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Los Secretos De La Mente Y El Cuerpo
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Los Secretos De La Mente Y El Cuerpo

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¡Por tu éxito!

Oreste e Gianluca.

“En verdad que sería nuevo y original el libro que nos hiciese amar la antigua verdad”

Vauvernagues

Prólogo

Pegado a un brillante escaparate de un gimnasio de Río había un cartel que obsesionaba a Carlos desde hacía meses: “Primer premio 80.000 dólares”

Para quien estaba acostumbrado a vivir día a día, con poco menos de 200 dólares al mes, esa cifra era un sueño. Sólo Dios sabe a cuántos pobres de las favelas de Rocinha les resultaba atractiva aquella suma de dinero.

Rocinha es un barrio de la zona sur de la ciudad de Río de Janeiro, en Brasil.

Es una de las 700 favelas que conforman la ciudad de Río. Es el barrio de favelas más grande del mundo con más de 150.000 habitantes censados.

Como sucede a menudo en los barrios pobres, viven aterrorizados por la lucha entre las distintas bandas de traficantes, los Amigos dos Amigos y el Comando Vermelho, por conseguir el control del barrio.

Fue aquí donde nació y creció Carlos, siempre en la cuerda floja entre sobrevivir y morir.

Aquella cifra podría cambiar su vida.

Carlos no había visto jamás tanto dinero junto y lo necesitaba.

Era la cantidad de dinero que necesitaba para dar una patada al pasado.

Había pensado en ello constantemente, día y noche.

Finalmente había decidido pedirle ayuda, a él, al hombre legendario, aquel del que todos conocían sus hazañas y a quien nada osaba contradecir.

I

Recuerdo perfectamente aquel lunes del mes de abril. Aquí en Río hacía calor, mucho calor. Era el típico día de primavera en que las personas encontraban más placer en tumbarse en la playa que en trabajar en una oficina con el aire acondicionado. Y recuerdo también aquella llamada telefónica a mi cuartel general, en mi Cueva de los Guerreros, un lugar de encuentro para todos los amantes del levantamiento de pesas, para todos los apasionados del old style. “Buenos días, ¿hablo con Himenes, George Himenes? ¿El propietario del gimnasio Muscle and Mind”? dijo una voz débil desde el otro lado de la línea.

“Sí” respondí inmediatamente. “¿Con quién tengo el placer de hablar?”

“Me llamo Santana, Carlos Santana. Me urge hablar con usted. ¿Cuándo podría encontrarme con usted?”

“Bueno, si no tiene nada mejor que hacer puede venir ahora mismo. ¡Los guerreros del hierro

(#litres_trial_promo) no descansamos jamás!” afirmé con vehemencia.

Fue de esta manera que conocí a aquel extraño muchacho que provenía de las favelas. Pesaba más o menos 60 kilos empapado de agua y con una altura de un metro y ochenta y cinco.

Era el clásico ectomorfo

(#litres_trial_promo). Menudo, de esqueleto grácil y con una musculatura poco desarrollada. Tenía hombros estrechos y un tórax largo y plano. Tanto su peso como su perímetro torácico non concordaban con su estatura. Además eran casi tan largos sus miembros superiores como los inferiores.

Parecía estar desnutrido y atemorizado.

“Bien, querido Carlos, ¿en qué te puedo ayudar?”

“Me dijeron que usted hace milagros con las personas…”

Lo paré enseguida. “Muchacho, cuidado con lo que dices. Los milagros los hace Dios. Yo simplemente ayudo a que salga la mariposa de su capullo. Miguel Ángel esculpía la piedra para realizar sus obras, pero las obras maestras estaban ya en el interior de la piedra en bruto. Él sólo redondeaba los ángulos. Pues bien, esto es lo que hago yo”

El muchacho, titubeante, me miró con los ojos muy abiertos y añadió. “¡No me importa! Tengo que ganar el Campeonato Internacional de las Dos Américas”.

