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Su libertad nos promuevan,
De lo dentro ya decaen.
Enemigo se alegra: «Fin de todo».
Pues añade: «¡Capturé la casa!
Al Zar, al sabelotodo,
Morirá su grey escasa».
Ajena mano atrevida,
Nos lleva todos a la muerte.
Y púrpura es su bebida
Que quiere toda la beberte.
El Zar rogó: «No sean vengativos.
Soy yo quien asume la culpa.
Sólo el Señor les deja vivos
Mis méritos y así me disculpa».
Reza con ojos llorosos:
«Perdona a los engañados,
Encantados por bienes lujosos,