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Historia Del Pueblo Zaza
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Historia Del Pueblo Zaza

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Dicho de otra manera, los hattis, los hititas, los luvitas y los hurritas hablaban el zazaki y tenían los mismos ritos religiosos que los zazas. Basándonos en la lengua, la cultura y la religión podemos preguntarnos si todas aquellas civilizaciones no eran sino la familia de los zazas.

Por otra parte, hoy en día si encontramos a zazas dispersados por todo el Oriente Medio y en Asia, incluso hasta en el Cáucaso, es en parte gracias a la grandeza que tenía el imperio de los hititas, que se extendió desde Anatolia hasta Irak, Irán, Siria, Fenicia y Afganistán.

Los luvitas

Los luvitas, que eran seguramente una de las dinastías o de las tribus hititas, formaron una civilización importante en las costas del sur y en el interior de Anatolia en la edad del bronce (entre el 2000 y el 800 a. C.). Los luvitas, aparte de su proximidad con los hititas, tenían una lengua idéntica y unas creencias muy cercanas. Algunos nombres de sus divinidades están en zazaki. Por ejemplo, el dios de la luna, Arma, en el zazaki de hoy esa palabra se pronuncia Aşma.

Hipatu es el nombre luvita tardío de la diosa hurrita Hepat, representada en compañía de Sharruma sobre una montaña. Sharruma significa en zazaki “nuestro pueblo” o “nuestras gentes”.

“Tarhunt era el dios del clima y el dios principal de los luvitas que se desplaza en su carro tirado por caballos.”

Los luvitas, que extendieron sus zonas pobladas hacia el oeste y el sur de la actual Turquía, en el ámbito lingüístico estaban cerca de los hititas y del zazaki actual.

Libaciones a Arma (yacimiento de Arslantepe)

“El luvita se definiría como la lengua hermana del hitita-nesita utilizada esencialmente en las regiones del sur de Anatolia constituidas por el reino de Arzawa y sus regiones satélites, así como el Kizzuwatna occidental.”

La lengua luvita es hablada por los hititas, luego por los hurritas y por otros reinos del sur de Anatolia.

A pesar del carácter unificador de la lengua hitita, el luvita pudo resistir y mantener su particularidad dentro del reino de los hititas, sobre todo gracias al papel que jugó la esposa de Hattusili III, Puduhepa de Kizzuwatna, cuya acción propagó la cultura hurrito-luvita propia de Kizzuwatna (cf. ciudad de Kummanni) por las esferas cultas de la capital.

“Desde el reinado de Hattusili III, y más aún en el de sus sucesores, las bibliotecas de Hattusa se enriquecieron con textos luvitas o influenciados por la cultura luvita. Se observa desde este periodo una luvitización progresiva de la lengua hitita-nesita, al mismo tiempo que se daba una hurritización de esta lengua.”

Además, es importante destacar que los jeroglíficos hititas forman un sistema de escritura original utilizado esencialmente en las inscripciones monumentales, para la escritura de un dialecto del luvita. “A pesar de algunas divergencias gramaticales notorias (como el sufijo de participio –mi en lugar de -[a]nt en hitita, o la desinencia –ha de la primera persona del singular, –un [verbos en –mi] y –hun [verbos en –hi]), el hitita-nesita y el luvita constituyen dos lenguas hermanas de la antigua Anatolia, las mejor atestiguadas de todas las lenguas indoeuropeas.”

Los hurritas

Los hurritas es otro de los pueblos que crearon un reino en el sur de Anatolia y que estaba en conflicto permanente con el Imperio Hitita que dominaba ampliamente toda la región hasta Palestina, el Cáucaso y el sur del mar Caspio. Los hurritas, que estaban emparentados con los hititas, se extendieron hasta el norte de Siria y sobre todo hasta Mittani, ejerciendo su dominio sobre Siria y Asiria entre los siglos XVI y XV a. C.

La región aproximada de la población hurrita durante el Bronce Medio se corresponde con el color violeta.

Según algunos investigadores, la última dinastía de los hititas, la de Suppiluliuma, era de origen hurrita. Finalmente, el Imperio Asirio destruyó definitivamente el reino hurrita en el XII a. C.

La influencia hurrita fue marcando cada vez más a los reyes hititas, sobre todo a partir del reinado de Suppiluliuma I, cuya dinastía pudo tener orígenes hurritas.

