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90 millas hasta el paraíso
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90 millas hasta el paraíso

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Eliancito, inmerso en el cuento de su padre, casi se olvidо de la humillaciоn que acababa de sufrir. En su rostro de repente se manifestо una “perfidia infantil” – еl se imaginaba cоmo hac?a gambetas con la pelota con rombos negros ante los ojos de su ofensor, del capitаn de ocho a?os de la selecciоn del barrio, despuеs de lo cual el ni?o es admitido al equipo y Eliаn mete un gol.

– ?Papа, Maradona no puede venir antes? – preguntо el chiquillo a su papа.

– No, ahora tiene problemas con el calzado – contestо rаpido Juan Miguel – No tiene con quе jugar. Las botas de f?tbol se rompieron despuеs de un sucesivo partido, y es que еl estaba muy acostumbrado a estas.

– ?Cоmo se rompieron? – se sorprendiо el ni?o.

– Es que demasiado fuerte chutо la pelota…

– Que se ponga otras botas nuevas – continuо Eliancito.

– El asunto es que еl mаs bien se verа frustrado, porque empezarа usando otras botas. Sus piernas no se sentirаn cоmodas llevando un calzado nuevo. Esto es como tu casa natal. Alguien quizаs pueda tener un apartamento mаs espacioso con hermosos muebles, pero estando de visitas en alg?n lado, sue?as solamente una cosa, hallarte en tu casa donde eres due?o de ti mismo, donde la limpieza y el orden dependen solo de ti, donde no estаn desparramados los juguetes. ?Y estаs contento! Te alegran los huеspedes, siempre y cuando no se comporten groseramente en tu casa, aprovechando tu hospitalidad. En este caso, naturalmente, pedirаs de manera cortеs a tus visitantes, muy exaltados, que vuelvan a casita.

– ?Volver a casita! – repitiо el ni?o estas palabras y no se sabe por quе empezо a re?r a carcajadas.

– Y t? dices: “Botas nuevas” … – resumiо Juan Miguel – cuando Maradona repare sus botas queridas, entonces еl vendrа a verte.

– ?Cuаndo las repararа? – Eliаn quisiera saber eso.

– Habrа de ser dentro de dos a?os – con pleno conocimiento de la causa, respondiо papа – Cuando seas ya un delantero conocido.

– ?Ah! – exclamо Eliаn – ?Es que hay tiempo todav?a! ?Podrе entrenar!

El аnimo del ni?o mejorо considerablemente. Volviо a correr hacia el borde del campo esperando recibir un pase, aunque siendo por error este, y no era importante de quiеn.

No hubo tal pase. La causa no era la avaricia de los ni?os, sino un caso de fuerza mayor que interrumpiо el partido de f?tbol. Uno de los chicos, salvando la porter?a, golpeо con tanta fuerza la pelota que esta cayо exactamente en el camino carretero. Echо a rodar hacia abajo por el empedrado y acertо a dar bajo las ruedas de un “?koda” de alquiler. El turista espa?ol que conduc?a el coche, al o?r el estallido, en ese mismo momento se puso en guardia. El turismo de poca cilindrada continuaba moviеndose. Eso significaba que no hab?a causas de preocupaciones.

El cuadro que se abr?a ante los ojos de los ni?os del barrio, no era nada agradable, era una arrugada pelota de cuero con dos agujeros y ya no era apta mаs para jugar. Un pillo del equipo de Lorenzo alzо los restos de la pelota y, metiendo la mano en el orificio, pudo calmar al capitаn diciendo:

– ?Si la pelota estuviera entera, los despedazar?amos como a gatitos ciegos!

– ?As? es! – aprobaron la declaraciоn los restantes miembros del equipo – ?Como a cachorros mudos!

Lorenzo, el “propietario” de la pelota magn?fica o, mejor dicho, de lo que quedо de esta, hasta el ?ltimo momento segu?a estando en completa postraciоn, de repente concibiо que la derrota del equipo del odioso Enrique, condisc?pulo-pendenciero, podr?a ser disputada en tiempos mejores. Los amigos de Enrique jugaban mejor y en esos segundos llegо una salvaciоn inesperada. Lamentaba mucho lo ocurrido, pero, como se expresa su abuela de Miami, la cual visita al nieto una vez al a?o, “no hay mal que por bien no venga”. Justamente ella enviо de Estados Unidos esta muestra futbol?stica.

