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Luz Nocturna
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Luz Nocturna

3

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Luz Nocturna

“¡Cuidado!” Gritó Trevor.

Kat levantó su otra daga y gritó de asombro cuando el vampiro tomó su mano y la arqueó hacia abajo, llevando la daga directamente a la parte interna de su muslo. El dolor solo le dio la fuerza para quitarse al vampiro de encima. Rápidamente tropezó sobre Trevor y logró sacar la daga de su muslo. Sintió el líquido caliente salir rápidamente y recorrer su pierna.

Trevor sabía que había que hacer algo. Ambos estaban heridos ahora. Podía sentir el dolor en las costillas y el hombro y le resultaba difícil respirar. Mirando a Kat, que estaba de pie frente a él, pensó en su siguiente movimiento.

Necesitaba transformarse en algo lo suficientemente grande y fuerte como para luchar contra ellos y sobrevivir. La desventaja era que si cambiaba, revelaría su verdadera naturaleza a Kat. Su raza nunca se había llevado bien con las otras tribus de cambiantes debido a su diversidad. Podían mezclarse con cualquiera de los clanes y desaparecer sin dejar rastro, a veces durante décadas a la vez. Ellos eran las armas perfectas en una guerra.

Debido a esto, cualquier animal que él eligiera sería siempre diez veces más fuerte que ese animal en particular. En su forma humana las mismas reglas se aplicaban, pero no les había ayudado mucho hasta ahora. Sin embargo, si él no cambiaba, sus traseros estaban perdidos.

De pronto Kat dejó caer su arma y se inclinó. Debido a sus lesiones, el cambio fue segundos más lento de lo normal. Su cuerpo se movió hasta que estuvo de cuatro patas. La ropa se cayó de su cuerpo y un bello abrigo de piel manchado negro tomó su lugar.

Uno de los vampiros restantes atacó y Kat se levantó sobre sus patas traseras, bloqueándolo con algún tipo de llave de lucha libre. Sus garras se clavaron en los hombros de la criatura y descubrió ante ella sus largos dientes. Sin pensarlo dos veces, Trevor eligió ese momento para el cambio.

Los dos restantes vampiros siseaban enojados cuando el ser humano que estaban a punto de atrapar se transformó en un oso Kodiak. Trevor lanzó una de sus gigantes garras sobre el que estaba más cerca y de un zarpazo le arrancó la mitad del cuerpo, dejando caer las piernas sin vida. Sabiendo que el vampiro no estaba muerto, Trevor se acercó a él y aplastó su cabeza con sus poderosas mandíbulas.

Se levantó para ir a ayudar a Kat cuando los dos últimos vampiros lo atacaron con toda su fuerza. Trevor retrocedió unos pasos antes de rugir en voz alta y lanzar a uno de ellos, tirándolo por el callejón. Volvió a rugir cuando el último vampiro hundió sus dientes en su omoplato. Oyó el grito de jaguar de Kat, sintió como el muro de ladrillo caía en el costado de su sien y cayó luego del impacto.

*****

Quinn y Warren habían peinado toda la zona en un radio de cinco millas desde el club.

“No hay nada alrededor”, dijo Quinn tratando de dejar de lado su frustración. Algo no estaba bien... podía sentirlo en el aire.

Warren oyó la tensión en la voz de Quinn. “Después de la pelea en el almacén, no estoy tan sorprendido.” Su teléfono zumbó causando que ambos hombres saltaran y se dieran cuenta de lo tensos que estaban. Sacó el celular del bolsillo de sus jeans.

“Hola”, contestó Warren y luego asintió con su cabeza después de un momento. “Está bien, vamos a comprobarlo”. Colgó y guardó el teléfono en el bolsillo. “Era Nick, parece que encontraron un túnel debajo de la iglesia”.

“Deberíamos ir a verlo”, dijo Quinn tratando de ignorar el hecho de que su piel estaba llena de adrenalina y no tenía ni idea de dónde había venido.

El grito característico de un jaguar atravesó la tranquila noche haciendo que ambos hombres se congelaran de repente. Volvieron sus cabezas en dirección al sonido antes de mirarse.

-¡Kat! -exclamaron al unísono.

