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CLUB MEDIANOCHE
ESPECIAL DE VIERNES POR LA NOCHE
NOCHE DE CHICAS
La palabra chicas estaba en un cÃrculo. Shinbe levantó una ceja mientras dejaba el papel de nuevo en la encimera y caminaba hacia el baño. Escondió su sonrisa en tanto entraba sin golpear y se deslizó detrás de Suki mientras tenÃa el cepillo preparado para deslizarlo a través de su cabello.
â Mañana entonces â, susurró Shinbe seductivamente en su oreja, después bajó sus labios para besar su hombro. Se volteó sin decir otra palabra, escondiendo su sonrisa sabionda.
Suki estuvo de pie sin moverse, mirando al espejo, sin gustarle la vibra que acababa de percibir. Era impropio de Shinbe no rogar y suplicarle. Sin querer verle el colmillo al caballo regalado, se apuró y terminó de arreglarse. Con miedo de que ahora Shinbe tuviera algo bajo la manga, Suki decidió que iba a aparecer donde Kyoko antes de lo planeado.
*****
A varios kilómetros, unos penetrantes ojos rojos miraban por la ventana de la suite desde un pent-house mirando la ciudad desde arriba. Largas ondas de cabello negro sedoso caÃan en cascada hacia abajo por una espalda desnuda en contraste con una piel tan pálida como la luna. Su rostro angélico era impresionante, con ángulos pronunciadamente definidos y su cuerpo era delgado y duro como el del dios mÃstico Adonis.
Su cuerpo desnudo relucÃa por la luz de la luna, los músculos bailaban con cada movimiento que hacÃa. Ãl era hermoso para cualquiera que lo mirara, sin embargo su alma oscura era maliciosa y maligna. Una sonrisa agració sus labios perfectos al tiempo que sus pensamientos volvÃan a los eventos ocurridos la noche anterior.
Dando la espalda a la ventana comenzó a prepararse para la noche. Su mirada solitaria fue a la silla de Queen Ann al lado del fuego y sentada sin vida sobre ella estaba la joven estudiante universitaria. Hyakuhei sonrió maliciosamente ante el pensamiento de la sangre fresca que habÃa cenado la noche anterior.
â Lástima, era una chica hermosa â, lamió sus labios recordando el placer de tomar a la chica y alimentarse de ella. No podrÃa nunca aburrirse de las mujeres jóvenes que atraÃa y tomaba para sÃ.
Esta noche estarÃa visitando un club nocturno popular para cazar su presa y necesitaba estar seguro de que sus âhijosâ estuviesen bien cuidados. La âNoche de chicasâ estaba siempre lista para la selección y era un bufé de carne interminable para los caminantes nocturnos.
Hyakuhei era un poderoso señor vampiro y nadie se atreverÃa a hacerlo enojar ni a cuestionar su fuerza. El placer ha sido su único deseo por más de cien años, pero ahora querÃa más. QuerÃa lo que era suyo por derecho. Un ceño fruncido arruinó su rostro mientras reflexionaba acerca de su misión, el objeto que se habÃa vuelto su obsesión en tanto que esperaba que renaciera en el mundo de nuevo. El legendario Corazón de Cristal del Guardián.
El Cristal sagrado era una joya del que se decÃa que era capaz de darle a un vampiro la habilidad de caminar más allá de la noche hacia la luz del dÃa. En la leyenda se dice que una chica con sangre inmaculada y el corazón de una niña, poseerÃa la joya dentro de su cuerpo. Ella serÃa una Sacerdotisa de la más alta clasificación y poder, la protectora y guardiana del Corazón de Cristal del Guardián.
Su oscura mirada volvió al cielo nocturno donde una luna rojo sangre se avecinaba en lo alto. â Te he perdido una vez, querida Sacerdotisa, pero no cometas errores: te encontraré de nuevo. â Sus ojos se entrecerraron mientras prometÃa a la noche. â Esta vez los poseeré a ambos, a ti y al Cristalâ¦
*****
Suki habÃa llevado a Kyoko de compras el fin de semana pasado por esta misma razón, solo que no le habÃa dicho a su amiga para qué habÃa sido. Suki también se habÃa comprado un atuendo. Sacándolo del closet, se contoneó dentro de él emocionada. Era un vestido completamente negro y pegado al cuerpo. Se habÃa enamorado de él desde el momento en que habÃa puesto los ojos sobre él.