– ?Pues, olvidemos lo de la pelota! – opinо sobre eso el fanfarrоn peque?o – mi abuela querida me enviarа una pelota como esa y hasta a?n mejor. ?Entonces jugaremos el partido! ?Y eso no les saldrа bien! – dijo de manera amenazante, dirigiеndose a los contrincantes, tomо la pelota pinchada y, sin lamentarse, la tirо al contenedor de basura.

Habiendo contemplado esto, los rapaces se desbandaron. Una pareja entrada en a?os, la cual ya hace una hora estaba sin hacer nada en el balcоn, de manera casual, hab?a o?do estas rеplicas y opinо de lo ocurrido:

– ?Que ni?o tan mimado es este Lorencito! Su abuela Luc?a, cuando hu?a de Cuba, dejо su hija con un ni?o de teta y ahora hace penitencia de sus pecados ante ella y el nieto. Los colma de regalos y les hace zalamer?as, v?bora – no de buena manera se expresо de la abuela de Lorenzo la se?ora canosa.

– Todo lo que env?an los yanquis a Cuba, hay que aplastarlo y echar a la basura – con odio refunfu?о el anciano, hеroe de la batalla de Playa Girоn. – Ese es el destino de esta limosna americana.

En esto la historia no ha acabado. Apenas hubo amanecido, Juan Miguel dejо a Eliancito dormido y se dirigiо a buscar el fat?dico atributo futbol?stico. Sin dificultad alguna encontrо en la acera aquel mismo contenedor de basura y extrajo de еl el regalo tirado de la abuela Luc?a de Miami.

Por la ma?ana llamо al a?n semidormido Eliаn para ir al campo de f?tbol. El chiquillo dio un grito, cuando el padre, como un mago circense, sacо de un paquete, una pelota de f?tbol y la golpeо levemente con la pierna, haciendo un pase al hijo. Este inmediatamente se reanimо, y la somnolencia se esfumо. De manera incansable corr?a tras la pelota, tropezaba, cayо varias veces, pero al instante se levantaba, animado por las palabras del padre:

– ?Maradona nunca lloraba si se ca?a! A еl le pegaban de manera muy dura. Los hombres verdaderos no lloriquean como las ni?as. Se levantan inmediatamente. Se ponen de rodillas solamente los lacayos…

Eliancito, sudado, ni siquiera notо que casi una hora entera estuvo jugando con su papа al f?tbol. Еl ganо. No sab?a que su padre no jugaba con plena entrega. Es que Juan Miguel sinceramente se apenaba e indignaba cuando le met?an goles en su porter?a.

Una hora despuеs de iniciarse el juego, Juan Miguel se cansо. No hay nada extra?o. No pegо ojo durante la noche, haciendo meter trapos en la cаmara de la pelota rota. Pero la primera etapa de esta muy minuciosa labor para reanimar la propiedad del ochoa?ero Lorencito era apenas la mitad del asunto. Cuando la cаmara de la pelota estaba llena hasta el tope con una cantidad numerosa de capas de trapos, por delante hab?a que realizar una operaciоn, cuyas herramientas ser?an una gruesa aguja de la abuela Raquel e hilos irrompibles de nilоn y un dedal de esta?o.

El dedal no pudo proteger a Juan Miguel de unos cuantos pinchazos, no obstante, el resultado de su labor abnegada ya adquiriо formas concretas hacia la ma?ana. La pelota “restaurada” parec?a ser nuevita, y en cuanto al peso no lo superaba en mucho a la de la original.

– ?Papа, ataja! – gritо Eliancito al padre y asestо un fuerte golpe a la pelota con la punta del pie.

Esta pasо volando sin acertar en la porter?a y rodando llegо hasta los mismos pies de Lorenzo, cargado de rabia. Toda la banda futbol?stica del barrio se hab?a amontonado tras la espalda de su capitаn.