Durante el reinado de Hattusili III (1265-1238 a. C.) y Tudhaliya IV (1238-1215 a. C.), sin duda influenciado en parte por la reina Puduhepa, originaria de Kizzuwatna, de cultura hurrita, la religión hitita quedó muy marcada por la esencia hurrita. Esto se ve por ejemplo en el santuario de Yazılıkaya, donde los grandes dioses son llamados por su nombre hurrita.

Todos aquellos reinos que poblaron Anatolia durante el tercer milenio a. C. eran seguramente miembros de la misma dinastía y cada uno quería imponer su dominio sobre los otros.

Los sumerios

Ciertamente podemos decir muchas cosas sobre los sumerios, pero nos limitaremos a una breve presentación.

Los sumerios que vivían al sur de Babilonia del 4500 al 2000 a. C. tenían diversas divinidades, un poco como los hititas. Aquellas divinidades a menudo eran representadas por fuerzas de la naturaleza: el agua, el cielo, las montañas, el sol, etc.

Sus dioses (An, Enlil, Enki, Ninhursag, Nanna, Utu e Inanna) eran los siete dioses que “sellaron el destino”, junto con otros 3000 más. El hecho de que haya una inferioridad absoluta de los hombres respecto de los dioses es único en la religión sumeria.

Según sus creencias religiosas y su escritura, los sumerios fueron los precursores de los hititas que tenían casi las mismas creencias y el mismo sistema de escritura. A saber, el uso de pictogramas, luego cuneiformes, y finalmente ideogramas.

Los sumerios y los hititas tenían muchos puntos en común, sobre todo a nivel religioso y de escritura. Su lengua también tiene cierto parecido con el zazaki, la lengua de los zazas.

Enlilera uno de los dioses más importantes del panteón. Su mujer era la diosa del aire, Ninlil, y entre sus hijos está la diosa Inanna y los dioses Nanna,Ninurta y Utu.

Ladiosa Inanna era la divinidad femenina más importante de la antigüedad. Era la diosa del amor, de la guerra y de la fertilidad de las mujeres.

Volvamos a los dioses sumerios: An (Ano-Onu) en zazaki o en el idioma avéstico significa “el que da”. Enki (Anki) significa “hacer”. Ninhursag (Ninahêrson) significa “no se enfada”. Nanna —en las excavaciones arqueológicas de María, en Siria, se han encontrado estatuillas con el nombre de Ninna-Zaza—, significa “no traerá”. Utu (Oyta), también en zazaki, significa “aquí”. Se puede ver que el número de semejanzas sólo a nivel del nombre de los dioses da razones para decir que hay un cierto parentesco entre esas civilizaciones y el pueblo zaza. Otro parecido sorprendente yace en el olvido de esas civilizaciones durante largo tiempo, aunque todavía no se haya reconocido la existencia del pueblo zaza.

Hoy en día, en todas esas regiones del mundo, podemos encontrar poblaciones que hablan una lengua cercana a la de los zazas.

Los zazas, pueblo olvidado de la historia e ignorado por todos, tenían que salir un día de las tinieblas. El contenido de este ensayo es para rendirles homenaje, contribuyendo a darlos a conocer a la opinión pública. Los zazas, pueblo autóctono de Anatolia y de Mesopotamia, oprimidos, masacrados, divididos, exiliados, por diferentes naciones y diferentes pueblos, reaparecen hoy en la escena de la historia para reclamar su derecho a existir, en tanto que pueblo soberano e independiente.

Este libro se ha escrito teniendo en cuenta el proceso del tiempo que ha pasado hasta nuestros días, con tal de explicar la historia del pueblo zaza de manera objetiva, sin tomar partido y verificando la realidad de todas las obras; aportando luz a un periodo histórico tan largo, bebiendo de textos, artículos y libros publicados cuyas fuentes serán siempre citadas.

De manera imparcial, trazaremos las grandes líneas de la historia del pueblo zaza.

Con este estudio espero que el lector curioso por conocer el pueblo y la historia de los zazas sea capaz de obtener respuestas claras y explicaciones convincentes.

En primer lugar, trataremos los orígenes del pueblo zaza, la evolución del pueblo zaza tras la división del Imperio Hitita, las zonas geográficas y la creación de los estados zazas, luego a los zazas en la época de las invasiones árabes, el retorno de los zazas a la madre patria, a los zazas en la época de los otomanos, a los zazas durante la batalla de Chaldiran en 1514; luego estudiaremos a los zazas en el siglo XX, las revueltas del pueblo zaza, la masacre del pueblo zaza por parte de los kemalistas y el renacimiento del pueblo zaza.