â Qué bueno que Shinbe no está cerca â, pensó Suki para sà con una sonrisa sabionda mirando el vestido en el espejo. Era bastante corto pero no mostraba demasiado, solo lo suficiente para provocar y dejar vagar la imaginación. Halando su cabello oscuro hacia atrás con una goma elástica negra a juego, Suki aplicó algo de maquillaje y agarró sus llaves, rumbo al apartamento de Kyoko, al lado.
Kyoko salió de su habitación esperando tener tiempo de comer algo antes de salir, pero antes de que siquiera llegara a la cocina alguien golpeaba la puerta.
â Dios, espero que no sea Toya â, dijo y se preguntó si siquiera deberÃa responder. Aún tenÃa 20 minutos antes de que fuera tiempo de encontrarse con Suki, asà que Kyoko escogió ignorar los golpes de la puerta por el momento por el temor de la persona que estuviera al otro lado.
Es increÃble cómo el miedo te hace sentir de cinco años. La ceja de Kyoko se alzó mientras aguantaba la respiración.
El golpeteo se volvió un poco más fuerte, pero esta vez seguido de una voz. â De acuerdo, Kyoko, sé que estás ahÃ. ¡No me hagas tirar la puerta! â esto lo dijo con una risita.
Kyoko volteó los ojos pensando que Suki sonaba como la ley. Abrió la puerta a su mejor amiga sonriente, quien inmediatamente la agarró del brazo y la sacó del apartamento.
â Vámonos. Tengo un mal presentimiento de que si no nos vamos ahora, Shinbe aparecerá o algo â. Kyoko apenas tuvo tiempo de cerrar la puerta con llave antes de que Suki la empujara hacia afuera.
*****
Kyou apartó las pesadas cortinas negras de la ventana ahora que el anochecer habÃa llegado. Su largo cabello plateado blanquecino se abanicó a su alrededor mientras abrÃa la ventana, permitiendo al venidero viento nocturno acariciar su rostro angélico. Vestido de negro, daba la apariencia de un ángel caÃdo.
El dinero le habÃa traÃdo la libertad de establecer su propio horario y el poder aseguraba que no serÃa perturbado. Comprar el último piso del hotel más costoso de la ciudad le dio la soledad y la vista que querÃa. Mirando al otro lado de la calle, él podÃa ver una fila que se habÃa comenzado a formar en el Club Medianoche, el club más popular de la ciudad. Era el lugar perfecto de las creaturas de la noche para alimentarse.
La fila llena de gente estaba llena de jóvenes chicas universitarias y los jóvenes punk que las seguÃan. Los obsesivos ojos de Kyou brillaron con desdén mientras comenzaba a escanear la fila preguntándose cuál de ellas atraerÃa la atención de aquel a quien él cazaba. ¿Quién serÃa la próxima vÃctima de Hyakuhei?
Kyou podÃa sentir a Hyakuhei dentro de la ciudad y se preguntó si Hyakuhei podÃa sentir la muerte acechándolo. Esta vez las cosas eran diferentes. Kyou lo habÃa encontrado con mucha facilidad, como si Hyakuhei hubiese dejado un rastro para que él lo siguiera. Las muertes y desapariciones de estudiantes universitarias locales era una descarada tarjeta de presentación para Kyou, apuntando a una sola persona.
No le gustaba pensar que Hyakuhei lo estaba guiando hasta aquÃ. â Ya no estoy bajo tu control â, gruñó Kyou mientras sangre caÃa entre sus dedos apretados y sus ojos se tiñeron de rosa. â Tú no tienes ningún poder sobre mÃ⦠¡no más! â calmando su creciente ira, Kyou dibujó de nuevo la máscara sin emociones en sus rasgos, ocultando su aura. Era tiempo de que el depredador se volviera presa.
