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Lluvia De Sangre
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Lluvia De Sangre

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Syn se paralizó cuando ella dijo otra vez. ¿Realmente estaba recordando cosas que no la habían sucedido en esta vida, o en el mundo? ¿Su alma era lo suficientemente fuerte para finalmente sacudir la jaula en la que estaba prisionera de por vida? Enredó sus dedos suavemente entre el oscuro pelo, para poder inclinarse hacia atrás y buscar la verdad en sus ojos.

–¿Otra vez? —su voz sonó embrujada incluso para sus propios oídos.

–¿Qué? —preguntó Angelica confundida. Caramba, él estaba realmente al tanto de todo y le era difícil seguirle. Era realmente agotador.

–Me dijiste que te dijera lo que estaba mal antes de que destrozara tu dormitorio, otra vez —repitió, poniendo énfasis en «otra vez».

–¿Yo dije eso? —susurró Angelica, sintiendo escalofríos en sus brazos. Sus labios se separaron para negarlo, pero había dicho «otra vez» y no podía retractarse ahora, porque de repente sintió que era la verdad.

Syn dejó que la frustración se fuera y una lenta y falsa sonrisa apareció en sus labios. Había destruido su dormitorio en más de una ocasión, y aunque no tenía forma de saber qué recuerdo luchaba por abrirse paso, ya no le importaba. Bueno o malo, él había esperado esto con impaciencia, al igual que la batalla que probablemente tendrían por ello.

Su alma era su interior más íntimo y ya le había perdonado, era el resto de ella lo que tendría que esforzarse para rendirse.

Al verlo sonreír por su confusión, Angelica se alejó de él, agradecida de que le soltara el pelo antes de que pudiera hacerle daño en las cervicales.

–Bueno, te gusta redecorar los dormitorios en tu tiempo libre, de acuerdo. Si no te vas y me dejas descansar, yo sí que te voy a redecorar —dijo ella poniendo mala cara cuando él rápidamente desapareció, dejando el eco de su risa resonando en la habitación al marcharse.

Angelica escuchó la cálida risa hasta que se desvaneció en la distancia. No podía recordar haberle oído reír así, o incluso sonreír de verdad. Entonces, ¿por qué ese sonido hizo que le doliera el pecho como si hubiera recuperado y perdido algo querido para ella?

Agotada, se arrastró hasta la cama y se puso sobre el colchón tratando de ignorar la sensación de que estaba cayendo hacia atrás todo el tiempo. Captó el vago destello de su cálida sonrisa, la misma sonrisa que acababa de decir que nunca había visto antes. La fugaz visión la hizo desear ver más. Cerrando los ojos de cansancio, y ya no pudo más, se abandonó a seguir a aquello que estaba tirando de ella sin descanso.

Syn reapareció en el tejado del castillo. Había notado el breve destello de color amatista brillando en sus oscuros ojos y decidió no distraerla mientras buscaba entre sus pensamientos. Ya había visto cambiar el color de sus iris antes, pero sólo cuando ella usaba sus poderes. Parecía ser la única vez que ella se había permitido a sí misma el sentir de su poderosa alma que tenía encerrado en lo más profundo.

Comprendió por qué inconscientemente había protegido su alma de un mundo donde la muerte ocurría en un abrir y cerrar de ojos. Era un instinto básico pero ese miedo ya no era válido. En el momento en que ella lo llamó desde esa oscura cueva, él le envió su poder en forma de marca en la palma de su mano. Más tarde reforzó ese poder al insuflarle su fuerza vital en ella, aunque ella no era consciente de la importancia de ese intercambio.

Ahora ella tenía habilidades de las que ni siquiera era consciente y él no la había ayudado a descubrirlo por razones puramente egoístas. Ella ya era demasiado independiente para su gusto. Aunque el tiempo ya no era su enemigo y la mayoría de las heridas se curarían instantáneamente, todavía seguía en peligro por los poderosos inmortales que habían declarado la guerra a esta ciudad.

Había una cosa más que podía hacer por ella que la ayudaría a igualar las probabilidades, pero intentaba ser paciente, sabiendo que ella aún no estaba preparada para los efectos secundarios de mezclar su sangre. Ya había cometido ese error antes. No es lo mismo que cuando los hijos compartían su sangre con sus almas gemelas.

