Читать книгу Heath's Modern Language Series: Mariucha (Benito Pérez Galdós) онлайн бесплатно на Bookz (11-ая страница книги)
bannerbanner
Heath's Modern Language Series: Mariucha
Heath's Modern Language Series: MariuchaПолная версия
Оценить:
Heath's Modern Language Series: Mariucha

4

Полная версия:

Heath's Modern Language Series: Mariucha

Cesáreo. ¿Y de la causa que se te formó no tienes noticia reciente?

León. Si no recuerdo mal, me dijo el Marqués al despedirme, que se había sobreseído la causa. Supe que mis compañeros de infortunio fueron absueltos libremente. Por absuelto me tuve también.

Cesáreo. Pues no lo estás.

León. ¿Lo sabes tú?

Cesáreo. Antes de venir aquí, quise conocer los antecedentes jurídicos de Antonio Sanfelices. En el Juzgado vi que el expediente no está sobreseído, y que fácilmente se le pone en tramitación.

León. ¡Pues no te has dado poca tarea! ¡Tanto interés en contra mía! ¿Es por la justicia? (Con severidad.) No: es porque amo a tu hermana.

Cesáreo. Por ambas cosas. Por la justicia en el concepto general, por la justicia en mi propia casa. Con una acción sola impongo castigo a quien lo merece, y corto el paso al hombre manchado que pretende entrar en mi familia.

León. ¡Y con ese fin desentierras mi proceso… y le das impulso en Madrid, y aquí te rodeas de autoridades serviles para consumar tu obra, que quiere ser justicia, escarmiento, preservativo de la familia, y al fin venganza, porque eso viene a ser en realidad!

Cesáreo. Justicia, venganza, preservativo, escarmiento, llámalo como quieras, y entrégate; ríndete ante un hecho contra el cual nada podrás.

León. ¿Que no podré?… Bueno. (Se cruza de brazos y le mira, expresando una calma estoica. Pausa. Cesáreo le mira.)

Cesáreo. (Con expectación.) ¿Desistes?… ¿Te das por vencido?

León. No desisto. Persígueme sin piedad. Cualquiera que sea mi situación, amaré a tu hermana…

Cesáreo. (Sin quitar de él los ojos.) Con amor de ensueño nada más.

León. Con el amor que siento ahora, el cual no se satisface sino haciéndola mía para siempre.

Cesáreo. (Airado.) Te prohíbo nombrar a mi hermana.

León. ¡Si su nombre está siempre en mí, cuando no en mis labios, en mi pensamiento! ¡Prohibirme que piense! Tú a prohibir, yo a pensar, veremos quién gana.

Cesáreo. (Enardeciéndose ante la calma de León.) Esa estudiada calma, esa serenidad burlona no es más que la expresión de un cinismo repugnante que merece castigo, y me veré obligado a dártelo.

León. (Imperturbable.) Muy bien. Pues ese castigo de mis maldades caiga sobre mí. Impónmelo pronto, tú… con tu propia mano. No te importe estar en mi casa.

Cesáreo. (Despreciativo.) Yo no: la ley.

León. ¡Ah! es verdad: ya no me acordaba. Tú, creyéndome deshonrado, no puedes medir conmigo tus armas de caballero… ¿Y para qué habías de exponer vida, si ahí tienes la ley, auxiliar cómodo y barato, y puedes aniquilarme con tu poder feudal sin ningún riesgo? Yo, que nada puedo, sucumbiré, y tú quedarás triunfante, con la satisfacción de haberte librado de un enemigo sin derramar ni una gota de sangre, sin un rasguño, sin la menor molestia…

Cesáreo. ¿Qué quieres decir? ¿Que temo batirme contigo?