Si podÃa sentir la fuerza vital de Hyakuhei, Kyou necesitarÃa prudencia para evitar que su creador lo sienta a él también.
*****
Kyoko estaba sorprendida por lo realmente grande que era el club nocturno. Sus labios se separaron cuando Suki entró al estacionamiento masivo. Suki querÃa llegar un poco temprano para evitar la lÃnea, pero por lo que Kyoko pudo notar, una fila ya habÃa comenzado asà que se apresuraron a salir del auto. Kyoko podÃa ver rostros familiares de la universidad a la que iban, y sonrió cuando notó que su viejo amigo Tasuki era uno de ellos.
Tasuki localizó a Kyoko y a Suki desde su lugar entre la multitud. HabÃa dejado que sus amigos lo convencieran de venir y, como no tenÃa nada mejor que hacer ahora que los finales habÃan terminado, voluntariamente habÃa aceptado. Era bien parecido y corpulento, con cabello marrón a la altura de los hombros y ojos marrón chocolate que derretÃan los corazones de todas las chicas.
Tasuki también era uno de los chicos más populares en el campus, pero era más conocido por las notas altas que recibÃa en todas sus clases y era más amable que la mayorÃa de los chicos del campus. Por supuesto, como era uno de los más adinerados de la academia, aunque no actuaba como tal, eso también subÃa su estatus.
Zigzagueando alrededor de la horda de gente, Tasuki se acercó a Kyoko con una sonrisa genuina. La habÃa conocido desde la secundaria y siempre tuvo un encaprichamiento con ella. HabÃan salido por temporadas, pero nada serio⦠más como mejores amigos en realidad y habÃa pasado un tiempo desde que habÃan hecho eso.
Ãl le pedirÃa salir más a menudo, pero ese chico Toya o el jefe de seguridad de la escuela siempre estaban cerca de ella últimamente. PodrÃa jurar que escuchó un gruñido la última vez que se le acercó a ella cuando estaba con uno de ellos.
Con eso en mente, escaneó nerviosamente el área esperando que estuviera sola. No es que les tuviera miedo a ninguno de ellos⦠no⦠nuncaâ¦
Suki pudo ver el nerviosismo de Tasuki y se rio en voz alta. â Está bien, Tasuki. Vinimos solas.
Suki sonrió a la mirada confusa de Kyoko, luego agarró a Tasuki por el hombro halándolo a la fila con ellas. Ella y todo quien lo conociera estaba al tanto del hecho de que sentÃa algo por Kyoko. Bueno, es decir, todo el mundo excepto Kyoko.
Kyoko se sonrojó cuando Tasuki se volteó para encararla. No se habÃa dado cuenta de lo alto que se habÃa vuelto. â Hola Tasuki, ha pasado un tiempo. He escuchado que lo estás haciendo genial con tus notas de nuevo este año â, su rostro se iluminó al darse cuenta de que habÃa pasado demasiado tiempo desde que habÃan salido. Ella siempre se habÃa sentido a salvo cerca de él, justo como mejores amigos. HabÃa extrañado a Tasuki.
Una sonrisa agració sus labios, y le gustó el hecho de haber seguido en contacto con él, incluso si era desde la distancia. Quizás aún tenÃa una oportunidad con ella. Ãl realmente querÃa la oportunidad para demostrarle lo mucho que aún le importaba y lo que querÃa ser con ella, que no estaba âfuera de su alcanceâ como ella siempre pareció creer.
Por alguna razón ella parecÃa pensar que él saldrÃa de su camino para verla solo porque habÃan sido amigos desde secundaria. TenÃa la intención de corregir esa idea equivocada. â SÃ, Kyoko, si alguna vez necesitas alguna ayuda, estarÃa encantado de ser tu tutor en cualquier momento â. Secretamente querÃa golpear su cabeza contra la pared de ladrillo sabiendo que una vez más sonaba como un mejor amigo y no como material para novio.
Suki sacudió su cabeza silenciosamente viendo la miseria en los ojos de Tasuki mientras él le sonreÃa a Kyoko. âPobre chicoâ, pensó para sà mientras una sonrisa traviesa se extendÃa en sus labios. Ãl solo necesitaba un empujón en la dirección correcta.