Miró a sus pies, desde el tejado escuchaba solo el silencio que venía de la habitación de abajo. Además, si la mordía ahora, ella lo tomaría como prueba de lo que pensaba que era, un monstruo.

Ser amable con ella la estaba poniendo en peligro y no se necesitaría mucho más para tentarle a convertirse en el monstruo que ella necesitaba. Después de todo, él ya había interpretado ese papel antes.

Capítulo 5

Kriss se paró frente a la enorme ventana de su ático con una botella del famoso Heat de Kat en una mano y una gran copa de vino en la otra. Quería emborracharse, pero su molesto y rápido metabolismo no le permitía obtener esa liberación que anhelaba por más de unos instantes cada vez. Sintiéndose frustrado, apretó la copa con la mano, rompiéndola sin querer mientras recordaba la primera vez que vio la cara de Vincent hace mucho tiempo. Seguramente, Vincent no recordaría el encuentro ya que Storm había girado el tiempo, pero Kriss nunca olvidaría esa expresión de odio que Vincent le había lanzado.

Rechazando su odio, pensó con rebeldía en los recuerdos de su infancia, en el tiempo en que Vincent había sentido exactamente lo contrario por él.

No llevaba mucho tiempo en este mundo cuando Dean había salido para detener a una horda de demonios que se dirigían en su dirección. Había esperado, solo, escondiéndose entre las enormes rocas en la base de un acantilado, siguiendo las estrictas órdenes de Dean de permanecer oculto y tranquilo, que este era un lugar seguro.

Y Dean había tenido razón casi todo el tiempo. Durante días, Kriss no había visto ningún animal, y mucho menos a humanos o demonios. Era la primera vez en su vida que se había quedado solo. El silencio que lo rodeaba sólo alimentaba el sentimiento de abandono y miedo mientras esperaba, extrañando el amor que había recibido en su mundo original, extrañando el calor y la seguridad que Dean le había dado allí.

Había sido en medio de la noche cuando Kriss escuchó el sonido de unas piedrecitas que caían desde algún lugar por encima de él. Se había apoyado contra una de las rocas y miró hacia el acantilado donde la luz de la luna creciente apenas llegaba a iluminarlo. Y allí vio unas sombras de varios demonios arrastrándose por el acantilado acercándose hacia él.

Su mirada se quedó fija en cómo sus ojos sangrientos brillaban al mirarlo, y la forma en que sus cuerpos casi humanos se retorcían de manera espeluznante mientras descendían. Agudizó la vista y pudo ver como su carne desnuda parecía estar quemada con profundas cicatrices, como si acabaran de salir de un fuego invisible. Kriss podía incluso oler la putrefacción a carne quemada a medida que se iban acercando.

Estaba tan asustado que retrocedió reptando por la gran roca y se cayó al otro lado, aterrizando con fuerza sobre un grupo de pequeñas y afiladas piedras que salían del suelo como si fueran espadas. Al darse cuenta de que tenía varias puñaladas, luchó por levantarse de las piedras sin dañar aún más su cuerpo herido.

En el momento en que la brisa esparció el olor de la sangre impoluta del Caído, pudo escuchar como las afiladas garras arañaban las rocas más deprisa y su descenso se volvía frenético, e incluso escuchó varios golpes fuertes que indicaban que algunos demonios simplemente habían saltado desde lo alto para alcanzarlo más rápido.

Ya no había más silencio, ahora los gritos perturbadores resonaban entre las rocas, pareciendo que había muchos más de los que realmente venían.

Intentando salir de entre las rocas para escapar, sólo consiguió romper su ropa y desgarrarse la carne en varios lugares más antes de poder ponerse en pie.

Mirando a su alrededor, Kriss se dio cuenta de que era demasiado tarde para correr o esconderse, estaba rodeado de demonios y eran mucho más grandes que un pequeño muchacho como él. Se puso de pie, sin moverse del lugar, mientras unos largos dedos con garras le rodearon por detrás tapándole la cara. Las afiladas uñas le cortaron en el puente de la nariz y las mejillas mientras el demonio lo arrastraba hacia atrás, y luego con brusquedad lo lanzó al aire como si quisiera mostrarlo a los otros demonios.