León. En otras circunstancias no lo temerías. Hoy, ¿para qué habías de temer lo que no necesitas?… Pues ni con el duelo, si el duelo fuera posible, ni con echarme a los lobos de la Curia, conseguirás que yo desista. No sabes, no podrás saber nunca, Cesáreo, a dónde llega mi resistencia. El día en qué creíste reconocerme, tu hermana dijo: «No es aquél, Cesáreo; es otro.» Gran verdad salió de aquel divino labio. No soy aquél: soy otro.

Cesáreo. Palabrería, orgullo, afectación. (Contiene su ira; trata de dominar a León en otra forma, sugiriéndole ideas de amargura y desesperación.) Si la ley te coge en su garra y no te suelta, que no te soltará, caerás en grande abatimiento… perderás tu negocio… no volverás a ver a mi hermana, ni oirás siquiera su nombre. Ninguna ilusión te consolará, y el amor mismo se te ha de convertir en un vacío angustioso, que te inspirará el horror de la vida. Tus días serán solitarios, tus noches serán lúgubres. No te quedará más consuelo que el sueño, el eterno olvidar, el eterno dormir.

León. (Calmoso, risueño.) Ya veo tu idea. Y es ingeniosa, Cesáreo… Claro, no me queda más que una solución: el suicidio.

Cesáreo. No es solución: es fatalidad.

León. ¡Ah, Cesáreo, qué mal me conoces! He padecido tanto, tanto; he llevado la carga de la vida en condiciones tales, que el vivir era para mí lo mismo que llevar a cuestas un cadáver… Pues aunque llegue a ser mi vida más abrumadora de lo que fue, aunque sobre ella pongas los desconsuelos más negros y las tribulaciones más horribles, subiré con ella a todos los calvarios. No, Cesáreo: yo… no me mato. (Se sienta impávido.)

Cesáreo. (Aparte, confuso, paseándose.) ¡Duro como una peña!

León. Si contabas con mi suicidio, desecha esa esperanza… Busca otra.

Cesáreo. (Fogoso, con arranque de sinceridad.) ¿Cuál? ¿Por qué camino desaparecerás y se perderá de vista tu existencia…?

León. Por ninguno. Todo lo soporto: deshonra, miseria, cárcel. De todas esas muertes resucito.

Cesáreo. María te olvidará.

León. María no olvidará a su maestro.

Cesáreo. Se avergonzará de haber querido a un criminal.

León. Nunca. María cree en mí.

Cesáreo. Dejarás de verla.

León. Esperaré.

Cesáreo. A ti y a ella, por medios distintos, quitaremos toda esperanza.

León. ¡Abolir la esperanza! ¡Pues de Dios se dice que no quita la esperanza, y la vas a quitar tú!

Cesáreo. (Exasperado gradualmente, su ira va creciendo hasta llegar al paroxismo.) Yo no consiento, no puedo tolerar, no quiero, no quiero que entres en mi familia.

León. No tengo interés… Con tal que tu hermana entre en la mía…

Cesáreo. (Cegándose más.) Infame, soy caballero y castigaré tu insolencia.

León. Yo soy estoico, y no temo ningún castigo.

Cesáreo. Cínico: pues no te rindes, expiarás los delitos que cometiste y quedaron impunes.

León. Está bien; es justo. Pero ni por ese medio, ni por el duelo, que como caballero no puedes aceptar, ni por el suicidio, que yo rechazo, te librarás de mí. No te queda más recurso que el asesinato… Asesíname, si te atreves. (Sin perder su serenidad, se levanta.)

Cesáreo. (Frenético, disparado ya y con rabia impulsiva.) ¡Pues sí: me atrevo… el asesinato… el crimen! (Ciego, se precipita hacia el banco de cerrajería que está tras él, y palpando busca un arma.) ¡Te mato… villano!… ¡Muerte!…

León. (Acercándose.) ¿Buscas un arma? (Señalando al estante, en el cual, entre variedad de herramientas, hay cuchillos, limas y hacha.) Ahí tienes. Escoge lo que te parezca mejor. Yo estoy desarmado.