Antes de entrar en detalle, es importante precisar que no hay ninguna intención de crear polémica alguna con el pueblo kurdo. Efectivamente, no olvidemos que Mesopotamia y Anatolia son las tierras de varios pueblos. Algunos han desaparecido, otros son muy minoritarios, como precisamente los zazas, los soranes, los goranes, los caldeos, los asirios, los belucdji, los loris y los kurdos. La desgracia es que estos han tenido ambiciones enormes y consideran ahora como kurdos a todos esos pueblos en vías de desaparición. Ahora bien, los nacionalistas kurdos olvidan que en la historia de la humanidad, cada uno de esos pueblos ha jugado un papel importante en la civilización de Mesopotamia y de Anatolia. Por eso este libro permite restablecer una verdad histórica demostrando que el pueblo zaza es un pueblo olvidado debido a la gula de los nacionalistas kurdos que querrían someter a los demás bajo su yugo. Es obvio que mucha gente —y sobre todo algunos de nuestros amigos kurdos— no estarán satisfechos con el contenido de este ensayo, pero es bueno que sepan tener la mente abierta, lo cual es también uno de los actos civilizados más dignos de nuestra época.

Primera parte Los orígenes del pueblo zaza

Capítulo ILos antepasados de los zazas

1. El parentesco de los zazas con los sumerios, hattis/hititas, luvitas, palaítas y hurritas

Leyendo estas líneas, ¿los historiadores, investigadores, arqueólogos de las civilizaciones antiguas, sobre todo las de Anatolia, Oriente Medio y Mesopotamia, son capaces de decir de dónde salen los zazas? ¿Cómo podemos hacer tal comparación entre este pueblo desconocido y esas civilizaciones gloriosas?

Es del todo normal que las personas que son consideradas como los especialistas de estas civilizaciones se hagan estas preguntas. Pero también es normal que nosotros también podamos hacerles a los científicos las preguntas siguientes:

—En el plano arqueológico, cuando se hicieron excavaciones en los yacimientos de Turquía, Irak, Siria o en Irán, ¿había algún zaza en el equipo de arqueólogos?

—En el plano lingüístico, cuando se hicieron investigaciones entre la población, en Turquía, Irak, Siria o Irán, ¿entre los acompañantes había una o varias personas que hablaban el zazaki? Seguramente que ni el equipo de arqueólogos ni los investigadores, sociólogos o lingüistas que hicieron los descubrimientos no tenían acompañantes que hablasen el zazaki. Todo lo que se ha hallado sobre el pueblo zaza ha sido atribuido a otros pueblos.

—¿Asistían antropólogos a los descubrimientos arqueológicos? Si las tablillas descubiertas en Turquía o en Mesopotamia hubiesen sido analizadas por antropólogos, sus conclusiones a lo mejor habrían sido diferentes.

En las diversas investigaciones arqueológicas se ha mencionado muy poco el nombre de los zazas. Ello se debe principalmente a que la mayoría de arqueólogos, investigadores e historiadores ignoraban su lengua así como su religión, o simplemente no conocían la existencia del pueblo zaza. Ahora bien, ¿en las zonas geográficas donde vivía el pueblo zaza hace 4500 años había turcos o kurdos? No, los turcos llegaron a Anatolia a partir del 1071 d. C. y los kurdos llegaron a las zonas geográficas actuales de los zazas a partir del 637 d. C., data en que las tropas islámicas tomaron la ciudad de los sasánidas de Isfahán, donde vivían los kurdos que se convirtieron enseguida al islam y se pusieron al servicio de las tropas islámicas para nuevas conquistas. Así fue como los kurdos se extendieron desde Isfahán hacia el noreste hasta Diyarbakır, Adıyaman, pasando por Mouche, Varto y Elaziğ.

En cuanto a los orígenes del pueblo zaza, se puede decir que la misma palabra “zaza” había sido citada desde antiguo en la historia. Algunos decían que se trataba del nombre de una localidad donde vivían los hattis, una población entre dos ríos (el Éufrates y el Tigris), citada en la Biblia del rey Jacobo. En el primer libro de las Crónicas, capítulo 2 versículo 33 se indica que los hijos de Jonatán, Pelet y Zaza, son los hijos de Jerameel.

El señor Kemal Soyer sigue el mismo sentido que el de la Biblia del rey Jacobo cuando evoca que el nombre de zaza (Zazïssa) era dado a una localidad que se encontraba entre los ríos Éufrates y Tigris, y aquel pueblo era probablemente una de las tribus que componían el imperio de los hititas.