“Tranquilo, chaval, poco a poco. Ya te he dicho que no hago milagros, ¿tú quieres ganar el campeonato más importante de halterofilia americana en menos de un año y partiendo de cero?” ¡Que tipo más simpático! Quizás no se había mirado nunca en un espejo, yo ni siquiera le hubiera dado permiso para inscribirse en ell torneo de halterofilia del barrio.

“Usted no lo entiende. Necesito hacerlo. ¿Me quiere ayudar o no?” se apresuró a decir con una rabia en su mirada que yo no había visto jamás.

El primer momento de confusión se desvaneció enseguida: “Muchacho, no lo conseguirás, olvídate. Si quieres hacer deporte puedo ayudarte pero quítate de la cabeza esas tonterías.”

Me miró con los ojos llorosos: “¡Usted es un inepto! ¡No sabe nada sobre deportes! Se limita a mirar como soy ahora, no consigue imaginarme más fuerte y tampoco a ver, más allá de mi cuerpo, la rabia, la motivación y el dolor que hay dentro de mí…” Hizo un amago de decir algo más, después se volvió y comenzó a caminar con paso decidido hacia la salida.

Lo llamé “¡Muchacho! Espera un poco… ¿cuál es esa gran motivación? Venga, escuchemos… ¿Para qué te sirve ganar la más importante competición de halterofilia americana, quieres, a lo mejor, demostrar algo a tu novia?”

“No me importa ganar. ¡Necesito el premio de 80.000 dólares que está en juego para sacar a mi hermano pequeño de las calles! Hemos nacido en una familia muy pobre, como tantas otras de las favelas de Río. En nuestros barrios hay incursiones de la policía, de los Batallones de la Muerte, casi todos los días. Intento mantener a mi hermano apartado de la influencia de la banda, pero es difícil. Nuestro padre murió durante una redada policial, muerto de un tiro que iba dirigido a un narcotraficante que vivía a cincuenta metros de nosotros. Después de su muerte nuestra madre cayó en un estado de depresión fortísimo y no consigue sacar a flote a toda la familia. Nos ayudan los misioneros de San Francisco pero eso no funciona. Intento sacar algún dinero extra trabajando con un carpintero amigo de mi padre, ¡pero la paga no me permite ni siquiera inscribirme en el gimnasio! Hace unos meses mi hermano ingresó en una banda de traficantes, que está bajo el control de Ramires, uno de los mayores traficantes de droga de nuestra favela y el más despiadado.” Mientras hablaba los ojos comenzaron a iluminarse, a convertirse en transparentes, y yo entendí lo que sentía su corazón. Era la encarnación de una triste historia como muchas otras. Los puños cada vez más apretados sobre sus piernas. “Yo intento explicarle que si continúa así sólo conseguirá malograrse y perjudicarnos a nosotros que le queremos bien, pero él ignora mis sugerencias. Intenté hablar con algunos de su banda, primero me advirtieron diciéndome que no metiese las narices ¡y después una nariz rota! ” cerró los ojos al recordar las desagradables experiencias. “Quiero ganar por él y por nuestra madre… ¡Quiero llevarlos lejos de aquí! Usted es el único que puede ayudarme a alcanzar este objetivo y el único que no se ha dejado avasallar y al que los narcos respetan.”

Parecía distinto de los matones habituales que venían al gimnasio. “Muchacho, la vida no es fácil para nadie. Deberías saber que si te entreno acabarás escupiendo sangre. Serán los diez meses más duros de tu vida. Tu madre te ha dado la vida, yo te la reprogramaré. Transformo mocosos en auténticos hombres, sin tener en cuenta la edad. Te convertirás en un hombre, pero antes deberás volver a ser un niño, a llorar, a suplicar piedad y nadie te ayudará. Estarás luchando contigo mismo antes de poder combatir contra el mundo. No habrá nadie que te ayude a levantarte. Deberás hacerlo tú mismo. Deberás rehacerte y aprender a levantarte. Te enseñaré que no te debes rendir nunca ante la vida. No debes nunca bajar la guardia, no rendirte jamás, no lamentarte nunca. ¿has comprendido, chaval? ¿Serás capaz de resistir todo esto?”

“¡Empecemos!” respondió titubeante Carlos.

