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¡Kyoko! Toya podÃa sentir la sangre de su guardia hervida mientras gritaba su nombre. Kyoko era suyo y no dejarÃa que Kyou la tocara de esta manera. ¡Maldito bastardo! Otra vez una ola de energÃa barrida a su alrededor, el envÃo de suciedad y escombros en los árboles de la onda de choque.
La mente de Kyoko estaba atormentada mientras su cuerpo empezaba a traicionarla. Golpeó a Kyou en todas partes con el puño pequeño que podÃa aterrizar hasta que tuvo que agarrar el frente de su camisa para mantenerla porque las rodillas se debilitaban. Ella empujó contra su pecho tan fuerte como pudo, pero sólo logró hacerle profundizar el embriagador beso y dar su acariciante mano más acceso.
Oyó que Toya gritaba su nombre y sabÃa que estaba lo suficientemente cerca para verla, pero Kyou no la soltó. El beso se hizo más exigente a medida que sus gemidos y movimientos frenéticos se hacÃan más intensos. Ella le echó una patada para que su pierna quedara atrapada entre la suya. Al frustrarse, trató de morderlo, pero tampoco funcionó muy bien.
No la estaba haciendo daño. En su lugar, lo que estaba haciendo se sentÃa tan bien. Ahora la acariciaba entre sus piernas con un agarre rÃtmico que la hacÃa sentir como si estuviera montando su mano ... era una tortura injusta. Nunca una vez habÃa considerado a Kyou capaz de un beso ... mucho menos un tacto tan audaz. Para que fuera tan seductor fue ... el mismo pensamiento hizo que su mente y su cuerpo hicieran la guerra mientras ella todavÃa trataba de ganar su libertad.
Kyou estaba disfrutando de su determinación de luchar contra él, pero podÃa sentir que estaba confundida con su reacción al beso y al placer que le estaba dando. Su joven cuerpo intacto lo anhelaba incluso mientras luchaba contra él con toda su pobre fuerza. Le dio aún más satisfacción sabiendo que Toya estaba observando desde fuera del escudo que habÃa creado a su alrededor.
PodÃa sentir su respuesta a su contacto y casi gimió mientras su cuerpo la traicionaba más. Sus gemidos cada vez más pronunciados como su lado sacerdotisa resplandeció a la vida ... el lado de su alma que pertenecÃa sólo a los guardianes. Ella no habÃa cedido. Ella todavÃa luchó contra él pero no importó para la opción fue hecha. Lo habÃa llevado demasiado lejos para volver atrás.
La mirada de Kyou se volvió para bloquear con la de Toya, queriendo que él viera, para verlo despertar su pasión indomable. La expresión en la cara de Toya ... la mirada en sus ojos en ese momento. SÃ, ahora su hermano sabÃa el precio que pagaba cuando apartó los ojos de la que él debÃa proteger. En la mente de Kyou ... le sirvió a Toya el derecho de perderla asÃ.
Sus jadeos fueron suficientes para que casi pierda el control que estaba sujetando por un hilo. Era intoxicante por decir lo menos. Toya sabrÃa lo que se sentÃa al querer algo que su hermano tenÃa y saber que estaba fuera de su alcance.
Kyou podÃa sentir que sus luchas se debilitaban y sabÃa por qué, al sentir que intentaba evitar empujarse más contra su mano, donde el calor húmedo irradiaba de ella. TenÃa la espalda arqueada y los ojos cerrados, las largas pestañas cubiertas por las mejillas encendidas.
Justo cuando alcanzó la cumbre de la montaña que él la habÃa forzado a subir, él quitó su boca de la suya dejando su grito seductor eco a su alrededor. El rostro de Kyou no contenÃa expresión, pero sus ojos brillaban mientras miraba, sintiendo la carne caliente de su cuerpo apretado contra el suyo. Sólo la habÃa tocado ... tal pasión se ocultaba profundamente dentro de la sacerdotisa.
La confusión de Kyoko se rompió cuando ella se sintió palpitar contra su mano y ella levantó la cabeza para mirar a Kyou. Su aparición angélica desmentÃa su maldad. No era mejor que su tÃo Hyakuhei. Sintió que toda la fuerza de su ira mortificada anulaba cualquier temor que aún tuviera. Levantó la mano y le golpeó con fuerza la mejilla, luego se calmó cuando se dio cuenta de que probablemente habÃa firmado su orden de muerte.