Cesáreo. (Exaltado, buscando.) Esto… (Coge una lima y la suelta con repugnancia.) No: esto no. (Coge un hacha.) Esto… tampoco. (Lo arroja con desdén.)

León. ¿Ves? No puedes. Tu naturaleza rechaza la brutalidad… Y hay en mí una fuerza ante la cual tu orgullo acaba por rendirse.

Cesáreo. Sí… tu cinismo.

León. No: mi razón… la razón que me asiste.

Cesáreo. (Pasándose la mano por los ojos.) No sé qué es esto. (Cae desalentado en un banco, por la bruscasedación que sigue al desmedido esfuerzo.) No es cobardía; no me creerás cobarde. (Se lleva la mano al rostro. Aparecen por el fondo don Rafael, María, y tras ellos tres personas (que no hablan), Cirila, otra criada, el sacristán de la parroquia sin sotana, que trae un saco de damascorojo con ropas eclesiásticas y varios objetos de culto envueltos en telas, crucifijo, candeleros, libro de ritual. Entran sin ser vistos en las habitaciones particulares de León por la puerta lateral del foro. María permanece en escena.)

León. (Acercándose a Cesáreo.) Sí lo eres. Valiente serías para matarme. Te falta valor para reconocer que eres injusto. (Acércase María lentamente.)

Escena V

León, Cesáreo, María, Don Rafael, después el Alcalde.

Cesáreo. (Fija la vista en el suelo, fatigado.) Soy justiciero.

María. No puede ser justiciero el que antes no sabe ser justo.

Cesáreo. (Aterrado por la voz y la presencia de María.) ¡María!

María. (Serena y grave.) Hermano querido: ni las acciones violentas ni las voces airadas valen conmigo. Con pocas palabras pondré yo fin a esta lucha, y haré que prevalezca sobre tu justicia egoísta y menguada, la verdadera justicia. ¿Decides matarle? Pues también a mí.

Cesáreo. (Vacilante, turbado.) Matar… matar no.

María. ¿Decides el tormento curial, legal, o como quieras llamarlo? Pues aquí estoy para compartirlo. (Aparece el Cura por la puerta del foro.)

Alcalde. (Entrando presuroso por el fondo.) Señor don Cesáreo, el maldito Cura pretende ganarnos la partida.

Cesáreo. (Alarmado.) ¿Qué hay?

León. (Que ha hablado con don Rafael.) Nada, que cuando la razón quiere vencer, emplea los medios más sencillos. Como es inquebrantable resolución de María compartir mi suerte…

Don Rafael. (Vivamente, adelantándose.) Y como no es decoroso que, al partir hoy los señores Marqueses, permanezca en Agramante su hija… soltera…

Cesáreo. Yo he determinado que parta con nosotros.

Don Rafael. Espérese un poco… yo he determinado casarla.

Cesáreo. ¡Oh burla villana, desprecio de mi nombre, de mi familia!

Alcalde. (Furioso.) Esto no puede ser. Yo mando que…

Don Rafael. Y yo desobedezco… No te canses en mandar cosa alguna. Aquí, señor Duque, aquí mismo les caso.

Cesáreo. ¡Pero se atreve…!

Don Rafael. ¡Que si me atrevo! Van a verlo. (Dirígese a la habitación del fondo; abre la puerta. Se ve que están improvisando una capilla. En la mesa delfondo han puesto ya un paño de altar y el Santo Cristo. Continúan preparando y adornando el altar.)

Alcalde. ¿Qué hacen ahí?

Don Rafael. Todo está bien dispuesto, y no faltará ningún requisito.

Cesáreo. (Airado.) ¿Pero no sabe usted que incurre en responsabilidad?

Don Rafael. Firme en mi conciencia, yo afronto esa responsabilidad.

Alcalde. Se le formará proceso…

Cesáreo. Le sentaremos la mano.