“Perfecto, ven mañana por la mañana muy temprano, antes de ir al trabajo, aquí en mi gimnasio hablaremos sobre el modo de proceder. Es todo por ahora”

Antes de que saliese del gimnasio le hice pararse. “Dentro de una semana conocerás a una persona especial que te podrá ser de gran ayuda. Es un entrenador de la mente”

“¿Un loquero?” añadió enseguida Carlos con aire despreciativo.

“No, peor. Ahora vete a casa y descansa. Nos vemos mañana”

Lo vi desde los ventanales del gimnasio salir con la espalda curvada, parecía que no tuviese pecho. La cabeza baja. “Habrá que trabajar duro” pensé. El primero que debería creer que sería capaz de alcanzar su objetivo tenía que ser él.

II

Al día siguiente Carlos llegó puntual al gimnasio. Vestía un chándal, zapatillas deportivas y arrastraba una gran bolsa.

“¡Por amor del cielo, hijo! ¿Qué diablos hay en la bolsa?” le apostrofé.

“Bueno, he cogido todo el dinero que tenía ahorrado y me lo he gastado en la ropa y esto… es lo último que se ha inventado, el cinturón de contención para las pesas, he traído algunos libros para que los vea y la ropa para cambiarme…”

“Umm, en primer lugar, tutéame, compartiremos el tiempo y las emociones juntos y es importante que me veas como un amigo. Además, creo que esta sesión la vamos a dedicar en su totalidad a las explicaciones”

“Entonces, ¿no comenzamos enseguida? ¡Tenemos muy poco tiempo!” dijo con vehemencia el chaval.

“Carlos, Carlos, he entrenado a muchas personas antes de ti. Sé el tiempo que necesitas para que te conviertas en alguien más fuerte. Sé que sin una buena base mental estarás destinado al fracaso y sé también que, en este momento, tus convicciones están equivocadas.” Seguí hablando sin darle tregua. “En primer lugar, no te quiero ver entrar otra vez con esas zapatillas de fitness. No te permitiré profanar este templo jamás. ¿Sabes que aquí han luchado los mejores gladiadores y pioneros de nuestro amado deporte? ¡Comienza por sentir su espíritu dentro de ti cuando te entrenes! Vístete con una ropa adecuada cuando entres aquí. ¡Calza estas!” dije tirando a sus pies unos sencillos zapatos de trabajo con la punta reforzada de hierro.

Carlos se dobló para cogerlas e hizo un gesto de fastidio. “Uf, pero… ¡Pesan mucho! ¿Para qué son?”

“¡Son útiles para que vuelvas a casa por tu propio pie! Si, accidentalmente, te cayese un disco de 25 kilos sobre los dedos de los pies te verías obligado a caminar sobre los talones el resto de tu vida, y no sería una estampa demasiado bonita.”

Carlos, con el rostro descompuesto, se apresuró a calzarse los zapatos de trabajo.

“Bien, la primera lección será la liberación de la basura del cerebro. Explícame como te has entrenado hasta ahora, y, si alguna vez lo has hecho, la manera en que te has alimentado, cuéntame también cómo ha sido tu estilo de vida, en general.” Lo incité a que me hablase.

“Sí, precisamente he traído conmigo unos libros para mostrarle…” y abrió la bolsa para coger algunos libros, cuyas portadas no prometían nada bueno.

“Umm, entiendo. Y ¿Mirando estos textos entenderé cómo te has entrenado?” respondí al instante.

“Sí, he seguido el programa de súper campeón de Mr. Olimpya para tener brazos de dar miedo, después este otro esquema, de músculos inverosímiles, de Mr. Universo y…” dijo mientras cogía muy entusiasmado todas aquellas revistas de su bolsa y las tiraba sobre la mesa.

“¡Por el amor del cielo, hijo, basta! ¿No te había dicho que esto es un templo? ¡Estás torturando las almas de los antiguos guerreros además de mis sentidos con estas palabras! Muéstrame tu ficha más reciente y tu diario de nutrición.” Dije con aire fatigado.

