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â Kyou, ¿en qué estás pensando? â se preguntó Kamui en voz alta sabiendo que nadie podÃa escucharlo o verlo. Observando a Kyou observar a Kyoko, reconoció el destino cuando lo vio. El destino siempre habÃa atraÃdo a los Guardianes hacia la Sacerdotisa⦠sin importar el mundo o la vida.
Secretamente deseó poder organizar un lugar donde Toya y Kyou se vieran pero aprendió a no tratar de usar sus poderes en Kyou. Sintió escalofrÃos subir por su brazo al pensar en molestar al peligroso Guardián dorado.
Su mirada escaneó la multitud de nuevo sabiendo que Kyou no era por quien deberÃa estar preocupado. HabÃa otros dentro del club que no eran humanos, pero podÃa sentir la verdadera obscuridad acercarse por momentos. Se preguntaba si Kyou podÃa sentirlo también.
Kamui asintió para sÃ. Lo mejor que podÃa hacer por ahora era ayudar a esconder los poderes de Kyoko de ojos entrometidos. Con ese pensamiento, saltó de los altavoces pero sus pies nunca golpearon el suelo del club de baile.
CapÃtulo 4
Mientras el trÃo entraba en la abarrotada pista de baile, Suki y Kyoko inmediatamente comenzaron a mover sus cuerpos al ritmo de la música dejando a Tasuki mirar con fascinación. Los cuerpos calurosos a su alrededor hicieron que su piel se ruborizara mientras el alcohol fluÃa por sus venas.
El cuerpo de Suki se movió más cerca del de Kyoko poniendo sus brazos alrededor del cuello de la otra y comenzaron a bailar. Riéndose de las payasadas de la otra, bailaron como amantes perdiéndose en el ritmo de la música. Se habÃan enseñado a bailar asà en la escuela elemental hacÃa mucho tiempo.
Atrapadas en el momento de pura diversión sin adulterar, las chicas se habÃan olvidado momentáneamente de su tercer acompañante.
Tasuki miró a ambas amigas bailando apasionadamente juntas y sintió calor en sus mejillas. â¡Guao!â Su cuerpo reaccionaba a la escena que se interpretaba en frente de él. Se sentÃa como si su respiración fuera golpeada fuera de sus pulmones. Mirando el cuerpo de Kyoko frotándose contra el de Suki mientras sus manos vagaban por el cuerpo de la otra casi era más de lo que podÃa soportar.
Tasuki decidió que querÃa sumarse a la diversión, y obligó a sus pies moverse antes de que perdiera el valor.
Deteniéndose justo en frente de Kyoko, pudo ver que sus ojos estaban cerrados mientras se movÃa contra Suki. Su mirada enzarzada con la de Suki en tanto ella sonreÃa y bajaba detrás de Kyoko lentamente volviendo a subir, acariciando con sus dedos las caderas de su amiga. Esperaba que Tasuki tuviera suficiente valor para bailar con Kyoko asÃ.
â ¿Por qué no te nos unes? ¡Esto es demasiado divertido! â se rio agarrando a Tasuki por la hebilla del cinturón, tirando de él sonrojándose contra Kyoko.
Los ojos de Kyoko se abrieron como platos de la sorpresa sintiendo un cuerpo duro, definitivamente masculino golpearla de una manera muy Ãntima. Un rubor encendió sus mejillas cuando se dio cuenta de que Tasuki la sostenÃa cerca. â ¡Ey! â sonrió tÃmidamente, y decidió que le gustaba la forma en que se sentÃa su cuerpo contra el de ella. SabÃa que podÃa confiar en que él no pasarÃa los lÃmites. Ãl siempre era un caballero.
Sintiéndose osada, Kyoko continuó bailando con Suki moviéndose detrás de ella poniendo una mano en el hombro de Tasuki⦠alentándolo silenciosamente.
Tasuki no necesitaba nada más que ese simple movimiento para agarrar las caderas de Kyoko y comenzar a moverse con su cuerpo. SentÃa que estaba en el cielo con la chica de sus sueños bailando seductoramente contra él. Sintiendo cada curva de su cuerpo frotarse contra él era una dulce tortura que nunca habÃa experimentado.
Sus ojos marrones se suavizaron seductoramente en tanto todo su cuerpo se sentÃa como si estuviera quemándose y querÃa sentir tanto de ella como fuera posible. Presionándose más cerca de Kyoko, comenzó a bailar contra ella, moviendo su cuerpo caliente con el suyo como un amante perdido hace mucho tiempo.
