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Toya saltó hacia delante gritando. Kyoko! ¿Ves un talismán en el demonio principal?
Kyoko miró al demonio con fuerza y vio un suave resplandor saliendo de su frente. "¡Frente!" Gritó de nuevo a Toya mientras Suki empezaba a cortar los espectros que volaban hacia ellos delante del demonio principal.
Kyoko observó a Shinbe comenzar a desenrollar las cuentas de amatista de su mano para abrir el maldito vacÃo que Hyakuhei le habÃa regalado cuando era niño, el mismo vacÃo que podÃa tragarlo todo si sus poderes se ponÃan fuera de control. El vacÃo del vacÃo podrÃa chupar a los demonios en sus profundidades en las olas, por lo que es una de sus mejores y más peligrosas armas en la batalla contra Hyakuhei y su subordinado.
Kyoko vio una sombra pasar por ella y miró por encima de ellos. "Shinbe, no lo hagas, un changeling" Ella señaló y Shinbe levantó la vista, cerrando rápidamente el maldito vacÃo y asintió con la cabeza agradeciendo la advertencia justo cuando un enjambre de demonios se acercaba a ellos. Los changelings eran la caÃda de los espacios solitarios.
Shinbe casi habÃa muerto la última vez que habÃa accidentalmente chupado uno de los changelings de Hyakuhei. Su poder se reflejó dentro del vacÃo, girándolo fuera de control y poniendo la propia vida de Shinbe en peligro de ser consumida por el vacÃo maldito.
La bayoneta de Suki se acercó por el aire en el último segundo, matando a algunos de los demonios avanzados. Shinbe lanzó sus pupilas y lanzó hechizos al resto que los atacaba.
Ahà fue cuando todo empezó a suceder a la vez, Kyoko observó cómo el grupo luchaba contra un gran enjambre de infantes de tierra. Los demonios aéreos atacaron a Toya con movimientos demasiado rápidos para rastrear, dando al demonio gigantesco una apertura para atacar. Toya fue lanzado a través del campo sólo para levantarse de nuevo y volver a hacerlo.
Kyoko levantó su ballesta, con la intención de ayudarle tanto como pudiera cuando algo llamó su atención... deteniendo sus movimientos. Una iluminación descendió a su alrededor, rechazando a Kamui como si le hubieran echado de encima. Era tan brillante que Kyoko cerró los ojos con fuerza y lanzó su brazo frente a ella para evitar ser cegada.
Toya vio que la esfera de luz descendÃa sobre Kyoko. Su corazón golpeó su pecho... su atención en ella en vez de la pelea con el demonio mientras se levantaba de la tierra otra vez.
Finalmente abriendo los ojos, Kyoko jadeó cuando vio a un hombre justo enfrente de ella. Era hermoso... con alas de luz... como en sus libros de literatura en la escuela. HabrÃan dicho que era un ángel. Este hombre no era en absoluto un ángel... podÃa sentirlo. Retiró la cuerda de su ballesta y un dardo de espÃritu se formó mientras recordaba la historia sobre el ángel más hermoso que habÃa sido expulsado del cielo porque él era malvado.
Kyoko estabilizó su objetivo mientras miraba los cristales que eran sus ojos pero no podÃa disparar. ¿Cómo podÃa herir algo tan precioso? Con su pelo largo y blanco fluyendo a su alrededor, nunca habÃa visto algo tan encantador en su vida. Ãl lentamente se acercó a ella, susurrando palabras que ella no podÃa entender.
Entre Suki y Shinbe, habÃan borrado casi todos los espÃritus voladores libres y se volvieron para ayudar a Toya con el demonio enfurecido que lo golpeaba contra el suelo porque no estaba prestando atención a la pelea. Estaba demasiado ocupado tratando de ver lo que le estaba pasando a Kyoko.
Suki arrojó su arma y atravesó la mejilla del demonio, fijando su atención en ella. Shinbe la sacó del camino justo cuando el demonio atacó, enviando escombros volando mientras sus garras se perdÃan y golpeaban el suelo. Le gritó a Toya. "Tú vas a ayudar a Kyoko, ¡nos encargaremos de esto!"
