crear una nueva persona, tomando las viejas materias primas. ?Dоnde estаn ahora los huesos de Che Guevara? ?Se pudrieron en la selva boliviana! ?Su cuerpo no fue inhumado siquiera!

– ?No hables as?! ?Encontraron sus restos en Vallegrande, Bolivia y con honor volvieron a ser enterrados en Santa Clara! ?Los hallaron al cabo de treinta a?os! – se indignо Elizabeth.

– S?, he o?do hablar que los indios bolivianos adoran al Gran Comandante no menos que nuestros comunistas – se expresо Lаzaro. – Los habitantes de Santa Cruz y Vallegrande hasta quedaron amargados, cuando les quitaron a ellos los huesos…

– ?No te atrevas! – le gritо Eliz.

– Tu misma empezaste sobre el Che tuyo – le reprochо Lаzaro – Sabes perfectamente que a m? me hacen rabiar los cuentitos acerca de las haza?as heroicas de los guerrilleros. Mejor bajemos a la tierra. Sea como sea, aqu? todo es mаs interesante. Y mаs a?n – en Miami. Es que t? tienes ah? parientes. ?Hay que largarse en esa direcciоn!

– ?Tonter?as! – resoplо Eliz. – En Cuba me conviene todo. Tengo un trabajo estupendo en Varadero. No estoy necesitada de nada. Mi ex marido gana bastante bien…

– ?Esposo! –un ataque de ira se apoderо de Lаzaro – ?Parece que nunca podrаs olvidar a tu Juan Miguel!

– Dеjate de celos. Los dos somos como hermano y hermana – lo dec?a excusаndose la joven mujer.

– ?Abre los ojos! ?Еl gana? – hablaba con histeria – ?Еl es cero! ?Estarаs metida un siglo en este pozo, sin haber visto el mundo! ?T? no cambiarаs estos cеntimos por un para?so verdadero! ?Solamente en los Estados Unidos seremos felices, vamos a tenerlo todo!

– ?Es quе no hay mendigos all?? ?No hay guetos? – no lo aceptaba la testaruda – ?All? no hay que trabajar? ?All? todos son ricachones y no hay camareras y lavaplatos? ?Ellos mismos se autoservirаn? ?Los ni?os de la poblaciоn de color van a los colegios prestigiosos a la par con los hijos de los millonarios?

– ?Est?pida! – comenzо a refunfu?ar Lаzaro – ?Seremos ricachones! Ganarе tanto dinero, que ni en sue?os lo ha visto tu torpe maridito. ?Estando aqu?, lo ganarе en Cuba! ?Sabes cuаntas personas inteligentes quieren trasladarse hacia allа? ?Miles! Yo les ayudarе. ?Contrabando! ?Has o?do hablar de eso? El contrabando de cubanos. Mil dоlares por cada uno que ha sido trasladado a Miami. Ganarе millones, y t? y yo vamos a vivir como en un cuento. Y no en este pa?s olvidado por Dios, sino en un verdadero para?so. ?Lo has concebido?

Elizabeth sin hablar se quitо la ropa interior de color azul turquesa, luego el brazalete y se vistiо, lo que enfureciо finalmente a Lаzaro. Apenas conteniеndose, este vociferо:

– ?Me quieres humillar no aceptando mis regalos?

– Simplemente no sе quе voy a decirle a Juan Miguel, si еl me ve luciendo tal ropa interior y llevando este brazalete.

– Amor m?o – haciendo de tripas corazоn, se puso a gorgorear Lаzaro – no me complace de ning?n modo que sigas viviendo bajo un techo con tu ex maridito, y posiblemente, deber?a resignarme a que еl, hasta en estos minutos, te pueda contemplar en la ropa interior. En doce a?os de matrimonio ha podido verte hasta en aspectos mucho mаs quisquillosos. Espero que ahora no tenga tal posibilidad… Recuerda que he hecho un regalo de todo corazоn. ?Acaso, no te ha gustado? Es que esa ropa interior te queda muy bien, y llevando el brazalete pareces ser una reina espa?ola.

– Quе tiene que ver la reina… – Eliz volviо a derretirse. Echо una mirada al brazalete, pensando si hay fuerzas en ella para superar la tentaciоn de no ponerse otra vez la hermosa prenda. Uno pod?a estar admirаndolo infinitamente. Quе obra fina y delicada…

– Puedo decirle a Juan Miguel que el petrolero ruso se lo regalо a Lourdes y ella necesitaba con urgencia dinero. – Venciо la tentaciоn, Eliz se rindiо.