*****
Los ojos de Kyou se entrecerraron mientras la multitud de niños inocentes crecÃa. âDemasiados para que Hyakuhei escojaâ, reflexionó. Siempre era lo mismo. Quitar la vida y salirse con la suya, justo como ese monstruo se habÃa salido con la suya en el pasado. Sus garras agarraron la repisa de la ventana con frustración preguntándose si podrÃa detener la masacre.
TendrÃa que acercarse y mezclarse con la multitud. Sonriendo ante el pensamiento de su cabello plateado y ojos extrañamente color oro, siempre mezclándose, Kyou volvió su atención a la masa reunida.
Echó un vistazo al estacionamiento una vez más, su vista se detuvo. Su mirada sorprendida se deslizaba sobre un grupo de tres apiñados más cerca del frente de la multitud. El aura que rodeaba el triángulo era sorprendentemente diferente de los otros humanos. El suave tinte de luz blanca pura que rodeaba el grupo deslumbró la visión interna de vampiro de Kyou.
Disminuyendo la intensidad de su mirada, Kyou sacudió su cabeza y ojeó al grupo de nuevo. Incluso con sus sentidos atenuados a propósito, pudo detectar un débil resplandor arremolinado alrededor de las tres figuras. Un débil brillo de polvo de arcoÃris vino directamente de encima de ellos ensombreciendo la luz como para esconderla de sus ojos.
Kyou buscó en el cielo encima de ellos solo para ver la noche. Sus ojos se entrecerraron entendiendo más de lo que se suponÃa antes de devolver su mirada al grupo.
Nunca habÃa visto algo asà en su vida interminable. Un débil recuerdo captó su atención causando que mirara al grupo con los ojos abiertos como platos. Estaba recordando las palabras de su hermano menor antes de que Hyakuhei lo asesinara tan agresivamente. âSi tan solo pudiéramos conseguir el Corazón de Cristal del Guardián, entonces quizás podrÃamos ser libres de la obscuridad, hermano.
Kyou se habÃa burlado al decirle a Toya que la joya era solo un mito e imposible de hallar, incluso en las leyendas. Toya habÃa ignorado esa réplica, â el aura de aquella que protege a la joya brillará con luz santa. ¿No quieres ser libre?
Un sentimiento de melancolÃa se instaló en Kyou con el recuerdo de la pregunta de su hermano. Ãl hubiera dado lo que fuera para liberar a su hermano de la vida a la que Hyakuhei lo habÃa metido. La brisa entró por la ventana soplando su largo cabello lejos de su rostro como diciéndole que se fuera, como si Toya en persona le estuviera diciendo que se fuera.
Reuniendo la obscuridad que rodeaba su letal cuerpo, Kyou emergió desapercibido entre la multitud de juventud ignorante, y su mirada intensa nunca dejó el lugar donde la más pura y suave luz brillaba.
*****
Kyoko soltó una risita cuando vio a Suki moviendo sus cejas detrás de la espalda de Tasuki. Suki habÃa estado saliendo demasiado con Shinbe últimamente. Cruzó los ojos y sacó su lengua casi haciendo a Suki doble en un ataque de risa, luego la mirada despareció instantáneamente cuando Tasuki se volteaba para ver de qué se reÃa Suki.
Esto hizo que Suki se agarrara de la pared para evitar que sus rodillas se desplomaran mientras Kyoko solo se encogÃa de hombros diciendo: â ¿quién sabrá qué mosquito le picó? Ella nunca ha sido normal â. Levantó una ceja añadiendo: â tengo que sacarla de su locura al menos una vez a la semana o se pone incluso peor, y trata de morder los árboles en frente del dormitorio.
Tasuki se sonrió acercándose a la oreja de Kyoko como si fuera a susurrarle pero luego dijo, en una voz suficientemente alta para que Suki escuchara: â quizás a nuestro regreso a casa esta noche deberÃas llevarla de vuelta.
