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Севильский озорник, или Каменный гость / El burlador de Sevilla y convidado de piedra
Севильский озорник, или Каменный гость / El burlador de Sevilla y convidado de piedra
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Севильский озорник, или Каменный гость / El burlador de Sevilla y convidado de piedra

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Севильский озорник, или Каменный гость / El burlador de Sevilla y convidado de piedra

Тирсо де Молина

Севильский озорник, или Каменный гость / El burlador de Sevilla y convidado de piedra

Сборник пьес

Tirso de Molina

El burlador de Sevilla y convidado de piedra

* * *

© ООО «Издательство АСТ», 2025

El burlador de Sevilla y convidado de piedra

Personas

Don Diego Tenorio, viejo

Don Juan Tenorio, su hijo

Catalinón, lacayo

El Rey de Nápoles

El Duque Octavio

Don Pedro Tenorio, tío

El Marqués de la Mota

Don Gonzalo de Ulloa

El Rey de Castilla, Alfonso XI

Fabio, criado

Isabela, Duquesa

Tisbea, pescadora

Belisa, villana

Anfriso, pescador

Coridón, pescador

Gaseno, labrador

Batricio, labrador

Ripio, criado

Doña Ana de Ulloa

Aminta, labradora

Acompañamiento

Cantores

Guardas

Criados

Enlutados

Músicos

Pastores

Pescadores


Acto I


[En Nápoles en el palacio real]


Salen don Juan Tenorio e Isabela, duquesa

IsabelaDuque Octavio, por aquípodrás salir más seguro.JuanDuquesa, de nuevo os jurode cumplir el dulce sí.Isabela¿Mi gloria, serán verdadespromesas y ofrecimientos,regalos y cumplimientos,voluntades y amistades?JuanSí, mi bien.IsabelaQuiero sacaruna luz.Juan¿Pues, para qué?IsabelaPara que el alma dé fedel bien que llego a gozar.

Jose Garcia Ramos

JuanMataréte la luz yo.Isabela¡Ah, cielo! Quién eres, hombre?Juan¿Quién soy? Un hombre sin nombre.Isabela¿Que no eres el duque?JuanNo.Isabela¡Ah de palacio!JuanDetente.Dame, duquesa, la mano.IsabelaNo me detengas, villano.¡Ah del rey! ¡Soldados, gente!

Sale el Rey de Nápoles, con una vela en un candelero

Rey¿Qué es esto?Isabela¡Favor! ¡Ay, triste,que es el rey!Rey¿Qué es?Juan¿Qué ha de ser?Un hombre y una mujer.ReyEsto en prudencia consiste.¡Ah de mi guarda! Prendéa este hombre.Isabela¡Ay, perdido honor!

Sale don Pedro Tenorio, embajador de España, y guarda

Pedro¿En tu cuarto, gran señorvoces? ¿Quién la causa fue?ReyDon Pedro Tenorio, a vosesta prisión os encargo.Si ando corto, andad vos largo.Mirad quién son estos dos.Y con secreto ha de ser,que algún mal suceso creo;porque si yo aquí los veo,no me queda más que ver.

Vase el Rey

PedroPrendedle.Juan¿Quién ha de osar?Bien puedo perder la vida;mas ha de ir tan bien vendidaque a alguno le ha de pesar.PedroMatadle.Juan¿Quién os engaña?Resuelto en morir estoy,porque caballero soy.El embajador de Españallegue solo, que ha de serél quien me rinda.PedroApartad;a ese cuarto os retiradtodos con esa mujer.