Removió dentro de la bolsa que había traído y sacó una ficha plastificada sobre la que no pude ver señalado los kilos levantados y dijo que no tenía ni idea de lo que era un diario de nutrición y que él siempre había comido cuando su instinto le decía que había llegado la hora de comer algo.

Resignado suspiré y dije “Veamos qué has hecho últimamente.” ¡Casi me da un ataque por aquello que había escrito! “Alzamiento en dos tiempos en banco plano en la smith macchine

(#litres_trial_promo), 6 serie de 10, peck deck

(#litres_trial_promo) 5 series de 12, croci ai cavi

(#litres_trial_promo) 5 series de 20, press machine

(#litres_trial_promo) 5 series de 8 repeticiones, leg extension

(#litres_trial_promo), sissy squat

(#litres_trial_promo), presiones hacia abajo con los cables, french press

(#litres_trial_promo) …mejor me paro aquí, ya basta por hoy con desilusiones. Mi pobre físico no aguanta más. Siéntate y escucha, veamos…”

“¿Hay algo que no funciona? El instructor súper musculado de mi antiguo gimnasio me ha dicho que es de esta forma como se ha desarrollado él. ¡La leg extension aísla el músculo y después con la sissy squat lo destruyo!” Afirmó convencido Carlos.

“Carlos, escucha, lo único que has destruido es tu sentido común. La leg extension suck y, después, ¿cómo demonios puedes continuar con un ejercicio llamado sissy squat? ¡Es para mujercitas! Te diré sólo cuatro palabras shut up and squat Cállate y sigue el squat

(#litres_trial_promo) La sissy no vale nada ante un bello squat con el culo pegado a la tierra. ¿Entiendes? Quiero ser muy claro contigo. Hasta ahora no has hecho más que perder el tiempo. Esta ficha es una basura. Siéntate y escúchame con atención. Estoy a punto de explicarte el Secreto perdido del entrenamiento. Aquel que ha forjado miles y miles atletas de hierro. Te devolveré a la categoría de los hombres. Donde la belleza era fuerza y la fuerza significaba el dominio indiscutible sobre las otras criaturas del universo. ¿Estás preparado? Entonces empezamos.

III

Debes saber que soy de origen americano. Mis orígenes son antiquísimos y se dice que mis antepasados provenían directamente de antiguos guerreros. Desde hace mucho tiempo que en mi familia ha pasado de generación en generación una historia.

Hace más o menos 30 años, 2 gemelos nacieron en un hospital de una aldea de la inmensa Rusia.

Los dos eran personas de capacidad media, pero ambos tenían una fuerte personalidad y ambos tenían unos objetivos precisos en su mente. Crecieron juntos hasta que se casaron y se fueron a vivir lejos con sus respectivas esposas. Se perdieron de vista.

Pasado mucho tiempo se reencontraron en una reunión familiar. Los dos gemelos todavía eran muy parecidos. Tenían un trabajo similar, ambos tenían hijos y un maravilloso matrimonio. Además, ambos habían desarrollado una fuerte pasión por la cultura física.

Pero había una diferencia.

Uno de ellos era mucho más grueso, más fuerte y más definido que el otro.

Por lo que respecta a los dos gemelos te diré que habían comenzado juntos el entrenamiento físico.

¿Qué había hecho que su aspecto fuese tan diferente?

El conocimiento. El conocimiento y una constante aplicación.

No te puedo prometer el éxito inmediato si sigues mis instrucciones. Pero te puedo garantizar que harás un viaje fascinante en busca de tus potencialidades y que te daré todos los medios necesarios para sobresalir. Luego deberás ser tú quien meta en práctica mis enseñanzas y actuar.

¿Qué te ha enseñado esta historia, chaval?

Desde el principio de los tiempos el hombre siempre ha crecido gracias a la sobrecarga progresiva. ¿Conoces el principio di Kaizen? Me ha sido transmitido directamente del último guerrero samurai japonés. Según este principio, durante tu vida debes siempre mejorar, constantemente. Incluso si das un paso atrás, después debes dar dos pasos adelante.