Cuando el sonido del golpe se desvaneció, Kyoko levantó su barbilla desafiante mientras la lluvia zumbaba contra el escudo exterior de la barrera. "Te odio", siseó mientras las humillantes lagrimas brotaban a sus ojos.
Kyou no se vio afectada y no hizo ningún movimiento para dejarla libre mientras su mirada se bloqueaba con su ahora enojada asustada. Le gustara o no, su sangre de guardián la habÃa elegido y por eso ... ambos estaban condenados. A Kyou le gustaba el olor de su ira. Era como un afrodisÃaco para él, pero sintió el caliente cuchillo de los celos mientras volvÃa su atención hacia su hermano.
Los ojos de Toya ahora estaban ocultos detrás de los mechones de su pelo plateado de medianoche mientras los miraba. SabÃa que no podÃa romper la barrera que Kyou habÃa creado, pero él habÃa oÃdo sus palabras. Odiaba a Kyou y le tocaba liberarla de su esclavitud.
-¡ Kyou! La cara de Toya se levantó para mostrar ojos plateados de rabia. "Somos sus protectores ... sus guardianes. ¡Devuélvemela! ¡Ahora! Su voz era áspera y ronca dentro del sonido de la lluvia.
Kyou seguÃa mirando a Kyoko. Ãl deslizó su palma contra su mejilla acariciando como sus ojos dorados aburridos en el suyo. -Tan posesivo -susurró como si hablara consigo mismo, todavÃa observando el fuego de sus ojos-. El hecho de que ahora le temiera aún menos por su enojo le hizo sonreÃr interiormente.
Volviendo su mirada a la de su hermano, los ojos de Kyou se estrecharon peligrosamente, pero su voz permaneció frÃa y sin sentido. "Es demasiado tarde. Estaba relajado en su protección de nuestra sacerdotisa para que ella estuviera sola en el santuario tan tarde por la noche."
Kyoko intentó alejarse de él, pero su agarre se apretó. "¡Déjame ir, idiota!" Miró hacia atrás por encima de su hombro a Toya que querÃa gritar su nombre, necesitando su ayuda. Pero sus labios se mantuvieron sellados, no queriendo que los hermanos pelearan.
SabÃa que Kyou era fuerte, pero también sabÃa si estaba enojado ... La fuerza de Toya era ilimitada. Una batalla entre ellos serÃa demasiado peligrosa. Sin embargo, no pudo evitar la mirada suplicante que brillaba dentro de sus ojos de esmeralda ... esa sola mirada era un grito silencioso para que él la ayudara.
Como si estuviera leyendo sus pensamientos, Kyou la agarró de la barbilla y le devolvió la atención a donde estaba. "Nunca," gruñó observando sus ojos ensancharse en alarma. Luego, tomando sus dedos en el pulso de su cuello, él presionó, atrapándola mientras su cuerpo se le cayó y ella silenciosamente se deslizó contra él. Casi se arrepentÃa de haberla dejado dormir ... casi.
Toya sabÃa que su hermano era más fuerte, pero todavÃa ... no tenÃa derecho a tomarla. PodÃa leer el extraño deseo en los ojos de Kyou mientras miraba a Kyoko. "¿Qué crees que estás haciendo? ¡Demonios! Solo devuélvemela... Siempre la he protegido." Esperó mientras su hermano lo miraba fijamente.
Kyou podÃa sentir lo que su hermano no podÃa. El mal se estaba acercando a ellos en forma de Hyakuhei y sus secuaces. Esta serÃa otra lección para su querido hermano para aprender de la manera más dura.
Toya soltó su respiración reprimida mientras sus manos se apretaban en puño a los costados. ¿En qué está pensando? ¡Ella es nuestra sacerdotisa! TodavÃa no obtuvo una respuesta Toya susurró: -Pensé que dijiste que los humanos estaban debajo de ti ... ¿por qué hiciste ... eso?
El rostro de Kyou se mantuvo en calma y su voz se suavizó por un momento fugaz como si estuviera hablando con un niño rebelde: -Si sacas los ojos de ella, entonces te quitarán. Tu, hermano, no conoces el significado de la verdadera protección. "
Kyou ya habÃa vuelto su atención a la chica flaca en sus brazos. Su hermano la amaba pero nunca le habÃa dicho, lo irónico. Amaba a su hermano pero ... tenÃa la intención de robar ese amor. Lo querÃa ... lo anhelaba y no se lo negarÃa.