Kyoko asintió felizmente, luego sintió el vello de la nuca erizarse como si alguien la estuviera observando. Esperando que no fuera Toya siguiéndolas, trató de ignorarlo manteniendo su atención en Suki y Tasuki.
Suki finalmente agarró suficiente aliento para recordarle a Kyoko que iban a tener una fiesta de pijamas en la habitación acolchada más tarde en la noche, luego le preguntó a Tasuki si le gustarÃa unÃrseles. â Incluso tenemos una camisa de fuerza para la ocasión â. Sacó su lengua hacia ambos.
â Guarda esa cosa antes de que lastimes a alguien â, le replicó Kyoko y fue rápidamente recompensada cuando la mandÃbula de Suki se cayó.
Mientras la fila comenzaba a avanzar, Kyoko miró sobre su hombro preguntándose quién la estaba observando. Solo vio las luces del estacionamiento y una horda de gente esperando para entrar, luego frunció el ceño a su propia paranoia. El sentimiento de intranquilidad de que alguien la estaba observando se rehusaba a dejarla y la preocupaba. Recordaba a Kotaro advirtiéndola sobre un acosador alrededor del campus y de repente deseó haberle dado una pista de a dónde iban a estar.
Suki tomó su mano y la jaló consigo, puesto que comenzó a retrasar la fila. Kyoko ignoró el sentimiento escalofriante mientras entraban al edificio y su atención era atraÃda hacia el interior del inmenso club.
Kyou la habÃa visto voltearse como si lo sintiera y se preguntara por ello. Los ojos de Kyoko se habÃan dejado llevar muy lentamente hasta el mismo lugar en que él estaba de pie, pero él sabÃa que ella no podÃa verlo en las sombras. Bajo el manto de obscuridad, él la mantenÃa dentro de su visión mientras entraba en el establecimiento.
Su mirada dorada se movió por la habitación sabiendo que habÃa más que humanos en el espacio tenuemente iluminado, pero eran amenazas de bajo potencial y no merecÃan su atención.
Suki los guio a un área cerca del bar para que no tuvieran que ir muy lejos por las bebidas y aún tener una buena vista de la pista de baile. La música ya habÃa comenzado pero no muy alto como para gritar para ser escuchado.
Kyoko estaba estupefacta de lo agradable que era el lugar adentro. Comenzaba a sentirse contenta de dejar que Suki la acosara para venir. Después de todo, tenÃa que haber más para vivir que estudiar, que era todo lo que habÃa hecho por más de una semana. Toda la energÃa en el lugar era adictiva y sonrió con entusiasmo. Era uno de esos raros momentos en que Kyoko habÃa sentido que podÃa pasar cualquier cosa.
En vez de mesas y sillas reales, el establecimiento tenÃa sofás demasiado rellenos aquà y allá con pequeñas mesas de vidrio para colocar las bebidas. El club mostraba principalmente los colores morados, azules y negros, los cuales le daban un toque de misterio y magia con todas las luces cambiando constantemente, y que a su vez creaba la sensación de una pandemia sensual. La atmósfera del club era casi embriagante.
Las sombras profundas le daban privacidad a quienes la buscaban, y Kyoko se sonrojó pensando en las cosas que a veces sucedÃan en las sombras, cosas que ella aún debÃa experimentar. Su mente volvió a preguntarse qué hacÃa Kotaro antes de que ella devolviera rápidamente su atención a sus amigos con un aire de culpabilidad.
Kyou tomó asiento en la esquina más oscura, cerca del aura intensamente pura. Observando al grupo que ahora podÃa ver que el brillo provenÃa solo de una de ellos. Sus ojos se suavizaron por primera vez en innumerables años, por solo un instante al verla sonreÃr capturando la majestuosidad del club. Era como ver al sol y eso era algo que no habÃa hecho en un largo tiempo.
Ella era hermosa, con cabello caoba suelto y largo compensado por la sedosa camisa blanca que usaba.
La mirada de Kyou escaneó su cuerpo perfecto, capturando la piel expuesta en su cintura y la corta mini falda seguida de unas piernas bien formadas antes de levantar de nuevo a su cuello, que estaba expuesto. Siguió el arco arriba hacia su rostro con un gruñido de desaprobación. Estaba volteada a un ángulo y se encontró a si mismo necesitando ver sus ojos, los ojos eran el espejo del alma.