Toya corrió a la luz radiante, viendo la imagen de un hombre con alas flotando hacia Kyoko dentro de la barrera. Corrió hacia ella, pero la barrera lo rechazó como lo habÃa hecho Kamui. Pequeños relámpagos del color de la luz negra chisporroteaban sobre su piel. Volando hacia atrás, golpeó el suelo con un ruido ensordecedor. Se quedó allà un momento, aturdido e intentando recuperar el aliento.
Kamui estaba parado al otro lado de la esfera, lanzando frenéticamente cada hechizo mágico que podÃa pensar para desestabilizar la barrera, pero no funcionaba. Gruñó en frustración cuando volvió a intentar romper el escudo y llegar a Kyoko. Colocó sus manos frente a él, cantó su hechizo más poderoso y lo soltó, sólo para que se reflejara en la pared de la barrera y golpear de nuevo en él, enviándole patinando sobre la hierba con irritación.
Kyoko estaba tratando de luchar contra la forma de aparición que tenÃa frente a ella. PodÃa oÃrle susurrar encantamientos y podÃa sentir una sensación extraña en su pecho. No fue doloroso... pero aún asÃ... parecÃa que iba a estallar. No con dolor... era un sentimiento de amor. TodavÃa estaba lúcida para sentir miedo al mismo tiempo.
Trató de retroceder cuando él se acercó aún más y fue entonces cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo exactamente. Este malvado demonio le estaba lanzando un hechizo... y ahora era demasiado tarde. Kyoko parpadeó lentamente. SentÃa el sentimiento abrumador de estar enamorada. Ella harÃa cualquier cosa por esa persona, pero ella no sabÃa quién era esa persona. ¿A quién amaba tanto que le dolÃa?
Sintió que el suelo se movÃa bajo sus pies y ella empezó a hundirse en un vacÃo justo cuando el seductor demonio finalmente estaba a una distancia de su pelo. Sus sedosos labios rozaron los de ella y su mundo se volvió negro.
*****
Hyakuhei miró a través del espejo y presenció el hechizo que se colocaba en Kyoko. SabÃa que cuando se despertara, la persona ante ella serÃa la que amaba. Sus ojos brillaron con una débil luz carmesà cuando abrió un portal bajo la esfera de la barrera en la que estaba atrapada y comenzó a atraerla hacia él.
-SÃ, ven a mÃ, soy yo a quien realmente amas -sus pensamientos se distorsionaron y él se sintió como si finalmente estuviera regresando a su casa-. Como deberÃa ser -susurró.
Yuuhi miró a Hyakuhei sin un parpadeo de emoción cruzando su rostro pálido y joven. Ella no vendrá, porque Toya la detendrá.
Los ojos de Hyakuhei se estrecharon contra el chico antes de volver al espejo.
*****
Toya se paró sobre la esfera de la barrera que mantuvo a Kyoko lejos de él. Con todo su cuerpo temblando de miedo y cólera, juntó sus poderes de guardián y lo dejó pulsar en las dagas gemelas.
-¡No me la quitarás! Sus ojos cambiaron instantáneamente a plata fundida cuando sus poderes salieron a la superficie, enviando una onda de choque a su alrededor, causando que su cabello y ropa saltaran salvajemente de la explosión. Con las dagas gemelas juntas, las hojas cruzadas se volvieron de un azul vÃvido mientras el Tenshi besaba los labios de Kyoko.
El demonio levantó la vista justo cuando Toya descendÃa. En un instante, el escudo de la barrera desapareció y las hojas entraron en contacto con el Tenshi, matándolo en un instante.
Toya se agachó y agarró a Kyoko por la cintura, sacándola del vacÃo que se habÃa formado debajo de ella. Saltó del vacÃo justo cuando el masivo demonio Suki y Shinbe luchaban tratando de atacarlo de nuevo.
Viendo que Kyoko estaba inconsciente y no sabÃa lo que el demonio alado le habÃa hecho e hizo que Toya viera rojo. Alzando su daga de fuego con un gruñido furioso, sintió que el calor se acumulaba dentro de su sangre de guardián y lo liberaba sobre los demonios que avanzaban, volándolos a pedazos.