Sus orbes de oro se volvieron hacia Toya mientras su voz se endurecÃa. "Hyakuhei está cerca ... ¿puedes sentirlo? Ella habrÃa estado en peligro. La dejaste sin tocar, sin marcar, desprotegida y sola ... esperándolo. No cometeré el mismo error.
Toya observó cómo la sombra de las alas de oro de Kyou resplandecÃa en vida, destruyendo la barrera que los rodeaba al segundo momento en que las poderosas plumas tocaron su superficie. Gritó en negación cuando Kyou desapareció con Kyoko en su apretado abrazo. El sonido rebotó, no dejando nada más que el rugido de la tormenta que seguÃa asolando el bosque.
SabÃa que la habÃa fallado por ahora, pero encontrarÃa una forma de liberarla de su hermano. Kyou estaba en lo cierto por regañarle por su falta de vigilancia sobre Kyoko, pero besarla ... tocarla asà ... y luego sacarla de su protección. ¿Por qué?
La sangre de Toya hervÃa mientras el eco de la amenaza de Kyou resonaba en su mente. ¿Desmarcado? Oró para que Kyou no quiso decir que tomarÃa a Kyoko como su compañera sólo para protegerla. Toya gruñó al pensarlo.
¡Ni hablar!â Gritó al espacio vacÃo. Ãl era el que siempre estaba a su lado, no Kyou. Kyou odiaba a los humanos y nunca habÃa mostrado interés en Kyoko. ¿Por qué de repente harÃa algo tan precipitado? El aire que rodeaba a Toya se volvió vivo con la furia suprimida mientras sus poderes guardianes se elevaban peligrosamente con su ira.
¡Kyou, maldita sea! ¡No lo permitiré! La voz de Toya se oÃa por todo el bosque.
CapÃtulo 3 "Descendiendo a la Oscuridad"
Shinbe aterrizó detrás de Toya que habÃa llegado justo cuando Kyou y Kyoko desaparecieron. Los otros descendieron detrás de él mientras observaban la poderosa aura de Toya expandiéndose a su alrededor en ondas azules fluorescentes.
El rostro de Kamui mostró la conmoción de lo que acababa de presenciar como los reflejos morados dentro de su pelo indomable que se agitaba por los vientos de la explosión de Toya. Sus ojos parecÃan cambiar de color con cada latido del corazón que le siguió. ¿Kyoko? Su voz sonaba sin aliento mientras su labio inferior temblaba de rebelión. De sus alas translúcidas brotó un polvoriento polvo multicolores mientras los levantaba en un poderoso golpe, con la intención de perseguir al que habÃa quitado a Kyoko de ellos.
Un destello de relámpago silueteaba las oscuras alas del enemigo mientras brillaba a la vida justo en el camino de Kamui. El largo cabello de medianoche de Hyakuhei se elevó en la corriente causado por su repentino descenso. Sus ojos de ébano se bloquearon con Kamui haciendo que el guardián retrocediera en su precipitación para rescatar a Kyoko.
"Pobre niño ... ¿has perdido algo?" La voz de Hyakuhei contenÃa una nota de preocupación, pero sus ojos de ébano daban sus verdaderas intenciones. Moviéndose hacia adelante, extendió la mano para tocar la mejilla pálida de Kamui, sólo para reÃrse cuando el guardián retrocedió varios pies para evitar el contacto.
"Siempre tan asustadizo." Haciendo caso omiso del otro guardián que aún está en el suelo, Hyakuhei acechó al muchacho de ojos brillantes mientras se retiraba, "Ven ahora Kamui, ¿cómo vas a poder vencerme realmente ... si no tienes a tu sacerdotisa contigo?" ConocÃa los temores del muchacho mejor que nadie. Sus labios insinuaban una sonrisa sádica. Después de todo, el fue quien enseño a Kamui todos esos miedos.