Kyoko miró hacia arriba a los ojos de Tasuki y se dio cuenta por primera vez de que eran bonitos copos amatista rociados de orbes chocolate. âHermosoâ¦â era la única palabra que le vino a la mente. Mientras más profundo mirara⦠más le recordaba a Shinbe.
*****
El humor de Toya no habÃa mejorado desde que fue al dojo de la universidad esperando quemar un poco de vapor. HabÃa decidido que mejor se iba rápidamente cuando estropeó el saco de boxeo de quinientos dólares. No era su culpa que estuviera imaginando el rostro de Kotaro cuando lo golpeaba.
â ¡Chica estúpida! â gruñó. â¿Por qué siempre era tan difÃcil de manejar?â Miró hacia nada en particular pensando en el molesto guardia de seguridad con el que Kyoko habÃa salido.
Aún se sentÃa lÃvido de cuando escuchó la voz de Kotaro en el apartamento de Kyoko más temprano. Nada le hubiese gustado más que arrancar la cabeza del hombre y meterla donde el sol no le alcanzarÃa. Toya siempre tuvo un sexto sentido sobre cosas y sus sentidos le decÃan que Kotaro no era lo que aparentaba ser.
â Un lobo con ropa de oveja va más como él â. Sonrió, luego se sintió ligeramente culpable porque también le escondÃa cosas a Kyoko. Cosas que él no podÃa explicar.
HabÃa aprendido desde pequeño a esconder sus habilidades inusuales de otros, habilidades como fuerza inhumana y velocidad, asà como sus intensificados sentidos del olfato y la vista. El único problema era que venÃan y se iban cuando querÃan. No podÃa evocarlos en un momento y quizás era algo bueno.
Perdido en sus pensamientos, la piel de Toya se erizó al notar al guardia apoyado contra la puerta del edificio de seguridad. âHablando del rey de Romaâ. Toya miró a Kotaro, casi caminando más allá de él y luego se detuvo sobre sus pasos. â ¿Qué demonios estás haciendo aquÃ? â gruñó.
Sin prisa, Kotaro se levantó a su máxima altura y caminó hacia donde la supuesta cita de Kyoko estaba de pie gruñéndole. Mirando alrededor y sin verla por ninguna parte, su comportamiento relajado se tensó y Kotaro perforó a Toya con una mirada furiosa. â ¿Dónde está Kyoko? Pensé que estarÃa contigo esta noche.
Si habÃa algo que Toya odiaba era ser confundido y ahorita no estaba de humor para eso. â Tú estúpido malparido⦠pensé que tenÃa una cita contigo â, le espetó sin pensarlo.
La jaula de Kotaro ahora estaba seriamente agitada. Kyoko le habÃa dicho que iba a salir con Toya y habÃa sido una mentira. â ¡Maldición!
Sin darle una segunda mirada, se fue en dirección al lugar donde vivÃa Kyoko esforzándose contra la necesidad de usar su velocidad antinatural. ¿Por qué le habÃa mentido? Si él hubiese sabido que no estarÃa con el imbécil, la hubiese seguido.
Toya sintió pánico por un momento cuando vio que la preocupación se filtraba a los ojos de su rival y la forma en que se fue a una velocidad vertiginosa no lo hacÃa sentirse mejor. Algo dentro de él confiaba en Kotaro completamente, pero nunca le dirÃa eso.
Sin siquiera pensar lo que estaba haciendo, se fue detrás de Kotaro a ver a dónde iba. Fácilmente alcanzándolo pero dándose cuenta de la velocidad a la que ambos iban, algunas de las sospechas de Toya se confirmaban. Kotaro era más de lo que parecÃa⦠¿tenÃan el mismo ADN o algo? Apretó sus dientes sin gustarle ese pensamiento.
En un minuto, Kotaro estaba golpeando la puerta del apartamento de Kyoko esperando contra todo pronóstico de que realmente estuviera allÃ. Golpeando ambas palmas contra la inocente puerta gritó: â ¡Demonios, Kyoko! ¿Dónde estás? â temor y preocupación se filtraron por cada poro de su ser. â Esto no es bueno â, gruñó.
â ¿Qué no es bueno? â reclamó Toya de pie detrás de Kotaro.
Las vibras que transmitÃa Kotaro hacÃan que el pecho de Toya doliera con su intensidad. Si hubiese sabido que Kyoko no estaba con Kotaro, hubiese venido para estar cerca de ella. Debió haber seguido sus instintos y venir de todas formas. TendrÃa que ponerle una correa a esa chica tarde o temprano.