Vanse los otros

Ya estamos solos los dos;muestra aquí tu esfuerzo y brío.JuanAunque tengo esfuerzo, tío,no le tengo para vos.PedroDi quién eres.JuanYa lo digo.Tu sobrino.Pedro¡Ay, corazón,que temo alguna traición!¿Qué es lo que has hecho, enemigo?¿Cómo estás de aquesta suerte?Dime presto lo que ha sido.¡Desobediente, atrevido!Estoy por darte la muerte.Acaba.JuanTío y señor,mozo soy y mozo fuiste;y pues que de amor supiste,tenga disculpa mi amor.Y pues a decir me obligasla verdad, oye y diréla.Yo engañé y gocé a Isabelala duquesa.PedroNo prosigas,tente. ¿Cómo la engañaste?Habla quedo, y cierra el labio.JuanFingí ser el duque Octavio.PedroNo digas más. ¡Calla! ¡Baste!Perdido soy si el rey sabeeste caso. ¿Qué he de hacer?Industria me ha de valeren un negocio tan grave.Di, vil, ¿no bastó emprendercon ira y fiereza extrañatan gran traición en Españacon otra noble mujer,sino en Nápoles también,y en el palacio realcon mujer tan principal?¡Castíguete el cielo, amén!Tu padre desde Castillaa Nápoles te envió,y en sus márgenes te diotierra la espumosa orilladel mar de Italia, atendiendoque el haberte recibidopagaras agradecido,y estás su honor ofendiendo.¡Y en tan principal mujer!Pero en aquesta ocasiónnos daña la dilación.Mira qué quieres hacer.JuanNo quiero daros disculpa,que la habré de dar siniestra,mi sangre es, señor, la vuestra;sacadla, y pague la culpa.A esos pies estoy rendido,y ésta es mi espada, señor.PedroAlzate, y muestra valor,que esa humildad me ha vencido.¿Atreveráste a bajarpor ese balcón?JuanSí atrevo,que alas en tu favor llevo.PedroPues yo te quiero ayudar.Vete a Sicilia o Milán,donde vivas encubierto.JuanLuego me iré.Pedro¿Cierto?JuanCierto.PedroMis cartas te avisaránen qué para este sucesotriste, que causado has.JuanPara mí alegre dirás.Que tuve culpa confieso.PedroEsa mocedad te engaña.Baja por ese balcón.Juan(Con tan justa pretensión,

Aparte

gozoso me parto a España).

Vase don Juan y entra el Rey

PedroEjecutando, señor,lo que mandó vuestra alteza,el hombre…Rey¿Murió?PedroEscapósede las cuchillas soberbias.Rey¿De qué forma?PedroDe esta forma:aun no lo mandaste apenas,cuando sin dar más disculpa,la espada en la mano aprieta,revuelve la capa al brazo,y con gallarda presteza,ofendiendo a los soldadosy buscando su defensa,viendo vecina la muerte,por el balcón de la huertase arroja desesperado.Siguióle con diligenciatu gente. Cuando salieronpor esa vecina puerta,le hallaron agonizandocomo enroscada culebra.Levantóse, y al decirlos soldados, «¡Muera, muera!»,bañado con sangre el rostro,con tan heroica prestezase fue, que quedé confuso.La mujer, que es Isabela,que para admirarte nombroretirada en esa pieza,dice que fue el duque Octavioquien, con engaño y cautela,la gozó.Rey¿Qué dices?PedroDigolo que ella propia confiesa.Rey¡Ah, pobre honor! Si eres almadel hombre, ¿por qué te dejanen la mujer inconstante,si es la misma ligereza?¡Hola!

Sale un criado

Criado¿Gran señor?ReyTraeddelante de mi presenciaesa mujer.PedroYa la guardiaviene, gran señor, con ella.

Trae la guarda a Isabela

Isabela¿Con qué ojos veré al rey?ReyIdos, y guardad la puertade esa cuadra. Di, mujer,¿qué rigor, qué airada estrellate incitó, que en mi palacio,con hermosura y soberbia,profanases sus umbrales?IsabelaSeñor…ReyCalla, que la lenguano podrá dorar el yerroque has cometido en mi ofensa.¿Aquél era del duque Octavio?IsabelaSí, señor.ReyNo importan fuerzas,guardas, criados, murallas,fortalecidas almenas,para amor, que la de un niñohasta los muros penetra.Don Pedro Tenorio, al puntoa esa mujer llevad presaa una torre, y con secretohaced que al duque le prendan;que quiero hacer que le cumplala palabra, o la promesa.IsabelaGran señor, volvedme el rostro.ReyOfensa a mi espalda hecha,es justicia y es razóncastigalla a espaldas vueltas.

Vase el Rey

PedroVamos, duquesa.Isabela(Mi culpa [Aparte]no hay disculpa que la venza,mas no será el yerro tantosi el duque Octavio lo enmienda).Vanse todos

[En el palacio del duque Octavio]


Salen el duque Octavio, y Ripio su criado.