Kamui casi se atragantó con el pánico que estaba subiendo más alto por el momento. Ver el monstruo delante de él era casi tan malo como sentir el monstruo escondido dentro ... del demonio de los sueños. PodÃa sentirlo allà delante de él, detrás del rostro de su enemigo, los recuerdos de pesadillas que hacÃa tiempo habÃa enterrado volvieron a perseguirle mientras luchaba contra el impulso de huir del hombre ante él.
Sintiendo el terror de Kamui inundar el área Shinbe gritó: "¡Déjalo en paz, traidor!" Alzando su bastón, utilizó su telekinesis para enviar un ataque de rocas y tierra a su tÃo y distraerlo el tiempo suficiente para que Kamui escapara.
Con una ola de su mano, Hyakuhei creó una barrera para que los proyectiles rebotaran inofensivamente, sus ojos negros se volvieron hacia el guardián amatista en ira. "No interfiera con algo que no tiene conocimiento de su querido sobrino."
Kamui cayó al suelo, aterrizando en sus pies mientras empujaba los recuerdos oscuros hacia atrás con la esperanza de que permanecerÃan ocultos por un tiempo más. Eran sus secretos para guardar y mantenerlos que debÃa. Kamui parpadeó ... sus ojos volvieron a su normal estado brillante. Nunca recordarÃa lo que Hyakuhei le habÃa atrevido a recordar ... volvió a mirar a los otros guardianes que deseaban que la mentira fuera verdad.
Toya habÃa visto lo suficiente y se quebró. Con la velocidad más rápida de lo que el ojo humano pudo detectar, Toya parecÃa desaparecer y reaparecer detrás de Hyakuhei. Envolviendo su brazo alrededor del cuello del enemigo en un asalto de muerte, gruñó: -¿Y qué diablos crees que puedes hacer al respecto ... querido tÃo?
Los ojos de Hyakuhei se convirtieron en rajas cuando se dio cuenta de que la ira de Toya habÃa liberado el poder que igualaba el suyo propio. Viendo que Kamui habÃa escapado de su alcance por ahora, sonrió engañosamente. -¿Cómo piensas detenerme cuando ni siquiera puedes proteger a una niña pequeña? -Ya perdió.
SabÃa que todavÃa podÃa torturar a la sacerdotisa con los recuerdos seductores escondidos en lo profundo de los sueños. El duende del sueño verÃa que permanecieron vinculados. Tarde o temprano ... ella vendrÃa a él de buena gana. Kyou no la tendrÃa por mucho tiempo. Incluso ahora podÃa sentir su sueño ... esperando que se uniera a ella en sus sueños.
Con una risa perversa, el cuerpo de Hyakuhei desapareció dejando a Toya una vez más gritar de rabia.
*****
La oscuridad rodeó a Kyoko en su turbidez y de alguna manera ella supo que estaba una vez más dormida. La realidad se desvaneció en el fondo y se encogió interiormente, sabiendo que el sueño habÃa encontrado una manera de continuar. Trató de luchar contra ella ... para despertarse para que no pudiera alcanzarla, pero la calma del mundo de los sueños era demasiado fuerte.
El tiempo y el espacio no tenÃan sentido ya que el sueño se hizo real para ella. Kyoko se sentÃa caliente, casi demasiado caliente y la sensación hacÃa difÃcil para ella despertar. Luchó para tratar de sacudir la oscuridad que la dejaba tan débil y perdida. Moviendo sus dedos a su lado, sintió la suavidad de la piel. Se dio cuenta de que estaba acostada en algún tipo de piel.
Abriendo los ojos, miró a un techo de piedra y dejó que su visión la atravesara hasta los muros de piedra que la rodeaban. Estaba en una cueva de algún tipo. La luz parpadeaba en todos los colores a su alrededor desde un pequeño fuego que estaba a sólo unos tres metros de distancia. Fue realmente impresionante como sólo el sueño podrÃa ser.
Intentó sentarse, pero instantáneamente se arrepintió del movimiento, recostándose tan despacio como pudo. Le dolÃa la cabeza y ella era débil ... como si toda la fuerza acabara de ser zapped de ella. ¿Qué habÃa pasado?
Sus labios se separaron cuando los recuerdos comenzaron a volver a ella. Esta vez se sentó rápidamente sin preocuparse por el dolor, pero aún sostenÃa su cabeza en sus manos esperando conseguir su visión.