Kotaro se balanceó habiéndose olvidado de Toya completamente en su prisa de llegar con Kyoko. Ahora teniendo a alguien con quien descargar su ira, se descargó. â ¡Pensé que estaba contigo! â Kotaro tensó su puño y atrajo su rabia dentro de sà antes de ir demasiado lejos. â ¿Y cómo demonios fuiste capaz de mantener el paso? No importa, no respondas eso.
Toya lo miró fijamente, sorprendido de que el guardia de seguridad se diera cuenta, pero que se encogiera de hombros a ello. â Simplemente soy asà de rápido imbécil.
Calmando su lado dominante, Kotaro abrió sus perforadores ojos azul hielo, entrelazándolos con la persona que lo iba a ayudar a encontrar a âsu Kyokoâ. Era suficientemente malo que Toya no hubiese renacido como vampiro para que pudieran simplemente resolverlo a puñetazos, pero ahora Toya estaba recuperando sus habilidades del pasado y no tenÃa idea de por qué. Para colmo, el mejor amigo de Toya era Shinbe y Shinbe no tenÃa idea de su pasado tampoco.
Kotaro golpeó la palma de su mano contra su sien preguntándose por qué carajo confiarÃa en Toya para cuidarla⦠por segunda vez, cuando habÃa fallado la primera. El hecho de que Toya no recordara nada, hacÃa imposible para Kotaro vociferarle. Inhaló profundamente ante la verdad, ambos le habÃan fallado. Sus labios se estrecharon mientras miraba silenciosamente.
Toya lanzó una sonrisa poco entusiasta. â Asà que te mintió y te botó diciendo que iba a salir CONMIGO. ¡Ja! â aunque sabÃa que eso era más o menos lo que ella habÃa hecho con él, no dejarÃa que Kotaro lo supiera.
Kotaro tomó otra respiración profunda tratando de mantener su temperamento bajo control. Era como hablar con un maldito chiquillo. â Esto no es un juego, punk. Chicas han desaparecido de derecha a izquierda del campus y de la ciudad por más de un mes. Ahora, ninguno de los dos sabe dónde está Kyoko â. Kotaro podÃa escuchar el pánico en su propia voz, pero lo ignoró. â ¿Tienes alguna idea de a dónde pudo haberse escapado?
Toya podÃa sentir su pecho destrozarse de preocupación pensando que Kyoko estuviese en peligro. â ¡Maldita sea! â Se volteó hacia la puerta de Suki y comenzó a golpear hasta que escuchó la puerta agrietarse haciendo que aflojara el golpeteo. Sin respuesta.
â ¡Mierda! â Cerca de un estado de pánico, Toya buscó a tientas su celular esperando que Shinbe supiera dónde estaban las chicas. â ¡Sátiro libidinoso, atiende! â gritó al teléfono que aún llamaba. Después del cuatro timbrazo Shinbe finalmente respondió.
â ¡Shinbe! ¿Sabes dónde están Suki y Kyoko? â miró a Kotaro cuando se le acercó como esperando escuchar la respuesta.
En el otro extremo del teléfono, Shinbe sonrió una sonrisa reveladora. â Quizásâ¦
*****
Kyou siguió escondido dentro de la obscuridad mirando a la chica bailar con sus amigos. HabÃa descubierto que su nombre era Kyoko al escuchar su conversación. Hasta ahora, el chico llamado Tasuki habÃa mantenido sus manos para sà mismo, lo que era algo bueno considerando que Kyou habÃa decidido dejarlo vivir mientras no se acercara demasiado a ella. ParecÃa suficientemente inofensivo; si no, al menos un poco obsesionado con ella.
Se habÃan abierto espacio hacia la pista de baile, la chica y su amiga habÃan comenzado a bailar juntas. La forma en que estaban bailando era indecente. âDebe ser el alcohol que consumió tan rápidamenteâ, se le dificultó pensar de otra forma.
Un gruñido grave vibraba en su pecho mientras su visión era obstruida por un grupo de humanos punk. Escuchado su advertencia, luego viendo la mirada dorada escalofriante que les dio, rápidamente se retiraron al otro lado del club. Las esquinas de los labios de Kyou dieron el indicio de una sonrisa divertida sobre la forma en que se dispersaron inmediatamente.
Devolvió su atención a la pista de baile enfocándose en la chica joven que lo dejó perplejo. La visión que lo saludó hizo que su sangre hirviera de ira. Un gruñido violento vino de un lugar desconocido mientras los ojos dorados destellaron rojo con sangre.