Ripio¿Tan de mañana, señor,te levantas?OctavioNo hay sosiegoque pueda apagar el fuegoque enciende en mi alma amor.Porque, como al fin es niño,no apetece cama blanda,entre regalada holanda,cubierta de blanco armiño.Acuéstase. No sosiega.Siempre quiere madrugarpor levantarse a jugar,que al fin como niño juega.Pensamientos de Isabelame tienen, amigo, en calma;que como vive en el alma,anda el cuerpo siempre en vela,guardando ausente y presente,el castillo del honor.RipioPerdóname, que tu amores amor impertinente.Octavio¿Qué dices, necio?RipioEsto digo,impertinencia es amarcomo amas. ¿Vas a escuchar?OctavioSí, prosigue.RipioYa prosigo.¿Quiérete Isabela a ti?Octavio¿Eso, necio, has de dudar?RipioNo, mas quiero preguntar,¿Y tú no la quieres?OctavioSí.RipioPues, ¿no seré majadero,y de solar conocido,si pierdo yo mi sentidopor quien me quiere y la quiero?Si ella a ti no te quisiera,fuera bien el porfialla,regalalla y adoralla,y aguardar que se rindiera;mas si los dos os queréiscon una mesma igualdad,dime, ¿hay más dificultadde que luego os desposéis?OctavioEso fuera, necio, a serde lacayo o lavanderala boda.RipioPues, ¿es quien quierauna lavandriz mujer,lavando y fregatrizando,defendiendo y ofendiendo,los paños suyos tendiendo,regalando y remendando?Dando, dije, porque al darno hay cosa que se le iguale,y si no, a Isabela dale,a ver si sabe tomar.

Sale un criado

CriadoEl embajador de Españaen este punto se apeaen el zaguán, y desea,con ira y fiereza extraña,hablarte, y si no entendíyo mal, entiendo es prisión.Octavio¿Prisión? Pues, ¿por qué ocasión?Decid que entre.Entra Don Pedro Tenorio con guardasPedroQuien asícon tanto descuido duerme,limpia tiene la conciencia.OctavioCuando viene vueselenciaa honrarme y favorecerme,no es justo que duerma yo.Velaré toda mi vida.¿a qué y por qué es la venida?PedroPorque aquí el rey me envió.OctavioSi el rey mi señor se acuerdade mí en aquesta ocasión,será justicia y razónque por él la vida pierda.Decidme, señor, ¿qué dichao qué estrella me ha guiado,que de mí el rey se ha acordado?PedroFue, duque, vuestra desdicha.Embajador del rey soy.De él os traigo una embajada.OctavioMarqués, no me inquieta nada.Decid, que aguardando estoy.PedroA prenderos me ha enviadoel rey. No os alborotéis.Octavio¿Vos por el rey me prendéis?Pues, ¿en qué he sido culpado?PedroMejor lo sabéis que yo,mas, por si acaso me engaño,escuchad el desengaño,y a lo que el rey me envió.Cuando los negros gigantes,plegando funestos toldosya del crepúsculo huían,unos tropezando en otros,estando yo con su alteza,tratando ciertos negocios,porque antípodas del solson siempre los poderosos,voces de mujer oímos,cuyos ecos medio roncos,por los artesones sacrosnos repitieron «¡Socorro!»A las voces y al ruidoacudió, duque, el rey propio,halló a Isabela en los brazosde algún hombre poderoso;mas quien al cielo se atrevesin duda es gigante o monstruo.Mandó el rey que los prendiera,quedé con el hombre solo.Llegué y quise desarmalle,pero pienso que el demonioen él formó forma humana,pues que, vuelto en humo, y polvo,se arrojó por los balcones,entre los pies de esos olmos,que coronan del palaciolos chapiteles hermosos.Hice prender la duquesa,y en la presencia de todosdice que es el duque Octavioel que con mano de esposola gozó.Octavio¿Qué dices?PedroDigolo que al mundo es ya notorio,y que tan claro se sabe,que a Isabela, por mil modos,

[la tiene presa el rey].