ParecÃa que estaba profundamente dentro de la tierra debido a las formaciones de cristal a lo largo del techo y las paredes. Sólo habÃa una entrada que podÃa ver y era pequeña, asà que el fuego estaba haciendo un buen trabajo de calefacción de la habitación. Sin duda sin ella, la cueva habrÃa sido muy frÃa.
Cerrando los ojos otra vez y frotándose las sienes trató de pensar racionalmente. El Guardián del Corazón de Cristal Lo habÃa destrozado para evitar que Hyakuhei lo obtuviera. Eso fue lo último que recordó. Al abrir sus ojos nuevamente, pudo ver con claridad.
Mirando hacia abajo, se dio cuenta de que estaba tumbada en el pelaje del color de la medianoche. Kyoko gimió ... Hyakuhei la tenÃa. Ella lo sabÃa. ¿Por qué otra cosa estarÃa tendida en lo que parecÃa ser una túnica de piel negra dentro de un agujero en la tierra ... sólo Hyakuhei podrÃa ser ese demente.
QuerÃa llorar, pero sabÃa mejor, porque si cedÃa al miedo ... quizás nunca dejarÃa de llorar. Comprobando que su cuerpo habÃa sufrido lesiones para mantener su mente fuera de sus miedos, se dio cuenta de que estaba sana y al instante se sintió mejor. Si Hyakuhei la iba a matar ... ya lo habrÃa hecho ... no? Ella se estremeció ante la persistente pregunta.
Mirando a su alrededor, Kyoko se sintió mejor viendo que estaba sola. Si ella iba a tratar de escapar, ahora serÃa el momento. Sólo esperaba que tuviera la energÃa que tomarÃa para huir de la cueva sin que Hyakuhei lo supiera.
Se arrastró sobre sus manos y rodillas y se estabilizó. Se tomó toda su fuerza sólo para empujarse en una posición de pie. Luchó contra la ola de mareo que la invadió. ¿Qué le habÃa hecho? ¿O era el rompimiento del cristal lo que habÃa robado su resistencia. Se sentÃa como si estuviera perdida en un sueño y sólo esperaba que fuera cierto.
Ella no querÃa ser un bebé, pero darÃa algo ahora mismo para que uno de los guardianes viniera a salvarla. Después de estar en un mundo lleno de demonios mientras ella habÃa estado ... nada la asustaba mucho, pero en este momento ... ella estaba en silencio aterrorizada.
Kyoko volvió su atención a la entrada de la cueva. Mientras que era luz dentro de la cueva, parecÃa terriblemente oscuro en el otro lado de la abertura. Se acercó a la salida casi asustada de lo que encontrarÃa en el otro lado.
PodÃa sentir la diferencia de temperatura al llegar a la abertura. Incluso podÃa sentir el frÃo tratando de entrar en la cálida habitación y casi le hacÃa desear el calor de la piel negra en la que estaba acostada. Mirando hacia atrás por encima del hombro, contempló regresar al calor, pero rápidamente desterró la idea.
"No", pensó Kyoko obstinadamente mientras se frotaba los brazos para mantenerlos calientes. HabÃa llegado tan lejos, no estaba a punto de darse la vuelta y regresar por ella. Además ... era de Hyakuhei y necesitaba que parecÃa equivocado. Ãl era el enemigo.
Dio otro paso, que la llevó a la puerta de la sombra, y ella tenÃa razón. Estaba tan oscuro. Kyoko levantó los ojos para encontrar una pequeña corriente de luz procedente de arriba. Por lo que ella podÃa decir, estaba muy lejos de la superficie. Mirando la luz para no mirar hacia la oscuridad, notó que debÃa de ser mañana.
Con un suspiro tranquilo, se preguntó cuánto tiempo habÃa estado fuera de él. Se mordió el labio inferior con la esperanza de que no hubiera dormido durante dÃas o algo asÃ. La idea de estar sola a una milla bajo la tierra la estaba arrastrando y la idea de que Hyakuhei estuviera con ella aquà abajo era algo más que espeluznante.
Ella asintió con la cabeza para sà misma pensando: "Definitivamente es hora de escabullirse antes de que el diablo aparezca para arrojarme al fuego". Inhalando profundamente, ella estabilizó su miedo sabiendo que no tenÃa una alternativa ... pero ¿cómo se suponÃa que iba a volver a la cima?