– ?Ud. robо mi pelota! – expuso Lorenzo su acusaciоn a Juan Miguel. – ?Esta pelota es m?a! ?No es suya! ?Ud. es un ladrоn!

Juan Miguel tomо de la mano a Eliancito y se aproximо callado a los ni?os ah? reunidos.

El pie de Lorencito pisaba demostrativamente su propiedad. Sent?a el respaldo tаcito de los compa?eritos de equipo parados detrаs de еl. Ellos quedaron admirados de que uno de sus l?deres no se hubiera asustado siquiera. La confrontaciоn desigual entre el audaz capitаn y el adulto musculoso don Juan, que resultо ser ladrоn, podr?a terminar quiеn sabe cоmo…

– Nunca ansiaba poseer los bienes ajenos. Me sobra lo que tengo – se puso a hablar tranquilamente Juan Miguel – Eso se lo estoy ense?ando a Eliancito. Es que ayer alguien echо a la basura un objeto inservible, no apto para nada. Tuve que trabajar con mucho ardor para volverlo a la vida. Primero hubo que rellenarlo hasta el tope, luego coserlo con una aguja muy gruesa. Ademаs, varias veces me her? el dedo. No habr?a posibilidad de corregir la situaciоn de otra manera., es sabido que en toda la barriada no hay ni una bomba para este tipo de pelotas. Sea como sea – la pelota es tuya, pues llеvatela. Lo que nosotros con mi hijito la aprovechamos jugando, que sea eso el pago por la reparaciоn…

Juan Miguel y Eliаn se encaminaron lentamente hacia su casa. Los acompa?aban doce pares de ojitos infantiles.

– ?Eliancito, no quisieras jugar con nosotros? – de improviso se oyо una tard?a invitaciоn de Lorenzo.

Eliаn se volviо asustado, luego esperanzado alzо los ojitos hacia el padre. Juan Miguel meneо la cabeza aprobativamente, y el hijo feliz se precipitо a correr apresuradamente hacia los ni?os mayores. Estos se desbandaron al instante por la cancha y con mucha seriedad iniciaron el sorteo. En esta ocasiоn Lorencito repart?a a los ni?os en equipos. No permitirа mаs que el pendenciero Enrique ordene aqu?. ?Pero dоnde habrа de jugar el chiquit?n Eliаn, naturalmente, en mi equipo, y yo personalmente voy a proteger al hijo de Juan Miguel, si los chicos de Enrique se atreven a empujarle y jugar duro…

Satisfecho con el resultado del partido y la rica cena, que hab?a preparado su papа, ya hacia la noche Eliаn se puso a bostezar. Juan Miguel lo tomо en sus brazos y lo trasladо a la cama. Cuidadosamente lo tendiо de costado en ella y se acostо al lado, contemplando al chiquit?n que se dorm?a.

– Duerme, querido m?o, yo le dije a un аngel que te besara por m?, pero este volviо y dijo: “Los аngeles no besan a los аngeles” … Por eso yo mismo debo besarte.

Le dio un beso ruidoso en la mejilla y, mirando el reloj, comunicо:

– Son las dos. Pronto vendrа mamа.

Pero Eliаn ya no o?a nada. Dorm?a dulcemente, inmerso en panoramas agradables y sue?os dorados.

* * *

Elizabeth sorprendiо al ex marido y al hijo durmiendo abrazados. Llegо por la ma?ana el insaciable Lаzaro de improviso hizo un enroque, sin que se tomaran en consideraciоn los planes de ella. Cabe decir, que Eliz no se revelо mucho cuando el amante la llevо, en vez de Cаrdenas, a un lugarcito a la muy concurrida casa de trueno del Varadero nocturno. All? se hallaba la discoteca “La Cueva del Pirata”, ubicada en una gruta natural.

…Los extranjeros y las extranjeras, que iban y ven?an en ansiosas b?squedas del amor cubano, fаcilmente encontraban a muchachos y muchachas interesados en hacer zambullir a los turistas en, el poco acostumbrado para el ciudadano occidental, mundo de una sincera y despreocupada cordialidad, condimentada con un sexo excelente y bien ensayado.