Se dice que en la época de la gran Roma conquistadora había un guerrero muy valiente y temido. Debes saber que este guerrero se entrenaba transportando un ternero sobre sus hombros durante el recorrido de un estadio

(#litres_trial_promo). Cada día, en la tranquilidad del campo, cogía este ternero, lo ponía sobre sus hombros y recorría su trayecto. Día tras día el ternero crecía, medio kilo, un kilo al día, constantemente. Y cada día el guerrero continuaba con su entrenamiento. Casi no se daba cuenta que el ternero estaba convirtiéndose en un toro pesado y adulto porque incluso él se estaba convirtiendo en alguien más fuerte ya que se estaba habituando al peso variable del animal. Cuando, después de un par de años, lo retó aquel que era considerado el gladiador más fuerte que nunca había pisado la arena, ¡este vio que paseaba tranquilamente con un toro sobre las espaldas!

No puedes ni siquiera imaginar cómo reaccionó.

¡Se dice que todavía está corriendo! Creo que es a causa de él que nació la leyenda de la maratón. Pues bien, aquel hombre no veía más allá de sus narices. Veía sólo el solo gesto de fuerza bruta sin llegar a comprender cómo había podido ocurrir. Veía la meta y no el camino que había recorrido hasta alcanzarla. Cada hecho exitoso parece fácil una vez que se ha alcanzado, pero no ha sido precedido de un recorrido lineal, puedes tropezar durante el camino pero la meta está ahí, fija en la mente, antes o después la alcanzarás. En verdad que nuestro guerrero se había entrenado para alcanzar aquel resultado.

Pero el gladiador estaba demasiado ocupado en escuchar su voz interior que le decía que era imposible y que seguramente se encontraba ante un demonio escupido por Cancerbero y no frente a un hombre normal con una tenacidad extraordinaria. Pues bien, el guerrero había conseguido su objetivo porque siguió el principio de Kaizen, el principio de la sobrecarga progresiva. Entrénate intentando superar constantemente tus límites en el gimnasio y en la vida y obtendrás cada vez los resultados que te habías propuesto. Esto es lo más importante y te invito a grabártelo en la cabeza. Mientras continúes a inflarte, a levantar siempre los mismos pesos, con tantas series y repeticiones, ¡tú serás una débil señorita!

El segundo secreto escrito sobre piedra y transmitido solo a los más valientes hijos primogénitos de las familias de guerreros más fuertes, ¡viene de los Viquingos!

Debes saber que algunos de estos valerosos hombres combatían desnudos contra sus adversarios. Se llamaban furiosos, justo por su habilidad para no sentir el dolor lacerante de las heridas de espada que recibían. Seguían avanzando y combatiendo, siempre, hasta la victoria. Después sus heridas se cicatrizaban. ¿Sabes que creían que pasaba antes de que entrasen a combatir? ¡Que eran protegidos por el mismo dios Odín!

¿Crees, quizás, que ellos fuesen el único pueblo que tuviese estas convicciones sobre las potencialidades del guerrero? ¿Has leído alguna vez la Biblia, chaval? Por tu cara de sorpresa creo que no sabes ni siquiera de que te estoy hablando, ¿verdad?

Escucha.

Muchos autores motivacionales, los fundadoes, creían, a decir verdad, que este libro fuese el libro motivacional más importante del mundo. En la primera parte de la Biblia, llamada Antiguo Testamento, se cuenta la historia de un antiguo pueblo. Intentaba vivir en paz respetando las leyes de su dios. Cuando se defendían sus guerreros era muy temidos, se cuenta que uno de ellos se resistió al menos a 10 guerreros enemigos.

Cuando, en cambio, no rezaban para conseguir la energía que los haría vencer y ofendían a su dios, perdían la fuerza y sucumbían. ¡Un poco como le ocurrió a Sansón! Por lo tanto, se hicieron respetar tanto que llegaron a estipular un pacto con los valerosos espartanos.

¿Sabes quiénes eran estos guerreros, chaval? ¡¿No?! ¿pero dónde has vivido hasta ahora? ¿Bajo una campana de vidrio? Bueno, escúchame.


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