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—Estaba en la fiesta del puente de Koppe y bueno...Las cosas se pusieron un poco locas.
—¿Baker estaba ahí? —Mike extendió una mano, ayudándome a levantarme.
—Sí.
—¿No estás en ningún problema, verdad?
—No. Nada como eso.
—Bueno, mejor que te metas adentro y te saques esa ropa mojada antes de que te dé un resfrío.
—Sí, seguro.
—¿Qué es eso? —Ojeó el suéter de Cassie —¿Te conseguiste una chica?
—No. Es de Cassie. Me lo prestó para que no tuviese frío.
—Ah ¿Eso hizo? —Él levantó una ceja, sus ojos azules relucientes —¿Sabes lo que eso significa, verdad?
—Significa que ella pensó que yo tenía frío. Y así era —Abrí la nevera, metiendo mi cabeza dentro, fingiendo que buscaba algo para comer.
—Significa que le gustas —Me alejó de la nevera, cerrándola —Y necesitas beber algo caliente. Te prepararé un poco del chocolate caliente que solía gustarte cuando eras pequeño.
Mientras Mike revolvía alrededor de la cocina, me saqué mis botas y mis calcetines mojados.
—Ten. Sécate —Me pasó una toalla —¿La invitarás a salir?
Me saqué mi remera mojada, arrojándola a un lado. —¿A Cassie?
—Claro que a Cassie. Ella es una buena chica.
Me quedé mirando al suéter y no respondí. Dolía demasiado pensar que hubiese tenido una chance con ella…saber cómo se sentiría sostenerla o besarla. Ni siquiera creía que podía seguir siendo su amigo como había prometido. Sería demasiado ser tan cercanos y no ceder.
—¿Qué pasa Cody?
—Yo... —¿Debería decirle? ¿Comprendería si lo hacía? Tal vez debería volver a Utah. Era miserable ahí pero también era miserable ahí, especialmente ahora que sabía que no podía estar con Cassie—. Creo que debería volver a Utah y vivir con mamá.
Mike puso una taza humeante en frente de mí y se sentó al otro lado de la mesa. Ojos preocupados me estudiaron mientras frotaba su mano en su mandíbula desalineada. —Si eso es lo que quieres. Pero no creo que eso sea lo que realmente quieres, ¿verdad?
—No —Mi voz se quebró.
—¿Es por Cassie?
Asentí, sin poder decir nada más. El bulto en mi garganta me estaba asfixiando.
Sus ojos se abrieron ante la expresión en mi cara. —Realmente te gusta, ¿verdad? Bueno, no tienes nada por lo que preocuparte. A ella le gustas.
—No soy yo. Es Seth.
Su cara se volvió seria. —¿Ese Seth está detrás de ella?
—Sí. La invitó a salir, pero ella lo rechazó.
—Chica lista —sonrió —Así que, ¿qué te detiene de invitarla a salir? Ustedes siguen siendo amigos ¿o no?
—Sí, lo somos. Pero si la invito a salir, sé que hará que Seth vaya detrás de ella con más determinación. Tú sabes cómo es él.
—si, lo sé. Como su padre —Tomo una respiración profunda, inclinándose hacia atrás sobre la silla. —Mira, Cody. Tú debes vivir tu propia vida. Sé que te mantienes alejado de gente como Seth, para poder mantener la promesa que le hiciste a tu papá. J.D. hubiese estado orgulloso. Pero hijo, no puede esconderte el resto de tu vida. Vale la pena pelear por algunas cosas.
—¿Dices que debería pelear por Cassie si Seth decide ir detrás de ella?
—Lo que estoy diciendo, es que no pelees contra ti mismo. Lamentarás dejar pasar la chance de amar. Tu papá tuvo su parte de arrepentimientos en su vida, pero amar a tu mamá nunca fue uno de ellos.
Se levantó, bostezando. —Se está haciendo tarde y tengo que conducir hasta el rancho Watson en la mañana. Piensa sobre lo que dije.
En mi cama, pensé en mi papá, deseando que estuviese aquí para decirme qué debía hacer. Todo lo que podía pensar fue en su último deseo de que yo no siguiese sus pasos. Y todo lo que siempre había querido, era ser como él. Ser el hombre que mi madre y yo conocimos; bueno, leal, gracioso y paciente.
Cerré mis ojos, escuchando los sonidos de los grillos chirriando. Luego, pensé en Cassie. Ella se merecía a alguien que no estuviese tan jodido como yo. En un par de meses, nos graduaríamos y ella se iría de Koppe. Probablemente iría con Mandi a la universidad. Y yo probablemente trabajaría con Mike en las plataformas.