Warren inmediatamente sacó el teléfono celular de su bolsillo y lo puso en una funda elástica alrededor de su tobillo.

No vacilaron ni un instante y en segundos los dos hombres se habían transformado y corrían por la calle. La gente gritó y corrió para alejarse de los enormes gatos, causando una gran conmoción. Quinn tomó la delantera y corrió hacia el tráfico causando que un auto frenara en seco. El auto detrás de él se estrelló contra el primero golpeándolo por detrás, creando una reacción en cadena.

Warren saltó el capó del primer auto y miró para asegurarse de que la gente estuviera bien antes de continuar siguiendo a Quinn por la carretera.

El conductor del auto estaba temblando por lo que acababa de suceder y tomó su teléfono celular.

*****

Jason estaba mucho más que aburrido. Nada había sucedido realmente en los últimos días y con Tabby y Envy fuera de la ciudad, se estaba volviendo loco.

Cuando sonó el teléfono, casi se muere del susto y contestó rápidamente.

“Estación de guardabosques,” Jason dijo con voz de aburrimiento.

“Sí”, respondió una voz temblorosa. “Me gustaría informar de algo inusual”.

Jason mentalmente suspiró y agarró una pluma y papel. “De acuerdo señor, dígame qué fue lo que vio.

“Lo más tenebroso que he visto en mi vida”, dijo el hombre sin aliento. “Acabo de ver a un puma y un jaguar corriendo sueltos en medio de la ciudad. Frené de golpe cuando el puma salió corriendo delante de mí y un jaguar saltó sobre en el capó de mi auto, me miró y después se fue detrás del puma.

“Probablemente se escaparon de nuevo del zoológico”, dijo Jason, lo cual era una mentira que le decían a la gente para ocultar el hecho de que la ciudad parecía estar en negocios con peligrosos especímenes de la vida silvestre en estos días.

“No”, exclamó el hombre. “El jaguar tenía un teléfono celular atado a su tobillo trasero”.

Jason miró al otro guardabosque que estaba en la oficina con él, Jacob Savage.

“¿Me está diciendo que el jaguar tenía un teléfono celular atado a la pierna?”, preguntó Jason.

Jacob casi se atraganta con su café y bajó su taza, limpiándose la nariz indicando que parte del líquido se había metido por ahí.

“¡Eso es exactamente lo que estoy diciendo!”. El hombre gritó lo suficientemente fuerte como para que Jacob lo oyera.

Jason asintió, “Muy bien, señor, cálmese. Dijo que ya se fueron, así que usted está a salvo. Gracias por llamar, vamos a investigar qué fue lo que pasó”.

Jason colgó el teléfono apresuradamente y lo miró por un momento, como si el aparato fuera a saltar y se lo fuera a comer.

“Muy bien”, pudo al fin decir Jacob después de que acabó con su ataque de tos.

*****

Warren finalmente alcanzó a Quinn justo cuando se acercaban a un callejón donde el perfume de Kat se percibía más fuertemente. Al doblar de la esquina, llegaron justo a tiempo para ver a Kat desgarrar la garganta de un vampiro y a un enorme oso incrustar sus enormes garras en el pecho de otro. Una de las garras del oso salió por la parte trasera del vampiro, llevando en ella guindado el corazón ensangrentado del vampiro, para luego apretarlo como si fuera un globo de agua.

Kat parpadeó, dándose cuenta de algún modo durante la pelea... que los vampiros se habían multiplicado. Apenas tuvo tiempo de tomar aire antes de ser atacada por otro de los vampiros. Lanzó un grito casi primitivo cuando los afilados colmillos se clavaron en su costado. Sus garras atravesaron la parte trasera del vampiro que la atacaba, tratando de quitárselo de encima. De repente, el peso que sentía en su costado desapareció y ella cayó, desmayada por el dolor, la pérdida de sangre, y el agotamiento.

Quinn vio al vampiro atacar a Kat y sintió que la rabia explotaba en su pecho. Corrió por el callejón sin importarle si Warren estaba con él o no. Derribó de golpe al vampiro, y le gruñó de forma amenazante en su cara antes de destrozarle el cuello con sus dientes afilados. Podía sentir como le clavaba sus garras lleno de pánico, pero no le importó y continuó despedazándolo. Echando la cabeza a un lado, se volvió hacia Kat y gruñó.