Don Rafael. Yo siento el pie sobre la cabeza del feudalismo… Cierto que no podré aplastarla; pero, por de pronto, hago rabiar al poderoso y le trastorno sus planes inicuos.

Alcalde. Se incoará el expediente.

Don Rafael. Ello será inútil… y tonto, porque yo caso a estos jóvenes, y a ver, caballeros, quién es el guapo que los descasa.

María. Hermano mío, si la crueldad y el odio prevalecen en ti, aquí nos tienes: somos dos almas para el sufrimiento.

Cesáreo. El odio no existe. Otro sentimiento me mueve ya. (Volviéndose hacia el Alcalde.) Mi hermana ha muerto… Muerta la lloraremos… Vámonos.

Don Rafael. En nombre de Cristo, yo le incito a usted a la concordia, a la mansedumbre, al amor. (Pausa.)

Cesáreo. (Vacilando, se pasa la mano por los ojos.) Quisiera… (Después de breve lucha interior.) No… imposible… imposible. (Para sí, consternado.) ¡Muerta Mariucha!… No puedo… no quiero verla… (Sale precipitadamente; tras él el Alcalde.)

Escena Última

María, León, Don Rafael.

Don Rafael. (Suspirando.) ¡Cómo ha de ser! (Dirígese a la habitación del fondo; se quita la esclavina.) ¿Está todo pronto? (Se ve que han puesto los candeleros. Encienden las velas. Cirila pone sobre el altar búcaros con flores. Don Rafael les da prisa; sacan las ropas, capa, estola, y las colocan sobre un sillón.)

María. (Afligida.) ¡Me lloran muerta!

León. (Estrechándole las manos.) Los muertos son ellos, vida mía.

María. (Con efusión.) Yo vivo, sí; yo estoy viva. Vivo en mi conciencia, vivo en mis deberes, en las obligaciones de mi casa, de nuestra casa. Yo estoy viva. En mí rebosa la salud, estalla la alegría, y enciende el alma todas sus luces: la fe, la esperanza, el amor. Yo estoy viva. (Fijándose en el ventanal, ve que pasan sus padres por el exterior.) ¡Ah, León… míralos… mis padres…!

León. Sí… Van hacia la estación.

María. (Acercándose.) Véalos yo un instante. ¡Pobres padres míos! Van tristes, agobiados…

León. Como si asistieran a su propio entierro.

María. (Con viva compasión.) Ya se alejan… Cesáreo se une a ellos… les habla… les dice que he muerto. Mira, mira… lloran… ¡Pobrecitos de mi alma!

León. Lloran; pero siguen… Se van… Por vanas pompas abandonan los afectos más puros…

María. Aceleran el paso… Ya no les veo…

León. (Enlazándola por la cintura, la retira del ventanal.) Son la generación que fue, que ya vivió y pasa.

María. ¡Qué tristeza despedir a los que se van para siempre!

León. Consolémonos pensando en la eficacia de nuestro destino. Si una generación nos vuelve la espalda y desaparece, abramos nuestros brazos esperando a la que ha de venir.

María. Delante de nosotros hay mucha vida, afanes, alegrías…

León. El cuidado inmenso de las vidas presentes… de las vidas futuras… (Aparece don Rafael en la puerta del foro, dispuesto a revestirse; tras él, el sacristán le ofrecela capa pluvial; el monaguillo le alarga la estola.)

Don Rafael. (Les llama con cariñosa jovialidad.) ¡Juventud… aquí! (María y León, lanzando una exclamación de júbilo, corren hacia él.)

NOTES

ACTO PRIMERO

4. Displicente; the adjective is used, as often, where in English an adverb is better employed.

33. no lo son; lo acts as substitute for poderosos. It is invariable when the word referred to is an adjective or a noun in which the adjective sense predominates.

41. se ven y se desean para, they would give their eye-teeth to.

50. Por Cirila, referring to Cirila.

63-64. no es uno saco de paja… De menos nos hizo Dios, I'm not so bad. Men were created out of clay.

