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El doctor siguió mirándole burlonamente, como diciendo: «¿A mà que me cuentas?».
Bruno se irritó aún más:
¡Deje de mirarme asÃ, imbécil!
Entonces el otro, sin alzar la voz y sin levantarse de la silla donde se habÃa acomodado:
¡Mentiroso! De hecho estoy convencido de que ahora mismo Pittò esconde dinero de su padre mientras espera la quiebra.
¿Está loco o qué? âagarró el respaldo con ambas manos y tiró al suelo a Fringuella. Seguidamente se fue a buscar a su tÃo. En realidad se arrepintió al instante de la agresión: en el fondo el hombre estaba borracho y él ya no era un chiquillo. Sin embargo ya no podÃa disculparse: serÃa como aceptar que el director tenÃa razón en todo. Se quedó con el remordimiento.
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