Kyoko dio otro paso en la oscuridad, con la esperanza de obtener una mejor vista, pero lo que sucedió después le quitó el aliento. Ni siquiera podÃa gritar. No habÃa piso para que su pie tocara. Al instante perdió el equilibrio y estaba cayendo. Ella miró sin palabras el pequeño rayo de luz que se habÃa alejado de ella.
Cerrando los ojos, Kyoko buscó la luz mientras esperaba el impacto. Fuera de la oscuridad los brazos calientes la rodeaban para frenar su caÃda. A ella no le importaba quién fuera mientras no estuviera cayendo más. Su grito amortiguado resonó en los muros de piedra mientras se aferraba a los hombros musculosos, su miedo fijado en darse cuenta de que podrÃa haber muerto.
PodÃa sentir el calor de la persona cuyos fuertes brazos la sostenÃan con seguridad contra un pecho ancho. PodÃa oÃr algo que sonaba como alas blandas mientras subÃan hacia la entrada de la habitación de la que acababa de caer. Luchando contra el deseo de presionar más cerca del cuerpo que la habÃa salvado, empezó a concentrarse en lo mucho más ligeras que parecÃan las paredes.
Cuando la luz se acercó, Kyoko estaba casi demasiado asustada para mirar hacia arriba, sabiendo ya quién la tenÃa, pero la curiosidad mórbida le trajo los ojos de esmeralda a la cara unida a su lÃnea de vida. Sus temores fueron renovados. Su cara perfecta se volvió hacia ella mientras su largo cabello oscuro giraba alrededor de ellos en ondas. Si el mal tenÃa un nombre ... ese nombre serÃa seducción.
"Hyakuhei," su voz fue atada con alarma y gratitud al mismo tiempo. Era su culpa que estuviera aquÃ, pero también ... no tenÃa que salvarla cuando cayó. ¿Por qué habÃa hecho eso? ¿Cómo podrÃa luchar contra ese enigma? Una pequeña brisa le golpeó la espalda y se dio cuenta de que estaban cerca de la pequeña cueva que habÃa despertado originalmente. ¿HabÃa caÃdo tan lejos?
Ella no dijo una palabra mientras sus pies aterrizaban en el suelo sin un sonido y él llevó su estilo nupcial de nuevo a la piel de piel y la sentó abajo. Luego bajó su cuerpo para sentarse frente a ella. Los nervios de Kyoko estaban en un nudo en el momento en que se estableció. No le estaba ayudando que él la mirara como si estuviera profundamente pensativo. Se mordió el labio inferior sabiendo que serÃa inútil correr.
Ella lo miró de nuevo como si lo estuviera examinando. Si ya no supiera lo malvado que era, habrÃa pensado en él tan sorprendentemente hermosa como Kyou ... salvo que Kyou tuviera una coloración clara, Hyakuhei tenÃa un color oscuro. Ambos hombres eran poderosos y muy peligrosos con miradas que podÃan matar, pero ella sabÃa que no debÃa dejarse llevar por la belleza seductora.
Ella también sabÃa no mostrar este miedo traidor de guardián. Asà que estabilizando sus nervios, Kyoko levantó un poco la barbilla y lo miró desafiante. "No tengo el cristal, ¿por qué me trajiste aquÃ?" Se alegró de que su voz sonara más fuerte de lo que ella sentÃa y sacó valor de ella.
Hyakuhei ignoró la pregunta de la sacerdotisa mientras él la miraba por un momento. Esta chica le intrigó en muchos niveles. SabÃa que tenÃa un gran poder, pero también sabÃa que no tenÃa idea de lo poderosa que era en realidad. Ni siquiera se dio cuenta de que su caÃda se habÃa ralentizado antes de que él la hubiera cogido en sus brazos. Si la hubiera dejado caer, sin duda habrÃa aterrizado suavemente sobre sus pies.
Su poder habÃa crecido desde la última vez que se habÃan encontrado cara a cara. Esta vez encontrar el Cristal del Corazón Guardián serÃa más fácil porque ella le ayudarÃa a localizar los fragmentos destrozados. Su error anterior habÃa sido su obsesión con sólo el cristal. Esta vez querÃa tanto ... ella y el cristal.