*****
Yuuhi bajó el espejo de las almas de Hyakuhei, que habÃa desviado la mirada en la decepción.
La voz de Hyakuhei permaneció tranquila. "No importa, el hechizo sólo durará un par de horas desde que el Tenshi fue destruido." No hubo arrepentimiento, pues tendrÃa muchas más oportunidades y capturarÃa a la sacerdotisa, abrió la palma de su mano revelando los pequeños fragmentos de cristal que eventualmente la traerÃa a su alcance.
Aún vendrá a mÃ. Dijo en una voz seductora mientras Yuuhi miraba de nuevo al espejo.
*****
Toya estaba tan molesto que ni siquiera notó que las nubes oscuras habÃan desaparecido y el sol brillaba una vez más sus rayos de sol tardÃo. Extendió la mano, acercando a Kyoko de modo que su cabeza descansara sobre su muslo mientras se arrodillaba. No podÃa ver ninguna herida, pero el hecho de que ella se habÃa desmayado lo estaba asustando. No prestó atención a los demás mientras se agolpaban alrededor de él.
Kamui se arrodilló al lado de Toya. "¿Ella está bien?" Ãl miró a Kyoko con un resoplido en su voz: -Se suponÃa que debÃa protegerla -susurró mientras le tocaba la mejilla con la punta de los dedos-Kyoko, por favor despierta Para arriba... para mÃ... ven... ¿por qué no se despierta? El temblor en la voz de Kamui emitió la culpa que sentÃa por no salvarla.
Shinbe fue quien contestó. "Reconocà al adorable demonio que estaba con ella, estudié sus secretos hace un tiempo, se llama Tenshi, es muy débil en ataques fÃsicos y puede ser destruido fácilmente, su poder real es un hechizo de amor engañoso". Dirigió su siguiente pregunta hacia Toya. "No la besó ¿verdad?
Toya asintió, recordando el destello de celos que le habÃa disparado cuando la bella criatura masculina se atrevió a besar a Kyoko.
Shinbe suspiró y se golpeó la mano sobre los ojos antes de mirar entre sus dedos: -Puede que tengamos un problema cuando despierte.
Toya sintió que le temblaba el estómago ante la idea de que Kyoko fuera herida de alguna manera. "Shinbe, ¿qué le pasa a ella? ¿Qué tipo de hechizo fue el que el bastardo le puso? ¿Hay algún modo de que podamos ayudarla? ¿Un antÃdoto o algo asÃ?" Preguntó con calma, sin apartar los ojos de ella por miedo a que se le parara la respiración. Nunca se habÃa sentido tan adormecido en su vida eterna.
"Bueno, el Tenshi le puso un hechizo de amor cuando la besó, eso es lo que sé. Probablemente iba a llevarla a Hyakuhei cuando ellos comenzaron a caer en ese vacÃo que se habÃa abierto. El hechizo no deberÃa durar mucho tiempo. "Shinbe lanzó una mirada preocupada a Toya, esperando que sus estudios fueran precisos... por todos ellos.
Toya frunció el ceño mientras se alejaba un par de centÃmetros de ella y se puso de pie. Su corazón aceleró su ritmo mientras le preguntaba: "¿Qué tipo de hechizo es un hechizo de amor y por qué Hyakuhei quiere que Kyoko se encuentre sometida?" Entonces se le ocurrió lo que habÃan sido las intenciones de Hyakuhei. Sus manos se cerraron en un puño mientras sus ojos se abrieron y luego se estrecharon, "¡Maldito sea ese bastardo! ¡Lo voy a matar!"
Se sentó en el suelo junto a Kyoko. "Bueno, ¿qué pasará cuando se despierte ahora que Hyakuhei no está aquÃ?" Toya trató de esconder la furia que sentÃa ante la idea de que Hyakuhei quisiera a Kyoko.
Shinbe se inclinó sobre ella. "Vamos a averiguar." Golpeó a Kyoko en la mejilla suavemente. Kyoko, cariño, despierta. Sonrió cuando sus ojos empezaron a vibrar. Suki se sentó a su lado esperando que Kyoko se concentrara, esperando a ver si estaba bien.