Nunca había tenido que luchar en su mundo y Dean nunca le había permitido luchar en este. Hubo un fugaz momento en el que se preguntó si el dejar que lo engulleran no sería mejor que quedarse completamente solo en este espantoso lugar. Ese pensamiento se desvaneció rápidamente cuando el dolor penetró repentinamente y le conmocionó, provocando que su instinto de supervivencia se activara con sed de venganza.

Con lágrimas nublándole la vista, Kriss acababa de ganar su primera pelea a muerte. El silencio se adueñó una vez más de la zona y miró hacia su mano justo en el momento de ver como la Espada Caída iluminada desaparecía en su puño ensangrentado.

Sintiendo que tenía algo pesado en la otra mano, se giró lentamente para ver unos ojos demoníacos que lo miraban fijamente. Su mano estaba dentro de la boca de esa cosa, agarrando su mandíbula, pero no había rastro del resto del cuerpo. Sin querer se arañó los nudillos con los dientes puntiagudos de la mandíbula y rápidamente sacó su mano de la boca del demonio y dejó caer la cabeza al suelo.

Kriss no sintió nada mientras se alejaba de él y luego la colgó de una roca justo a través de uno de sus feos ojos. Creyó escuchar a alguien riéndose, pero pensó que debía venir de dentro de él en algún lugar, porque todo lo demás estaba muerto.

Incapaz de soportar el olor rancio o la vista de los cuerpos mutilados, se dio la vuelta y comenzó a caminar entumecido hacia los primeros rayos de luz que acababan de aparecer sobre las distantes colinas.

Kriss no sabía cuánto tiempo había estado caminado, o incluso cuántos días habían pasado, entonces escuchó extrañado el rítmico sonido de unas pisadas delante de él. Se había quedado ahí tambaleándose, tratando de no llorar, y esperando a ver si tendría que luchar de nuevo. Sangre de demonio, podía olerla.

No pasó mucho tiempo antes de que viera a un hombre humano cabalgando un animal hacia él. Partes del cuerpo de ese hombre estaban cubiertas por algún tipo de tejido metálico y Kriss pudo ver la larga espada atada a su espalda, la empuñadura de esta sobresalía bastante para poder acceder a ella con facilidad. Al no ver nada de sangre en el hombre, se dio cuenta de que era él el que estaba cubierto de sangre de demonio, la había llevado encima todo este tiempo.

Ese había sido su primer encuentro con Vincent. Mientras el hombre se acercaba se miraron fijamente y Kriss dio unos pasos hacia atrás cuando se bajó con rapidez del gran animal. Su mirada asustada se fijó en la espada de peligroso aspecto.

«No te fíes de nadie más que de mí.» El recuerdo de la voz de Dean resonó dentro de su cabeza como advertencia y Kriss se dio la vuelta para huir.

–Espera, no corras —gritó Vincent.

El tono de la voz le recordó a Dean, confundiéndole en lo que debía hacer. Estaba tan cansado de tratar de entenderlo todo. Miró hacia atrás para asegurarse de que mientras tanto el hombre no había desenvainado su espada.

Vincent dio un suspiro de alivio cuando el niño se detuvo y le miró con una mezcla de curiosidad e incredulidad. El último par de pueblos por los que había pasado eran un maldito desastre y hasta ahora no había encontrado ningún superviviente. Incluso sucio y cubierto de sangre, el niño parecía sano y muy asustado, lo que le llevó a la conclusión de que era un superviviente de uno de los pueblos.

–¿Dónde están tus padres? —preguntó, dejando que el tono de preocupación hiciera ganarse la confianza del niño.

¿Dónde estaban sus padres? La pregunta había hecho que Kriss se sintiera muy triste. Su padre ni siquiera estaba en esta dimensión y probablemente ya se había olvidado de él, Dean lo había dejado y nunca había regresado. Kriss sintió como el calor de las lágrimas recorrían de nuevo sus mejillas. La única respuesta que pudo dar fue un lento movimiento de su cabeza mientras giraba la cabeza para mirar al hombre.

–¿Estás herido? —preguntó Vincent y se arrodilló delante de Kriss para no intimidarle con la diferencia de altura, no podía tener más de nueve o diez años. Extendió lentamente la mano y tocó la sucia mejilla, frotándose con su pulgar para secar las lágrimas.