Trevor había hecho un breve trabajo en el último vampiro, destrozándolo hasta que no quedó más que un torso sin cabeza ni extremidades. Levantó la vista cuando oyó a Kat gritar y luego vio a un puma embestir al vampiro que la había atacado. Cuando ella se transformó de nuevo a su forma humana, Trevor fue a colocarse junto a su cuerpo desnudo e inconsciente, agachándose luego para protegerla de algún otro ataque.

Un gruñido profundo llamó su atención y se encontró con la mirada de un puma enfurecido que caminaba sigilosamente con una intención muy obvia de matar a... Quinn Wilder.

Debido a la pelea, Trevor estaba cansado y sus reflejos lentos. No fue capaz de hacer a Quinn a un lado y recibió toda la fuerza del ataque en su costado. Trevor fue lanzado a través del callejón contra la pared de ladrillo por segunda vez esa noche.

Trevor gruñó y pudo ponerse de pie sobre sus patas traseras por dos segundos antes de inclinarse hacia atrás y deslizarse hasta el suelo. Quinn se acercaba y no quería transformarse en frente del puma, pero sabía que tenía que hacerlo. Kat al fin y al cabo se lo diría de todos modos... ¿qué tenía que perder? Incapaz de ver sus heridas bajo el pelaje, se transformó lentamente y trató de levantarse de nuevo.

Quinn hizo una pausa cuando vio al macho humano del bar... Warren lo había llamado Trevor. Siseó cuando su sentido del olfato le dijo que Trevor no era un cambiante normal... o por lo menos no de algún tipo que él hubiera conocido. El no saber a qué se enfrentaba no ayudaba mucho a calmar sus estribos.

Dio un paso más pero Warren se atravesó en su línea de visión y se acercó a Trevor, mientras volvía a la forma humana. Cuando Trevor se balanceó, Warren lo agarró por el brazo y lo llevó sobre su hombro. No vio ninguna razón para permitir que Quinn hiciera leña del árbol caído.

Trevor miró a Warren y sonrió cuando se dio cuenta de su situación. “Bonito lío, ahora todos estamos desnudos”, murmuró y enseguida se desmayó.

Warren sacudió la cabeza y no pudo evitar sonreír porque Trevor había hecho una observación muy válida. En momentos como este se alegraba de haber traído su teléfono celular y de haberlo llevado atado de la manera en que lo había hecho. Suavemente colocó a Trevor contra la pared y estaba a punto de tomar el celular cuando oyó que Quinn empezaba a gruñir.

Quinn se había movido y estaba mirando por encima de una Kat inconsciente. Su ropa estaba a pocos metros de distancia, destrozada por su transformación e imposible de usar otra vez. Quinn decidió pensar en eso más tarde, y empezó a examinarle sus heridas y se detuvo cuando vio que la sangre todavía brotaba de la parte interna de su muslo.

Movió la pierna de Kat lo suficiente como para examinar de dónde venía la sangre, y quedó paralizado cuando vio una marca de apareamiento. El gruñido estalló de su garganta antes de que pudiera detenerlo. Alguien se había apareado con Kat, le había dejado su marca y la había abandonado.

Quinn sintió que los celos brotaban desde lo más profundo en su interior y se inclinó un poco para olfatear su piel para ver si aún mantenía el olor. Eso sólo lo enfureció aún más... no olía a otro hombre, olía fantástico.

Mirando al otro hombre con el que Warren estaba, Quinn se preguntó si la marca de apareamiento habría sido dada por ese oso rubio.

Warren sacó su teléfono celular y decidió ignorar por el momento la pequeña rabieta de Quinn. Kat necesitaba ayuda y no era el momento para decirle a Quinn a quién pertenecía esa marca de apareamiento. Prefirió dejarlo pasar por el infierno de averiguarlo por sí mismo.

“¿Señora Tully?”, preguntó Warren, y luego sonrió. “Estoy muy bien señora. Me preguntaba si nos podíamos encontrar en el Moon Dance. Mi hermana y su amigo Trevor están heridos y necesitan atención médica que solo usted les puede dar”.