La visión de Kyoko estaba borrosa al abrir los ojos. Le dolÃa el pecho. Levantó la mano, colocándola sobre su corazón y cerró los ojos por un segundo. Entonces oyó a Shinbe.
"Kyoko, ¿estás bien?" Shinbe se inclinó sobre ella, ahora enfocándose mientras lo miraba.
Kyoko lo miró por un momento, sintiendo que cada nervio de su cuerpo cobró vida. Dios, Shinbe era hermoso con su largo pelo azul de medianoche colgando alrededor de su cara perfecta. Sus ojos parecÃan cristales de amatista mientras la miraba. "Estoy bien." Kyoko se colocó en una posición sentada y envolvió sus brazos alrededor de su cuello deseando acercarse a él. -Oh, Shinbe, te quiero mucho.
Los ojos de Shinbe brillaron de pura alegrÃa mientras Kyoko se apretaba contra él. Olvidando que todo el mundo estaba observando, le devolvió la sonrisa y le preguntó: "Kyoko, querida. ¿Tendrás a mi hijo?"
Kyoko sonrió, "Me encantarÃa." Esperó mientras Shinbe avanzaba con su mirada de amatista en los labios. En ese momento, el arma de Suki aterrizó en la cabeza de Shinbe haciéndole marear. Ãl se quedó sin aliento mientras se desmayaba.
Kyoko frunció el ceño cuando Shinbe aterrizó en un montón a su lado. Con ligera confusión se volvió para mirar a Suki, que estaba tendiendo su arma en el suelo con una mirada de presunción. "Aaah, Suki," Kyoko se arrastró hacia ella, sonriendo sensualmente todo el tiempo. Alzando la mano, apretó la mejilla de Suki con la palma de su mano. "Eres tan hermosa."
Los ojos de Suki se hicieron enormes mientras se arrastró hacia atrás intentando escapar pero Kyoko se arrastró hacia adelante siguiéndola, todavÃa sonriendo.
Toya se sentó allÃ, demasiado atónita para hacer algo. Acaba de ver a Kyoko perseguir a Suki con enamoramiento.
"Toya, ¿puedes llamarla por favor?" Suki sonaba como si estuviera más asustada de Kyoko que de cualquier demonio que la habÃa asustado, incluso en la batalla.
Toya sonrió al acercarse y agarró a Kyoko por detrás, envolviendo sus manos alrededor de su cintura y tirándola de Suki, colocándola justo en su regazo. Le sonreÃa a Suki hasta que Kyoko se dio la vuelta en su regazo, a su lado.
Su mundo se detuvo bruscamente mientras Kyoko sostenÃa su mirada. El amor que brillaba en sus ojos de esmeralda para él le hacÃa doler los pulmones y su corazón se sentÃa como si alguien lo hubiera pateado. Toya no podÃa respirar. Era la mirada que anhelaba y que a menudo habÃa soñado. Ahora estaba ella, mirándolo en la cara. Kyoko... estaba enamorada de él.
"Toya..." Susurró suavemente, "Por favor, bésame". Antes de que pudiera cumplir con su dulce petición, Kyoko se habÃa apoyado en él, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello. Ella murmuró las palabras: "Te amo", justo cuando sus labios descendÃan sobre los suyos.
Toya sintió que una sacudida de placer pasaba por su cuerpo como si acabara de morir y volviera a la vida. Cuando ella abrió sus labios a él, él no podÃa dejar de meter su lengua profundamente en ella, cediendo al beso de toda una vida, buscando todos los lugares escondidos que habÃa anhelado encontrar. Ãl aspiró su aliento caliente cuando su beso trató de dominar la suya.
Sus brazos acercándose a ella los acercaron aún más cuando una oleada de posesividad se precipitó por sus venas. Su pequeña mano se habÃa enrollado en su cabello, donde lo agarró, manteniéndolo cautivo.