El inofensivo Tasuki estaba bailando con Kyoko como si tratara de seducirla.
*****
Kyoko estaba perdida en la sensación de las manos de Tasuki en sus caderas, acariciando la piel desnuda de su cintura mientras él tomaba control de su danza. En realidad se veÃa alucinante con su cabello desordenado y bailando sensualmente con ella. Una risita escapó de sus labios al cambio de sus pensamientos.
Mientras lo sentÃa acariciar su piel expuesta en la parte baja de su espalda, ella se dio cuenta de que sus ojos casi se volvÃan puro amatista.
Suki, decidió que podrÃa probar algo frÃo y mojado, y le dio una nalgada a Kyoko. â ¡Vamos, ustedes dos! ¡Requiero alimento! â Se rio por su tonta frase arrastrando a la pareja de vuelta a la mesa que habÃan ocupado antes en la espera de otra bebida.
*****
Kyou se levantó tratando desesperadamente de calmar su sangre rabiosa. Su usual control vestido de hierro y frÃo comportamiento se habÃa desvanecido completamente al ser testigo del chico Tasuki que estaba bailando con Kyoko como si fuera su amante.
En el descanso de su mente, sabÃa que debÃa calmarse rápidamente, de otra forma, Hyakuhei sentirÃa su presencia si no lo habÃa hecho ya. Tomando un respiro firme y profundo, mentalmente se reprendió por su estupidez.
Durante siglos habÃa sido un frÃo demonio de la noche sin emociones. Su resolución era como una montaña que nunca se movÃa y no podÃa forzarse a ser sumisa. Sus emociones eran bien conservadas dentro de su frÃo exterior, irrompible por una razón: para que pudiera esconder su aura del verdadero enemigo.
En una noche, la presencia de una chica joven, más allá de inocente y pura, habÃa causado que flaqueara por primera vez en su vida de muerto viviente.
Ajenos al enfurecido vampiro de cabello plata, el trÃo se abrió paso de vuelta a sus asientos previos. La risa inocente de Kyoko flotó hasta él, casi calmando su rabia. Un poco de su tensión aminoró y se preguntó por qué habÃa actuado tan posesivamente hacia la chica.
Entrecerró los ojos, lanzando dagas al chico con ella prometiendo una muerte agonizante si siquiera caminaba de puntillas fuera de la lÃnea una vez más. Ella necesitaba un Guardián.
Kyou no podÃa entender la atracción tan fuerte que sentÃa hacia ella, pero observarla se habÃa vuelto adictivo. Su belleza e inocencia lo habÃan fascinado mientras comenzaba a preguntarse si su piel era tan suave como parecÃa. Ver otro vaso del lÃquido contaminado deslizarse frente a ella le enfurecÃa.
Con cada sorbo que tomaba, el resplandor de luz pura que la rodeaba parecÃa titubear y debilitarse. Ya era mucho más difÃcil de detectar. Si seguÃa bebiendo del agua del demonio que estaba puesto frente a ella, pronto caerÃa en la obscuridad.
Como si lo desafiara, miró a la chica quitar la pajilla de la copa y presionarla contra sus labios, drenando el resto del lÃquido contaminado.
Kyou hizo algo que no habÃa hecho en siglos⦠sonrió, sabiendo que ahora su secreto estarÃa a salvo del mal que acababa de entrar al club nocturno. Quizás ocultar el aura de ese tipo de inocencia inimaginable de la hermosa chica no era tan malo después de todo.
Kyou retrocedió a la obscuridad mientras su enemigo salÃa de ella.
*****
Hyakuhei caminó a través de la puerta sin darse por advertido de los secuaces que lo seguÃan en su sombra. PodÃan buscar su propio entretenimiento para la noche. Ellos solo entorpecerÃan sus planes para la tarde, en caso de que les permitiera unÃrsele. Sus ojos carmesà escanearon la exhibición de carne caliente delante de él con interés.
HabÃa sentido vida aquÃ, escondida en alguna parte entre los humanos. Lo habÃa llamado como a un amante ansiaba su caricia, pero ahora la sensación de caricias casi se habÃa desvanecido, como si se hubiese apagado.
Se habÃa alimentado bien la noche anterior y no sentÃa la necesidad de alimentarse de nuevo tan pronto. No⦠esta noche tenÃa algo más en mente.