Kriss se preguntó en qué debería estar pensando este hombre humano cuando lo vio, estaba cubierto de sangre y llevaba unas ropas que no eran más que jirones. Como casi todas sus heridas ya se habían curado y sabiendo que no había que contarle a un humano lo que realmente había pasado, respondió con la única cosa que sí era verdad.

–Estoy solo —. Entonces empezó a llorar de verdad, fuertes lamentos mezclados con el sonido del hipo, haciendo que Vincent lo tomara en sus brazos, susurrándole que todo estaba bien, Que él lo protegería y cuidaría.

Y Vincent lo había protegido, hasta el punto de sacrificar su propia vida.

El dolor del vidrio cortándole la palma de su mano devolvió a Kriss al presente. Abrió la mano para ver el fragmento de vidrio que sobresalía.

Y eso fue lo que Dean se encontró cuando salió de su ducha. Frunció el ceño al ver a Kriss de pie sacándose un fragmento de vidrio de su palma. Cerró detrás de él la puerta de un portazo e hizo que los otros Caídos se estremecieran y se quedó mirando fijamente el reflejo de la ventana. No estaba de humor para ver a su amante por la mañana como el pasado de su infancia le aplastaba de nuevo. Una vez había sido más que suficiente.

Kriss respiró profundamente tratando de aliviar el dolor de su pecho. —Dean, nunca pensé que lo volvería a ver. Una parte de mí esperaba que ya me hubiera perdonado. Sólo estaba tratando de salvar su vida.

–Kriss, él era un mortal. Hiciste mucho más que simplemente salvarle la vida y tú lo sabes muy bien —dijo Dean sin poner emoción en sus palabras. —Gracias a ti, ahora puede experimentar el dolor de la muerte eternamente y revivir para quejarse. La mente humana no puede soportar mucho. Es por eso por lo que su vida está hecha para no ser muy larga.

–Lo sé —gruñó Kriss. —Nunca has dudado en recordarme ese hecho. Tomé una decisión egoísta, pero estaba sola en un mundo donde los demonios vagaban libres, y no creía que fueras a volver. Estuviste fuera tanto tiempo que temí que los demonios te hubieran matado, No quería perderlo a él también.

Dean suspiró e intentó mantener su temperamento bajo control. —Tú hubieras sabido el momento en que algo me hubiera pasado, así que tu miedo fue en vano.

–Yo era un niño Dean —respondió Kriss. —Todo lo que quería era que alguien me cuidara y que me dejara cuidarlo a cambio.

–Oh, tienes tan buen corazón —se burló Dean, consciente de que el príncipe adolescente se había enamorado del Caballero durante su ausencia. Ese pequeño dato era algo difícil de asimilar mientras veía a Kriss llorar por la pérdida de su amor. Apretó los dientes preguntándose si Kriss se obsesionaría una vez más con su enamoramiento de la infancia.

Kriss lanzó la botella de Heat al otro lado de la habitación y Dean tuvo que echarse ligeramente hacia un lado para que no le diera. —Vete a la mierda, Dean.

Dean se levantó y dijo: —Ahí está mi príncipe malcriado en todo su esplendor.

Sin decir una palabra más, Kriss se lanzó sobre Dean con el puño en alto para aplastarlo contra la cara del otro Caído.

Dean estaba listo para el ataque y agarró el puño cerrado de Kriss con una mano y con la otra la camisa. Con muy poco esfuerzo, Dean se ayudó de la fuerza de la rabia de Kriss y lo hizo girar, lanzándolo contra el suelo. Varios botones saltaron por el suelo dejando la camisa de Kriss abierta.

–¿Quieres probar a hacerlo otra vez? —preguntó Dean con una dura mirada—. Podemos estar así toda la noche.

Kriss se desplomó contra el suelo como si se rindiera y de repente golpeó con su puño la mejilla de Dean, haciendo que la cabeza del Caído se girara.

–Por supuesto que no lo entiendes —gritó Kriss mientras le daba una patada en el estómago a Dean para sacárselo de encima—. A ti nunca te ha importado si estabas solo o no. Ya lo demostraste cuando te escabulliste para suicidarte, ¿cuándo fue, ayer? Si la ambrosía funcionara contra el Caído, te la habría metido por tu garganta egoísta y yo no habría sentido ningún remordimiento al matarte.