Con vos, señor, o con otro,esta noche en el palacio,la habemos hallado todos.OctavioDejadme, no me digáistan gran traición de Isabela,mas… ¿si fue su amor cautela?Proseguid, ¿por qué calláis?Mas, si veneno me dais

Aparte

a un firme corazón toca,y así a decir me provocaque imita a la comadreja,que concibe por la oreja,para parir por la boca.¿Será verdad que Isabela,alma, se olvidó de mípara darme muerte? Sí,que el bien suena y el mal vuela.Ya el pecho nada recela,juzgando si son antojos,que por darme más enojos,al entendimiento entró,y por la oreja escuchó,lo que acreditan los ojos.Señor marqués, es posibleque Isabela me ha engañado,y que mi amor ha burlado.Parece cosa imposible.¡Oh mujer, ley tan terriblede honor, a quien me provocoa emprender! Mas ya no tocoen tu honor esta cautela.¿Anoche con Isabelahombre en palacio? Estoy loco.PedroComo es verdad que en los vientoshay aves, en el mar peces,que participan a vecesde todos cuatro elementos;como en la gloria hay contentos,lealtad en el buen amigo,traición en el enemigo,en la noche oscuridad,y en el día claridad,y así es verdad lo que digo.OctavioMarqués, yo os quiero creer,ya no hay cosa que me espante,que la mujer más constantees, en efecto, mujer.No me queda más que ver,pues es patente mi agravio.PedroPues que sois prudente y sabioelegid el mejor medio.OctavioAusentarme es mi remedio.PedroPues sea presto, duque Octavio.OctavioEmbarcarme quiero a España,y darle a mis males fin.PedroPor la puerta del jardín,duque, esta prisión se engaña.Octavio¡Ah veleta, ah débil caña!A más furor me provoco,y extrañas provincias toco,huyendo de esta cautela.Patria, adiós. ¿Con Isabelahombre en palacio? Estoy loco.

Vanse todos.


[En la playa de Tarragona.]


Sale Tisbea, pescadora, con una caña de pescar en la mano.

TisbeaYo, de cuantas el mar,pies de jazmín y rosas,en sus riberas besa,con fugitivas olas,sola de amor exenta,como en ventura sola,tirana me reservode sus prisiones locas.Aquí donde el sol pisasoñolientas las ondas,alegrando zafiroslas que espantaba sombras,

Joshua Cristall

por la menuda arena,unas veces aljófar,y átomos otras vecesdel sol, que así le adora,oyendo de las aveslas quejas amorosas,y los combates dulcesdel agua entre las rocas,ya con la sutil caña,que el débil peso dobladel tierno pececillo,que el mar salado azota,o ya con la atarraya,que en sus moradas hondasprende en cuantos habitanaposentos de conchas,seguramente tengoque en libertad se gozael alma, que amor áspidno le ofende ponzoña.En pequeñuelo esquife,ya en compañía de otras,tal vez al mar le peinola cabeza espumosa.Y cuando más perdidasquerellas de amor forman,como de todos ríoenvidia soy de todas.Dichosa yo mil veces,Amor, pues me perdonas,si ya por ser humildeno desprecias mi choza.Obeliscos de pajami edificio coronan,nidos, si no a cigüeñas,a tortolillas locas.Mi honor conservo en pajascomo fruta sabrosa,vidrio guardado en ellaspara que no se rompa.De cuantos pescadorescon fuego Tarragonade piratas defiendeen la argentada costa,desprecio soy, encanto,a sus suspiros sorda,a sus ruegos terrible,a sus promesas roca.Anfriso, a quien el cielo,con mano poderosa,prodigó un cuerpo y almadotado en gracias todas,medido en las palabras,liberal en las obras,sufrido en los desdenes,modesto en las congojas,mis pajizos umbrales,que heladas noches ronda,a pesar de los tiemposlas mañanas remoza,pues con los ramos verdes,que de los olmos corta,cubiertos amanecende flores sin lisonjas.Ya con vigüelas dulces,y sutiles zampoñas,músicas me consagra,y todo no le importa,porque en tirano imperiovivo de amor señora,que halla gusto en sus penas,y en sus infiernos gloria.Todas por él se mueren,y yo, todas las horas,le mato con desdenes,de amor condición propia;querer donde aborrecen,despreciar donde adoran,que si le alegran muere,y vive si le oprobian.En tan alegre día,segura de lisonjas,mis juveniles añosamor no los malogra;que en edad tan florida,Amor, no es suerte poca,no ver, tratando en redes,las tuyas amorosas.Pero, necio discurso,que mi ejercicio estorbas,en él no me diviertasen cosa que no importa.Quiero entregar la cañaal viento, y a la bocadel pececillo el cebo.¡Pero al agua se arrojandos hombres de una nave,antes que el mar la sorba,que sobre el agua viene,y en un escollo aborda!Como hermoso pavónhacen las velas ola,adonde los pilotostodos los ojos pongan.Las olas va escarbando,y ya su orgullo y pompacasi la desvanece,agua un costado toma.Hundióse, y dejó al vientola gavia, que la escojapara morada suya,que un loco en gavias mora.