Los trabajos llevados a cabo en el yacimiento arqueológico de Kiş (en Irak) muestran una gran cantidad de documentos relacionados con los pueblos autóctonos de Anatolia. Uno de esos documentos pertenece al periodo del Gran Rey Sargón de Acad (2334-2279 a. C.). El documento en cuestión evoca que para asegurar la seguridad de los comerciantes, estos habían invitado al rey Sargón a Anatolia. El rey Sargón luchó contra el rey de Pruch-Hattum (Karahöyük) Nur Dagán, y regresó a su país después de tres años y cinco meses.

Según esos documentos, se constató que en el tercer milenio a. C. los hattis, sumerios, hititas, luvitas y hurritas que vivían en Anatolia en un sistema de ciudades-estado tenían relaciones culturales y comerciales bastante estrechas con los acadios y asirios.

En la primera mitad del segundo milenio a. C. los pueblos que vivían en la zona situada entre el Tigris y el Éufrates fueron llamados por los sumerios “Ki Engür”, y llamaron al primer humano “Za-za = Lu-lu”.

“Dumu-lu-ulu-lu” significa “la humanidad”, que en nuestros días se traduce por “pueblo Lulubi” o “Dımı li”.

La tierra de Anatolia que estaba habitada por los hititas fue nombrada por los acadios “Mat Hattim”.

Otro documento que se encontró en Suse y que actualmente se encuentra en el Museo del Louvre, en París, indica la victoria del nieto del rey Sargón de Acad, Naram Sin (2254-2218 a. C.) contra el rey de los lulubis (“Lolán” significa “tribu zaza”) que vivía en las regiones de Kerkük, Süleymaniye y Halepçe.

Según algunos documentos hititas, Sargón el Grande había combatido contra el rey luvita Nurdaggal de Burushanda, mientras que el sucesor de Sargón de Acad, Naram Sin (2254-2218) luchó contra el rey Hatti Pamba y contra otros dieciséis reyes de una confederación de estados.

El documento que relata las proezas del rey Nara Sin fue escrito en hitita y se encuentra en los archivos de Hattusha (Kbo 3.13=CTH311). Se escribió una segunda tablilla en dos lenguas: hitita y acadio. Se halla en los archivos de Hattusha (Kbo 3.13).

Este es el nombre de los países escritos en la tablilla:

- País Gutium: la región central de los montes Zagros, el nombre del toro celeste sumerio Gud basado en Gu Alu que viene del nombre Guti, Hatti o Hadad y que es el nombre del dios de Anatolia. En los documentos sumerios, las montañas Zagros son llamadas “Karda Lulu” o “Karda Ko” o “Kur Duku”, y no se deben confundir con el país Guti; porque en la ciudad sumeria de Girsu, cerca del palacio dedicado a Arad Nannar (2038-2029 a. C.), entre el nombre de los países inscritos figura Gutebaum, que es el nombre del país de los gutis así como Ki-ka en la de Karda, que se halla en la provincia iraní del Kordestán. Sin embargo, los autóctonos que viven en esta zona son llamados Kakai, que es la comunidad Yarsani-Ehli Hak.

- País de Luvi o Luivium

- País Turukkum

- País Hatti

- País de Kanesh

- Kassium (el pueblo de Lolán, ahora conocido con el nombre de Lolij-Kasimj, que gobernó Babilonia durante 550 años en el pasado)

- Kakmum

- Ammurru

- Der

- Arrarites

- Pakki

- País de Hahhum

- Meluhha

- Aratta (Azerbaiyán)

- Marhasi

- Larak

- Elam (Irán)

- Apoum

En estos dos documentos que datan del periodo del rey Sargón y de su nieto Saram Sin, entre los pueblos de Anatolia y Mesopotamia que lucharon contra los acadios no se menciona en ningún momento el nombre del pueblo kurdo, ya que los kurdos y los armenios llegaron a tierras de Anatolia a partir del 1200 a. C.

Como también se indica en el libro de L’Histoire des tribus Kurdes (Şerefname 1597), los Kurmanjs —cuyos ancestros se llamaban Bacnavi y Boht—, después de su llegada a la región del sureste de Anatolia, fueron asimilados por los asirios, así que el nombre de “kurdos” es actual de nuestros días. Los políticos kurdos lo tomaron de las palabras “asur”, “sumer” y “akkad”, lo cual significa en castellano “fuerte”; y de “Karda Lulu”, que es el nombre de la divinidad de las montañas de los sumerios, hattis y hurritas.

