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Los Secretos Del Rubicón
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Los Secretos Del Rubicón

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Los Secretos Del Rubicón
Ivo Ragazzini

Hubo un tiempo en el que el Rubicón no era solo un río y a la Romaña se la llamaba Flaminia debido a una vía que llevaba a Roma. Y cuando en el año 49 a.C. Julio César llegó delante se encontró con que lo esperaba una empalizada de madera pintada de «rúbico», es decir, rojo púrpura, el color oficial de Roma, que el impedía el paso hacia Roma. ¿Pero por qué motivo se había construido, incluso antes de que naciera César, una línea roja defensiva que llegaba hasta el mar para cerrar el paso a los enemigos de Roma? ¿Y cómo consiguieron César y sus legionarios superarla y atacar Roma? Hasta ahora nadie había llegado a investigar estas y muchas otras cosas. Un libro que trae por primera vez una nueva luz sobre la oscuridad histórica que ha cubierto al Rubicón. Hubo un tiempo en el que la Romaña se llamaba Flaminia y el Rubicón no era solo un río. Y cuando en el año 49 a.C. Julio César llegó delante se encontró con que lo esperaba una empalizada de madera pintada de rojo púrpura y colocó durante varios meses a sus legiones sobre aquella frontera defendida por los legionarios de Pompeyo.  ¿Pero qué era y por qué razón se había construido, aun antes de que naciera César, una línea roja defensiva que llegaba hasta el mar y qué hicieron César y sus legiones para superarla? Hasta ahora nadie había llegado a descubrir esto y muchas otras cosas.  Nacido de datos históricos nunca observados antes, este libro os llevará a descubrir por primera vez qué era verdaderamente el Rubicón, qué idearon los legionarios de César cuando se decidió a atacar Roma y muchas otras novedades inéditas que no sospechabais y que os llevará, paso a paso, a descubrir por primera vez:  • ¿Qué era realmente el Rubicón?  • ¿Quién y con qué objetivo creó esa frontera antes de que naciera César?  • ¿Por qué los historiadores no se ponen de acuerdo sobre dónde estuvo el Rubicón?  • ¿Qué planes y estrategia usaron César y sus legionarios para cruzarla?  • ¿Y los legionarios de Pompeyo para defenderla?  • ¿Alguien había lanzado una maldición contra cualquiera que se atreviera a cruzarla armado?  • ¿César y muchos legionarios romanos tuvieron pesadillas de «Malanoche» antes de atravesarla?  • ¿Qué era la Romaña y qué símbolos tenía en los tiempos de César?  • ¿Qué era la fiesta del «año nuevo» en que se celebraba en Roma?  • ¿Qué insultos en latín intercambiaban los legionarios?  Y muchas otras novedades inéditas que ni siquiera sospechabais.  Un libro que lanza por primera vez novedades y una nueva luz sobre la oscuridad histórica que ha cubierto esos acontecimientos.

Ivo Ragazzini

LOS SECRETOS DEL RUBICÓN

La frontera rojo púrpura de Roma

Título original: I Segreti del Rubicone

Traducido por: Mariano Bas

Título original: I segreti del Rubicone

© 2018 Ivo Ragazzini

Primera edición en papel: noviembre de 2018 – Montag Edizioni

Segunda edición en papel: septiembre de 2020

Primera edición en formato electrónico: agosto de 2019

Segunda edición en formato electrónico: septiembre de 2020

Traducido por: Mariano Bas

Editorial: Tektime – www.traduzionelibri.it (http://www.traduzionelibri.it/)

Todos los derechos, incluida la reproducción y la traducción incluso parcial en cualquier otro idioma están reservados al autor.

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Prólogo

Había una vez una tierra que los romanos atravesaban y defendían como una frontera sagrada e infranqueable que conducía a Roma.

A esa tierra antiguamente se la llamaba Flaminia, luego fue rebautizada como Romaña por motivos que pronto descubriréis vosotros mismos.

Hoy esa frontera sagrada e infranqueable para los dioses de Roma ya no existe, pero entonces existía y en sus parajes ocurrieron muchas cosas.

Los romanos entonces sabían qué era esa frontera y por qué motivo la habían construido, pero, desde la Edad Media hasta hoy, nadie sabe ya dónde se encontraba realmente y muchos han tratado de descubrirla.

Pero la búsqueda no fue única y aparecieron tres o cuatro hipótesis opuestas entre sí sobre dónde pudo encontrarse ese lugar.

Pero ¿dónde estaba esa frontera? Y, sobre todo, ¿qué ocurrió realmente en sus alrededores?

