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Licencia Para Amar
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Licencia Para Amar
Hilton Aurelia

Eric Parker no es un hombre para establecerse. A еl le gustan sus mujeres como le gusta su trabajo: Rаpidas, satisfactorias y listas para irse cuando llega la ma?ana. No es que no le gusten las mujeres, al contrario le encantan. Pero еl vive la vida a su manera. Su licencia de conducir estа vencida. Es hora de ir al Departamento de Veh?culos Motorizados... Erika Parks se estа cansando de los hombres. Ha salido con varios, pero todos han tenido el mismo gran defecto: ninguno ha podido complacerla sexualmente Erika Parks y Eric Parker entran en el Departamento de Veh?culos Motorizados al mismo tiempo. Еl no puede quitarle los ojos de encima. Ella estа hipnotizada por su voz. ?Serа que estos dos son el uno para el otro? ADVERTENCIA: Este libro forma parte de la serie de novelas romаnticas, apasionadas y sexys  de Aurelia Hilton... Esta pareja subirа la temperatura... Descubre cоmo contin?a la apasionada historia de Eric y Erika… Eric Parker no es un hombre para establecerse. A еl le gustan sus mujeres como le gusta su trabajo: Rаpidas, satisfactorias y listas para irse cuando llega la ma?ana. No es que no le gusten las mujeres, al contrario le encantan. Pero еl vive la vida a su manera.. Su licencia de conducir estа vencida. Es hora de ir al Departamento de Veh?culos Motorizados... Erika Parks se estа cansando de los hombres. Ha salido con varios, pero todos han tenido el mismo gran defecto: ninguno ha podido complacerla sexualmente como ella podr?a complacerse a s? misma. Con Adam, el chico mаs reciente, hab?a pasado lo mismo. Ni siquiera vivieron juntos un mes. Ahora estа sola y tiene que enfrentarse a la vida sin ayuda. El primer paso es renovar su nueva licencia de conducir. Erika Parks y Eric Parker entran en el Departamento de Veh?culos Motorizados al mismo tiempo. Еl no puede quitarle los ojos de encima. Ella estа hipnotizada por su voz. La tensiоn entre ellos es insoportable. No serа fаcil para Eric pues ella no es como las otras mujeres que ha seducido antes. Sus trucos habituales no funcionarаn con ella. Eric ni se imagina que solo su voz excita a Erika. Nunca se hab?a sentido as? antes. Eric estaba seguro de que siempre mantendr?a el control. Erika pensо que ning?n hombre podr?a darle placer. ?Serа que estos dos son el uno para el otro? ADVERTENCIA: Este libro forma parte de la serie de novelas romаnticas, apasionadas y sexys  de Aurelia Hilton... Esta pareja subirа la temperatura... Descubre cоmo contin?a la apasionada historia de Eric y Erika…

Licencia para Amar

?ndice

© 2019 Aurelia Hilton (#u683394d4-a331-509e-aed1-e47bbb007e38)

1. Erica (#u6ef25b10-5288-5fba-98db-1d619febffa5)

2. Eric (#u57e57309-88ba-52ad-9e6c-0ff27f52532e)

3. ?Puedo llevarte? (#litres_trial_promo)

4. Toda la noche (#litres_trial_promo)

5. Licencia para amar (#litres_trial_promo)

Mantengаmonos en contacto (#litres_trial_promo)

© 2019 Aurelia Hilton

Esto es una obra de ficciоn. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginaciоn del autor o se utilizan de manera ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, negocios, compa??as, eventos o locales es pura coincidencia.

Para obtener informaciоn sobre los descuentos especiales disponibles para compras al por mayor, promociones de ventas y recaudaciоn de fondos, pоngase en contacto con Aurelia Hilton en aureliahiltonofficial@gmail.com.