Shinbe recuperó la conciencia. Sentado, sus ojos seguÃan las miradas aturdidas de Kamui y Suki. Volviéndose a mirar, su mandÃbula cayó. ParecÃan dos amantes totalmente entre sà y sin saber que estaban siendo observados. Shinbe se acercó y agarró el brazo de Suki, sacudiéndolo para llamar su atención aunque sus ojos seguÃan fijos en la pareja.
Suki giró la cara ligeramente para hacerle saber que ella reconoció que le temblaba el brazo pero sus ojos seguÃan fijos en Toya y Kyoko. Ninguno de los dos podÃa creer lo que estaban presenciando.
Shinbe trató de salir de ella sacudiendo la cabeza para borrar los sucios pensamientos que amenazaban con hacerse cargo. Usando su mejor juicio, se inclinó hacia Suki. -¿No crees que deberÃamos detenerlo antes de que llegue demasiado lejos? Susurró honestamente sintiéndose como un voyeur. "Quiero decir, una vez que el hechizo se desvanezca y Kyoko vuelva a la normalidad, ella se enfadará si no está todavÃa en una sola pieza." Shinbe sabÃa que Suki captarÃa el doble significado.
Suki se sonrojó al mirarle. "SÃ, estoy feliz de que la haya detenido antes de que ella me hiciera eso." Ella sonrió.
Shinbe arqueó una ceja, preguntándose qué diablos habÃa perdido.
Kamui, que habÃa estado observando silenciosamente con asombro, escuchó el comentario de Suki. No podÃa evitarlo... la idea de que Kyoko llevara a Suki en un candelero asÃ. Lo envió a un ataque de risa que trató de callarse, pero no pudo.
Shinbe y Suki rieron mientras Kamui se reÃa de su cabeza tonta, pero Suki volvió a mirar a Toya, viendo cómo su cuerpo ya estaba empezando a moverse en un ritmo seductor contra Kyoko. SabÃa que tenÃan que intervenir de alguna manera.
Toya estaba en el cielo, tomando todo del beso que podÃa. Ãl tomó el beso aún más profundo como su pasión rompió en llamas. La necesidad de hacer Kyoko su chisporroteo dentro de su sangre de guardián. Lanzó un gruñido bajo cuando su mano le agarró la nuca. Sus dedos se abrieron a través de su cabello mientras él la atraÃa hacia el beso ahora exigente.
La manera en que ella estaba sentada sobre él con las piernas a cada lado de él, podÃa sentir su calor contra su creciente necesidad. Toya puso su otro brazo sobre su espalda mientras se apoyaba contra ella. La sensación le hacÃa perder el control. Era ajeno a todo excepto a su necesidad de tener todo de ella.
El olor estimulante del deseo que estaba dando le dejó saber que estaba lista para convertirse en su... para siempre. Todo lo que necesitaba era estar dentro de ella... profundamente dentro de ella.
Shinbe y Suki se dieron cuenta de que habÃa ido lo suficientemente lejos y podÃan decir que ya no estaba en control. Shinbe se levantó y Suki se levantó junto a él, sus sonrisas desaparecidas. Ambos tenÃan miedo de acercarse. Ya no era gracioso.
"Toya, por favor, para esto de inmediato. Recuerda... Kyoko está bajo un hechizo y no sabe lo que está haciendo ¡Toya!" Shinbe gritó, con la esperanza de que no era demasiado tarde. Dio un rápido paso atrás cuando Toya levantó la cabeza.
Los ojos de Toya se volvieron de plata y luego se tiñeron de rojo mientras gruñÃa, enviando una advertencia para que retrocedieran.
Shinbe dio un paso al frente de Suki protectoramente. "Eso no es Toya," siseó mientras agarraba su bastón tan fuerte que sus nudillos se ponÃan blancos. Necesitaba encontrar una forma de sacar a Toya de su actual estado de ánimo antes de que las cosas fueran demasiado lejos.
"No tengo miedo del lado demonÃaco de Toya," Kamui frunció el ceño y comenzó por ellos con toda la intención de tomar Kyoko de su hermano. Se detuvo cuando Suki le agarró un brazo y Shinbe le agarró el otro.
-¡No, Kamui! -gritaron al unÃsono.