Muchas personas se lo preguntan todavía hoy y, desde hace siglos, diversos círculos y academias cada cierto tiempo se reúnen en tumultuosas conferencias para decidir, ahora a favor de un lugar, ahora a favor de otro, ahora a favor de un tercero.

Pero a preguntas del tipo:

¿Qué y por qué motivo se construyó por primera vez en esa frontera?

¿Con que objetivo y cómo se construyó?

¿Por qué la llamaban los romanos Puniceus Rubicon?

¿Por qué había arenas rojas que hoy ya no existen?

¿Había un lugar llamado «Malanoche» al borde de esa frontera?

¿César y muchos legionarios romanos tuvieron pesadillas o una mala noche antes de cruzar esa frontera?

Parece que sobre estas y otras muchas preguntas nadie ha tratado de llegar nunca hasta el fondo.

Y es una lástima, porque habrían llegado a descubrir por esas respuestas y muchas más qué era y para qué servía el Rubicón, lo que habría llevado a descubrir también por qué y por quién fue construida esa frontera, más muchas otras cosas que también descubriréis al leer este libro.

En resumen, se lleva siglos discutiendo e investigando dónde estaba el Rubicón, pero antes de descubrir dónde estuvo esta frontera, muchos han omitido averiguar para qué servía y quién y por qué lo construyó originalmente cuando César no había nacido todavía.

Y quien hubiera investigado a fondo estas cosas, estoy convencido de que habría descubierto inevitablemente esto y muchas otras cosas.

Solo añado que este libro, al no ser una reconstrucción de otros trabajos, os llevará a descubrir por primera vez muchos otros misterios y datos sobre la historia de Roma, el Rubicón y la Romaña antigua que no sospechabais.

A caballo entre el ensayo y el relato histórico, abriéndose paso entre veinte siglos de historia y por caminos inexplorados antes, este libro, usando investigación histórica, historias locales olvidadas, investigación etimológica y observaciones no realizadas antes, arroja por primera vez bastantes ráfagas de luz sobre las sombras de aquellos acontecimientos que se disputaron en una frontera rojo púrpura llamada el Rubicón, creando un relato único que no reproduce nada de lo escrito hasta ahora sobre el tema.

Este libro en concreto os explicará por primera vez:

¿Qué era realmente el Rubicón?

¿Por qué se llamaba así?

¿Quién y por qué creó esa frontera mucho antes de César?

¿Qué era la Romaña en esa época?

¿Qué símbolos y enseñas tenían las legiones galas de César?

¿Qué insultos usaban los legionarios y guerreros romanos de la época?

¿Qué era la fiesta de año nuevo en los tiempos de César?

¿Por qué César cruzó el Rubicón inmediatamente después de las elecciones de año nuevo?

Y, a decir verdad, muchas otras cosas que no creo que hayáis sospechado en un crescendo de hechos y revelaciones que os desvelarán muchos hechos y lugares olvidados por la historia en ese periodo turbulento del paso de la república al imperio romano.

Por todo ello, buena lectura y buen redescubrimiento de la historia del Rubicón y de muchas otras cosas más.

Ivo Ragazzini

Donde estaba el Rubicón, estaba también el camino hacia Roma

Romaña, hacia finales del año 50 a.C.

Julio César y su escolta militar se dirigen desde Rávena hacia Cesena

—Ubi est Rubico finis, etiam est Roman Via(Donde estaba el Rubicón, estaba también el camino hacia Roma) —dijo César al joven comandante de escolta Quinto Hortensio, que se sentaba a su lado sobre un carro militar, mientras atravesaban desde Rávena la calle custodiada por la Décima Legión

que conducía a Cesena, uno de los lugares que César, con una deuda de más de cien millones de sestercios, estaba construyendo en la Romaña en las cercanías de la frontera del Rubicón—. ¿Lo sabías, Hortensio? —añadió César.

—Antes de ahora no, pero una vez un centurión me contó algo —respondió el comandante Hortensio en un latín mezclado con galo.

—¿Te dijo al menos quién los creó y por qué se lo llamó Puniceus Rubicon?

—preguntó César.

—No.

—Entonces no te explicó gran cosa ese centurión —Cesar sonrió.

—¿Quieres ser mi maestro, general César?

—Está bien, comandante Hortensio.

»Hace muchos años, cuando la Romanvia

todavía no existía, un tribuno llamado Flaminio construyó un camino que conducía de Roma a Rímini en esta tierra a la que se llamó Flaminia en su honor.

»Sin embargo, pocos años después, un general púnico llamado Aníbal atravesó los Alpes y sorprendió a Roma desde el norte de Italia.