66. cualquiera me quitaba a mí esa niña; there are two idiomatic uses in this phrase: 1. cualquiera in an ironic sense = nadie (a frequent use); 2. quitaba = quitaría, a substitution of tense often found in the main clause of a contrary to fact, or less vivid future condition.

82. Hase; an enclitic object pronoun may be appended to the verb when it stands at the head of a sentence or phrase, and, less often, in other positions.

83. no se me escapa; compare the note above on quitaba. Here the desire for vivid expression has gone a step farther, and we have the present indicative replacing the perfect conditional.

137. las de González, the González ladies.

157. a eso voy, I'm coming to that.

241. ¡Qué paso lleva…! How fast he goes…!

248. no se dejará ahorcar por…: i.e., he would not stick at putting up a million pesetas if they were needed to save him from the gallows.

250. Hará; future of probability: I suppose he makes.

254. a retro; a legal term for a particular kind of conveyance, often used in Spain as a usurer's device, and best explained by an example. A house-owner wishes to raise money by giving a mortgage on his house. But if he is in straits, the lender may refuse to accept the mortgage as security, and demand a bill of sale of it, which contains a clause providing that the original owner may buy it back within a certain time (not over four years, unless more are stipulated in the deed, and never more than ten). This is called venta con pacto de retro, 'sale subject to redemption.' It saves the usurer the trouble of going to law to eject the borrower, and enables the former to charge enormous rates of interest under the guise of a sale. See Adolfo Posada, El derecho usual, p. 251.

259. Será; see note to Hará, line 250.

334-335. ¡Si está aquí, en el patio! Why, here she is, in the court! Observe the use of si, which has no connection with the word meaning 'yes'; this is the conjunction 'if,' and the main clause of the condition is not expressed. In the present case, it might be ¿por qué buscarla?

343. En el segundo patio; in Spain, large houses in the country are likely to have two patios, the first of which serves as the center of life for the owner's family, while the second, in the rear, and surrounded by the kitchen and servants' quarters, is the living room for the menials. In this case, the mansion has been converted into an apartment house, but the same distinction is preserved.

357. ¡Por cierto que pasé un susto…! I was surely startled! The que after cierto or por cierto is often not to be translated.

358. me da por verlo todo; See Vocabulary under dar. When todo is the object of a verb, it is usually, but not always, accompanied by the object pronoun lo.

366. Si; see note to lines 334-335.

404-405. no sé si reírme; supply debo after si.

492. el año de la Revolución de Septiembre; i.e., 1868. The Revolution began on September 19, under the leadership of Generals Prim and Serrano, and Vice-Admiral Topete. It drove Queen Isabel II from the throne, and initiated a six-year period of violent change and innovation, which ended only with the accession of Isabel's son Alfonso XII, in December, 1874.

520. La verdad… no quisiéramos…, The truth is—we would rather not!

647. se piense; subjunctive in a time clause when the main verb is future.

662. te encuentro bien, you are looking well.

672. Indicando… It is worth observing that the stage directions are always to be taken as referring to the following speech, not the preceding.

680-681. Con piedra blanca marco esta coincidencia felicísima, such a fortunate coincidence makes this a red-letter day for me.

683-684. cómo no se pueden, how impossible it is.

717. dependerá; see note to Hará, line 250.

718. salve; although few grammars mention it, one of the uses of the present and imperfect subjunctive in an independent verb is when the verb is accompanied by some word meaning 'perhaps,' usually quizás or tal vez. One can supply an expression of possibility and que, but the fact remains that this is just as good a case of a subjunctive in a main clause as is Vaya usted con Dios. The subjunctive is not required with a 'perhaps' word, however; cf. quizás desea, line 773.

724. Antes que nosotros está la cortesía; courtesy is to be considered before ourselves.

773 Quizás desea; compare the note above on line 718. The use of the indicative implies less doubt in the mind of the speaker than the subjunctive.