Los diecisiete reyes de Anatolia, del norte de Siria y de la confederación de Zagros que combatieron bajo el mando del rey Hatti son mencionados: Pamba contra el rey acadio Naram Sin, Memendah que comandaba los ejércitos Lulubi; Lolán, así como otros reyes como Sipan-Süphan, Nur Dagan (rey de Puruşhattum) (Karahöyük), Madakina (rey de Armani), Ilkü Nail de Turukku, y Huwaruwas de Amurru.

La principal razón por la que los habitantes de Hatti-Lulubi (luvitas) en el centro de Anatolia y los habitantes de la región de Amanos-Hatay pudieron cooperar políticamente con los pueblos guti, lulubi y turukku que vivían en el Zagros situado a unos 2000 km fue que estaban relacionados por los lazos de parentesco sumerios-hatti lulu, hurritas-lulu, guti-lulubis y turukku.

El monumento de la victoria dedicado a la diosa Ishtar, de Anubanini, rey de Lulubi (Lolán, tribu zaza) sobre el precipicio de Sare Pul-i Zohap (que significa en zaza: ‘sobre los hombros de Zohap’) en Irán (2000 a. C.).

Los reyes sometidos son representados según la tradición de Anatolia, en términos zaza “bıne dare” (bajo el árbol). Sobre el monumento de las victorias, en escritura acadia, el rey indica que las tierras conquistadas pertenecen a los sumerios, antepasados de los acadios.

Los lulubis, que se unieron a la confederación dirigida por el rey Hatti Pamba, con otros siete reyes, eran los parientes más cercanos del pueblo hatti, asentado en Anatolia.

Por esa razón se encuentran inscripciones de victorias de los reyes de origen hatti-lulubi en los enormes peñascos que rodean las ciudades de Sari Puli, Zuhap, Kirkuk, Süleymaniye y la llanura de Raniya.

Así pues, en la actual Anatolia, los xıdan, los hormek, los lolan, los dimili y los goranes viven como sus antepasados: los hattis, hurritas, luvitas y gutis. En el tercer milenio, vivían en un sistema de ciudades-estado que tomaban sus nombres de las regiones situadas entre las tierras de los hattis, los elam y los sumerios.

Los kurdos, que hoy en día sugieren que los zazas son también kurdos, olvidan que el término “kurdo” que continúa vivo en la cultura popular de Anatolia y Mesopotamia tiene su origen en la palabra “Kardaki” o “Kardakoi”, que en zaza es el nombre de la deidad de las montañas.

Además, en Anatolia y en Mesopotamia nos encontramos con nombres de localidades así como nombres propios con connotación zazaki, muy extendidos, y eso no se debe al azar.

Entre estos nombres figura en primer lugar el nombre del hijo del rey de los hititas Suppiluliuma I, Zananza.

Cuando el rey de Egipto Tutankamón murió súbitamente en 1327 a. C., su reina viuda Ankhesenamón escribió a Suppiluliuma I y le pidió que le enviara a uno de sus hijos para casarse con ella, pues no podía soportar la idea de casarse con un sirviente. Suppiluliuma I envió a su hijo Zananza a Egipto para que se casara y se convirtiera en faraón. Zananza, sin embargo, nunca cruzó las fronteras egipcias porque fue asesinado.

En el texto aquí citado hay primero el nombre del rey hitita, Suppiluliuma I, que en zazaki significa “niña de mis ojos” y el nombre de su hijo, Zananza, que significa “el sabio”.

Hay también nombres de localidades: Labarna I rey de los hititas (1680-1650 a. C.) nombró a sus hijos gobernadores de las grandes ciudades de Nenasa (o Nenašša o Ninašša), Landa (o Zanda, al este de Hattusa, hoy día Karamán), Zallara (región de la orilla noroeste del lago Tuz), Purushanda (o Burushattum o Purušḫanda o Purušḫattum o Paršuḫanda) y Lusna (o Lušna). La primera ciudad fue atacada por Shanahwitta (o Sanahuita o Sanahwitta o Šanahwitta).