Los descendientes de los conquistadores espa?oles y esclavos de Ruanda hac?an salir del estado de depresiоn espiritual a las ninfas, despose?das del mimo masculino, de la Europa, y las mulatas y mestizas cubr?an de besos, derrotados por la emancipaciоn, a los desdichados canadienses y, los que huyeron de las feministas al vedado cubano, a los papanatas alemanes.

Todo el mundo, salvo los veraneantes rusos, fаcilmente pudieron evaluar la esencia que diferencia las civilizaciones. Estos turistas no pudieron notar la diferencia, se lo imped?a hacer la enorme cantidad tomada de “daiquiris”, “mojitos” y “cubalibres”. La borrachera, que en ciertos momentos conllevaba al trastorno mental, no permit?a plenamente concentrarse en lo mаgico, lo que suced?a ante los ojos y gozar del sue?o hecho realidad. Las cubanitas brincaban estando con los muchachos rusos, como delfines, que chapoteaban y se zambull?an al lado de la orilla, en espera de exaltaciones infantiles. La reacciоn de los rusos, en el mejor caso, se asemejaba a la conducta de las iguanas desconfiadas, en el peor caso a la inmovilidad del cocodrilo.

Pero lo mаs inexplicable es el pago por el goce. En realidad, resultо ser mаs bien m?sero en comparaciоn con el equivalente de los gastos de servicios anаlogos en cualquier pa?s de la viejecita Europa, sin hablar ya de Mosc?. Enloquecida esta por el flujo de petrodоlares, con sus prost?bulos, camuflados como clubes de striptease. Lo mаs extra?o de la prostituciоn cubana consist?a en que no era obligatorio el pago, si esto era por amor. Hab?a de sobra voluntarios, tanto entre los turistas, como entre los locales, que estaban sedientos y ansiosos de compartir lo romаntico. Aqu? dominaba la sed de comunicaciоn sobre el vergonzoso sentimiento de lucro. La causa es muy simple. Los cubanos no son solamente una naciоn. El cubano es el nombre del orgullo y de la independencia.

Pudieron liberarse del Imperio no solo de facto y de jure, muchos lograron alcanzar la independencia en sus propias cabezas. A esta cohorte numerosa los gobernadores ascetas en el transcurso de largos a?os de soberan?a estatal le han inculcado el desaire hacia Su Majestad el Dоlar, lo que, sin embargo, no repugnaba a la gente de ganancias casuales y ayudaba a considerar como temporal cualquier sindineritis. En Cuba pueden ser permanentes solo la temperatura del agua y el aire – de +21?C a +27?C el a?o entero. En tales condiciones del tiempo se fusiona precisamente la codicia. En lo que se refiere a Fidel… Еl tambiеn es algo permanente. La amplitud de sus variaciones es insignificante. No permite que desaparezca el pueblo por el embargo econоmico. El genial longevo Fidel aparentaba ser una especie de corifeo ante los ojos de las masas. Se asemeja a los mеdicos cubanos, famosos en todo el mundo, que elaboraron un medicamento eficaz contra el SIDA. Solamente los esculapios cubanos pudieron hacer lo imposible e inventar un preparado, que mantiene el sistema inmune de los infectados por VIH. Solo Fidel fue capaz de realizar un milagro – una pociоn extraordinaria de vitalidad de un pueblo poco numeroso cercado por los enemigos. La fоrmula del elixir se manten?a en absoluto y estricto secreto. Transcurridos los a?os lo misterioso se hizo evidente. Fidel no inventaba nada, еl, llamаndose ate?sta, materializо en la prаctica el postulado cristiano – no teman reproducirse. Dios no dejarа sin sustento a sus hijos queridos…

Durante los cuarenta a?os de su gobierno la cantidad de habitantes del pa?s se duplicо, mientras el incremento de la poblaciоn del mundo occidental cuenta con unos mezquinos porcentajes. Las sanciones de Estados Unidos justamente as? influyeron en los cubanos. La respuesta de Cuba fue la reproducciоn. A еsa contribuyeron aquellos mismos mеdicos. Y la educaciоn cubana los hizo altamente cualificados, a lo expuesto no ten?an nada que ver los proxenetas y criminales, lo que nos obliga a retornar la lоgica y la continuidad de esta narraciоn.

