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El Fantasma De Girolamo Riario
Ivo Ragazzini
A veces el pasado vuelve y cuenta historias. Preparaos para descubrir novedades y secretos del Renacimiento italiano que no siquiera sospechabais. . El libro parte de un hecho que ocurrió realmente en Forlí en 2010, cuando algunas personas contaron en los periódicos locales haber visto un fantasma en el viejo palacio del ayuntamiento que aparecía sin una parte de la cabeza y se lamentaba de alguien y de algo. ¿Pero quién era y qué le había reducido a esa condición? Según el autor, se trataba de Girolamo Riario, capitán general de la Santa Iglesia Romana y primer marido de Catalina Sforza, asesinado hace más de quinientos años en ese palacio por un ajuste de cuentas con Lorenzo el Magnífico y por otros asuntos pendientes entre la Toscana y la Romaña durante el Renacimiento. Escrito a medio camino entre el ensayo y la narración, es un libro que os llevará sin rodeos a redescubrir misterios y trasfondos de una historia que vuelve de un pasado que nadie parece ya recordar.
Ivo Ragazzini
EL FANTASMA DE GIROLAMO RIARIO
Título original: Il Fantasma di Girolamo Riario
Traducido por: Mariano Bas
Un ajuste de cuentas con la conjura de los Pazzi que sigue reapareciendo en la historia.
Preparaos para descubrir secretos del renacimiento italiano que no sospechabais.
«El fantasma de Girolamo Riario»
© 2012 Ivo Ragazzini
Primera edición en formato electrónico de marzo de 2020
(Primera edición en papel 2012 – MJM Edizioni)
Edición en español: Diciembre de 2020
Traducido por: Mariano Bas
Editorial: Tektime – www.traduzionelibri.it
Todos los derechos de esta obra, incluida la traducción a cualquier otra lengua, están reservados al autor.
La reproducción y uso de la obra, aunque sea parcial y por cualquier medio, ya sea gráfico, electrónico o mecánico, no está permitida sin la autorización escrita del autor.
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Prólogo
Esta es la historia de un hombre llamado Girolamo Riario, sobrino, o tal vez hijo ilegítimo, del papa Sixto IV, que gobernó y fue asesinado hace cinco siglos en la ciudad de Forlí, en el norte de Italia, pero que pocos o ninguno parecen recordar ya.
Por tanto, esta historia habla de una conjura que se produjo hace cinco siglos y desde entonces, aunque hayan cambiado muchas cosas, parece que cada cierto tiempo continúa reapareciendo.
Contrariamente a lo que se podría pensar, esta no es una historia nueva, sino una historia antigua olvidada por todos, que cada cierto tiempo reaparece y se repite en el tiempo.
En pocas palabras, parece que, por algún misterioso motivo, estos hechos fluctúan y flotan en el tiempo como algo que no quiere ser olvidado.
Ahora bien, una pregunta que podría plantearse para tratar de entender este tipo de cosas podría ser:
¿Por qué algo acaecido hace muchos siglos continúa flotando en el tiempo?
O bien:
¿Por qué algo parece no querer cesar y pervive en el tiempo?
Bueno, puede haber un par de motivos para comprender estas cosas.
Uno de ellos es que hay muchos pormenores y cosas no bien analizadas sobre esos hechos.
Y el otro es que las cosas poco claras e incompletas parecen tomarse su tiempo y reaparecer con el paso de este.
¿Cuál de estos dos será el verdadero motivo?
A mi juicio, un poco uno y un poco otro: el resto creo que lo descubriréis solos poco a poco al leer el resto de esta historia.
Buen descubrimiento.
El autor
EL FANTASMA DE GIROLAMO RIARIO
Introducción
Hacia finales de agosto de 2010, una persona, mientras se encontraba junto al palacio comunal de Forlí, vio la sombra de una figura bailar sobre los muros exteriores junto a una ventana del primer piso de dicho palacio.
Como era al atardecer, pero todavía había sol, creyó que se trataba de un reflejo sobre los cristales y no le dio mucha importancia.
Pero, unos días después volvió a ver a esa sombra gemir con un profundo tajo en la cabeza, salir de una habitación cercana a la sala de juntas municipal y huir por el pasillo.
Posteriormente algún otro contó, no solo haber visto la misma sombra, sino incluso haberla oído hablar.
En resumen, los testigos dijeron haber visto a un hombre con una parte de la cabeza rota o desaparecida, que hablaba y se lamentaba por querer defender a su señora en peligro y pedía venganza contra quien le había traicionado.
Algunos detalles de estos avistamientos fueron relatados luego el 31 de enero de 2011 en la primera página de los periódicos locales de Forlí y, en realidad, hubo más personas que reconocieron haberlo visto, aunque quisieron permanecer en el anonimato.
En un primer momento, algunos pensaron que se trataba de Jacopo Feo, el segundo marido de Catalina Sforza, pero, para el autor, se trataba de una vieja historia olvidada por todos, que se remontaba a 1488, cuando Riario fue asesinado en el palacio comunal de Forlí, por tres sicarios que lo apuñalaron en el primer piso y luego lo arrojaron a la plaza, algo que muchos historiadores, por algún motivo, parecen haber olvidado o rechazado.
¿Pero, qué se sabe hoy de Riario?
Poco. Actualmente se sabe que de él queda, o mejor está a salvo en el Vaticano, una presunta imagen al haber sido retratado al lado de su tío, el papa Sixto IV, por el pintor Melozzo degli Ambrogi, de Forlí.