Erica

Suena la alarma. Erica Parks abre suavemente los ojos para ponerla en pausa. Sab?a que no se volver?a a dormir, pero disfrutaba de estar acostada all? por unos momentos, visualizando mentalmente el d?a por venir con los ojos cerrados. La ciudad se mantuvo despierta toda la noche. Los sonidos de la gente, los automоviles y el ruido del trаfico de la ma?ana atravesaban sus cortinas.

Luego de vivir seis meses en Nueva York, por fin empezaba a sentirse establecida. Su trabajo como asistente en una editorial era un trabajo de ensue?o para ella, uno por el que no dudо en hacer las maletas y abandonar su ciudad natal. Trajo consigo todo lo que ten?a, incluyendo a su novio Adam con el que ten?a 3 a?os de relaciоn. Se conoc?an desde mucho antes de que empezaran a salir, y Erica hab?a fantaseado con una larga vida junto a еl.

Se sent?a cоmoda y tranquila, mientras se revolcaba en sus sаbanas. La luz segu?a siendo tenue y silenciosamente se colaba en su habitaciоn a travеs de las cortinas. A su lado se encontraba una almohada vac?a. Esa almohada hab?a permanecido fr?a durante 5 de los 6 meses que ella llevaba viviendo all?. Adam hab?a aceptado mudarse con ella, pero no hab?an descubierto lo diferentes que eran hasta que comenzaron a vivir juntos.

Еl sоlo viviо con ella durante un mes. Las diferencias entre ellos hab?an comenzado antes de que se mudaran. Erica ten?a un trabajo incre?ble esperаndola, en cambio a еl no lo aguardaba nada. Ella estaba ansiosa por apoyarlo durante el traslado, pero еl ya se hab?a dado por vencido antes de que llegaran. Erica sab?a que еl se estaba desmoronando, sin embargo no fue capaz de decirle: "Quеdate en Kansas City". Quizаs si lo hubiera hecho hubiese sido mаs fаcil para ambos

Mirо la almohada vac?a, recordando los buenos momentos que viviо con Adam. Momentos de diversiоn y amistad, aunque entre ellos siempre faltaba algo y ella lo supo desde el principio. Con todos los hombres con los que hab?a salido se sent?a as?: faltaba algo. Odiando admitir la verdad, Erica dejо que su mente vagara a travеs de cada relaciоn; desde el principio hasta final, buscando la pieza que faltaba. Ella siempre supo lo que era. En todas sus relaciones, ning?n hombre la hab?a hecho correrse. Era una farsante. Ten?a la expresiоn mаs hermosa en su rostro mientras fing?a un orgasmo con sus novios y amantes. Era una gran actriz, bastante convincente.

Desde hace mucho tiempo hab?a abandonado la idea de que un hombre le provocara un orgasmo. Siempre se daba placer as? misma, con sus propias manos. Cuando se met?a en la cama con un hombre, no sent?a nada. Las caricias eran agradables, la conexiоn se sent?a bien, pero jamаs llegо a sentir ning?n arrebato de еxtasis que la dejara totalmente satisfecha. Despuеs de estar con alg?n amante, ella encontraba un lugar, tranquilo y solo para terminar el trabajo.

Con Adam ocurriо lo mismo. Tres a?os saliendo con еl y ni un solo orgasmo que Erica no se hubiera dado a s? misma. ?Cuаl era su problema? ?Por quе no pod?a correrse con un hombre? Mientras miraba la almohada estos pensamientos se agolpaban en su mente, pero ella decidiо evaporarlos acariciаndose un poco.

Sus piernas empezaron a retorcerse bajo las sabanas mientras elevaba las rodillas hasta el pecho, arqueando la espalda. Se quitо la camiseta que llevaba puesta y la tirо al suelo. Comenzо a pasar sus dedos sobre su vientre con suavidad y delicadeza, luego empezо a acariciarse los senos hasta que sus pezones se fueron endureciendo. Le dio a cada uno un pellizco y los retorciо, sintiendo poco a poco una oleada de electricidad ascender entre sus muslos. Antes de tocarse el co?o, le gustaba estar bien caliente. Sab?a quе hacer para encenderse, a diferencia de todos los hombres con los que hab?a salido.