Pues, volvamos a nuestro hеroe-amante. Jean-Baptiste Moliеre, autor del inmortal “Tartufo”, cierta vez notо con aire de clarividencia: “Los envidiosos morirаn, pero la avaricia – nunca…” Lаzaro sufr?a de un malestar espiritual, viendo a una cubanita, paseando con alg?n extranjero a lo largo de la playa. Los dos se las daban de ser una pareja de amantes, arrullando como tortolitos.

Una cosa es el sexo inofensivo, lo que te da una posibilidad segura, al 100%, de conseguir divisas. No ve?a nada reprensible en tal tipo de “iniciativa empresarial”. Pero es completamente otra cosa entablar relaciones duraderas con estos acicalados dandis. ?He aqu? donde yace la verdadera traiciоn! As? opinaba el mujeriego Lаzaro, el Don Juan local, siendo antes barman, nunca desde?aba arrancar sus intereses de las amiguitas, que fueron ofrecidas a los europeos. No le acusaba la conciencia cuando este viv?a a expensas de las mujeres ca?das. Otra cosa le sacaba de quicio – cuando las citas breves iban cobrando un carаcter mаs serio. Entonces la indignaciоn del ex barman se transformaba en ira y acababa en palizas y golpes contra las compa?eras.

Justamente ahora, en “La Cueva del Pirata”, adonde trajo a Elizabeth la despreocupaciоn rаpidamente cambiо por la irritaciоn. Los nervios se rebelaron porque este lugarcito de moda estaba lleno de parejas de enamorados, donde desempe?aban el papel de machos los ricachones europeos y las hembras, conforme a la definiciоn de sicolog?a, eran sus compatriotas. ?Tontas! ?Estаn listas a entregarse por un ron con cola y bombones! ?Quе beneficios se esfuman!

Su alma baja de proxeneta requer?a de еl nuevas acciones y actividades. Pero ahora, cuando en el horizonte se vislumbraba la perspectiva de Miami, Lаzaro no empezar?a a ofrecer su mediaciоn a unas mozas poco conocidas. Los “mastines” lo ten?an fichado en una nоmina especial. ?Val?a la pena arriesgarse en minucias, ya que un gran dineral estaba a la vuelta de la esquina, tras una bah?a? Se hac?a frenar con la idea de que su iniciativa empresarial, a la que en Cuba nadie toma en consideraciоn, en plena medida serа ?til en realidad en una gran operaciоn. Para este asuntito se necesitarа no solo un fuerte y seguro barquito, sino una astucia incre?ble, de la cual еl dispon?a indudablemente. La recompensa serа el sue?o americano hecho realidad. Por eso no se ha de cazar al zunzuncito[7 - Zunzuncito – pаjaro mosca, o elfo de las abejas (Mellisuga helenae) es la especie mаs peque?a de los colibr?es y de las aves en general.], cuando al pie de la catarata hay una bandada de flamencos rosados…

Se llevarа lo que merece debido a su talento. ?Vivir como toda esa gentuza, no es para еl! Que crean en los cuentos de Castro sobre la vida modesta, pero llena de dignidad humana, los fanаticos de еl. El mundo a nuestros pies, a eso debemos aspirar. Las doncellas prefieren a los se?ores adinerados. Ellas se lanzarаn tras еl, como lo estа haciendo la fe?cha Eliz – ella es su entrada al para?so. Se ha de llevar adicionalmente a Miami a su mocoso. ?Oh! Como se revelan los gastos de la afecciоn maternal. ?Quе bueno es que al tonto Juan Miguel lo haya alejado de ella!

– ?F?jate como este gordinflоn estа bailando la salsa! ?Le tiembla la barriga como una bolsa de agua caliente! – Lаzaro meneо la cabeza en direcciоn al marinero inglеs. Este llevaba una barba art?stica y estaba danzando con torpeza al estilo “latino”.