Dentro gritos de «¡Que me ahogo!»

TisbeaUn hombre al otro aguarda,que dice que se ahoga.¡Gallarda cortesía,en los hombros le toma!Anquises le hace Eneassi el mar está hecho Troya.Ya nadando, las aguascon valentía corta,y en la playa no veoquien lo ampare y socorra.Daré voces. ¡Tirso,Anfriso, Alfredo, hola!Pescadores me miran,plega a Dios que me oigan,mas milagrosamenteya tierra los dos toman,sin aliento el que nada,con vida el que le estorba.

Saca en brazos Catalinon a don Juan, mojados

Catalinon¡Válgame la Cananea,y qué salado es el mar!Aquí puede bien nadarel que salvarse desea,que allá dentro es desatinodonde la muerte se fragua.Donde Dios juntó tanta agua¿no juntara tanto vino?Agua, y salada. Extremadacosa para quien no pesca.Si es mala aun el agua fresca,¿qué será el agua salada?¡Oh, quién hallara una fraguade vino, aunque algo encendido!Si del agua que he bebidohoy escapo, no más agua.Desde hoy abrenuncio de ella,que la devoción me quitatanto, que aun agua benditano pienso ver, por no vella.¿Ah señor! Helado y fríoestá. ¿Si estará ya muerto?Del mar fue este desconcierto,y mío este desvarío.¡Mal haya aquél que primeropinos en el mar sembróy el que sus rumbos midiócon quebradizo madero!¡Maldito sea el vil sastreque cosió el mar que dibujacon astronómica aguja,causando tanto desastre!¡Maldito sea Jasón,y Tifis maldito sea!Muerto está. No hay quien lo crea.¡Mísero Catalinón!¿Qué he de hacer?TisbeaHombre, ¿qué tienes?CatalinonEn desventura iguales,pescadora, muchos males,y falta de muchos bienes.Veo, por librarme a mí,sin vida a mi señor. Mirasi es verdad.TisbeaNo, que aun respira.Catalinon¿Por dónde, por aquí?TisbeaSí,pues, ¿por dónde…?CatalinonBien podíarespirar por otra parte.TisbeaNecio estás.CatalinonQuiero besartelas manos de nieve fría.TisbeaVe a llamar los pescadoresque en aquella choza están.Catalinon¿Y si los llamo, ¿vendrán?TisbeaVendrán preso, no lo ignores.¿Quién es este caballero?CatalinonEs hijo aqueste señordel camarero mayordel rey, por quien ser esperoantes de seis días Condeen Sevilla, a donde va,y adonde su alteza está,si a mi amistad corresponde.Tisbea¿Cómo se llama?CatalinonDon JuanTenorio.TisbeaLlama mi gente.CatalinonYa voy.

Vase Сatalinon.


Coge en el regazo Tisbea a don Juan

TisbeaMancebo excelente,gallardo, noble y galán.Volved en vos, caballero.Juan¿Dónde estoy?TisbeaYa podéis ver,en brazos de una mujer.JuanVivo en vos, si en el mar muero.Ya perdí todo el receloque me pudiera anegar,pues del infierno del marsalgo a vuestro claro cielo.Un espantoso huracándio con mi nave al través,para arrojarme a esos pies,que abrigo y puerto me dan,y en vuestro divino orienterenazco, y no hay que espantar,pues veis que hay de amar a maruna letra solamente.TisbeaMuy grande aliento tenéispara venir sin aliento,y tras de tanto tormento,mucho contento ofrecéis;pero si es tormento el mar,y son sus ondas crueles,la fuerza de los cordeles,pienso que os hacen hablar.Sin duda que habéis bebidodel mar la ración pasada,pues por ser de agua saladacon tan grande sal ha sido.Mucho habláis cuando no habláis,y cuando muerto venís,mucho al parecer sentís,plega a Dios que no mintáis.Parecéis caballo griego,que el mar a mis pies desagua,pues venís formado de agua,y estáis preñado de fuego.Y si mojado abrasáis,estando enjuto, ¿qué haréis?Mucho fuego prometéis,plega a Dios que no mintáis.