– Ni?a inteligente – la felicitо Lаzaro – reconozco a mi chica. As? agarrarаs al flamenco de las dos patas – podrаs sin miedo llevar el brazalete y le sacarаs a Juan Miguel unos trescientos dоlares.

?De Juan Miguel? ?Trescientos dоlares? Esto es casi todo su ahorro… Susurrо como hipnotizada Eliz. Ya era la hora de volver a casa. Nunca se atrever?a a cometer tal enga?o… Si la joya no luciera de manera tan encantadora. No es una pieza de artesan?a de conchas, ni siquiera de coral negro enmarcado en plata. Una verdadera obra maestra de joyer?a. Ella misma es como una reina espa?ola… En aras de tal maravilla uno puede acudir a un peque?o enga?o.

Eliz se sentо en el coche de Lаzaro para irse a Cаrdenas. En su mano brillaba el brazalete, y en la bolsita llevaba la nueva ropa interior. En su cabeza se hab?a ideado una leyenda precisa y muy ver?dica acerca de las imprevistas adquisiciones. La chica se dispon?a a exponer lo inventado al ex esposo, cuyo respeto era lo ?ltimo que ella no quer?a perder.

Se perdonaba diciendo que Juan Miguel le hab?a prometido comprar algo muy caro inmediatamente despuеs de que naciera Eliancito, pero resultо que no hab?a cumplido lo prometido. Еl es bueno. Uno puede manejar a Juan Miguel como un gui?ol. Lo simplоn que es. ?Oh, si en aquellos a?os no hubiera sido tan descuidado! Lаzaro, s?, es otra cosa. Este hombre sabe lo que desea y quе es lo que quieren las mujeres. Cada uno cree en lo suyo y se traiciona siempre del mismo modo.

Cаrdenas, municipio de Matanzas, Cuba

Juan Miguel dorm?a tranquilamente, abrazado a su peque?o Eliаn, envuelto cuidadosamente en una tierna manta de plumоn, que le hab?a regalado al nieto la abuela Raquel – la mamа de Elizabeth.

Todo el d?a el chiquillo estuvo jugando con los ni?os vecinos. Primero al bеisbol y luego al f?tbol. No, por ahora no le invitaban a jugar en el equipo. Todav?a es peque?o. Pero corriо hasta hartarse y varias veces pudo chutar el balоn cuando este sal?a fuera del campo.

Papа todo el tiempo estaba al lado suyo. Despuеs de uno de los sucesivos “out”, cuando la pelota volviо a hallarse muy cerca de Eliancito, el ni?o, sin pensarlo siquiera, se lanzо hacia ella, y le dio con todas sus fuerzas y se precipitо a correr tras esta, apartаndose as? del campo de f?tbol. Lo alcanzо el ochoa?ero Lorenzo, el capitаn del equipo que iba perdiendo, contrariado de su propia incapacidad. Еl gritо furiosamente a Eliancito, echando una sarta de exigencias, que le diera la pelota:

– ?Dаmela! ?Esta es mi pelota! ?No nos molestes cuando jugamos!

Al haber quitado el objeto anhelado, el fi?e[5 - Chico – se usa solamente en Cuba] ah? mismo lo puso en juego, haciеndolo sacar de la banda del campo.

Hubo un segundo de compasiоn entre los espectadores respecto al desanimado Eliancito, cuyos ojos se humedecieron de una amargura insoportable. Y luego todos, con admiraciоn sincera, siguieron los momentos del juego. Solo el padre concibiо la “gran tragedia” del peque?o Eliаn, el cual vino corriendo hacia еl para compartir su ofensa.

– No hay nada de malo – le gui?о el ojo al hijo – Pasados dos a?os estarаs crecidito y vas a jugar como el argentino Diego Armando Maradona, el rey del f?tbol. Y entonces, querrа venir a Cаrdenas[6 - A fines de los a?os noventa la estrella del f?tbol Diego Armando Maradona realmente arribо a Cuba, invitado por Fidel Castro para pasar un curso de cuatro a?os de rehabilitaciоn contra la drogadicciоn.]. Le serа curioso contemplar a un ni?o, que se hizo tan mago en el juego, como el propio Maradona. Y cuando te vea, te entregarа personalmente una verdadera pelota de f?tbol con su autоgrafo.