A Elizabeth le hizo sonre?r la apariencia del amante del mar, en especial, cuando aquel metiо en la boca una pipa grande y empezо a echar humo como un tren blindado. El contenido de su barriga se vert?a de la izquierda a la derecha como si fuera leche en la ubre de una vaca.

“Ella es igual como todas las otras – pensо Lаzaro – ?Plebe! Cоmo les puede divertir ese deforme pretencioso ricachоn, que hab?a tra?do a Cuba su desmesurada figura, para que la rasparan con sus lenguas casi gratuitamente nuestras chicas tontas.”

– ?Quе t?o gracioso! – re?a a carcajadas la joven mujer.

En torno al barbudo daban vueltas varias mulatas. Sin embargo, a Lаzaro nadie podr?a convencerle de que las chicas solamente decidieron respaldar, al que se hizo recientemente el centro de la atenciоn, bailador de poca val?a, valiеndose realmente de sus “pasos” profesionales, aprovechando sus culos, que temblaban como tambores.

Las bailadoras no se dispon?an a galantear al gordinflоn con la cara abofada, y por a?adidura, bizco y chueco. Terminada la m?sica, todos los miembros del show improvisado se incorporaron a algo suyo. El inglеs no quedar?a en soledad, pero estas dos compa?eritas de la improvisaciоn no estar?an en compa??a con еl. En cuanto a Lаzaro, еl odiaba precisamente a estas, lo que le comunicо a Elizabeth:

– ?Quе te parece, no le impedirа la grasa adue?arse de las dos?

– Yo cre?a que tienes celos solamente de m? – improvisо Eliz.

– ?Hay motivo?

– Muеstrame a un macho, y siempre habrа motivo alguno – bromeо ella.

– Estoy seguro de que este gordinflоn serа aprovechado no como macho, sino como medio de traslado a Europa.

?Puedes, aunque sea por un instante relajarte? ?Aqu? reina la alegr?a! ?Para quе se ha de complicar todo? – se amargо la chica – T? mismo me trajiste aqu?. – Aunque te dec?a que no pod?a ir.

Ahora estаs vertiendo la furia en aquellos que vemos por primera vez y quizаs sea la ?ltima.

– No les tengo rabia a ellos, sino a m? mismo – de repente la besо y continuо – Porque no puedo comprarte a ti toda suerte de cosas, o sea lo que puede regalar a estas dos chicas el gordinflоn con la barba de chivo.

– No me hace falta nada – asegurо Elizabeth.

– Yo s?, que lo necesito – soltо avinagradamente Lаzaro.

– Qu?tate los complejos innecesarios – aconsejо Eliz – En el amor no sirven para nada. Lo mаs maravilloso del mundo estа ya a tus pies. Soy tu esclava. ?Quе mаs necesitas?

– Quiero ver el mundo y tirar la casa por la ventana en otros pa?ses, como lo hac?an los yanquis en Cuba antes de la revoluciоn.

– No es obligatorio ver todo el mundo para comprender que no hay otro pa?s, que sea mаs hermoso que el nuestro – soltо con seguridad Eliz.

– ?Estаs segura? – se rio sin ganas Lаzaro – Es que no disponemos de la posibilidad de comparar.

Elizabeth hizo una pausa antes de contestar a tal argumento fundamentado. Luego dijo:

– Para quе comparar lo nuestro y lo ajeno. Lo ajeno puede ser mаs grande y mejor, pero lo nuestro siempre es mucho mаs querido… Ademаs, no todos los yanquis tienen la posibilidad de tirar el dinero. Y a?n mаs… Ellos pagan por lo que aqu? se nos ofrece gratuitamente y para siempre. Llеvame a casa, ya estа saliendo el sol…

Lаzaro tuvo que obedecer a la patriota incorregible. Quе vas a hacer, habrа que aguantar su rebeld?a. Sea como sea, en que yace este amor ilimitado hacia el pseudo para?so socialista con su sistema de racionamiento y pesos diferentes para los turistas y la gente local. Por lo visto, el imbеcil Juan Miguel le metiо en la cabeza sus convicciones procastristas, quizаs еl solamente sepa argumentar ante las infames. Todo lo restante lo hacen para otras personas.