Suspiré. No tenía sentido preocuparse por eso. En el fondo, sabía que aunque saliese con ella, solo sería hasta que ella se fuese. Ella tenía un futuro más allá de Koppe, y yo no podía estar en él.
Me di vuelta, alejando los pensamientos de Cassie y el sueño que nunca podría ser.
Capítulo 3
Cassie
Cody Wilde realmente apesta.
Habían pasado seis meses de esa noche en el puente de Koppe y Cody no me había dicho una sola palabra. Ni una.
Mordí furiosamente mi sándwich de pavo. Mire alrededor de la escuela llena de gente, esperando que aparecieran Mandi y Nic. No sé por qué tenía tanto mal humor. Tal vez era porque pensaba que Lynette era la razón por la cual Cody no me hablaba. Corría un rumor de que ella estaba saliendo con un chico de la Universidad de Texas.
Claramente ella estaba fuera del mapa. Y así y todo no había noticias de Cody, excepto el saludo ocasional cuando se dirigía a la salida a la hora del almuerzo. La primavera había llegado y ya estaba lo suficientemente cálido para sentarse en el patio otra vez, pero eso significaba tener que ver a Cody apoyado sobre la pared hablando con Barry e ignorándome…como siempre.
O peor, encontrarme con Seth.
Hasta ahora, Seth se había mantenido alejado. Aunque me miraba cada vez que nos cruzábamos. Pensarías que él ya habría superado la bofetada para ahora. De verdad, apenas debe haberla sentido.
—Rápido, Cassie. Dime qué le gustaría a Mandi para nuestro aniversario —Nic puso su bandeja en la mesa.
Suspiré mientras miraba su cara ansiosa. Vivía vicariamente a través de Mandi ahora. Nic y ella eran inseparables desde el incidente en el puente de Koppe. Él era el novio perfecto para ella. Era tan paciente. Y al mismo tiempo, él sabía cuándo no soportar su mierda.
Mandi estaba nerviosa por las cosas más pequeñas en estos días, como por ejemplo si puso o no la estampilla correcta en las aplicaciones a las universidades que envió o deseando poder re-escribir los ensayos de las universidades. Agitaba sus manos en el aire salvajemente mientras caminaba mientras Nic se sentaba dejándola despotricar, luego le aseguraba que todo iba a estar bien. Él era espectacular.
Yo comprendía por qué estaba tan ansiosa. Sus padres no se podían permitir pagar la universidad y la única manera en que podía ir, era si conseguía una beca completa. Le dije que no tendría problemas consiguiendo una. Si no fuese por los gemelos Watson, ella hubiese sido la primera o la segunda de nuestra clase.
—Lo que sea que le des estará bien —dije, alcanzando mi gaseosa. Levanté la chapa, abriéndola. Siseó, enviando un chorro de gotas de gaseosa al aire.
—Quiero que sea especial. Es nuestro aniversario de seis meses.
—Shh. Está viniendo —Tome un sorbo de mi gaseosa mientras veía a Mandi rebotar por la cafetería, trayendo una bandeja llena de comida. Ella estaba cantando. Era una buena señal de que ella estaba de mejor humor hoy. Los pendientes de aro dorado se balanceaban mientras rebotaba hacia nosotros cantando "Adicto al amor" de Robert Palmer. Ella llego al estribillo sobre la chica admitiendo que era adicta a estar enamorada.
—Adelante, acéptalo. Eres un idiota en un guante —Gotas de gaseosa cayeron en la mesa y en mi nariz. Me atraganté con la risa.
—¿Cuál es tu problema? —Mandi me miró como si estuviese loca.
Jadeé por aire. —Creo…la letra…no importa.
Me incliné, susurrando a Nic, —Puedes comprarle una de esas revistas con canciones. Hay algunas en el revistero del Piggly Wiggly.
Se rió. —Prefiero sus letras, pero eso me da una idea. ¿Conoces a alguien que toque la guitarra?
—¿De qué están hablando? —Mandi puso su bandeja con tres porciones grandes de pizza y cuatro brownies en la mesa. Creo que aumente 10 kilogramos solo de mirar eso.
—Solo me preguntaba si ella conocía a alguien que toque la guitarra.
—Oh —dijo ella, alcanzando uno de los brownies—. Cody sabe tocar, ¿brownie?
Sacudí mi cabeza. —No sabía que tocaba.
—Sí. Solía tocar en el patio durante el almuerzo el año pasado.
—¿Por qué ya no lo hace?