El corazón de Suki estaba latiendo rápidamente por miedo a sus dos amigos. "¡Maldito Hyakuhei y sus maldiciones!" Ella intentó una vez más hacerle entender. "Toya, ella te odiará si la tomas mientras ella no sabe lo que está haciendo. Por favor intenta ponerte bajo control." Endureció su voz, "Tienes que dejarla ir".
La mirada de Toya se volvió hacia Suki con enojo mientras las palabras llegaban lentamente a través de la neblina del deseo y penetraban en su subconsciente. El color peligroso retrocedió de sus ojos, volviéndolos a oro lÃquido. De mala gana volvió su atención a Kyoko con un corazón destrozado. Casi lo perdió de nuevo cuando ella presiono hacia abajo, el calor abrasador sobre su erección dura como roca.
Los ojos de Kyoko estaban vidriosos con una pasión desenfrenada y podÃa oler el olor de su necesidad. La mirada de Toya se suavizó en la comprensión. Ella le estaba esperando para hacerle el amor. Lo deseaba tanto como él la deseaba.
Era todo lo que podÃa hacer para no agarrarla y marcharse con ella. Pero con toda la fuerza de voluntad que habÃa dejado en él, comprendió la verdad de las palabras de Suki. Kyoko lo odiaba. Ya la habÃa besado contra su voluntad, ¿y ahora esto? Toya la apartó suavemente y se levantó; Cerrando los ojos ante la mirada rechazada que ahora le estaba dando.
Kyoko no entendÃa por qué la estaba dejando. Se estiró para agarrar su camisa, deseando que se quedara. Se sentÃa como si su mundo se rompiera si él la dejaba. "Toya, por favor, te quiero." Sus ojos se empañaron mientras intentaba hacer que él la mirara. Ella susurró con una voz confundida, "No me dejes."
Toya se habÃa congelado en su lugar, incapaz de alejarse de su mano. Trató de recordarse a sà misma que habrÃa dicho lo mismo a Hyakuhei si no hubiera roto la barrera antes de que desapareciera en ese vacÃo. Sus garras se clavaron en las palmas de sus manos y dibujaron sangre y trató de concentrarse en el dolor para ayudar a estabilizar su fuerza de voluntad.
Suki se acercó detrás de Kyoko y se aferró a ella, miró a Toya. -Quizá deberÃas irte por un rato hasta que se acabe el hechizo y ambos estarán bajo control nuevamente. Ella asintió con la cabeza hacia los árboles, esperando que escuchara por una vez.
Toya bajó la cabeza... su pelo oscuro apenas ocultando la necesidad en sus ojos de todo el mundo viendo. Dios, él querÃa reclamarla, querÃa marcarla allà y luego... pero Suki tenÃa razón, Kyoko no estaba en este momento. Ella sólo lo odiarÃa más tarde y no querÃa eso. Apretó los dientes con su contención. Si alguna vez tomaba a Kyoko por su cuenta, nunca la devolverÃa. Ella serÃa su... por la vida.
Suki jadeó ante la mirada de Toya cuando finalmente levantó la cabeza para mirar a Kyoko. Era una mirada de iluminación y apenas suprimido el hambre... la plata en sus ojos coincidÃa con los reflejos plateados que rayaban su pelo de ébano.
Ãl dio un paso adelante, sus ojos sólo para Kyoko mientras se inclinaba, besándola suavemente en los labios antes de susurrar las palabras, "Lo siento", en contra de ellos. Luego, con todo el autocontrol que sostenÃa dentro de su cuerpo, se volvió y desapareció en el bosque.
Suki suspiró mientras Kyoko empezaba a llorar. Su pequeño cuerpo temblaba mientras lloraba. Ella puso su mano en el hombro de Kyoko y miró a Shinbe sin saber qué hacer. Su propio labio inferior tembló cuando notó que la espalda de Shinbe estaba ahora vuelta hacia ellos y sus hombros estaban tensos.
Kamui también se habÃa vuelto muy tranquilo; Ya no pensaba que era gracioso. HabÃa demasiada verdad detrás de esta situación y estaba rompiendo su corazón.