Pierre-Antoine Baudouin

JuanA Dios, zagala, pluguieraque en el agua me anegara,para que cuerdo acabara,y loco en vos no muriera;que el mar pudiera anegarmeentre sus olas de plata,que sus límites desata,mas no pudiera abrasarme.Gran parte del sol mostráis,pues que el sol os da licencia,pues sólo con la apariencia,siendo de nieve abrasáis.TisbeaPor más helado que estáis,tanto fuego en vos tenéis,que en este mío os ardéis,plega a Dios que no mintáis.

Sale Catalinon, Coridon y Anfriso, pescadores

CatalinonYa vienen todos aquí.TisbeaY ya está tu fuego vivo.JuanCon tu presencia reciboel aliento que perdí.Coridon¿Qué nos mandas?TisbeaCoridón,Anfriso, amigos…CoridonTodosbuscamos por varios modosesta dichosa ocasión.Di qué nos mandas, Tisbea,que por labios de clavelno lo habrás mandado a aquélque idolotrarte desea,apenas, cuando al momento,sin reservar llanto, o sierra,surque el mar, are la tierra,tale el fuego y pare el viento.Tisbea¡Oh, qué mal me parecíaestas lisonjas ayer,y hoy echo en ellas de verque sus labios no mentían!Estando, amigos, pescandosobre este peñasco, vihundirse una nave allí,y entre las olas nadandodos hombres, y compasivadi voces que nadie oyó;y en tanta aflicción llególibre de la furia esquivadel mar, sin vida a la arena,de éste en los hombros cargado,un hidalgo, ya anegado;y envuelta en tan triste pena,a llamaros envié.AnfrisoPues aquí todos estamos,manda que en tu gusto hagamos,lo que pensado no fue.TisbeaQue a mi choza los llevemosquiero, donde guarecidosreparemos sus vestidosy a ellos los regalemos,que mi padre gusta muchode esta debida piedad.CatalinonExtremada es su beldad.JuanEscucha aparte.CatalinonYa escucho.JuanSi te pregunta quién soy,di que no sabes.Catalinon¿A míquieres advertirme aquílo que he de hacer?JuanMuerto voypor la hermosa pescadora.Esta noche he de gozalla.Catalinon¿De qué suerte?JuanVen y calla.CoridonAnfriso, dentro de un horalos pescadores prevénque cantan y bailan.AnfrisoVamos,y esta noche nos hagamosrajas, y paños también.JuanMuerto soy.Tisbea¿Cómo, si andáis?JuanAndo en pena, como veis.TisbeaMucho habláis.JuanMucho encendéis.TisbeaPlega a Dios que no mintáis.

Vanse todos


[En Sevilla, en el palacio real]