Esta ciudad guardaba el poder del legendario Corazón de Cristal del Guardián, estaba seguro de eso. Todos los caminos que habÃa tomado, buscando la luz escondida, lo habÃan llevado a este lugar. Incluso ahora, podÃa sentir la escurridiza luz escondida bajo la obscuridad mientras se apoyaba contra la pared, mirando a los humanos.
Varios de los mortales ignorantes ya lo habÃan notado y supo que vendrÃan por él, erróneamente ofreciendo sus almas.
La simple atracción de alto, oscuro y bien parecido siempre le habÃa facilitado capturar a su presa. Su largo y oscuro cabello fluÃa a su alrededor en ondas como el fondo por su buena y sin igual apariencia. PodÃa sentir la lujuria emanando de los humanos, pero esta noche no le prestó atención.
Esta noche, buscarÃa a quién podrÃa poner bajo su control. A veces convertÃa un alma ignorante simplemente para matarle la noche siguiente. Solo otorgaba el regalo de la vida eterna cuando le era apropiado y eso era menos de una vez cada siglo. Pero esta noche, buscarÃa a alguien que lo asistirÃa en su misión de determinar quién resguardaba el Corazón de Cristal del Guardián.
Los ojos de Hyakuhei se oscurecieron con sus pensamientos. La última vez habÃa estado muy cerca del misterioso Cristal de la leyenda, la chica que llevaba el poderoso Cristal habÃa percibido su intención. Antes de que pudiera detenerla, se habÃa suicidado⦠llevando el Cristal con ella y más allá del alcance de Hyakuhei una vez más.
Su mente se dejó llevar por la nostalgia. HabÃa sido tal desperdicio⦠por ser la chica incomparable en belleza y de pureza incontaminada. Su cuerpo delgado no hacÃa movimiento mientras buscaba sin prisa entre la multitud con ojos de medianoche.
El Cristal únicamente resurgÃa cada cien años de acuerdo con los pergaminos antiguos que habÃa tomado del brujo Shinbe antes de quitarle la vida. Sus labios dieron un indicio de sonrisa cruel recordando ese asesinato en particular, ciertamente bastante delicioso.
Contando los años desde ese momento, la doncella elegida que ahora llevaba el Cristal cerca de su corazón ahora tendrÃa veinte años, posiblemente un poco más joven. Hyakuhei lo habÃa sentido entre las inmediaciones de la universidad y ahora aquà entre la multitud de estudiantes universitarios en el club.
El hecho de que esta ciudad estaba construida en el mismo suelo donde el Cristal se habÃa desvanecido solo confirmaba que serÃa el mismo lugar para su reencarnación.
Si él no podÃa encontrar a la portadora del Corazón de Cristal del Guardián, entonces reclutarÃa a uno que fuera aceptado entre ellos y pudiera ayudar con su búsqueda. Un no humano, una creatura de la noche, por encima de todos podrÃa detectar el poder que él querÃa y deseaba para sÃ.
Una sonrisa maliciosa agració sus labios perfectos con anticipación de la emoción de la caza. Habiendo llamado a sus hijos preferidos para unÃrsele, esta vez tendrÃa lo que deseaba. HabÃa estado en la obscuridad por demasiado tiempo e incluso las cosas más placenteras comenzaron a aburrirle.
Hyakuhei querÃa algo nuevo y un reto era justo lo que necesitaba para despertarlo de su larga vida de sueño. Vagamente, pudo sentir un alboroto en el aire y sonrió intencionadamente. No habÃa prisa⦠porque qué era el tiempo⦠para un vampiro.
*****
Tasuki miraba asombrado mientras Kyoko se bajaba lo último de su té helado Long Island. Sus ojos ahora suaves miraron de vuelta al suyo que seguÃa lleno, una mirada preocupada en su rostro. â Eh, Kyoko, si tienes sed podrÃa buscar té de verdad del bar, si quisieras â. Sonrió viendo a Kyoko sonrojarse al darse cuenta de lo que acababa de hacer.
Suki levantó una ceja notando el vaso vacÃo de Kyoko e internamente se encogió sabiendo que Kyoko la matarÃa felizmente mañana por la resaca. Se encogió de hombros mentalmente convenciéndose de que esta noche estaban celebrando y que Kyoko la perdonarÃa⦠eventualmente.
Mirando a Tasuki con su mejor expresión de âpor favor ayúdame, estoy en problemasâ, Suki accedió. â Pienso que esa puede ser una buena idea â. Le guiñó el ojo en apoyo y con picardÃa traviesa por debajo.