Llevо una de sus manos hacia la parte baja de su espalda, dejando que sus dedos palparan mаs allа del elаstico de sus bragas para acariciar cada nalga. Sent?a un cosquilleo muy placentero en sus caderas y su trasero mientras mov?a suavemente sus dedos de un lado a otro sobre los min?sculos vellos de su piel, en esa zona tan suave parecida a la piel de un melocotоn. Dejо que el costado de su mano se frotara entre sus nalgas, acercаndose lo suficiente para rozar el lugar donde su trasero se encuentra con la humedad y el calor de su co?o.

Ya estaba caliente e hinchada. Se quitо las bragas y las lanzо cerca de su camisa para dormir. Sus rodillas, que estaban debajo de sus sаbanas ahora apuntaban hacia el techo. En ese instante comenzо a separar las piernas poco a poco. Sus manos comenzaron a acariciar cada pierna, con las palmas presionaba la parte interior de cada muslo. Subiо una de sus manos hasta sus senos para pellizcar sus pezones mientras que con la otra mano se acercaba a los pliegues de su flor.

Estaba muy caliente. Puso su mano sobre su vello p?bico para capturar la sensaciоn de todo el calor que surg?a entre sus piernas. Mientras retorc?a su pezоn enviaba oleadas de placer a su co?o y no pod?a resistir mаs. Le gustaba aguantar todo lo que pod?a, se embriagaba hasta el еxtasis y retrasaba el momento de entrar en contacto con su humedad. Finalmente deslizо su mano suavemente en la hendidura entre sus piernas.

Estaba lista. Rozо con su dedo medio el borde de su hendidura y sintiо intensamente una sacudida placentera cuando palpо su humedad. Estaba muy mojada. Cada movimiento que hac?a cada caricia y giro de su cuerpo, la mojо mаs. Ella estaba lista para el еxtasis que estaba a punto de sentir. Su flujo se sent?a suave, ligero y ardiente. Con su dedo medio lo esparciо lentamente por toda su hendidura.

Ahora era el momento de concentrarse en su cl?toris. Deslizо su dedo fаcilmente para tocar sus labios hasta rozar la capucha caliente e hinchada en la parte superior de su co?o. Su clitor? saltо a su mano, listo para ser tocado. Empezо a presionar suavemente y a sentir cоmo respond?a a la punta de su dedo. Fue un peque?o juego que la calentо mаs antes de que empezara a dibujar peque?os c?rculos sobre еl.

Al principio siempre comenzaba con ligeros toques. A veces se imaginaba a un hombre en medio de sus piernas. No pod?a ver quiеn era, solo se imaginaba su silueta y su cabeza entre sus muslos. Mientras presionaba un poco mаs fuerte y hac?a el c?rculo un poco mаs grande, se imaginaba que el hombre empujaba suavemente su lengua contra ella. Lo pod?a ver con claridad, imaginaba la sensaciоn de las mejillas de еl junto al muslo de ella y su nariz aspirando su olor. Cuanto mаs se imaginaba esto, mаs caliente y h?meda se pon?a. Los c?rculos se hicieron mаs grandes hasta que ya no eran c?rculos. Comenzо a frotar frenеticamente su cl?toris y abriо sus piernas un poco mаs. Arqueо su espalda y dejо que su cl?toris rozara el colchоn. Al moverse as?, se imaginо la cara del hombre enterrando la lengua en su centro mаs y mаs.

Erica comenzо a mover sus caderas sin cesar. No pudo contenerse mаs y empezо a retorcerse bajo las sabanas mientras su mano acariciaba a su cl?toris sin parar. A medida que se acercaba al orgasmo ya no lograba visualizar al hombre. Sucumbiо al еxtasis y se abandonо a la sensaciоn de placer que estallaba con intensidad en su cuerpo.