Salen don Gonzalo de Ulloa y el Rey don Alonso de Castilla

Rey¿Cómo os ha sucedido en la embajada,comendador mayor?GonzaloHallé en Lisboaal rey don Juan tu primo, previniendotreinta naves de armada.Rey¿Y para dónde?GonzaloPara Goa me dijo, mas yo entiendoque a otra empresa más fácil apercibe;a Ceuta, o Tánger pienso que pretendecercar este verano.ReyDios le ayude,y premie el cielo de aumentar su gloria.¿Qué es lo que concertasteis?GonzaloSeñor, pidea Cerpa, y Mora, y Olivencia, y Toro,y por eso te vuelve a Villaverde,al Almendral, a Mértola, y Herreraentre Castilla y Portugal.ReyAl puntose firman los conciertos, don Gonzalo;mas decidme primero cómo ha idoen el camino, que vendréis cansado,y alcanzado también.GonzaloPara serviros,nunca, señor, me canso.Rey¿Es buena tierraLisboa?GonzaloLa mayor ciudad de España.Y si mandas que diga lo que he vistode lo exterior y célebre, en un puntoen tu presencia te podré un retrato.ReyGustaré de oíllo. Dadme silla.GonzaloEs Lisboa una octava maravilla.De las entrañas de España,que son las tierras de Cuenca,nace el caudaloso Tajo,que media España atraviesa.Entra en el mar Oceano,en las sagradas riberasde esta ciudad por la partedel sur; mas antes que pierdasu curso y su claro nombrehace un cuarto entre dos sierrasdonde están de todo el orbebarcas, naves, caravelas.Hay galeras y saetías,tantas que desde la tierrapara una gran ciudadadonde Neptuno reina.A la parte del poniente,guardan del puerto dos fuerzas,de Cascaes y Sangián,las más fuertes de la tierra.Está de esta gran ciudad,poco más de media legua,Belén, convento del santoconocido por la piedray por el león de guarda,donde los reyes y reinas,católicos y cristianos,tienen sus casa perpetuas.Luego esta máquina insigne,desde Alcántara comienzauna gran legua a tenderseal convento de Jabregas.En medio está el valle hermosocoronado de tres cuestas,que quedara corto Apelescuando pintarlas quisiera,porque miradas de lejosparecen piñas de perlas,que están pendientes del cielo,en cuya grandeza inmensase ven diez Romas cifradasen conventos y en iglesias,en edificios y calles,en solares y encomiendas,en las letras y en las armas,en la justicia tan recta,y en una Misericordia,que está honrando su ribera,y pudiera honrar a España,y aun enseñar a tenerla.Y en lo que yo más alabode esta máquina soberbia,es que del mismo castillo,en distancia de seis leguas,se ven sesenta lugaresque llega el mar a sus puertas,uno de los cuales esel Convento de Olivelas,en el cual vi por mis ojosseiscientas y treinta celdas,y entre monjas y beatas,pasan de mil y doscientas.Tiene desde allí a Lisboa,en distancia muy pequeña,mil y ciento y treinta quintas,que en nuestra provincia Béticallaman cortijos, y todascon sus huertos y alamedas.En medio de la ciudadhay una plaza soberbia,que se llama del Ruzio,grande, hermosa, y bien dispuesta,que habrá cien años y aun másque el mar bañaba su arena,y agora de ella a la mar,hay treinta mil casas hechas,que perdiendo el mar su curso,se tendió a partes diversas.Tiene una calle que llamanRúa Nova, o calle nueva,donde se cifra el orienteen grandezas y riquezas,tanto que el rey me contóque hay un mercader en ella,que por no poder contarlo,mide el dinero a fanegas.El terrero, donde tienePortugal su casa regiatiene infinitos navíos,varados siempre en la tierra,de solo cebada y trigo,de Francia y Ingalaterra.Pues, el palacio real,que el Tajo sus manos besa,es edificio de Ulises,que basta para grandeza,de quien toma la ciudadnombre en la latina lengua,llamándose Ulisibona,cuyas armas son la esfera,por pedestal de las llagas,que, en la batalla sangrienta,al rey don Alfonso Enríquezdio la majestad inmensa.Tiene en su gran Tarazanadiversas naves, y entre ellaslas naves de la conquista,tan grandes, que de la tierramiradas, juzgan los hombresque tocan en las estrellas.Y lo que de esta ciudadte cuento por excelencia,es, que estando sus vecinoscomiendo, desde las mesas,ven los copos del pescadoque junto a sus puertas pescanque, bullendo entre las redes,vienen a entrarse por ellas.Y sobre todo el llegarcada tarde a su riberamás de mil barcos cargadosde mercancías diversas,y de sustento ordinario,pan, aceite, vino y leña,frutas de infinita suerte,nieve de sierra de Estrella,que por las calles a gritos,puesta sobre las cabezas,la venden; mas, ¿qué me canso?porque es contar las estrellas,querer contar una partede la ciudad opulenta.Ciento y treinta mil vecinostiene, gran señor, por cuenta,y por no cansarte más,un rey que tus manos besa.ReyMás estimo, don Gonzalo,escuchar de vuestra lenguaesa relación sucinta,que haber visto su grandeza.¿Tenéis hijos?GonzaloGran señor,una hija hermosa y bella,en cuyo rostro divinose esmeró naturaleza.ReyPues yo os la quiero casarde mi mano.GonzaloComo seatu gusto, digo, señor,que yo la acepto por ella;pero ¿quién es el esposo?ReyAunque no está en esta tierra,es de Sevilla, y se llamadon Juan Tenorio.GonzaloLas nuevasvoy a llevar a doña Ana.[que ilustre esposo le espera].ReyId en buena hora, y volved,Gonzalo, con la respuesta.

Vanse todos

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