Hattusili I pasó toda la última parte del tercer año de su reinado reconquistando los territorios perdidos. La primera ciudad conquistada fue Nenasa (hoy día Ak Saray), que actualmente está habitada mayoritariamente por zazas. En el quinto año emprendió una campaña al este de Siria. Tras la destrucción de la ciudad de Zaruna atacó la ciudad hurrita de Kizzuwatna, Hassuwa (o Hassu o Hasu), al oeste del Éufrates, entre Milid (o Melid o Arslantepe, hoy día en los alrededores de Malatya) y Karkemish. Hattusili I envió a sus generales Zukraši (o Zukrassi) y Zaludis (o Zaludi) con refuerzos para ayudar a defender las ciudades de Zippasna (o Zippašna).

El rey hitita no obtuvo un gran éxito al principio de su reinado y Pihhuniya consiguió tomar los territorios al noreste de Hattusa, entre ellos Istitina, y avanzó hasta Zazzïssa (o Zazsa). Mursili II consiguió recobrarse y venció a Pihhuniya, que fue enviado como prisionero a Hattusa.

En uno de los conflictos entre el rey de los hititas Muwatalli II y el egipcio Ramsés II, se indicó que las tropas hititas estaban formadas por unos 30.000 hombres y que fueron diezmadas hasta que se rindieron. Pero los shardanes (o sardanes o sherden o shirdana o chardanes) que constituían su guardia, resistieron hasta la llegada de los refuerzos.

La palabra “shardan”, “sherdan” o “chardan” significa en zazaki “los combatientes”.

Como se ha podido ver en los párrafos anteriores, existen muchas palabras con connotaciones zaza con la letra zeta. Además, los elementos siguientes muestran de manera formal que las raíces del pueblo zaza se hallan ocultas en las profundidades de las civilizaciones hattis-hititas, luvitas, hurritas y hasta sumerios.

Dirigidos por André Parrot, algunos arqueólogos hicieron investigaciones en una localidad de Mari, en Siria, durante los años treinta. Entre sus hallazgos encontraron un templo que llevaba el nombre de Ninni-Zaza. Mediante descubrimientos arqueológicos y epigráficos excepcionales, junto a los de santuarios, destruidos durante el siglo XXIV a. C., y después el descubrimiento del gran palacio real, demostraron que se trataba de uno de los mayores focos de las civilizaciones que se sucedieron en Mesopotamia. Fue destacable que se trataba de la primera vez que en Mari se había descubierto dos santuarios presargónicos relativamente bien conservados y que para uno de ellos los investigadores podían proporcionar un plano completo, el de Ninni-Zaza o Nannu-Zaza. Los dos templos de Ishtarat y de Ninni-Zaza son dos santuarios contiguos, sin ninguna comunicación el uno con el otro. Ishtarat es el nombre de una divinidad concretamente semítica, pero Ninni-Zaza, al contrario, es de carácter sumerio.

Una vez más, a través de un nombre zaza que designa una divinidad sumeria podemos ver que existe una relación de parentesco entre los sumerios y el pueblo zaza.

De hecho, los textos nos indican que el país hitita debió de padecer periodos de grandes hambrunas, acompañados de fuertes movimientos de población que iban a diezmarlo por completo, hasta hacer que desapareciera.

La situación es diferente con otros textos, en particular con los que se encontraron en Ugarit, que en aquella época pertenecía todavía a los hititas. En ellos supimos que una hambruna golpeó Asia Menor. El faraón Merenptah (1213 – 1203 a. C.) menciona la entrega de cereales a los hititas para aliviar su sufrimiento. Estas cartas no son fáciles de fechar, pero el rey de Ugarit, Niqmaddu III (1199 – 1192 a. C.) pidió que les enviasen barcos y grano. La urgencia era visible en la última frase, que indicaba que se trataba de “vida o muerte”.

Tras la desmembración del imperio hitita (1200 a. C.) por los asirios, una gran cantidad de sus integrantes sobrevivieron hasta el 600 a. C., fecha en la que los persas entraron en escena y empezaron a dominar Mesopotamia y Anatolia. Los zazas, que entonces eran uno de los componentes de los hititas, a partir del 1200 a. C. empezaron a vivir de manera esparcida por todo Asia, Oriente Medio y Anatolia, viviendo bajo el yugo de diferentes potencias, ya sea formando parte de ellas o bien colaborando con ellas.

Cierto es que a partir del 600 a. C. los zazas no crearon ningún estado ni principado que llevara su nombre propiamente dicho, pero sí que crearon varios estados y principados hasta el 224 d. C., cuando crearon el imperio zazánida (sasánida). Pero a partir de 1256, los zazas ya no pudieron organizar más su vida social y política, ya que se erigieron ante ellos —además del islam— dos grandes potencias: los otomanos y los kurdos (y también los armenios en menor medida).