Con las piernas bien separadas, las plantas de sus pies presionadas en el colchоn, Erica arqueо la espalda y sintiо el ascenso del orgasmo en su cuerpo. Fue ascendiendo desde su cl?toris, que era presionado por su dedo con suavidad y rapidez, y estallо desde su torso hasta su pecho. Fue como un r?o de agua cаlida y vibrante.

Su cuerpo se sacudiо hacia adelante al llegar orgasmo y su mano comenzо a reducir la velocidad de su toque al sentir la descarga de placer. No emitiо ning?n sonido, solo profundas respiraciones y exhalaciones que expresaban su alivio.

Ella sab?a cоmo provocarse un orgasmo, era buena dаndose placer. Se acostо en la cama, con el co?o todav?a palpitando. Puso su mano sobre su vello p?bico de nuevo para sentirse a s? misma. Ya no estaba caliente, pero segu?a hinchada y muy h?meda. La humedad se hab?a extendido por todo el vello, haciеndolo pegajoso. Se llevо la mano al rostro para aspirar lentamente su olor. Le ol?a bien, aunque no pod?a comparar su olor con otro, pues nunca hab?a estado con otra mujer.

Le gustaba su ?ntimo aroma y disfrutaba aspirarlo despuеs de un orgasmo. Era una prueba de su еxtasis. Dаndose la vuelta mirо el reloj. Todav?a ten?a tiempo de prepararse. Pod?a o?r a su compa?ero de apartamento arrastrando los pies en la cocina. Cuando Adam se marchо, ella tuvo que buscar un compa?ero de apartamento. Era un buen tipo y ten?a un empleo estable. La ?nica cosa que ten?an en com?n era su amor por los hombres. Al principio compartieron momentos de cercan?a, se quedaban despiertos hasta altas horas de la noche, amenizando sus veladas con grandes cantidades de alcohol y karaoke. Pero en los ?ltimos meses, se hab?an convertido en una pareja de viejos casados y tranquilos que dorm?an en diferentes habitaciones.

Sentada en la cama y buscando algo para echarse encima antes de salir a tomar un cafе, Erica comenzо a repasar mentalmente la lista de actividades pendientes. Pagar el alquiler. Ir a trabajar a las 10. Conseguir papel higiеnico. Oh, rayos. El DMV. Erica hab?a olvidado que ten?a que ir al DMV para obtener una nueva licencia de conducir.

Cuando planeо mudarse a Nueva York, no ten?a intenciоn de quedarse con su auto. Pensо que no ser?a necesario en una ciudad donde la gente se traslada en metro, taxis y camina por todos lados ?no? Al mudarse a un nuevo estado, ten?a que decidir quе hacer con еl y Adam insistiо en que lo conservara por si acaso. Su apartamento estaba lejos de la oficina en la que trabajaba y le ofrecieron estacionamiento gratuito. Solo conduc?a hacia y desde el trabajo.

Desde que viv?a en la Gran Manzana, hab?a dejado para despuеs la obtenciоn de su licencia de conducir de Nueva York y su antigua licencia ya se hab?a vencido. Ella ya hab?a pedido permiso en su trabajo para ocuparse de este asunto y ten?a que hacerlo. Aunque no le agradaba en absoluto la idea de sentarse durante horas, en un mugriento DMV en alg?n lugar de Brooklyn, pero hoy tendr?a que hacerlo.

Se puso unos jeans negros ajustados que acentuaban su redondo y hermoso trasero. Le encantaban estos pantalones, pues resaltaban su figura y la hac?an sentir sexy. Los combinо con una camisa de seda; sin duda, era un atuendo que el jefe aprobar?a en la oficina. Buscо sus zapatos que estaban en la sala donde los hab?a dejado tirados la noche anterior.

Harold ya estaba untando su tostada con mantequilla, mientras preparaba el cafе.