Tampoco en Forlí, donde gobernó y fue asesinado, queda casi nada de él, a pesar de que en su época fue el comandante general del ejército pontificio, y pocos saben en realidad aun hoy quién fue realmente, por qué fue asesinado y quiénes fueron los que ordenaron matarlo.
Por otro lado, como veréis más adelante, muchos personajes y detalles de este hecho fueron olvidados y sepultados bajo una especie de damnatio memoriae,
es decir, condenados a desaparecer de la memoria y el recuerdo histórico de las personas.
Pero los recuerdos y la memoria no se consiguen eliminar completamente y, en cuando se mira atentamente, parecen de algún modo reaflorar y reafirmar su presencia, como si protestaran por haber estado apartados durante tanto tiempo.
Y se podría suponer que un hombre con una memoria histórica muy grande podría crear cosas olvidadas que persisten y reaparecen en el tiempo, a las que se podrían llamar fantasmas del pasado, si así lo preferís.
Escrito de manera rápida y general, a medio camino entre el ensayo y la narración, este relato histórico desvela, tal vez por primera vez de modo franco y directo, muchos hechos, lugares y pormenores impensables relacionados con una persona llamada Girolamo Riario, primer marido de Catalina Sforza y sobrino del papa Sixto IV, asesinado hace más de 500 años por una conjura en el palacio comunal de Forlí.
También explica acontecimientos nunca observados o completamente olvidados desde hace mucho tiempo, que prácticamente nadie recuerda ya.
He aquí una lista de algunas cosas que descubriréis en este libro:
¿Se escribió un libro de profecías que anunciaban la muerte de Riario?
¿Quién lo escribió ¿Por cuenta de quién?
¿Era la primera vez que alguien veía el fantasma de Riario?
¿Por qué tenía el fantasma la cabeza rota?
¿Se vio al fantasma bailar sobre el muro exterior del palacio comunal? ¿Por qué?
¿Cuáles fueron los verdaderos instigadores de los sicarios de Riario?
¿Qué había hecho Riario para acabar asesinado?
Lorenzo el Magnífico y su hermano Juliano de Médicis, asesinado diez años antes en Florencia, ¿tuvieron algo que ver con esta historia?
¿Se creó una compañía de sicarios con el objetivo de asesinarlo? ¿Por parte de quién?
¿Por qué Riario solo entraba en una iglesia rodeado por muchos guardias?
¿Qué inscripciones aparecieron sobre las puertas y columnas de las iglesias de Forlí antes de su asesinato?
¿Qué hicieron los sicarios de Riario después de matarlo?
¿Es verdadera o falsa la historia de que Catalina Sforza mostró sus vergüenzas desde las almenas de la fortaleza de Forlí cuando sus enemigos le pidieron que se rindiera? ¿Qué hizo entonces?
Y muchas más cosas que descubriréis y entenderéis vosotros mismos durante la lectura.
Por tanto, os deseo una buena lectura y un buen redescubrimiento de este acontecimiento histórico completamente olvidado.
Y si, después de haber leído este libro, alguien se encuentra por casualidad con el fantasma, estoy seguro de que lo entenderá mucho mejor que antes.
Forlí, otoño de 2010
En una pequeña habitación no muy alejada del centro histórico, un investigador de fenómenos biomagnéticos, o un cazafantasmas si preferís llamarlo así, entrevista a algunos testigos de misteriosos hechos y presencias.
—¿Ha visto por tanto al fantasma, señora? —preguntó el investigador mientras entrevistaba a la señora, que deseaba permanecer en el anonimato.
—¡Sí! Aparece más a menudo al atardecer, o tal vez se vea mejor hacia esa hora —respondió la señora.
—¿Lo ha visto más veces?
—Sí —respondió de nuevo la mujer.
—¿Dónde y cuándo lo ha visto?
—En el palacio comunal de Forlí. Una vez lo vi fuera, en la PiazzaSaffi,
suspendido en el exterior del muro, junto a una ventana del primer piso del palacio —respondió la señora.
—¿Quiere decir que estaba de pie sobre el antepecho de una ventana o sobre una cornisa del muro? —pidió que precisara el investigador.
—No, estaba alejado del muro y parecía suspendido en el vacío.
—¿Tal vez estaba suspendido sobre una cornisa antigua que ya no está en ese muro? —comentó el investigador.
—No lo sé.
—La entiendo, señora. ¿Qué hacía alejado del muro? —continuó el investigador.
—Nada. Solo parecía bailar junto a una ventana —respondió la mujer.
—¿Qué ventana?
—Era la tercera ventana del palacio comunal, contando desde la derecha —respondió la mujer.
—¿Cómo era el fantasma?
—Grisáceo, era una sombra gris y tenía la cabeza abierta y rota por un lado, como si le faltara o lo hubieran cortado una parte de la cabeza.
—No está mal como tarjeta de visita para presentarse a alguien. Imagino que se quedó un poco sorprendida, señora —comentó el investigador.
—Sí, correcto.
—Está bien, señora. ¿Lo ha visto más veces? —preguntó el investigador.
—Sí, varias veces en un pasillo, otra en una sala antigua más grande.
—¿Lo ve cuando está oscuro o hay poca luz? —pregunta el investigador, cada vez más curioso.
—No. Siempre lo he visto al atardecer, pero nunca cuando está completamente oscuro.
—De acuerdo, señora. ¿Qué otras cosas ha visto al respecto?
—Le he oído gemir y decir algo.
—¿Qué decía?
—No le entendí, su voz era muy tenue y débil, igual que su imagen —respondió la mujer.
—Está bien, señora ¿Qué más ha visto?