»Así que el tribuno Flaminio es nombrado cónsul y el senado le ordenó que defendiera a marchas forzadas el camino hacia Roma que acababa de finalizar y construir una línea defensiva para impedir el acceso y cerrar el paso de Aníbal hacia Roma.

»Y así el cónsul Flaminio construyó esa serie de líneas defensivas sobre algunos ríos y arroyos entre la actual Caes Arena y Ariminium y llamó Puniceus Rubico

a aquellas defensas colocadas a toda prisa porque debía impedir el acceso del púnico Aníbal a la vía Flaminia, el único camino fácil que desde el norte conducía directamente a Roma —explicó César.

—Muchas gracias, César. ¿Por qué hoy lo llamamos Rubico finis? —preguntó Hortensio.

—Porque todavía hoy hay una línea rojo púrpura inexpugnable a los enemigos y protegida por los dioses de Roma.

»Esas defensas se cerraron como empalizadas de pinos marítimos talados en los enormes pinares que ves que nos rodean, luego pintados de rúbico,

el color sagrado de Roma y hecho inviolable para los Dioses con un ritual sagrado de algunos sacerdotes flamines,

que colocaron los espíritus de nuestros Patres a guardar esa frontera para castigar a cualquiera que hubiera osado atravesarla en armas.

—¿Así que es por eso por lo que está prohibido cruzar armado el Rubicón? —preguntó un poco espantado Hortensio.

—Cierto, pero añadieron también los legionarios para custodiarlo, porque a veces los dioses solos no bastan. Y visto que ahora ha desaparecido la amenaza púnica, la mayoría lo llamamos solo Rubicón y lo mantenemos en pie para evitar el acceso hacia Roma por parte de bárbaros y enemigos desde el norte.

»Legionarios romanos y galos incluidos, naturalmente —añadió César sonriendo.

—¿Así que Rubicón significa rojo púrpura, noble César?

—Sí, es el color sagrado de Roma, el color rúbico que ves todavía en todos nuestros mensajes y notas bordeadas de rojo que enviamos y recibimos de Roma

—respondió César.

—Gracias, César, no lo sabía. ¿Me explicarías también por qué los legionarios romanos tienen miedo de atravesarlo, mientras que los de origen galo no?

—Porque quien es romano y lo atraviesa se convierte en un traidor y se dice que será fulminado por los dioses de Roma, mientras que quien no es romano se verá derrotado con la ayuda de los dioses por los soldados de Roma. O al menos eso dicen algunos sacerdotes flamines que cada cierto tiempo hacen un rito de maldición contra aquellos que traten de atravesarlo en armas —responde todavía sonriendo César.

—¿Y con todas estas maldiciones que lo rodean, no tendrías tú también miedo de atravesarlo, noble César?

—Un poco sí, pero no mucho —respondió César tras pensarlo un poco.

—¿Por tanto es solo por la protección sagrada de los sacerdotes flamines por lo que nuestros legionarios galos estarían dispuestos a atacarlo, mientras que los legionarios romanos no querrían hacerlo? —preguntó reflexionando para sí Hortensio.

—Sí, el problema no es solo militar, sino también religioso —respondió sonriendo César

—¿Entonces el Rubicón se defiende desde esa empalizada roja?

—Sí. Esos palos pintados de rojo púrpura se reponen y reconsagran cada cierto tiempo con la intervención de un flamen Dialis

y deben eternamente proteger y dar a conocer a los hombres dónde se encuentra la frontera de Roma, más allá de la cual está prohibido marchar armados. Esa frontera, una vez derrotado Aníbal, fue llamado sencillamente Rubicón y ahora permanece como una frontera de entrada y salida del territorio romano —explicó César.

—He leído un informe que dice: hay dos legiones de Pompeyo que han salido del Rubicón y han formado casi justo debajo de Cesena —comentó Hortensio, cada vez con más curiosidad por aprender cosas nuevas.

—Sí, pero no es exacto que hayan salido del Rubicón: se han desplegado sobre las tres líneas defensivas que siempre ha tenido el Rubicón desde los tiempos de Flaminio, cuando intentó detener a Aníbal entre Rímini y Cesena.

—¿El Rubicón tiene tres líneas defensivas entre Rímini y Cesena? —preguntó un poco sorprendido Hortensio.

—Sí, comandante Hortensio. El Rubicón se construyó sobre tres líneas defensivas, distanciadas lo suficiente entre sí como para poder maniobrar cómodamente entre ellas y responder a los ataques enemigos, como nuestra táctica bélica romana debería haberte enseñado desde hace mucho tiempo —César sonrió ligeramente, viendo a Hortensio como un alumno joven.

—¿Y cuál de las tres líneas sería entonces el Rubicón?