Sus instintos estaban reaccionando de formas en que no habÃa experimentado antes. Este sentimiento que no podÃa describir lo agitaba y de alguna forma le recordaba a su hermano. No le gustaba lo desconocido.
Oscureció las sombras a su alrededor al ella voltearse, haciendo un barrido con su mirada por encima de él pero él los habÃa visto. La vista casi le habÃa quitado la respiración de su cuerpo. TenÃa los ojos de esmeralda cubierta de inocencia, pero también pudo ver la travesura y el poder escondido ahÃ.
Kyou apretó su puño tan fuertemente que pudo sentir gotas de sangre formarse donde sus uñas afiladas habÃan perforado su piel. ¿Por qué habÃa ese tipo de inocencia aquÃ, en un lugar como este? No deberÃa estar permitido. Sintió un gruñido comenzar en el fondo de su pecho y trató de suprimirlo.
Si esta corazonada era correcta y Hyakuhei hiciera una aparición, entonces las cosas se podrÃan poner muy peligrosas muy rápido. ¿Era ella la que tenÃa el Corazón de Cristal del Guardián en su interior? Las palabras de su hermano vinieron una segunda vez para atormentarlo.
â⦠hermano, si lo encontramos entonces podemos ser libres de élâ¦â
Bloqueando los demás sonidos dentro del club, Kyou dirigió todos sus sentidos a ella, asà podÃa saber más y prepararse. Sus encantados ojos color oro casi brillaron mientras se metÃa en los pensamientos del grupo sentado en la mesa de ella. Escuchar los pensamientos de mortales era un vicio que no habÃa usado en un largo tiempo.
Tasuki se ofreció a buscar la primera ronda de bebidas ya que el barman era su primo. No iba a desperdiciar su única oportunidad de impresionar a Kyoko. Ãl sabÃa que ella pensaba en él como un amigo, pero él querÃa mucho más, si tan solo ella pudiera abrir sus ojos y ver la devoción que él le ofrecÃa. Nunca habrÃa un hombre que pudiera amarla más que él. Era simplemente imposible.
Suki sonrió al escuchar que él conocÃa al barman y le pidió a Tasuki que les trajera a todos unos tés Long Island bien frÃos. Tasuki le dedicó un guiño sonrojado a Kyoko, asintiendo y diciéndoles que volverÃa pronto. Se fue a buscar las bebidas de las chicas lo más rápido posible.
Los ojos de Kyoko se redondearon mientras clavaba los ojos en Suki. â ¿Té Long Island? Pero si somos⦠â Suki movió una mano desdeñosa para callarla.
â Vamos Kyoko. ¡Vive un poco! Los finales se acabaron y además⦠hemos bebido antes â, Suki trató de calmar a Kyoko al sonreÃr y voltear sus ojos. Esperando cambiar de tema, agregó: â debo admitir Kyoko que en ese atuendo y tus curvas⦠no te ves menor de edad â. Se rio en voz alta ante la mirada sorprendida en el rostro de Kyoko.
Kyoko miró a Suki escépticamente. â Dos veces, Suki. He bebido dos veces y apenas recuerdo cada vez⦠y no necesito vestirme asà para probar qué edad tengo â. Kyoko se ruborizó al poder recordar lo que se presentó la última vez en su cumpleaños. Por Suki, ella no recordaba mucho sobre su propia fiesta de cumpleaños.
Recordaba el enorme bol de fruta que Suki le habÃa dado con una sonrisa tan inocente. SabÃa de la debilidad de Kyoko por la fruta y habÃa jugado con eso. Kyoko se habÃa comido casi todo el bol sin darse cuenta de que habÃa sido impregnado de alcohol.
âElla me va a meter en problemas de nuevo⦠¡eso lo sé!â Lloriqueó Kyoko silenciosamente para sà y mentalmente se desplomó derrotada. Los otros solo habÃan bromeado sobre esa noche, algo sobre cómo Kyoko habÃa olvidado caminar⦠¡o hablar!