-¿Por qué me tienes miedo? Hyakuhei susurró suavemente mientras levantaba su mano para tocar su mejilla y se sorprendió cuando apenas se estremeció. Ella le estaba mostrando que no le tenÃa miedo, sin darse cuenta de que podÃa oler su miedo cuando él extendió la mano para tocarla. TenÃa razón al asustarse, pero él la harÃa olvidar esos temores.
Con el contacto de la piel y sus amplios ojos mirando a los suyos, él entró en su mente, dándole la sensación de comodidad y seguridad. Ya le habÃa puesto hechizos antes, pero siempre los habÃa roto. Esta vez serÃa un hechizo que la dejaba sin sentir ningún peligro y que no tendrÃa ninguna causa para liberarse de ella, aunque probablemente lo harÃa si se esforzaba lo suficiente. Esta era la esclavitud de un demonio vampiro que habÃa tomado recientemente en su alma.
Las comisuras de sus labios sensuales aparecieron en un tono de sonrisa mientras curiosamente lo miraba y su olor de miedo retrocedÃa.
Kyoko deberÃa haber sabido mejor que dejar que la tocara, pero ella estaba haciendo todo lo posible para no mostrar miedo. Mientras su corazón le latÃa en los oÃdos, empezó a sentirse extraña. TodavÃa no habÃa tratado de herirla y por alguna razón ... comprendió que no eran sus intenciones en absoluto. Se sentÃa segura con él y también se sentÃa somnolienta. Ella volvió su mejilla en la palma de su mano y bajó las pestañas.
"Hyakuhei," Susurró, contenta de que ya no estuviera sola dentro de la cueva.
Ãl la sintió neumático y se arrastró más cerca para poner suavemente su espalda en el suave pelaje de medianoche. Se posó sobre su cuerpo y se quedó mirando su visión.
"Es a mà a quien amará Kyoko ... mi tacto, mi voz ... mi beso." Ãl bajó sus labios a los de ella mientras ella se quedaba dormida ... Esta noche dejarÃa que su cuerpo y mente durmieran y él mantendrÃa contacto con ella para fortalecer el vÃnculo del esclavo. Ãl le harÃa querer que llegara al punto de dolor fÃsico, asà que no tendrÃa más remedio que buscarlo y alimentarlo.
Se acostó a su lado, atrayendo su cuerpo entre sus brazos, inhalando su olor. Ãl sonrió para sà mismo sabiendo que era tan inocente ... sólo una mujer-niño realmente. No tenÃa ganas de cambiar eso esta noche. Su cuerpo se tensó alrededor de ella posesivamente. Era pura y ajena al hecho de que ahora estaba bajo su control mientras dormÃa dentro de un sueño. ¡Era suya!
A varios kilómetros de distancia, Hyakuhei se lanzó y se volvió mientras soñaba con el mismo sueño que Kyoko ... el demonio de los sueños ahora los tenÃa a ambos dentro de sus garras y ni siquiera lo sabÃan. El demonio se rió en silencio ante el caos que habÃa creado. Oh, sin duda estaba bajo el control de Hyakuhei, pero su mente permanecÃa intacta. Por cuánto tiempo todavÃa era un desconocido y trató de atacar a su carcelero mientras podÃa.
El fragmento de cristal dentro del espÃritu de los maestros del sueño le dio el poder de mirar profundamente dentro de Hyakuhei ... tan profundo que podÃa ver a través del Corazón del Tiempo y en otra realidad. Mundo pasado o futuro ... no importaba porque era la verdad y lo usarÃa contra el oscuro que lo habÃa encadenado.
Ãl alimentarÃa los recuerdos tanto a Hyakuhei como a la sacerdotisa para que ellos supieran la derrota no una vez ... sino dos veces. Esta era la tierra de los demonios y los demonios siempre debÃan ganar.
*****
Kyou sostuvo con cuidado a Kyoko en sus brazos aunque ella estuviera dormida. HabÃa puesto cierta distancia entre Hyakuhei y la sacerdotisa, pero de alguna manera ... era como si Hyakuhei estuviera a la distancia de ella. Su sangre guardián rugió en respuesta a estos pensamientos mientras él la mantenÃa un poco más apretada para sà mismo.
Levantando una mano para cubrir su mejilla, sintió que el calor extraño comenzaba a extenderse a través de él cuando ella volvió su cara ligeramente en su palma. Sus ojos dorados se endurecieron cuando susurró un nombre en su sueño. HabÃa dicho el nombre del enemigo con tanta ternura.