*****
Kyou inhaló el aire que sólo hace un momento tenÃa el hedor del desove de su enemigo. El olor habÃa cambiado rápidamente a medida que volvÃa el sol y podÃa oler a la sacerdotisa. Su olor se deslizó hacia él, llevado por la brisa, pero también pudo detectar el inconfundible olor de sus lágrimas. Siguiendo el aroma agridulce, la buscó.
No querÃa que nadie la trastornara y por alguna razón, el pensamiento de su llanto hizo que su ira se manifestara. ¿Qué habÃa ocurrido para traer lágrimas a sus ojos de esmeralda? Su rostro tranquilo no mostró ninguna emoción, pero su instinto protector surgió mientras volaba en la dirección que el olor de Kyoko venÃa.
Toya no habÃa ido lejos cuando sintió que alguien se acercaba. Le dio un silbido enojado... su inquietud aumentando. El olor de Kyou se acercó cada vez más. Estaba sin prisas y tranquilo mientras pasaba por encima de él, moviéndose en la dirección de Kyoko. Con un gruñido, Toya se volvió y corrió hacia donde habÃa dejado a Kyoko y los demás.
En tan sólo unos pocos segundos fugaces, Kyou miró frÃamente al grupo desde una altura en la que no serÃa detectado. La mujer-niña estaba de rodillas llorando mientras el asesino de demonios estaba poniendo una mano en su hombro, tratando de consolarla. Shinbe y Kamui parecÃan tranquilos y sólo permanecieron observándolos desde lejos.
PodÃa sentir el olor de la persistencia de Toya expedido pero no podÃa verlo en ninguna parte. También podÃa oler el deseo de Toya aún colgando en el aire.
Seguramente, su estúpido hermano no habÃa tratado de hacerle daño a la chica. Kyou silenciosamente querÃa que Kyoko lo mirara, enviando el pensamiento a su mente mientras él la miraba en silencio, sin emoción mostrándose en el exterior. Su corazón latÃa más rápido cuando levantó una cara con lágrimas para encontrarse con su mirada.
Kyou miró con frialdad a los que estaban a su alrededor. Todos los ojos se volvieron hacia él mientras su voz descendÃa del aire. "¿Quién se ha atrevido a hacer daño a esta chica?" Su voz tranquila desmintió el peligro en el que estaban... para quien la habÃa herido pagarÃa.
CapÃtulo 4 "Sentimientos Peligrosos"
Kyoko alzó la vista y oyó la voz en su mente diciéndole suavemente que lo hiciera. Sus lágrimas reflejaban la luz como brillantes diamantes mientras veÃa a Kyou flotando por encima de ella y le dirigÃa una sonrisa de adoración.
Suki se puso tensa ante la mortÃfera pregunta de Kyou y lo miró fijamente. Ella negó con la cabeza, "No fue ninguno de los guardianes la que la hirió, fue tu tÃo Hyakuhei, él lanzo un hechizo sobre ella." Suki cuadró sus hombros, enojada con él por acusarlos de herir a Kyoko. Mató al demonio que lanzó el hechizo para que Kyoko esté bien dentro de un par de horasâ.
Se puso frente a Kyoko, tratando de bloquear a su amiga desde la vista de Kyou. Después de que Kyoko le dijo más temprano sobre Kyou besándola... Bueno, ella no querÃa que Kyoko tuviera ideas ahora mismo. Ella le permitirÃa besar a Shinbe primero si llegaba a eso, asà que ella bloqueó su vista y cruzó sus brazos sobre su pecho como si estuviera de guardia.
Kyou sonrió frÃamente a Suki pero sus ojos se estrecharon, lo que envió una advertencia al corazón de Shinbe. Se puso de pie junto a Suki, añadiendo al bloqueo de la visión de Kyoko de su poderoso hermano, pero también para apartar su atención de Suki y acercarse a él.
Kamui se quedó en silencio detrás de todos ellos y comenzó a moverse hacia adelante para unirse a ellos, pero Kaen se paró frente a él de la nada en advertencia. Miró a los espÃas del fuego antes de deslizar esa mirada hacia su hermano mayor.