Dean aterrizó de pie y se deslizó hacia atrás por la fuerza de la patada. Así que Kriss seguía bien enfadado con él, ¿o le estaba echando eso en cara ahora que su exnovio había vuelto a la ciudad? Los celos rápidamente se le subieron a la cabeza solo de pensarlo.

–Si hubiera sabido que poseías más de una sola gota de la maldición, te la habría quitado después de que condenaras a Vincent a esta tierra para toda la eternidad —le advirtió Kriss mientras se levantaba lentamente del suelo.

Sin dejarse engañar por su fingida calma por segunda vez, Dean estaba listo cuando Kriss lo golpeó, y casi hizo que saltaran a través de la enorme ventana. Rápidamente volteó a Kriss y le empujó la cara contra el grueso vidrio. Le puso un brazo alrededor de la garganta mientras con el otro le rodeaba las costillas por debajo de la camisa abierta, haciendo difícil que Kriss pudiera moverse.

–Sigues siendo nada más que un niño egoísta y lo demostraste cuando le diste la maldición a Chad, ¿hace cuánto? ¿un par de semanas? —dijo con mucha sorna con a la cara de Dean. Una vez más se miraron con furia en el reflejo del cristal justo delante de ellos.

– Yo primero le pregunté a Chad y él estuvo de acuerdo, aunque él no lo recuerde. Si le preguntara de nuevo, su respuesta sería la misma. En verdad salva vidas, pero tú siempre has pensado de la ambrosía como si fuera una maldición, ¿por qué? —Kriss hizo finalmente la pregunta que siempre había querido hacerle a Vincent, no a Dean.

Pestañeó cuando la llave que Dean tenía sobre él pasó de sujetarlo a ser un abrazo desesperado. Dean le había ocultado muchas cosas a Kriss por su inocencia. Cuando el Caído casi había destruido la Tierra él era solo un niño, pero tal vez era hora de compartir ese secreto por si acaso su príncipe escondía más líquido contaminado.

Presionó sus labios contra la oreja del otro Caído y dijo con una voz suave y ronca, sabiendo que estaba a punto de romper el corazón de su amante: —Cuando los Caídos se dieron cuenta de que estaban destruyendo la Tierra con su plaga de demonios, la realeza y la élite celebraron una cumbre para decidir el futuro de la brecha. La mayoría eran codiciosos y señalaron que aún había sólo una hembra por cada cien machos en nuestro mundo, así que la brecha se dejaría abierta por un tiempo más.

Dean sintió que se endurecía su pecho al recordar sus pecados. —Ordenaron a los oficiales de más alto rango de la guardia real que rompieran la regla sagrada y trajeran un grupo de hembras humanas a través de la brecha para que pudieran ser entregadas a los científicos para ser estudiadas.

Kriss apenas respiraba mientras escuchaba la confesión. En el reflejo, pudo ver que los ojos de Dean estaban cerrados por el dolor y entendió que Dean debía estar entre ellos, o incluso el oficial al mando.

–Como los experimentos se hacían en el sótano del castillo, a menudo se me pedía que vigilara las celdas cuando las mujeres embarazadas empezaban a mostrar signos de dolor. Mi deber era matar a cualquier demonio que las humanas cautivas dieran a luz. Masacré a incontables demonios durante sus experimentos hasta que los científicos crearon accidentalmente un elixir de la sangre de los demonios híbridos.

–Su experimento permitió a una de las niñas secuestradas, curarse de cualquier herida, incluso después de ser despedazada en el parto.

Se detuvo, queriendo dejar de hablar, pero se obligó a continuar.

–Ambrosía era el nombre de la chica que había tenido la suerte de sobrevivir a los experimentos. Sólo pude ver cómo gritaba de dolor por la constante tortura en la que estaba de morir y revivir. Sus hijos eran todos demonios, ni una sola vez un Caído. Podía ver cómo su odio se hacía más fuerte cada vez que era asesinada por sus propios hijos, y hacía tiempo que se había vuelto loca por los monstruos que la devoraban cuando salían de su cuerpo.

Dean no pudo evitar que una expresión de dolor cruzara su rostro, ya que el recuerdo de ella se hizo tan claro que incluso podía oír sus gritos. —Nos odiaba por lo que habíamos hecho, y me odiaba a mí porque yo era el que había robado de su familia y de su mundo.


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