Ese d?a Lаzaro supo apoderarse de la ex esposa de Juan Miguel en el salоn de su chatarra directamente ante el portal de su casa. Al amante le excitaba la propia proximidad del ya ex marido de su cari?o actual. Tal situaciоn daba lugar a sentir su superioridad varonil. Su vecina, mujer entrada en a?os, do?a Marta fue testigo de una conducta incalificable de Elizabeth. Esta decidiо, que despuеs de lo visto, no se saludar?a con la ingrata Eliz. Y al mismo tiempo no contar?a nada al pobre Juan Miguel. La mujer no quer?a hacer disgustar a este buen joven, que se pasaba el d?a entero con el peque?o Eliancito, dejando aparte su tiempo libre. Es claro, no era una persona impecable, como lo son realmente los varones, pero hasta ahora, por lo visto, estа ciego de amor por una zorra indigna, ya que sigue viviendo tras el divorcio con ella bajo un mismo techo.

Todos cre?an que Juan Miguel y Eliz alg?n d?a volver?an a unirse obligatoriamente. Ya que los dos quer?an apasionadamente a su hijito. La gente creerа de buena gana en un cuento, y no en el reportaje en directo de un testigo de vista. Do?a Marta lamentо tener un insomnio progresivo, que hubiera armado un lavado a la madrugada y hubiera puesto a secar la ropa. Ahora la mujer sabe mucho mаs de lo que necesita y eso empeora el proceso del sue?o. Es malo que te convenzas una vez mаs de la injusticia del mundo. Es bueno que esta provenga solo de la gente imperfecta.

Cansada Eliz se dejо caer al sofа y al instante se durmiо, as? pasо inadvertido un pintoresco amanecer incre?ble. Un ligero vientecito del ocеano ahuyentaba las bandadas de cirros, dando el camino al sol que se despertaba. Este resplandor pol?cromo se revelaba en las formas de colores lila, rosado o azul. Era, ni mаs ni menos, una autеntica obra maestra. Aqu? uno contempla un milagro prosaico, el que no puede ser captado por los seres altivos, y que se abre tan fаcilmente a los que pueden sentir el dolor ajeno como el suyo propio, y alegrarse tanto de los еxitos propios como de los demаs…

* * *

Juan Miguel fue el primero en despertarse. Hoy era un d?a no laborable, lo que significaba que еl deb?a cumplir la promesa dada al chiquillo Eliancito y dirigirse a Camag?ey para mostrarle un pez exоtico, un marl?n azul, y tiburones amaestrados.

Los amigos-buceadores siempre lo recib?an y atend?an como al huеsped mаs deseado. Ya hace mucho tiempo que no quer?a solo admirar los extravagantes palacios submarinos de arrecifes de coral.

Eliz trabajaba todo el tiempo. Completamente otra cosa era Eliаn, este recordarа para siempre la primera odisea subacuаtica. Estando en la misma costa, uno puede contemplar los bancos de coral y los peces tropicales en la Playa Santa Luc?a. All? le ense?arа a Eliаn cоmo nadar a estilo braza, ya que su hijo hasta el momento solo asimilо su propio estilo de nadar, no aprobado por el Comitе Ol?mpico Internacional. All? le permitirа al hijo que se ponga el traje de buzo, le ense?ara cоmo se ha de ajustar la careta y usar el balоn de ox?geno, le permitirа sumergirse unas veces bajo la vigilancia del instructor, el cual le relatarа sobre la vida de los buceadores.

Los muchachos zambullistas se especializaban en entrenar a los peque?itos. Dec?an que dispon?an de equipos de buceo de tallas peque?as y sin riesgo alguno se pod?a sumergir a Eliаn, atado a un cable, de unos cinco metros. Juan Miguel rechazо rotundamente esta idea. Para quе acelerar los acontecimientos. Para la segunda ocasiоn del programa ideado esto era mаs que suficiente.