Warren se quedó callado por un momento y luego asintió con la cabeza. “Gracias, señora Tully”.

“No sabía que conocías a Tully “dijo Quinn en voz baja. Él había conocido a Tully poco después de que las familias se habían separado.

Warren sonrió mientras marcaba otro número. ¿Acaso Quinn pensaba que era el único que podía espiar? “Nick se ha metido en más problemas de los que puedo recordar. La señora Tully siempre lo está “remendando” y su casa siempre está abierta si necesitamos un lugar donde ocultarnos.

“Me sorprende que no nos hayamos encontrado en el camino antes”. Quinn respondió sospechando algo más.

“Nick, estamos en un callejón diez cuadras al oeste del club y necesitamos que vengas por nosotros. Trae ropa para tres hombres y para tu hermana, y ven en el Hummer”. Warren colgó el teléfono sin esperar a que Nick respondiera y dirigió su atención hacia Trevor de nuevo.

“¿Es él quien le dejó a Kat la marca de apareamiento?”, preguntó Quinn.

“Amigo mío, no me corresponde a mí contar esa historia” Warren dijo misteriosamente.

Capítulo 5

Nick acababa de dejar a Steven y Jewel en el Night Light cuando recibió la llamada. Jewel había estado muy callada desde el pequeño acto de Dean en la iglesia, pero podía darse cuenta de que lo que fuera que había hecho el caído para mantenerla tranquila empezaba a perder efecto. Cuanto más lejos de la iglesia estaban, más paranoica se había vuelto. Sólo podía imaginar el infierno por el que su amigo estaba a punto de pasar.

Saludando a Steven, Nick rápidamente tomó su teléfono e hizo malabares con él, y por poco se le cae. Finalmente lo cogió en la tercera vuelta y lo abrió.

“Habla”, gruñó. Su expresión se transformó en una de profunda preocupación antes de pisar el acelerador hasta el fondo. Afortunadamente, él había decidido conducir al Hummer para llevar a Steven y Jewel de nuevo al Night Light.

Hizo un rápido inventario mental y dio un pequeño suspiro de alivio cuando recordó que Warren todavía tenía algunos juegos de ropa adicionales en el vehículo desde su último viaje de campamento. Nadie se había molestado en sacarlos de ahí y le evitó a Nick el viaje de vuelta a casa. Era algo bueno que Warren y Quinn fueran de la misma talla... no había nada peor que intentar meterse en ropa que fuera demasiado pequeña.

Encendiendo el GPS en su teléfono, consiguió la ubicación exacta de Warren. Girando en la siguiente esquina sin frenar, Nick supo que no le iba a gustar lo que iba a ver una vez que llegara allí.

Por si acaso, Nick sacó su teléfono celular y llamó a Devon para informarle los nuevos acontecimientos. Devon pudo haber dejado la ciudad voluntariamente, pero había hecho que Nick le prometiera que lo llamaría varias veces al día para mantenerlo al tanto de todo.

*****

Steven consiguió que Jewel entrara en el club y la acompañó escaleras arriba. Cuando llegaron a su habitación, cerró la puerta pero no la puso llave. No quería que ella se sintiera atrapada.

Jewel parpadeó y observó detenidamente la habitación a la que la habían traído. La cama era de tamaño king con un edredón de color verde profundo extendido sobre ella. Un par de almohadones estaban sobre la cama y, entre otras cosas, un animal de peluche... un puma. Ella no pudo evitar que le hiciera mucha gracia y una risita nerviosa escapó de su boca antes de que pudiera detenerla.

La cómoda tenía un acabado de laca negra con un gran espejo y en el centro había una pequeña planta de bambú. En el otro lado de la habitación había un par de sillones puff, una enorme televisión de pantalla plana montada en la pared y una consola de juegos con numerosos juegos esparcidos por ahí.

Jewel no podía entender por qué se sentía tan tranquila, pero lentamente su tranquilidad empezaba a ser reemplazada por temor. ¿Qué demonios estaba haciendo aquí?