Con un gruñido enfurecido, Kyou trató de mirar en su mente para ver lo que estaba soñando, pero encontró una barrera que lo mantenÃa alejado del sueño. Su mirada se estrechó ... la barrera de un demonio de sueños? ¿Cómo se atreve Hyakuhei a construir un vÃnculo con Kyoko usando un demonio humilde? Sus labios se diluyeron con el conocimiento de cuánto poder tenÃa el demonio de los sueños dentro de su encantamiento.
Deteniéndose en el aire, Kyou envió una ola banid de poder psÃquico directamente a la barrera y sonrió helado cuando oyó el grito débil del maestro de sueños como lo dejó su mente. PodÃa sentir la mancha de Hyakuhei dejarla como su sueño llegó a un final abrupto. Sólo podÃa esperar que Hyakuhei estuviera completamente despierto, con sudor frÃo ... y con dolor.
Kyou la acercó a su rostro para poder verla mientras volaba hacia la barrera velada que ocultaba su castillo. Otros sólo veÃan un bosque sombrÃo cubierto de parras estranguladas y la lluvia, pero él conocÃa la ilusión.
Cerrando los ojos, susurró palabras secretas y el mórbido paisaje cambió cuando un agujero en la barrera oculta se abrió ... permitiéndole entrar. La ilusión se cerró detrás de él. El encanto habÃa vuelto a sellar su hogar del inquieto mundo de los demonios.
La propia barrera fue un golpe de genio creado por su padre Tadamichi para evitar que los enemigos no deseados atacaran. En el extremo sin embargo, Kyou descubrió el propósito verdadero de la barrera ... para evitar Hyakuhei de volver a casa. Era un castigo apropiado hace tanto tiempo, Kyou habÃa presenciado a su tÃo de pie justo afuera, mirando y deseando ... no ... tener que pasar más allá y agarrar el poder que Tadamichi habÃa dejado atrás.
Voló sobre los exuberantes terrenos que rodeaban su palacio, entrando en una ventana abierta en uno de los pisos superiores, sus pies aterrizaban en silencio sobre el suelo de mármol de su interior. Con gracia, sus pasos no hicieron ningún sonido mientras caminaba hacia el lado de la habitación que contenÃa una almohada lo suficientemente grande como para que una docena de personas pudieran dormir.
Inclinándose, Kyou la depositó suavemente sobre la suave almohada sólo para mirarla fijamente. ¿Por qué la habÃa tomado? SabÃa por qué ... "porque la querÃa". Eso habÃa sido suficiente.
SabÃa cuando Kyoko despertó que lo odiarÃa. Kyou no querÃa que ella lo odiara. De nuevo se preguntó por qué le importaba tanto lo que pensaba de él. ¿Desde cuándo habÃa querido algo que ya no le pertenecÃa?
Gruñó suavemente, enfadándose con sus propios pensamientos enredados. ¿Cómo podÃa lograr que ella estuviera de acuerdo en quedarse aquÃ, con él, sin tener que luchar con ella cada paso del camino? Este era un nuevo obstáculo para el señor del reino demonÃaco.
Si hubiera sido alguien más causando estos pensamientos para atormentarlo, él solo los destruirÃa y seguirÃa con su existencia. Pero ... ella era su sacerdotisa ... él era su guardián. El no deseaba matarla. No querÃa lastimarla en absoluto. Sólo querÃa tenerla cerca. Esta noción lo sorprendió.
HarÃa un trato con ella. SÃ, ella le mostrarÃa lo que él querÃa saber. Sólo entonces él la dejarÃa ir ... Si todavÃa querÃa irse y él se asegurarÃa de que no lo hiciera. El hecho de que Hyakuhei se hubiera metido en sus sueños hace unos momentos aumentó su necesidad de mantenerla cerca.
Su única preocupación en este punto era el poder del maestro de sueños ... ¿era lo suficientemente fuerte como para romper la barrera que rodeaba su casa? ¿La magia antigua serÃa suficiente para protegerla? No tenÃa idea de cuánto peligro estaba realmente. Los ojos dorados de Kyou se movieron hacia su rostro al sentir que su pulso se aceleraba. Ella despertaba.