Suki sonrió, encogiéndose de hombros. â Asà que esta es la tercera vez â. Le sonrió contenta a Tasuki mientras traÃa las bebidas agarrando uno para ella ansiosamente.
Kyoko mordió sus labios, luego balbuceó algo sobre âtres strikes y estás fueraâ, pero se volteó y sonrió a Tasuki de todas formas. HabÃa algo como presión de grupo después de todo, y siendo lo inocente que era, se rindió.
â Tres tés Long Island como se solicitó â. Tasuki se sentó entre las chicas y dio un sorbo a su bebida. Sintió el calor alzarse de repente dentro de la habitación porque la bebida estaba muy fuerte. Mirando de reojo detrás de Kyoko vio a su primo detrás de la barra. La sonrisa traviesa en el rostro de su primo le hizo saber que las bebidas estaban más fuertes de lo normal.
Tasuki sacudió la cabeza y miró de vuelta a las chicas. â Por los finales, para que los pasemos todos brillantemente â, brindó Tasuki. Luego mirando a Kyoko a los ojos agregó: â Y porque no perdamos contacto con el otro de nuevo, sin importar qué.
Kyoko se sonrojó y sonrió tÃmidamente mientras tomaba su bebida de su mano extendida. Tomando un sorbo apresurada, sus ojos se abrieron cuando decidió que en realidad le gustaba el sabor. â Si no puedes vencerlos, úneteles â, guiñó el ojo a Suki con cordialidad.
Metió de golpe una pajilla en la bebida y a los diez minutos siguientes de risas y payasadas, el té helado Long Island desapareció. A Kyoko se le ruborizaban las mejillas en tanto que los efectos del alcohol lentamente fluÃan por su cuerpo.
Y Tasuki, habiendo tomado el suyo a la misma velocidad que Kyoko, ahora se sentÃa más cómodo y con un poco más de valor al preguntar a las chicas si querÃan bailar. Sus ojos se oscurecieron atractivamente mientras tomaba la mano de Kyoko y la guiaba a la pista de baile con Suki sosteniendo la otra mano de Kyoko.
Ãl solo supo que esta noche serÃa la mejor de sus noches en la universidad y nunca olvidarÃa un solo momento de ella.
A tan solo unos metros de distancia, Kyou observó al joven llamado Tasuki estirar el brazo y tomar la mano de la chica de ojos verdes y sintió la necesidad de romper los dedos ofensivos del joven atreviéndose a tocarla. Los sentimientos inocentes por la chica se podÃan leer claramente en sus ojos y pensamientos, pero aún no confiaba en él.
Kyou lo habÃa visto suceder muchas veces observando la vida nocturna. Un joven les da bebidas a las chicas y luego toma ventaja de su inocencia. Sus ojos se tiñeron de carmesà mirando al chico guiar a las chicas a la pista de baile. Kyou sintió la necesidad de tomar a la chica de cabello caoba y esconderla de cualquiera que quisiera herirla o poseerla.
Se preguntó ligeramente por su propia posesividad hacia la chica. Si ella era la que retenÃa el Corazón de Cristal del Guardián, entonces, ¿qué deberÃa él hacer? Una cosa que Kyou sabÃa era que, antes de dejar que Hyakuhei la tuviera, la matarÃa con sus propias manos.
Si la leyenda era cierta y Hyakuhei ponÃa sus manos en el poder del Corazón de Cristal del Guardián, no habrÃa forma de detenerlo.
*****
Kamui se sentó invisible, encima de uno de los altavoces enormes en frente del DJ viendo la pista de baile donde Kyoko y Suki estaban bailando con un joven. Levantó una ceja cuando se dio cuenta de quién era este chico. Una sonrisa muy secreta ladeó sus labios viendo la tonalidad amatista que se adherÃa al chico.
Su atención volvió al otro hombre que estaba acosando a la Sacerdotisa. Ya habÃa tratado de detener la atracción una vez cuando Kyoko aún estaba en la fila, pero el viejo guardián era terco como siempre. Las vibras que Kyou daba eran pesadas y algo contaminadas.