“¿Por qué me trajiste aquí?”, preguntó Jewel, dándole la cara a Steven.

“Porque estarás a salvo aquí”, respondió Steven. “No volverás donde tu prometido ni donde tu padre”.

Lo que quedaba de esa sensación de calma en su ser desapareció inmediatamente y Jewel sacudió la cabeza con fuerza. “¡No, tengo que volver! Si no lo hago, Anthony me matará”.

“No puede matarte si no te encuentra”, dijo Steven con una voz tan fría que pareció como si se hubiera tragado algo del calor que había en la habitación.

“¿Y qué hay del padre Gordon?”, preguntó Jewel, levantando la voz. “Si van donde él, descubrirán dónde estoy”. Jewel empezó a caminar de un lado a otro. “Papá va a estar tan enojado y Anthony... No quiero ni pensar en lo que va a hacer”.

Steven tuvo un flashback del enorme moretón en forma de mano que lucía ella antes. “¿Por qué diablos protegerías a tu papá cuando obviamente él no te protege a ti?”

“¿Quién te dio el derecho de que te importara un bledo?” gritó Jewel más a gusto, ahora que él le gritaba a ella.

“¿Sabes qué? Bien”. Steven abrió la puerta del dormitorio. “Ahí está la salida, vuelve a tu novio y a un matrimonio al que te están forzando gracias a la ineptitud de papi para cuidar de los negocios. Ningún padre de verdad sacrificaría a sus hijos para pagar una deuda de la que él es culpable”.

Jewel miró la puerta y dio un tímido paso hacia adelante antes de retroceder y tirarse en la cama. Miró el reloj despertador y supo que ya era demasiado tarde para regresar a hurtadillas. Dos de la mañana... esa era la hora en que los guardias cambiaban de turno y la única en que podía volver sin ser atrapada.

“¿Qué hago ahora?”, preguntó Jewel y lo miró con lágrimas en los ojos. “¿Adónde podría ir?

Steven cerró la puerta y se arrodilló frente a ella. “¿Qué tal si empiezas por contármelo todo?”

“¿Cómo qué?” preguntó Jewel.

Steven le dirigió una pequeña sonrisa: “Podemos comenzar con tu apellido”.

Jewel suspiró, “Mi apellido es Scott y mi padre administra un resort en Palm Springs para mi... prometido. Dios esa palabra deja un mal sabor en mi boca”.

Steven sintió un enorme peso levantarse de sus hombros al corroborar lo mucho que ella odiaba el hecho de estar obligada a casarse con este tipo... no que él fuera a dejar que eso sucediera. “Está bien, cálmate y retrocede un poco. Intente comenzar desde el principio”, sugirió.

Respirando profundamente, Jewel comenzó a hablar calmadamente, dejando que todo saliera. “Yo estaba en el internado cuando papá se metió en problemas en el resort. Un agente del gobierno encubierto se había hospedado en secreto y estaba tratando de descubrir toda la actividad de la mafia dentro y fuera del lugar. Cuando papá se enteró quién era el hombre... le dieron órdenes de matarlo”.

Steven asintió, “¿Qué pasó?”

“Papá esperó demasiado tiempo para matarlo... y el agente ya había dado a sus superiores toda la información. Cuando el agente no se reportó o lo que sea que ellos hacen, el FBI envió más agentes y papá fue arrestado. Anthony Valachi lo sacó de la cárcel después de que probablemente sobornó a uno de los altos funcionarios, y todos los cargos fueron retirados “.

“Ahora papá está en deuda con su jefe. No sabiendo de qué otra forma pagarla, cuando volví de la escuela, papá me dijo que estaba comprometido con Anthony y que estaba realmente contento con eso”.

Jewel respiró profundo de nuevo y se pasó la mano por los ojos. “No quiero casarme todavía... Quería hacer algo conmigo misma, ir a la universidad y trabajar para ganarme la vida, tal vez viajar un poco. Este hombre tiene el doble de mi edad. Ahora soy una prisionera, una esclava de ese desgraciado y del error de mi padre”.