"Buenos d?as, Mi rayo de sol". Dijo. "La tierra dice hola. Toma un poco de cafе, cari?o". A Erika le encantaba despertarse con la maravillosa actitud positiva de Harold. Era inspirador y lo necesitaba antes de ir al DMV de Flatbush. Charlaron un rato durante el desayuno sobre el d?a que ten?an por delante y de lo tedioso que era acudir a la oficina de veh?culos motorizados.

Erika empacо lo que necesitaba para su d?a. Ten?a su computadora portаtil a mano, quizаs podr?a adelantar algo de trabajo mientras esperaba. Como era una mujer relativamente organizada, ya hab?a investigado todo el papeleo y los documentos, la constancia de residencia y toda la basura que necesitas para demostrar que existes y sabes cоmo conducir un auto.

Cuando iba de camino pensaba que todo lo que ten?a que hacer era terminar con esto y luego su vida volver?a a la normalidad. Al menos, eso era lo que ella cre?a.

Eric

Siempre se sent?a un poco impaciente la ma?ana siguiente. Lo hab?a hecho suficientes veces como para saber la rutina a seguir. La chica se despierta mаs tarde que еl y quiere volver a hacer el amor, lo que en algunos casos еl disfrutar?a. Todo depende de la chica. Luego desayunaran juntos y ella albergarа la novelesca esperanza de que еl sienta una conexiоn especial y que puedan vivir un romance de larga duraciоn. La mujer sol?a decir: "Llаmame" mientras Eric las acompa?aba a tomar un taxi en la acera de su edificio en el Upper West Side. La respuesta mаs honesta que pod?a dar era: "Te llamarе cuando pueda". Quer?a decir en pocas palabras, 'la pasamos bien y seguramente no tendrе tiempo de llamarte'.

Eric Parker no era un mal tipo, solo era un hombre claro y directo. Hab?a sido as? toda su vida, incluso de ni?o. Desde muy joven se hab?a ganado la fama de donjuаn. Creciо con ambiciоn y orgullo, inteligencia e ingenio y pon?a estos elementos en todo lo que hac?a. Era editor en jefe de una revista muy popular que detallaba la cultura moderna de la ciudad. Ten?a el dedo en el pulso de la ciudad y su trabajo era disfrutar y asegurarse de que otras personas tambiеn pudieran hacerlo. Trabajо duro para alcanzar su posiciоn actual y le gustaba su vida tal como la ten?a.

Eric, quiеn prefer?a las relaciones casuales en lugar de romances duraderos, hab?a perfeccionado el arte de una sola noche con una mujer. Esta ma?ana no era la excepciоn; no era ning?n novato. Cuando la mujer con la que hab?a pasado la noche tratо de preparar un desayuno para ambos, Eric le hablо sobre su apretada agenda y sobre su necesidad de ir al DMV para renovar su licencia.

"Estаs bromeando, ?no? ?El DMV? Eso suena como algo que se dice cuando quieres deshacerte de alguien. Quiero decir, pensе que la hab?amos pasado bien anoche". Esto dijo la mujer que estaba con Eric, pero en realidad era una excusa leg?tima. De verdad ten?a una cita con el DMV y estaba aliviado de tenerla, as? pod?a continuar su d?a y dar por terminada la confrontaciоn romаntica.

"No, en serio. Mi licencia ha caducado, ya me han dado una advertencia y me librе por poco de una multa". Еl no estaba mintiendo, pero ella no lo cre?a. Los tiempos desesperados requieren medidas desesperadas.

"Te dirе algo", dijo, "tal vez puedas entretenerme antes de que tenga que pasar varias horas de aburrimiento en una larga fila". La mujer comenzо a suavizarse a medida que Eric se acercaba. Еl estaba en el apartamento de ella en Brooklyn, el tragaluz mostraba unas nubes grises que anunciaban lluvia. Por lo general Eric no sol?a alejarse mucho de Manhattan, pero de vez en cuando le gustaba probar los sabores del resto de la ciudad y Brooklyn era un barrio de moda que se exhib?a a menudo en las pаginas de su revista.


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