Siempre le habÃa gustado Tasuki y frecuentemente deseaba que Kyoko saliera con él más a menudo, en vez de Toya, quien le gustaba, pero no siempre trataba a Kyoko tan bien como deberÃa. Estaba contenta de que Kyoko pudiera dar tan bien como recibiera y no dejara que Toya le pasara por encima.
Luego estaba Kotaro, quien se llevarÃa a Kyoko y se casarÃa con ella si tuviera la oportunidad. Ãl era agradable y la trataba como a una diosa, pero Suki tampoco estaba cómoda con la idea de perder a su mejor amiga.
Los ojos de Suki se iluminaron al pensar en presionar a Tasuki y Kyoko para que estén juntos, especialmente después de la forma en que bailaron justo ahora. Ella habÃa aprendido a que no la atraparan haciéndolo, porque Kyoko podÃa ser aterradora cuando estaba furiosa. Una chica tendrÃa que tener valor para salir con los dos impulsivos con los que ella estaba saliendo. La sonrisa de Suki se suavizó pensando en su propio novio, aunque nunca admitirÃa tal tÃtulo.
Shinbe estaba tan loco como cualquiera de los dos con los que salÃa Kyoko, si no más.
Volviendo sus pensamientos al presente, Suki se levantó con una sonrisa traviesa. â Trataré de convencer al DJ de que ponga mi canción favorita, ¡ya vuelvo! â Con eso dejó a los dos solos a expensas de sus propios recursos. Secretamente, esperó que el tiempo juntos a solas iniciara una pequeña llama ardiente entre esos dos.
Kyoko miró de vuelta a Tasuki sintiéndose aturdida y sonrió de manera culpable. â Me encantarÃa algo de té⦠o quizás café serÃa incluso mejor. Aunque a veces el mareo de la cafeÃna es casi tan malo â. Se rio de su propia broma, â si no te molesta buscarlo mientras voy al baño de damas â. Tomó la mano extendida de Tasuki y le dejó ayudarla a levantarse.
Kyoko parpadeó rápidamente en cuanto las cosas comenzaron a verse borrosas y luego rio. â ¡Ya vuelvo! â Escaneó las paredes buscando la dirección del baño de damas. Viéndolo cerca de la puerta principal, se fue esperando que no se viera tan tambaleante como se sentÃa. Quizás si salpicara algo de agua frÃa en su rostro y no tomara más alcohol esta noche, estarÃa bien.
El cuerpo de Kyou se tensó mirando a la chica caminar directamente hacia el último lugar al que querÃa que fuera, la entrada⦠y al enemigo. Sus acechantes ojos dorados se tiñeron de rosado y con un gruñido irritado, su silueta se desvaneció como si nunca hubiese estado ahÃ.
La mente abrumada de Kyoko se preguntó por qué habÃan puesto los baños tan cerca del frente de la puerta mientras miraba una horda de gente que aún llegaba al club. Algunos de los recién llegados parecÃan ya estar bien en el ambiente fiestero y el ruido dentro del salón de baile se amplificó.
Yohji, uno de los chicos del campus, vino tambaleándose, sin ver por dónde iba. Su hermano ya lo habÃa convencido de ir a un par de bares por el camino más temprano y acababan de irse del último para probar este. Volviéndose para llamar a su hermano, Hitomi, chocó contra un cuerpo suave y caliente.
Escuchando un grito femenino, Yohji instantáneamente extendió los brazos y la atrapó con ambos brazos. Mientras sus ojos se iluminaban ante la cara de la que sostenÃa, una sonrisa salvaje se extendió por sus labios. â ¿Kyoko?
Una vez que la habitación decidió dejar de dar vueltas y estuvo derecha de nuevo, Kyoko miró hacia arriba al chico que le habÃa cortado el paso, luego jugando al héroe todo en una caÃda. â Yohji⦠hola⦠â Kyoko se sonrojó cuando la sostuvo más cerca de él e inmediatamente empezó a sacudir su salida.
â¡No es bueno! No es bueno.â Cantó alguna parte dentro de su cabeza⦠podÃa escuchar la advertencia fuerte y clara.
Se habÃa encontrado varias veces con Yohji en la escuela y aunque fuera un gran jugador con las chicas, extremadamente bien parecido y uno de los tipos populares deportistas, ella siempre trató de evadirlo. Era demasiado agresivo para su gusto y escogió estar lejos de él y del grupo con el que salÃa.
â Estoy bien ahora Yohji, ahora me puedes soltar â, sonrió, escondiendo su ansiedad, tratando de mantenerse serena y no empezar una escena.