– ?Papа, veremos los buques hundidos? – segu?a preguntando el chiquillo acalorado antes de emprender una lejana traves?a mar?tima en espera de un milagro.

– Esto serа un d?a de entrenamiento. Los galeones, de los piratas y espa?oles, no desaparecerаn hasta la prоxima visita mаs profesional tuya. Cabe decir, para ese momento ya habrаs aprendido a nadar a estilo braza. Te lo prometo.

– Comprendido – lo aceptо Eliаn.

Eliancito nadaba bastante bien, y para un ni?o de seis a?os eso ser?a algo excelente. Solamente se agitaba mucho, y por eso se cansaba pronto. Al tragar una considerable porciоn de agua salada, empezaba a entrar en pаnico, pero era un tipo especial de pаnico – taciturno, tesonero y lo paradоjico era que eso fuera fundamentado.

S?, ten?a miedo, pero no de ahogarse. Tem?a reconocer a papа abiertamente su estado de insolvencia. Es que еl ya es adulto, sabe nadar. A?n sab?a que su papа estaba al lado, a unas diez yardas. El padre estа observаndole y controla la situaciоn y en el caso de que su hijo de veras empiece a ahogarse siempre lo sacarа del agua o le echarа un salvavidas. Algo parecido ocurriо el oto?o pasado. En la еpoca de las lluvias en la playa Cayo-Sabinal…

Aquel d?a los amigos –buceadores los llevaron en una lancha peque?a de un embarcadero en Playa Santa Luc?a hasta un lugarcillo maravilloso, declarado como reserva nacional. Aqu? numerosas bandadas de flamencos compet?an exhibiendo su finura y elegancia con los ibis blancos y lindaban con legiones de tortugas marinas, pesadas y torpes tipo Chaelonidae, que tomaban el sol. A una de estas el chiquillo hasta pudo tocarle el caparazоn de la tortuga.

Cuando Pedro el amigo de Juan Miguel, el instructor de buceo, le mostrо al ni?o una pesad?sima barracuda que acababan de capturar, Eliаn estaba loco de admiraciоn y quiso tocarla. Apenas hubo rozado la aleta del pez, este bruscamente moviо la cola y se contrajo, y un poco mаs se habr?a deslizado de las fuertes manos del t?o Pedro.

Unаnimemente se decidiо que hab?a que fre?r a la intratable moradora del ocеano en una fogata y comerla por complacer el apetito que se hab?a desatado. Fue preparado un plato exquisito en el propio litoral. Una vez terminada la comida, el padre pidiо a Eliancito que le ayudara a recoger la basura – ya que no se permit?a dejarla en la blanca arena cubana.

Organizaron el fest?n en la misma lancha. Habiendo tomado un tentempiе, los viajeros se dirigieron hacia la bah?a de Nuevitas, a una cueva rocosa, un paraje muy elogiado solamente entre los conocedores de tales maravillosos lugares costeros. Aqu?, probablemente, escond?an sus botines los corsarios de Henri Morgan – filibustero inglеs que horrorizaba la Corona espa?ola.

– Aqu? tienes veinte y cinco centavos – entregando al hijito la moneda, Juan Miguel le advirtiо en voz baja que Eliаn deb?a entrar solo en la cueva – tales son las reglas. De otra manera el Santo Cristоbal no cumplir?a tu deseo. Lo debes pronunciar con susurro y solo una vez, tapando la boca con la palma de la mano. De este modo… Solamente a las paredes se les permite o?r los deseos ?ntimos de los ni?os peque?os y hacerlos pasar a la consideraciоn del Santo Cristоbal. En las paredes se puede confiar, ellas pueden guardar los secretos.

– ?Se puede encargar solo un deseo? – Eliаn, con los ojos desorbitados, pronunciо intimidado.

– Solamente uno, lo mаs importante – afirmо el padre – Por eso, m?ralo bien antes de que le pidas algo.

– ?Puedo pedirle una patineta autеntica? Es que la m?a, hecha de una tabla y cojinetes, la vienes reparando cada d?a.

– Ya no se puede, es que me has contado lo de tu deseo recоndito, y yo te advert? que lo guardaras en estricto secreto.