Steven asintió con la cabeza y luchó contra el impulso de levantarse y caminar de un lado a otro de la habitación. Pero perdió la batalla, y empezó a caminar de un lado a otro. “Puedo arreglar esto”, afirmó firmemente pero siguió caminando. Su mente iba a mil por hora.

“Sí, claro”, Jewel frunció el ceño, “¿tú y cuál ejército?” De pronto se acordó del ángel que había visto en la iglesia y alzó la vista con esperanza.

Steven reconoció el nombre como el del mismo tipo con el que Micah había peleado un par de semanas antes de haber desaparecido. Micah había arrojado al hombre fuera del club después de darle una tremenda paliza, lanzando al pobre imbécil de su silla. Steven aun no podía evitar reírse cuando pensaba en ello.

Quinn no había pensado que fuera tan gracioso. Tal vez Quinn se había enterado que Anthony era una persona importante en la mafia y estaba tratando de cuidar a Micah. De hecho, eso fue la misma noche que Micah había desaparecido.

Miró a Jewel mientras pasaba frente a ella. Tenía razón... Anthony Valachi tenía el doble de su edad y para colmo un egoísta malnacido. De ninguna maldita manera él la iba a dejarla cerca de ese hombre o de su abusivo padre... padre… el sacerdote en la iglesia. Ahora ese hombre le debía un favor, y con un poco de ayuda de Dean... él lo iba a pagar.

Tomó su celular, hizo clic en varios números y sonrió mientras contestaban al otro lado del teléfono. “Dean, ¿todavía estás en la iglesia? Bueno, recupera al sacerdote y espérame allí”. Terminó la llamada y se acercó a Jewel. De nuevo se puso de rodillas frente a ella, tomó sus manos en las suyas, y rozó dulcemente sus pulgares sobre su suave piel.

“¿Qué tan lejos estás dispuesta a llegar?”, preguntó con voz firme mientras buscaba su rostro.

“Tiene que ser algo más que solamente huir”, Jewel odiaba cuando su voz sonaba tan diminuta. No había querido que su miedo se notara tanto. Se mordió el labio inferior preguntándose qué estaría tramando Steven.

“Si hacemos esto bien, no tendrás que seguir corriendo”.

“¿Qué estás pensando?” Jewel comenzó a apartar sus manos, pero él se aferró a ellas con firmeza.

“Estoy pensando que no te puedes casar dos veces”. Steven se estremeció cuando ella tiró lo suficientemente fuerte como para liberarse. Él se levantó y la miró fijamente mientras ella casi que se arrastraba en la cama intentando poner distancia entre ellos.

“Escucha...” Steven comenzó a hablar.

“No” dijo Jewel casi gritando mientras salía del otro lado del colchón, sintiéndose un poco más segura ahora que la cama estaba entre ellos. Su rostro instantáneamente se prendió en llamas al darse cuenta de que la cama estaba entre ellos en más de un sentido si ella accedía a seguir adelante con esta locura. Apartó la mirada de la cama. “¡Primero que nada, yo no quiero casarme! ¿Por qué diablos me casaría contigo?”

Steven entrecerró sus ojos ante el insulto, pero no iba a dejar que su orgullo la matara. Si tuviera que asustarla, entonces valdría la pena. Además... por el momento, era la única pista que tenía de Micah. El labio de Steven insinuó una sonrisa tortuosa ahora que había añadido con éxito otra razón para hacer lo que estaba a punto de hacer.

“¿Preguntas que por qué casarte conmigo? Porque si puedes fingir que el matrimonio es real frente a mi familia y la tuya... entonces en el dormitorio será sólo de nombre. Y ese ejército del que te estabas preguntando, recuerda que no soy humano ni tampoco mi familia o amigos. Así que cuando tu despechado ex trate de tomar represalias... lo vamos a estar esperando”.

“¿Por qué harías algo así?” Jewel negó con la cabeza. “¿Y qué quieres decir con eso de fingir?”

Steven extendió las manos indicando la cama entre ellos. “Para responder a tu primera pregunta, tengo un hermano que ha estado desaparecido por un par de semanas y la última persona, además de su familia, con la que fue visto fue con tu prometido y no fue muy amable. Así que, ¿qué mejor manera de llamar su atención que dándole por donde más le duele?”.

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