851. acabe de hundirse, be completely ruined. Acabar here has its original meaning, not its common idiomatic one.

908. la verdad, to tell the truth.

959. Dice que no soy, he says I am not the one he knew.

997. Dios nos tenga de su mano, God sustain us.

998. vuelven de despedir, return from accompanying.

ACTO SEGUNDO

Stage Direction. al izquierdo; supply extremo.

52. tú te sientas; the present indicative is here practically equivalent to an imperative.

70. Me parece que voy bien, I think I am taking the right course.

86. la he hecho buena; see Vocabulary under hacer. The feminine la is used in a number of idioms in a true neuter sense; at least, no obvious noun can be supplied. Such idioms are: habérselas con 'to deal with'; me la pagarás 'you shall pay for it'; pegársela 'to deceive'; correrla 'to go on a spree,' etc.

194. pasaría; the conditional of probability, used for past time as the future is for present time. Translate, you must have suffered.

204. Somonte; an imaginary place-name, like Socartes, which in the novel Marianela is applied to a similar mining region.

257. Aquí de la expresión de usted, etc., Here comes in your phrase, which touches me very much.

288. cosa alguna; alguno often replaces ninguno as a negative indefinite adjective, especially when following a singular noun. Here the negative is contained in the privative prefix in- of incapaz.

314. alguna; here used with a singular noun in a plural sense.

390. considero muy bien las razones que usted me da; can be interpreted in either of two ways: 1. as equal to considero con mucha atención las razones; 2. as equal to considero muy buenas las razones. The second way seems better to the editor.

400-403. Aprovéchala;… vencerás; León uses the familiar form of the verb, the form, as he would not do if his words were intended to be heard by María.

432. Después de vestida = después de estar vestida, or después de haberme vestido.

449. hago lo [mismo] que usted.

465. Vicenta; there are numberless proofs in Galdós' writings that he does not stick to observed or possible happenings as a genuine realist should. Here, every woman will perceive the extreme unlikelihood that a tailor-made gown can be worn at once with success and without alteration by another woman than the one it was designed for.

480. algún; see note to line 314.

522-523. porque María se quite; when is porque followed by the subjunctive?

607. que no sea de los demás, let it not belong to others.

617-620. Es Dios que me dice, etc.; this passage and many others show how mistaken are those who see in Galdós a bitter opponent of all revealed religion. In reality his blows have been directed only against intolerance.

655. por malo, because you are bad.

657. todo el mundo usually means everybody, but sometimes the whole world.

ACTO TERCERO

26. Por cierto que; see note to I, 357.

38. ¿Ha lugar, muesama? Menga uses in her speech country dialect forms, many of them very old in the language.

48. benditos riales; in the European countries where the metric system has been adopted, the illiterate classes still cling by preference to the old measures for currency, weight, and volume.

58. más sesenta; the original reads menos sesenta, but the sense requires más.

76. del quinto infierno; the hell of Dante and the medieval theologians contained nine separate circles. On Menga's lips, however, from the fifth hell means no more than 'from a very remote region,' 'from the North Pole.' Cf. la quinta esencia, 'quintessence.'

116. que; appears to have no more force than y in this type of phrase. Probably this use arose from the causal sense of que = porque.

140. todo el señorío, the subject of nos abonaremos, 'all we gentlefolk.'

189. Con ellas me va muy bien, I get along very well with them.

215. mantones de Manila; the gala ornament of the popular classes in Madrid and Andalusia. It is a large silk shawl, usually white or cream color, with florid embroidery in colors.

224-225. Saludo a María,… sabiduría; the words with which León jocularly greets Mariucha are taken from the Litany of the Blessed Virgin, commonly called the Litany of Loreto. The Latin phrases are—Stella matutina, Turris eburnea, Sedes sapientiae. Ora pro nobis is the response given by the congregation after each epithet.

bannerbanner