—No lo sé. Pregúntale. Él está por ahí.
Me di vuelta y lo vi caminar por la cafetería. Él miro hacia donde estábamos sentados, dándome una media sonrisa y luego continuó caminando hacia la puerta.
« Maldita sea, Cody Wilde! »
Resoplé, volviendo mi atención a la pila de chocolate. Agarré uno, mordiéndolo. —No importa. No quiero saber.
—Por qué has estado tan malhumorada últimamente? —Preguntó Mandi.
—No estoy malhumorada. Tú lo estás.
—No, oh. Yo estoy adorablemente ansiosa —Levantó su pizza, señalándome— Tu estas malhumorada. Ve a hablarle a Cody de una vez. Sabes que quieres.
—No. No quiero.
—Si, quieres.
—No quiero.
—Si, quieres.
—No.
—Sí.
—Muy bien! Tiempo fuera, por favor —Interrumpió Nic, riéndose— Creo que voy a experimentar mi primera migraña.
—Lloron —Ella le dio un codazo juguetón y luego se volvió hacia mí—. Cassie, deja de ser una gallina. Invita a salir a Cody.
Deje caer mi mandibula. —No puedo hacer eso!
—Chica, es 1989 no 1889. Ve por tu hombre —Ella me arrebató el brownie de la mano— Shoo! Y no vuelvas aquí sin él.
No podía creer que iba a hacerlo. Tome un sorbo rápido de mi gaseosa y me dirigí a la salida. Cuando alcancé la puerta, me volví a mirar a Mandi cautelosamente. Ella me dio los pulgares hacia arriba. Suspiré. Bueno, aquí va nada.
Caminé hacia fuera al patio en donde él estaría. Mi corazón palpitó cuando lo encontré. Estaba solo.
Mis pies estaban pegados al piso. A pesar de que había visto destellos de él caminando por el pasillo o pasando por la cafetería durante el almuerzo, no me había dado cuenta cuan alto se había vuelto durante estos seis meses. ¿Cómo era eso posible? Está bien, era posible. Pero ¿Cómo no me di cuenta?
Su cuerpo parecía estar más tonificado y muscular que lo que recordaba. Su Stetson marcaba una sombra sobre su cara. Había una ligera mancha de barba en su mandíbula cuadrada.
Mis ojos pasearon de sus anchos hombros a sus caderas estrechas. Estaba usando mi remera negra favorita. La que le encajaba firmemente a través de su pecho y sus brazos musculares. Me sentí como una mirona horrible, comiéndomelo con los ojos en el medio del patio, pero no podía parecer detenerme a mí misma.
Él debe haber notado mi presencia porque levantó su cabeza. Ojos azules de verano se encontraron con los míos.
—Ey, Cassie.
Cualquier enojo que hubiese sentido antes, se derritió al escuchar su voz decir mi nombre.
—¿Qué hay de nuevo?
Este era el momento. Si iba a hacer esto suceder, tenía que hacerlo ahora. Tome una respiración profunda. —Yo, uh, me preguntaba si te gustaría ir conmigo al cine alguna vez.
No puedo creer que lo hice. Lo invite a salir en una cita.
El tiempo pareció ir más lento mientras esperaba que me dé una respuesta. No sé cómo los chicos hacían esto; invitar a chicas a salir sin vomitar. Pensé que moriría. ¿Y si decía que no? O peor, ¿si se reía?
Mi corazón se aceleró mientras me inclinaba casualmente contra la pared, tratando de verme bien. Si él no decía algo rápido, iba a enterrar mi cara en el pasto al lado de sus botas. ¿Las mesas de picnic no deberían estar meciéndose así verdad?
Eche un vistazo por debajo de mis pestañas. Su cara estaba seria mientras me estudiaba. Mi corazón estaba palpitando muy fuerte, puedo jurar que él lo oía. Él se veía como si estuviese peleando con algo dentro de él. O tal vez solo comió algo que le cayó mal. Quien sabía. Todo lo que sabía era que en un minuto más, el brownie iba a hacer una reaparición.
¡Oh por Dios! ¿Y si todavía estaba con Lynette? Tal vez estaba buscando una manera de rechazarme gentilmente.
—Uhm, a menos que sigas saliendo con Lynette —dije rápidamente.
Él tiró su cabeza hacia atrás, sorprendido. —Lynette Baker? Nunca salí con ella.
Mi corazón cantó. —De verdad?
—Si. ¿Qué te dio esa idea?
—Bueno, ella siempre estaba alrededor tuyo y uh…bueno…